¿Ella?

¡Gracias a LaSpiderPoetta por la idea!

Espero que les guste~

Nota: El hechizo que cayo en MK lo transformo y y el mismo hechizo hace que cualquier humano a su alrededor se enamore de ella. Algo que se me ocurrió en el momento xD

Nota-2: Creo que me inspire de más :3

Sun Wukong tarareo para si mismo, acostándose sobre su nube y acomodándose con las manos tras la cabeza, cerrando los ojos y disfrutando de la suave brisa. Era un buen día, sin nada que hacer, sin problemas, sin entrenamiento, solo un día lleno de bocadillos y muchas siestas. Bostezo ampliamente, dispuesto a otra siesta, cuando lo escucho y no pudo evitar suspirar con cansancio. Sonaban como gritos y sabía de quien venían. Se acurruco, sin querer enfrentar a lo que sea el problema que su alumno tenía en esos momentos.

-¡MONKIE KING!- todo el aire salió de los pulmones del mono cuando un repentino peso cayo sobre su cuerpo, la nube desapareciendo ante el repentino peso y soltando un quejido cuando su espalda choco contra el suelo con el peso extra sobre él. -¡MONKIE KING!- MK se sentó, arrastrando a su maestro para que también se sentara e ignorando sus quejas mientras lo sacudía un poco.

-¡MK!- reclamo, molesto por su interrupción y algo aturdido por los gritos, agarrando las muñecas ajenas para que dejara de sacudirlo. -¡¿Qué rayos...?!- y cerro la boca al instante en el que vio a su alumno, luciendo diferente a la ultima vez que lo vio. Sus rasgos eran más finos, sus ojos acuosos por las lagrimas que derramaba resaltaban gracias a las largas y negras pestañas, su bandana ahora funcionando como bincha para mantener su corto y rebelde cabello fuera de su rostro. Wukong bajo la vista solo para verificar y la levanto rápidamente, sonrojado, al notar por la forma en la que su alumno se abrazaba a si mismo que ahora tenía curvas y pecho.

-Monkie King...- la miro a la cara al escucharla lloriquear, notando entonces que su voz sonaba diferente.

-¿Qué te paso, Kid?- pregunto, confundido. Su alumno ya no era su alumno al parecer, ahora era su alumna.

-No lo sé- negó ella rápidamente, asustada, acomodando su campera con nerviosismo. Su ropa ahora le quedaba grande, aprovechando su campera para prenderla por completo y ocultar su cuerpo por el momento. -Estaba haciendo entregas cuando me tropecé con alguien y de repente...¡boom!...esto paso- se señalo a si misma con una mueca, abrazándose, sin gustarle la sensación de tener pecho y cintura estrecha. Era extraño. -Intente buscar con quien me tropecé pero no pude, la gente empezó a amontonarse a mi alrededor y decidí venir aquí para pedirte ayuda- hablo rápidamente, dejando entrar una gran bocanada de aire al terminar. -Ayúdameeeeeeee- lo miro con ojos suplicantes, entrelazando sus manos en pose de ruego.

-Esta bien, esta bien, esta bien- accedió rápidamente, levantándose y dudando un poco antes de colocar sus manos bajo los brazos ajenos, alzándola y soltándola al ponerla de pie. -Resolvamos este problema de un vez- dio unos pasos, deteniéndose y volteando a ver a su...alumna al notar que no lo estaba siguiendo. -¿Kid?- enarco una ceja, curioso.

-...las personas actuaron extraño a mi alrededor- murmuro MK con una mueca ante el recuerdo de estar rodeada, con demasiadas manos a su alrededor y la sensación de estar abrumada al estar atrapada entre tantas personas. Había sacado su bastón en medio de todo aquel desastre y se dejo elevar, alejándose de todo lo más rápido posible. 

-Hey...- se acerco con una sonrisa confiada, apoyando su mano en el hombro de la menor y logrando que esta lo mirara. -...tendrás al gran Sun Wukong a tu lado esta vez, te protegeré de cualquier loco que intente acercarse- aseguro con total confianza y eso pareció calmarla un poco.

-Esta bien- asintió y juntos, se subieron a la nube y fueron hasta la ciudad, aterrizando en un callejón. Wukong uso sus poderes para cambiar su apariencia, viéndose como un humano de piel ligeramente bronceada y cabello castaño claro desordenado, manteniendo sus ojos dorados y usando ropa más común para mezclarse con los mortales.

-Vamos Kid, vamos a devolverte a la normalidad- sonrío, haciendo una gesto hacia la salida del callejón.

-¡Si, señor!- asintió MK, emocionada por volver a como era antes. Cuando salieron y se unieron al montón de gente que caminaba en esos momento, la menor se aferro al brazo de su maestro y este la dejo, ambos caminando con cuidado entre las personas. Al poco tiempo, el mayor noto como muchos humanos varones se volteaban a verlo, unos cuantos acercándose. Frunció el ceño, alarmándose cuando sintió que el fuerte agarre en su brazos se soltaba de repente. Se volteo, viendo como unas cuantas personas rodeaban a su alumna, llevándosela.

-¡Hey!- reclamo, molesto, siendo empujado y aplastado por los de su alrededor.

-¡Monkie King!- chillo al se repentinamente alzada, chillando ante las manos que la sostenían, siendo alejada de su maestro.

-¡Kid!- gruño el mono disfrazado con el ceño fruncido, incomodo por estar tan apretado entre tantos humanos. Cansado de todo el desastre, uso sus poderes para salir del aprieto y elevarse sobre la multitud, lanzándose con rapidez hacia donde estaba su alumna y tomándola en brazos, dando un gran salto y aterrizando lentamente sobre uno de los techos más cercanos, viendo con curiosidad a la multitud que se acumulaba en la parte de abajo del edificio donde estaban. -¿Que les pasa?- frunció el ceño.

-¡Así fueron antes!- MK se encogió ligeramente, aferrándose a la ropa ajena. Wukong parpadeo, sus ojos brillando mientras activaba su vista, notando entonces la ligera aura rosa que rodeaba la cabeza de los humanos masculinos acumulados, pareciendo que se hacia cada vez más débil antes de desaparecer. Los humanos parecían confundidos pero volvían a hacer lo que estaban haciendo antes de intentar secuestrar a su alumna.

-Ya sé a donde ir...- toda la situación le parecía muy familiar y recordó a quien debía acudir para resolver todo el desastre.

... ... ... ...

Wukong camino con pasos firmes, MK siguiéndolo de cerca y notando con curiosidad como los dueños de los locales a su alrededor se escondían ante su presencia, muchos de ellos con expresión de miedo. El dios se detuvo frente a uno de los tantos locales y estampo sus manos con fuerza contra la mesada, haciendo un fuerte sonido.

-¡Sal ahora mismo!- gruño, su apariencia de humano desapareciendo y dejando ver al mono molesto, moviendo la cola con algo de fastidio. MK se acerco, parándose a su lado, curiosa y confundida pero aliviada de que no haya nadie cerca. -¡Sé que estas ahí!- golpeo nuevamente la mesada y entonces, alguien salió. Su apariencia de humana se desvaneció lentamente, dejando ver piel rosa, ojos rojos y cuernos entre el cabello negro.

-¿Qué le puedo ofrecer, gran Monkie King?- pregunto, visiblemente tensa y con las manos en alto. MK se pregunto, por un momento, si todos los demonios le temían a su maestro.

-¿Hiciste eso?- el mono señalo a su estudiante, quien se encogió ligeramente en su lugar, incomoda en su cuerpo. Ella la miro, analizándola con los ojos, haciendo una ligera mueca.

-No fui yo...- negó. -...pero reconozco el hechizo. Transformación y atracción. Se transforma y atraes a cualquiera a tu alrededor, es un hechizo muy viejo-

-¿Puedes arreglarlo?- pregunto la menor con esperanza, ansioso por ser un niño nuevamente.

-Si es lo que desea- asintió rápidamente, moviéndose cuando el mono gruño, acercándose rápidamente a MK. Un aura rosa cubrió sus manos y las levanto, apuntándolas en dirección al mortal, murmurando algo entre dientes que sonaba como un simple murmullo inentendible. MK jadeo, sintiendo un escalofrió recorriendo su cuerpo entero, mirándose para cerciorarse.

-¡HE VUELTO!- chillo con emoción, agradecido de tener su cuerpo de chico nuevamente y sintiendo como su ropa le quedaba nuevamente. Se palmeo a si mismo ligeramente, su emoción aumentando ante la falta de pecho y cintura estrecha. -¡Muchas gracias!- mostro una gran sonrisa hacia la demonio, quien lo miro y parpadeo.

-Bien...- suspiro el mono, relajado al ver a su alumno de vuelta a la normalidad. Miro de reojo a la demonio, quien desvió la vista, decidiendo ignorarla por el momento y acercándose al menor, rodeando sus hombros con su brazos. -Vamos chico, toda esta locura me dio hambre-

-¡A mi también!- asintió con emoción.

-¡A comer!- y se alejaron a paso rápido, ambos ansiosos y con grandes sonrisas, la demonio dejando escapar un ligero suspiro al perderlos de vista.

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