En tu Lugar

Espero que les guste~

Nota: ¡Capitulo 50, mi gente!

Ninguno de los presentes podía apartar la vista de la extraña escena que estaban presenciando, sin poder saber como sentirse exactamente, preocupados por la desaparición del menor con un destello dorado y más preocupados por quien tomo su lugar. Es una chica de cabello corto y despeinado, con una cinta rojiza rodeando su cabeza en modo de bandana y con los extremos largos cayendo por encima de sus hombros, vistiendo shorts de jean y zapatillas oscuras, de remera blanca y con una campera sin el logo del dios atrás. Ella lo mira con aquellos ojos oscuros tan familiares, su rostro limpio y sin rastro de maquillaje luciendo mostrando su confusión.

-No...soy su MK, ¿verdad?- sonrío ligeramente, luciendo nerviosa mientras los ve negar lentamente. -Ya veo- tarareo, para luego parase derecha y con las manos tras la espalda, su sonrisa volviéndose grande y animada. -¡Soy MK, aunque de otro mundo!- rio ante su propia aclaración, divertida a pesar de estar lejos de su propio hogar. -¿Cómo se llaman?- ellos solo pudieron parpadear por unos segundos. El demonio se ve repentinamente cansado, golpeando su frente contra el mostrador y murmurando algo sobre problemas de monos, al mismo tiempo que el hombre sentado allí se acomoda los anteojos con expresión ausente.

-Soy Mei- ella fue la primera en dar un paso adelante, sonriendo ante la chica que tiene en frente. Es más baja, algo que se nota ante la falta del cabello peinado en punta que su amigo siempre tiene.

-Oh cielos, eres super bonita- jadeo ella, apresurándose a tomar las manos ajenas entre las suyas. -Mírate, incluso tienes los mechones verdes- parece encantada, saltando casi en las puntas de sus pies, algo que hace reír suavemente a la chica descendiente de dragones.

-Disculpen...- se clara la garganta, logrando salir de su sorpresa, levantándose para acercarse a ellas. -...mi nombre es Tang- muestra una sonrisa cuando los ojos de la chica se fijan en él.

-Vaya...- lo mira, analizándolo, comparándolo con la imagen de la mujer que conoce en su propio mundo. Es igual, incluso si hablan de vestimenta. -...tu cabello se ven tan raro- él parece desconcertado, aunque ella no puede evitarlo, el corte y su forma de peinarse llamo su atención.

-Pigsy- hablo el demonio cerco, luciendo extrañamente resignado a estas alturas de su vida pero mostrando la sonrisa más amable que puede. La sonrisa de esa versión femenina de MK solo se agranda cuando lo mira, dando un pequeño salto antes de acercarse con pasos rápidos, lanzándose para abrazarlo con todo el cariño que tiene. El demonio parpadea, sorprendido, dudando solo unos segundos antes de apoyar sus manos en la espalda ajena y corresponder torpemente el abrazo, sin saber la sensación de alivio que invade a la chica.

-Que bueno es tener una versión de ella aquí- piensa, solo pudiendo enterrar su rostro en el hombro ajeno. No es su Pigsy en especifico pero sigue siendo Pigsy, amable a pesar de su expresión tosca y quien corresponde los abrazos a pesar de no entender nada.

A partir de allí, todo lo que quiere hacer es explorar la ciudad, aunque primero se encarga de ayudar en la tienda y entregar las ordenes que se piden, viendo otro rostro familiar al terminar su turno.

-¿Red?- se acerca a paso lento, luciendo asombrada para la incomodidad del demonio de cabello rojizo.

-No me mires así...niña de los fideos- se cruza de brazos, un ligero tono rojizo en sus mejillas. Incluso cuando le habían advertido de la situación, verla en persona es aun toda una sorpresa.

-¡Te vez genial!- no puede evitar decir. No se ve muy diferente a su amiga pero su cabello atado en una coleta alta, junto a su postura firme, lo hacen ver como todo un chico malo en su opinión. No consigue una respuesta verbal por el momento pero aun así esta contenta, especialmente cuando nota que la punta del cabello ajeno esta flameando.

Luego, corre en la dirección que recuerda, su emoción y sonrisa en aumento ante la vista de aquel barco grande que se le hace tan familiar, riendo alegremente mientras se da un impulso con su batón.

-¡Hola Sandy!- saluda con una gran sonrisa, luciendo encantada de ver al demonio de piel azul alto y con mucho musculo. 

-¡Nueva amiga!- aunque él se siente un poco confundido a pesar de que le explicaron todo por teléfono, aun así la recibe con la brazos abiertos, inclinándose para poder abrazarla y alzarla, ganándose una risa llena de felicidad de parte de ella, quien le devuelve el gesto con entusiasmo hasta que algo llama su atención.

-¿Tienes gatos?- parece asombra al poder echar un vistazo dentro de la casa ajena, pudiendo ver a todos los gatos que caminan por allí, todos felices y entretenidos. 

-Muchos~- parece orgulloso al decirlo. -¿Quieres conocerlos?- señala, siempre dispuesto a dejar que alguien conociera a sus múltiples mascotas a las que tanto adoraba.

-¡Por favor!- especialmente al mínimo de pelaje azul y creta naranja que puede ver recostado en el sillón, se parece mucho a la mascota que tiene su amiga.

Se queda allí por un rato, escuchando los diversos tipos de té que él tiene guardados, prestando atención lo mejor posible a todos los felinos que estaban mimados y exigen cariño pero en algún momento tiene que irse, especialmente cuando aun le quedan dos personas más a las que quiere ver.

-Me pregunto si mi versión de aquí y Macaque se llevan bien- se pregunta a si misma mientras camina por la montaña en la que esta. En su mundo, tuvo en enfrentamiento allí, y parece que su otra versión también por el aspecto del lugar, aunque eso no le interesa en ese momento. Quiere verlo antes de ir a la montaña para ver a la otra versión de su maestra.

-¿Me llamabas?- se sobresalta, volteándose, su sonrisa en aumento al ver al mono emanando de su sombra. 

-¡Macaque!- da un salto para acercarse, sin querer invadir el espacio personal ajeno porque sabía que no le podía gustar. -Tienes el cabello corto- hace un puchero, aunque tiene que decir que el peinado corto le queda bien. Se pregunta si su amiga querría un corte de pelo.

-¿Eso es un problema?- enarco una ceja, obviamente divertido.

-Mi Macaque tiene el cabello largo, me deja hacerle trenzas- esta orgullosa de haber logrado que ella le dejara peinarle el cabello, lo va a presumir siempre que tenga la oportunidad.

Habla con él antes de decidir ir a la montaña, cantando en voz baja una canción mientras se balancea con ayuda de su bastón para llegar más rápido a la sima, su entusiasmo en aumento cuando acerco su mano a la catarata y esta se abrió al instante, corriendo

-Hola Monkey King- mantiene su sonrisa, mordiéndose la lengua para no reír ante la expresión de desconcierto que tiene el mono, quien caer de su nube pero es rápido en levantarse.

-¿MK?- parece tan genuinamente confundido, una expresión que cuesta mucho obtener de alguien que se supone que siempre esta atento a todo a su alrededor.

-No la versión que conoces~- tarareo, mirando a su alrededor, saludando con suavidad a los monos que la observan desde las ramas más altas de un árbol que esta allí, luciendo tan perdidos como su rey.

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