Malentendidos

Espero que les guste~

Nota: Creo que soy algo mala en situaciones de malentendidos pero igual, espero que haya quedado decente ^_^

Mei es la primera en sospechar que hay algo raro en su mejor amigo cuando el estridente sonido de una notificación de repente suena y MK se apresura en buscar su teléfono, su sonrisa en aumento ante lo que sea que ve allí, luciendo encantado y con los ojos brillantes de felicidad.

Nada de eso seria raro...si no fuera porque MK realmente nunca estaba muy atento a su teléfono fuera del horario de trabajo. Suele mirarlo más que nada para las direcciones que recibe con cada pedido, aunque a veces se distraía mirando videos o luciendo entretenido pero usualmente, tenía la tendencia a ignorarlo, especialmente cuando todos sus amigos más cercanos estaban a su lado y había cosas mejores para hacer.

Y ese es solo el inicio.

Pigsy es el siguiente en sospechar, enarcando una ceja con sorpresa y curiosidad al encontrarse con su único empleado sentado tras el mostrador en un raro momento de descanso, notando como sus dedos se mueven rápidamente y se ríe lo más silencioso posible para no llamar la atención. A pesar de sentirse como un chismoso, se inclino lo más disimulado que podía. Puede ver que esta en la aplicación de mensajes demasiado colorido para su gusto y por culpa del fondo de la conversación, no puede leer exactamente que dicen. Así que no le queda más que observar la sonrisa ajena y escuchar sus risas apenas amortiguadas.

Tang se une a la sospecha cuando, en medio de uno de los tantos relatos qué está haciendo, el teléfono ajeno suena y para su absoluta sorpresa, MK se apresura a atender, alejándose de los gritos del chef para poder escuchar sin esfuerzo. Él se le queda viendo, pudiendo notar como la sonrisa ajena se agrandaba con cada segunda y como, al fina de la conversación, empieza a dar saltitos de emoción.

Llegaron a una especie de limite cuando vieron la nueva y extraña campera qué ahora tenía puesta. Era muy parecida a una campera universitaria, mayormente rosa pero con detalles en blanco y negro, las iniciales de su apodo grabadas en el frente y sobre el corazón. Era simple y muy bonita, pero no parecía algo que MK usaría, muy diferente a su campera favorita ahora ausente.

Así que, cuando el horario de trabajo termina y la tienda al fin esta vacía, se deciden a preguntar, empujando al menor hacia uno de las mesas apenas todo está limpio y obligándolo a sentarse, ellos frente suyo.

-MK...- Pigsy decide romper el silencio, porque puede sentir la mirada del par en su nuca y sabe están esperando a que tome la iniciativa. -...¿hay algo que quieras decirnos?- le da la oportunidad de admitirlo sin necesidad de que pregunten directamente.

-No que yo sepa- el menor negó, luciendo genuinamente confundido.

-¡Es hora de que lo admitas!- Tang luce furioso y al borde de las lagrimas al mismo tiempo. El demonio a su lado gruño entre dientes, agarrando la ropa ajena para jalarlo bruscamente, ganándose un grito y un reclamo mientras el hombre cae al suelo. Se le puede escuchar murmurar algo sobre como su "bebé" había crecido muy rápido, aunque eso solo hace que el menor se siente más confundido que al principio.

-¡Tienes un novio y no nos los dijiste!- Mei termino el reclamo ajeno, apuntando con un dedo acusador al menor.

-¿Novio?- parpadeo. -Yo no tengo un novio o algo así- negó y solo porque él es horrible en mentir es que el demonio y la chica se desinflan un poco en sus lugares.

-¿No?- el de anteojos se asomo de su escondite, con la voz llena de esperanza y los ojos irritados por llorar.

-No, no lo tengo- bufo, un poco divertido por toda la situación por alguna razón. -¿Por qué pensarían eso?-

-...estabas muy apegado a tu teléfono...- Mei confeso con un ligero puchero, teniendo la decencia de lucir algo avergonzada pero por la manera en la que mira a su amigo, esta esperando una respuesta de algún tipo.

-¡Oh!- sus ojos brillaron con reconocimiento, palpando sus bolsillos con apuro hasta encontrar el aparato. -¡Encontré esta genial aplicación!- giro el teléfono para poder mostrarles y los tres no pudieron evitar parpadear. -Tiene múltiples comics asombrosos...- sonrío, enorme y animado. -...y también tiene la opción de publicar tu propio comic. Es super~- canturreo, riendo ligeramente.

-Oh...- la chica se enderezó con expresión en blanco, luego se inclino y golpeó su frente contra la mesa, gimiendo entre dientes. Se había equivocado y ahora, se sentía avergonzada.

-¿A quién le mandabas mensajes?- al diablo si suena entrometido, Pigsy quiere saber.

-A un amigo- jugo ligeramente con su celular, algo nervioso ante las miradas que se ganó con su respuesta. No tenía muchos amigos lejos de ellos. -Se llama Steven...- no lo habían conocido porque, en su momento, ambos habían estado más ocupados en conocerse y hablar. -...esta viajando en su camioneta pero me manda mensajes cada vez que puede...- rio ligeramente, recordando. -...aunque, desde ayer, solo me manda fotos de su mascota- su galería ahora tenía muchas fotos de un muy particular y algo grande león de pelaje rosa, quien te paso no parecía tener ningún respeto por la privacidad o por las cosas en general pero no iba a decirles eso, no por el momento.

-Oh...- Pigsy se relajo, encogiendose en su lugar y cubriendo ligeramente su rostro con una de sus manos. Era un metiche, qué vergüenza.

-¿Y la llamada?- Tang hizo un ligero puchero.

-Una amable señora que trabaja en la oficina de correos me llamo para avisarme qué había un paquete con mi nombre- el hombre enarco una ceja. -Hago entregas allí durante toda la semana, me conocen- la mayoría en la oficina, especialmente aquellos que hacían el pedido, eran amables y lo saludaban, hasta se sabían su apodo. -Steven me la envió, ¿no es linda?- hizo un gesto hacia su campera, eso era lo que venía en el paquete.

-Oh...- el de anteojos se escondió una vez más. Murmuraron disculpas y algunas excusas antes de levantarse para irse, avergonzados. Mientras MK los vio irse, divertido, riendo al mismo tiempo que si teléfono empezaba a sonar. Lo saco, su risa en aumento al ver el nombre que le mostraba el identificador. Estaba seguro que Steven se iba a reír con él.

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