MK y La Muerte #3
Espero que les guste~
Nota: Por lo que entendí, Azure y su grupo eran demonios antes de ser llevados por los celestiales, así que supongo yo que tienen alguna clase de alma
Nota-2: Tenía ganas de matarlos, no lo siento xD
-¿Listo para volver, pequeño mono?- preguntó suavemente, rompiendo el pacífico silencio que reinaba entre ellos.
-Si...creo que si...- estar allí, tranquilo, solo disfrutando del sonido del viento y de la hermosa imagen que creaban el campo de girasoles lo había ayudado de alguna manera, su mente se sentía más tranquila. Se levantaron de sus lugares pero todavía no hicieron amague de irse. -¿Que soy al final de todo?- la miro, esa era la pregunta más importante que rondaba por su cabeza, algo frustrado por no poder encontrar una respuesta.
-Eres la salvación de mucha gente- no había duda ni enojo en su tono.
-¿Eso no sería un problema para usted?- no pudo evitar enarcar una ceja.
-La muerte es algo natural...- tarareo, sus ojos perlados brillando con algo suave y casi triste. -...pero nadie merece encontrarse conmigo antes de tiempo- negó lentamente. MK tarareo, entendiendo, y pensando que para ser la muerte misma, era mucho más comprensiva y amable de lo que realmente había esperado. Se tambaleo y en un parpadeo, todo a su alrededor cambio, el paisaje llenos de girasoles cambiando por el de una sala muy familiar. No pudo evitar sonreír suavemente y con cariño al ver a todos sus amigos allí presentes. Pigsy estaba de brazos cruzados y lo más erguido posible, con Tang a su derecha apoyándose por completo en él y aprovechando ser más alto para apoyar su cabeza sobre la ajena, Mei acurrucada contra el lado izquierdo del demonio y con su espalda aun en mano, junto a ellos esta Sandy acurrucado en posición fetal y con Mo acomodado sobre su gran figura. Puede ver que su cuerpo esta sobre el sofá, Macaque y Wukong parados firmemente a cada lado, luciendo atentos a pesar del cansancio que se podía sentir en ellos. Se siente mal por haberlos preocupado, aunque no hay un arrepentimiento de haberse tomado algo de tiempo antes de volver.
-...voy a tener que acostumbrarme a eso...- señalo su aspecto de mono, sin saber exactamente cómo sentirse al respecto. Aun había muchas preguntas que no tenían respuesta y muchas dudas en su mente.
-Podrás hacerlo, tienes tiempo- tarareo ella, las comisuras de sus labios inclinándose ligeramente hacia arriba en una suave sonrisa. -¿Listo?- MK asintió, parándose lo más firme que podía. Aun estaba indeciso, nervioso y temeroso por el futuro incierto, pero no iba a rendirse, quería seguir avanzando. Muerte solo chasqueo los dedos, devolviendo el alma a su cuerpo. Sabía que ya no era necesaria allí, así que los miro y deseándole mentalmente suerte a todos los presentes, se alejo pero no para volver a su reino, sino para ocuparse de otra cosa primero. Así que fue a su nuevo destino, caminando con pasos firmes y tranquilos, ignorando lo destruido que todo se veía y de la sangre que manchaba el suelo, centrando su vista en los cuerpos tirados sin ningún cuidado. Había dos de sus demonios ya allí, llevándose las almas del elefante y del ave pero ella se centro en el león. -Hola Azure- se agacho con elegancia a su lado, sin estar muy sorprendida cuando los ojos rosas lucharon para fijarse en ella. Azure siempre fue resistente y aunque era obvio que ya no tenía salvación en esos momentos, no parecía estas dispuesto a irse así no más, luchando por mantener la conciencia.
-...Muerte...- jadeo. Estaba muy mal herido, algo destruido, y perdía mucha sangre. Solo era cuestión de tiempo.
-Tengo que decir que nunca espere tener que llevarme el alma de un soldado de los celestiales...mucho menos de tres...- miro de reojo a los otros dos, decidida a ignorar las quejas y gritos que venían de ambos. No querían irse así no más pero no tenían mucha opción. -...pero supongo que hasta yo puedo llevarme algunas sorpresas...- alzo su mano, la piel y musculo de esta desapareciendo lentamente hasta la altura de su muñeca, solo dejando ver el hueso blanco y puro. Movió suavemente los dedos, pudiendo sentir el miedo y la impotencia del demonio ante el ligero sonido de huesos. Lo miro con expresión en blanco, una capa de frialdad cubriendo sus perlados ojos. -Adiós~- toco con su huesudo dedo índice la frente ajena y envió su alma directamente a su reino, pensativa de lo que haría a continuación.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top