Ansiedad

Espero que les guste~

Nota: No tengo ansiedad pero a veces, en ciertas épocas, me pongo muy ansiosa

Mei sabe que su amigo tiene algo de ansiedad, no muy vistosa y que con  suerte no se presenta muy a menudo pero que cuando aparece, las señales son demasiado fáciles de ver. Se muerde las uñas en cada oportunidad que tiene y cuando ya no tiene eso, empieza a mordisquear la piel d ella punta de sus dedos, aunque también está la forma en que su pierna rebota constantemente y sin dar señales de poder detenerse pronto. Usualmente, hay que darle algo que pueda hacer con sus dedos sin que se lastime, como dibujar o simplemente hacer pulseras, aunque la mayoría de las veces Mei lo dejaría trenzar su cabello, algo que por alguna razón lo ayuda a relajarse, pero ahora mismo lo tiene muy corto, así que va a buscar a la siguiente y mejor opción que sabe que tiene el cabello largo.

-¡Red Son!- pateó la puerta del mencionado, ignorando por completo la mala mirada que se ganó de los padres ajeno, sus ojos fijos en el pelirrojo encendido que le devuelve la mirada con enojo.

-¡¿Qué rayos te pasa, niña dragón?!- gruñó la punta de su cabello en llamas. -¡Si rompes otra cosa en este castillo...!- la advertencia o amenaza se corta bruscamente cuando ella lo agarra de la muñeca, con decisión brillando en sus ojos verdes.

-Vamos- y empieza a arrastrarlo, sorprendentemente fuerte contra un demonio puro y enojado, el cual se queja y maldice, incluso planta sus talones firmemente en el suelo cuando tiene oportunidad pero nada la detiene.

-¿Qué es lo que quieres?- decide preguntar, más calmado y resignado al notar que están caminando por la ciudad. Esta claro que no va a poder ir en contra de ella con lo decidida que está pero al menos, quiere saber a qué lo están metiendo.

-Vas a dejar que MK te peine un rato- es lo que dice, sería, como si le estuviera dando una orden.

-¿Y por qué haría algo así?- nadie toca su cabello excepto él...y su madre cuando esta de ánimo.

-Porque no puedo ofrecerle mi cabello- maldecia un poco haberse cortado el cabello recientemente pero en su defensa, más corto era mejor. Espera las negaciones ajenas pero poco le importar, adentrándose al departamento de su amigo con el demonio de ceño fruncido a cuestas, empujandolo para que se sentará en el suelo. Su amigo aún está ahí, sentado en la cama, con la mirada perdida y su pierna rebotando con energía nerviosa, retorciendo sus dedos en un intento de no volver a morderlos. -Hey, MK- llamó con un tono suave y amable, colocando sus manos sobre la de él, logrando que alzará la vista para mirarla. -Traje a un maniquí para que puedas peinar~- canturreo, victoriosa cuando logró hacerlo sonreír ligeramente. Él se deja levantar y guiar, sentandose tras el demonio resignado a estas alturas, aceptando el cepillo que le entregan.

-¿Gomitas?- preguntó, jugando con el cepillo.

-Aquí las tienes- dejo la pequeña bolsa de gomitas que ella misma le había regalado a su lado, sentandose allí como signo de compañía. -¿Quieres probar ese super peinado que vimos en esa película de acción del otro día?- sonrió al recordar al personaje con múltiples trenzas en su largo cabello.

-Muchas trenzas- sonrió, algo emocionado, dudando un poco antes de tocar el largo y bonito cabello rojizo que tiene frente suyo. -¿Puedo?-

-Ya que- Red Son puede sentir la mirada fija de la chica encima suyo y siente que va a haber consecuencias si se niega. Además, ya está allí, así que no tiene muchas opciones.

-Gracias- saca la gomita que sostiene el cabello ajeno y se dispone a empezar, cuidadoso y esforzándose para que sus manos no tiemblen. Se ha estado sintiendo ansioso durante todo el día hasta el punto de estar nervioso y tembloroso. No le gusta pero agradece la distracción.

-Aja...- Red Son no estaba muy feliz con todo aquello pero confirme pasan los segundos, sintiendo los dedos ajenos surcar entre su cabello y deshaciendo los pocos nudos que se armaban por tenerlo atado, suave y delicado, con mucho cuidado de no tirar y causar dolor alguno, no puede evitar relajarse. Hay algo dulce en la acción de que alguien te peine.

Mientras tanto, MK estaba un poco frustrado, sus primeros intentos no estaba quedando como quería y tuvo que deshacer su trabajo un par de veces pero en el cuarto intento, las cosas iban por mejor camino y se pudo permitir a si mismo relajarse, respirando profundos mientras dejaba que sus dedos se movieran casi por cuenta propia, armando trenzas por mechón.

Mei sólo los observa, tarareando una ligera melodia, notando como la tensión en el cuerpo ajeno se calma hasta desvanecerse y sonriendo al poder lograr su objetivo.

Las cosas se mantienen así durante un tiempo, en silencio sólo roto por el tarareo de ella, todos relajados y contentos.

-Terminé- declaró MK, triunfante, luego de terminar de atar la última trenza. Sonrió ante su trabajo, contento, dejando que el demonio se levantará.

-Te queda genial- sonrió Mei al verlo.

-Whoa...- se acercó a un espejo para verlo, parpadeando con algo de sorpresa. Red Son va a admitir que, aunque no cree exactamente qué ese tipo de peinado le quede totalmente bien a él, debe decir que es bonito de igual manera. Las trenzas están bien hechas, casi ordenadas de alguna manera, sin llegar a ser tirantes para su piel pero tampoco muy flojas para que no se desarmen. -Supongo que tienes algo de talento, niño de los fideos- decide decir, mirando de reojo al chico y desviando la vista el verlo iluminarse ante sus palabras.

-Gracias- el sucesor infló su pecho, orgulloso de que al otro le gustara. -¿Puedo hacerte un peinado también?- miro a su mejor amiga con ojos suplicante.

-¡Por supuesto!- se apresuró a sentarse frente a él, riendo cuando siente sus dedos entre su cabello y el cepillo deshaciendo los nudos hechos por tanto uso del casco, dejando que él hiciera lo que quisiera.

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