Limite

Espero que les guste~

Nota: Tengo sentimientos contradictorios con respecto a Azure xD

Nota-2: ¿Quién entendió la referencia de este cap?

Nota-3: Creo...que acabo de matar a Azure y a su grupo. No me arrepiento de nada ^_^

Ser inmortal y tener buena memoria es algo malo, especialmente si eres Azure.

Hizo muchas cosas en el pasado, tiene un sendero detrás suyo lleno de pecados y cadáveres, acompañados de mentiras y traiciones, todo bañado en la sangre de culpables e inocentes por igual.

En su interior, porque se niega a admitirlo en voz alta, no está muy orgulloso de muchas de sus decisiones y sería hipócrita de su parte decir que no está arrepentido, estúpido también negar se esfuerza por ignorar la culpa que solo crece pero es lo mejor que puede hacer, ya que no puede retroceder en el tiempo, sin importar cuanto le gustaría poder hacer muchas cosas de otra manera.

Y esta enfrentando una nueva consecuencia, uno más para su larga y horrible lista.

La intención inicial de Azure no es dañar al chico, solo quiere utilizarlo, distraerlo para poder buscar a sus propios compañeros y liberarlos de la prisión en la que estuvieron por años. Ignora con esfuerzo la culpa que retuerce su pecho ante la sonrisa sincera y feliz de parte del menor que sabe que no se merece pero como siempre, no se permite retroceder.

Su plan va relativamente bien, con el chico y su extraño séquito entretenido buscando al dios, todos inconscientes de que él mismo está buscando a sus compañeros, sacándolos del pergamino en el que fueron encarcelados apenas tiene la oportunidad y entonces, solo le queda esperar. Debe encerrar a Wukong en un tablón para que no pudiera interponerse en su destino.

Duele un poco, porque fueron hermanos y le gustaría tenerlo a su lado cuando al fin cumpla su meta, pero Wukong ya lo traicionó una vez y no podía permitir que eso volviera a suceder, no cuando estaba tan cerca.

Todo se le sale un poco de las manos cuando los saca bruscamente del pergamino y esconde a Wukong en uno de los tablones de este. Se siente terrible ante la mirada llena de traición y dolor que el sucesor le dedica cuando se da cuenta de su traición pero no tiene tiempo de pensar en ello, no cuando él lo ataca con una velocidad y fuerza que realmente no esperaba.

Luchar contra el sucesor es nostálgico y doloroso, le recuerda mucho los buenos tiempos en los que entrenaba con el dios antes de que todo saliera mal, pero el menor es más ágil de lo que esperaba y logra robarle el tablón de pergamino. Ahí es cuando se pone más serio.

Ha cruzado muchos límites a lo largo de su inmortal vida pero en el momento en el que su espada atraviesa el pecho del chico, sabe que rompió algo más, algo que se niega a reconocer.

-Mira lo que me obligaste a hacer- porque culparlo es más fácil que aceptar la culpa, aunque esta lo está ahogando por dentro. Hay un remordimiento que se obliga a empujar en lo más profundo de su mente, para poder ignorarlo con todo lo demás, pero al mismo tiempo, la sensación solo crece mientras ve al menor tirado en el suelo, sobre un charco rojizo que solo aumenta de tamaño y la culpa se agrega mientras lo escucha jadear en medio de sollozos. Duele, porque ese mismo chico le había sonreído y llamado "tío", lleno de un brillo en sus ojos que acaba de apagar.

-Azure, tenemos que continuar- respira profundo ante la voz del demonio ave qué lo saca de su pozo de culpa.

-Lo sé- ya no puede dar marcha atrás, no puede arrepentirse. Así que ignora los gritos y sollozos de los amigos del herido, quienes son retenidos por el triste demonio de músculos y piel azul, solo para concentrarse en inclinarse para tomar el trozo de madera que el sucesor llego a arrebatarle. Planea mantenerlo, quizás esconderlo hasta poder pensar en una estrategia para tener a Wukong de lado, pero sus garras apenas rozan la madera y es enviado hacia atrás por un golpe de energía repentino.

Hay un aura dorada que sale en grandes cantidades del trozo de madera, el cuarto parece no poder soportarlo porque se esta quebrando lentamente, y formando una figura grande, imponente, de un mono vestido con armadura y una capa qué ondea con un viento imaginario. Su expresión esta torcida por la ira, un gran bastón apareciendo entre sus manos.

Y en el centro, justo en el pecho, esta el responsable.

Sun Wukong se ve lívido, el glamour qué ocultaba sus ojos bajo una apariencia dorada desapareció, sus rasgos animales acentuados y mostrando los colmillos con un gruñido profundo que parece hacer temblar todo a su alrededor.

Azure solo puede quedarse allí, congelado cuando sus ojos rosas se encuentran con los ajenos. Un par de ojos rojos y llenos de ira le están devolviendo la mirada fija, llena de promesas dolor y asesinato. Ha visto esa mirada antes y sabe que solo hay un resultado: muerte...para aquel que cometió el error.

Recuerda, mientras escucha a sus compañeros maldecir con obvia tensión, qué tenían una regla silenciosa entre ellos: Nunca meterse con Wukong, porque este te mataría si era necesario, sin importarle quien fueras o cuanto poder tuvieras. No hay salida, no hay escape y mucho menos piedad o perdón.

Azure se considera a si mismo como un ser inteligente y fuerte pero incluso él sabe que no tiene oportunidad, no contra tanta ira. Pudo ver la masacre que el mono cometió, como asesino sin piedad a aquellos que había cruzado la línea y se habían metido con aquellos que consideraba importantes. Estuvo presente para ver con sus propios ojos los charcos rojizo manchando el suelo y cada superficie a su alrededor, con trozos de lo que alguna vez fueron cuerpos completos. Fue horrible y fascinante al mismo tiempo.

Así que no le queda otra más que aceptar que ese es su final, porque sabe perfectamente que ante la ira del dios de la montaña, no hay misericordia ni oportunidad.

Cruzo algo más que un límite al lastimar al chico y ahora, debe pagar las consecuencias.

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