El Acosador #2
Espero que les guste~
Macaque no dudo en ir ante el llamado del menor, apareciendo dentro del departamento ajeno y sin necesidad de preguntar que sucedía, escuchando la voz masculina al instante. Miro fijamente las flores parlantes, su cola moviéndose más violentamente ante el mensaje que se repetía constantemente.
-¿Puedes deshacerte de ellas?- pregunto MK, incomodo por aquellas cosas, jugando con las mangas de su campera. El mono gruño, haciendo un gesto brusco con la mano, hundiendo aquella flores en un sombra y transportándolas al fuego más cercano, esperando que se quemaran por completo.
-¿Te dio algo más?- pregunto, algo más brusco de lo que pretendía, molesto. Le había dicho a ese demonio bastardo que se mantuviera lejos del sucesor de Monkie King, que ni se le ocurriera siquiera a intentar contactarlo.
-Algo más- hizo una mueca, sintiéndose extrañamente confortado de tener a Macaque allí. -Unas rosas que regale, unos chocolates que Mei se comió, una chaqueta que aun no se si tirar o no, un videojuego que quería, un peluche que Pigsy tiro, lápices y acuarelas que Tang que también tiro...- hizo una gesto hacia su balcón. -...y esa cosas-
-¿Donde esta tu amiga dragón?- esa pregunta tomo por sorpresa al menor, quien parpadeo ligeramente.
-En su casa...creo- iba a preguntar pero de repente, Macaque se hundió en un sombra sin decir nada más, volviendo al poco tiempo pero con la chica a cuestas, quien se veía extrañamente seria.
-¡MK!- Mei le mostro una sonrisa, alejándose del mono para acercarse a él y abrazarlo con fuerza, gesto que el menor no dudo en devolver, confortado de tenerla allí.
-Tu te quedas aquí...- el mono señalo a MK con seriedad. -...y tu, te encargas de cuidarlo- señalo a la chica, quien asintió rápidamente.
-¿Que vas a hacer?- una lenta y gran sonrisa se dibujo en el rosto de Macaque, una sonrisa aterradora y que le daría escalofríos a cualquiera, un destello brillando en su ojos.
-Voy a matar a alguien muy tonto~- tarareo y se hundió en una sombra.
-¡Mátalo!- asintió la chica sin pensar, mientras él solo pudo mirarla con los ojos bien abierto.
-¡N-No mates a nadie!- chillo con pánico, aunque era inútil quejarse, el mono ya no estaba. De seguro estaba en camino hacia quien sea su raro acosador, haciéndolo sufrir. MK no sabía si sentirse mal por eso o no.
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