Capítulo 18: La sirena bebé #Maratón2

—¿Saben que hizo Ezra una vez? —dice Yasmina dejando un breve silencio al terminar la pregunta para crear más suspenso. Todos negamos en respuesta y esperamos a que ella continúe con la historia— Se metió en la laguna para nadar un rato y luego salió asustado porque dice que vio un pez gigante y que casi lo come. Luego de que me contó eso todo blanco como una hoja y con el pelo de color lila no podía parar de reírme... —Emma comienza a reír imaginando la escena y Ezra se pone rojo como un tomate. Yo miro confundida al hada.

—¿Cómo que tenía el pelo de color lila?

—¿No te diste cuenta todavía?

—¿De qué? —pregunto desorientada. Yasmina se acerca suavemente a mi.

—Di que me quieres —la miro sin comprender.

—¿Para qué quieres...?

—Sólo dilo.

—Está bien, —acepto; confundida— te quiero mucho Yasmina... —ella sonríe con ternura en respuesta. De pronto, el pelo de Yasmina comienza a cambiar de color. ¡¿Pero qué...?! Su pelo termina su transformación y cambia de ser amarillo a ser... completamente rosa. La miro asombrada aún sin creerlo— ¿Pero cómo...? —detrás de ella, Ezra vuela hacia mi y me interrumpe para responder las preguntas que no salieron de mi boca pero seguro eran claras en mi rostro.

—Nuestro cabello cambia según nuestras emociones, Jazz —asiento maravillada con todo lo que descubro de las hadas día a día y me doy cuenta de lo poco que sé sobre las hadas y este mundo. Mi mundo.

Quizás debería hacerle más preguntas a Emma sobre lo que todavía no me cuenta de Mondostrano. Hay muchas cosas que todavía no sé de este lugar y me aterra encontrarme con alguna de ellas pero a la vez me llena de una emoción y curiosidad extraña que todavía no descubro porqué. El hombre en la tierra destruye todo aquello que considera nuevo y una amenaza para nuestra existencia. Quizás el saber que no habrá nadie que lastime o desvanezca las cosas nuevas y extravagantes aquí, —que en la tierra creíamos inexistentes, algo que la "ciencia" siempre trató de explicar fuese lo que fuere— produce en mí cierto sentimiento, que implica querer cuidar a lo que hay —y quienes están— aquí. Quizás luego de salvar a mis padres pueda pedirles si me puedo quedar aquí por un tiempo con mi tía y mi prima. Después de todo, es mi hogar también... aunque ellos no tengan permitido estar aquí, por lo que sé, no se aplica también la condición para mi.

—Bueno, creo que sería mejor que empecemos a buscar el lago o río en el que se encuentran esas sirenas... —empieza a decir Alec sacándome de mis pensamientos pero una voz femenina lo interrumpe y se acerca a nuestra mesa con paso cauteloso.

—¿Sirenas? —pregunta con exaltación. Alec la mira y asiente con un poco de desconfianza.

—Emm si, tenemos que hablar con ellas por un asunto familiar... —invento tratando de no sonar tan borde y lo más convincente que puedo. "Después de todo, si es por algo familiar...".

La señora mayor nos mira alterada; al juzgar por su piel arrugada y temblorosas manos, no debe pasar más de los 70 años. 

—Ay niños, ¿Acaso sus padres no les contaban las espantosas historias de sirenas cuando eran pequeños? Eso es muy peligroso...

—Lo sabemos —replica Taylor—. Pero debemos arriesgarnos. ¿Sabe usted por casualidad de alguna laguna o río en donde podamos encontrarlas?

—Claro que sé de una, —la mujer mira con aires misteriosos a ambos lados— pero son simples chismes que he escuchado por ahí...

—¿Y dónde se encuentra ese lugar? —pregunto sin rodeos.

—Dame una pluma y un mapa y te dibujaré cuántos pasos tienes que dar hasta llegar a la "X"... —dice con sorna. Y luego rueda los ojos— No puedo describirles gráficamente cómo llegar hasta allá, se perderían luego de que les de mis indicaciones y después se sentirían aún más perdidos y desorientados de lo que se sienten ahora.

—¿Y entonces cómo piensa que lleguemos allá? —le pregunto con ferocidad, hastiada de su tono irónico al decir las cosas. Entonces eleva el mentón y habla con seguridad.

—Pues yo podría llevarlos... me sé el camino de memoria así como me sé todas las líneas de mi mano —nos ofrece a todos. Miro detrás de mí a los demás para confirmar si todos están de acuerdo, y mis amigos simplemente levantan los hombros. 

—Está bien —acepto rendida. Si nosotros saliéramos ahora mismo a buscar por nosotros solos el camino al río donde habitan las sirenas, nos perderíamos y volveríamos más larga nuestra búsqueda. Y no tenemos todo el tiempo a nuestro favor como para gastarlo en dar vueltas sin saber a dónde ir. "Puede que en cualquier momento alguno de esos gorilas que nos buscan crucen esas puertas y nos retengan hasta llevarnos a quién sabe dónde y hacernos quién sabe qué cosa" pienso con temor el tiempo que en realidad tenemos para buscar todos los ingredientes e ir al castillo del rey supremo para robarle su copa y usarla para curar a mis padres. Tan solo de pensarlo suena como una locura. Una locura que estoy dispuesta a cometer junto con mis amigos.

(...)

—Muy bien. Síganme por aquí. Estamos cerca... —dice la señora por cuarta vez desde que salimos.

—¡Por dios! ¡Dijo exactamente lo mismo hace como una hora! —rezonga Taylor. Quejoso como siempre.

—Bueno niño, lo hago lo mejor que puedo. Estoy grande y la memoria no me anda tanto como antes así que no te quejes —responde ella con molestia. Todos callamos y la seguimos con cuidado. Taylor baja la cabeza y la sigue también. Al rato, a lo lejos podemos observar un gran lago y muchos árboles alrededor. Nos acercamos con cautela y observamos maravillados los hermosos árboles y plantas llenas de flores y las distintas cosas que las vuelven hermosas. Parece... mágico. A lo lejos hay varias rocas, casi en la orilla del lago. También hay algunas piedras caídas, parece como si...

—¿Acaso aquí hubo un derrumbe? —pregunta Alec, prácticamente leyéndome la mente. La señora inspecciona todo con cara de terror y confusión mientras niega lentamente.

—¿Dónde están las sirenas? —pregunta Emma cambiando de tema. Al rato de preguntar eso, se escucha un fuerte chillido proveniente de algunas de las rocas a lo lejos debajo del agua. No me pregunten cómo es que escuchamos un grito de debajo del agua, solo sé que se escuchó a pesar de haber salido del fondo del agua del gran lago.

—¿Escucharon lo mismo que yo? —pregunta Ezra y todos asentimos.

—¡Vamos! Quizás alguien necesite nuestra ayuda... —digo y todos corremos al lago adentrándonos en este sin importarnos que nos mojemos. Dejamos nuestras mochilas fuera para que no se mojen. Al estar completamente bajo el agua, nos encontramos con una niña pequeña con su cola atascada debajo de una de las rocas. ¡Espera! ¡¿Una cola?! "No puedo creerlo, es una sirena..." pienso asombrada. El aire comienza a faltarnos y subimos a la superficie para poder tomar otra gran bocanada de aire pero antes de eso, Yasmina habla.

—¿Qué sucede ahí abajo? Nosotros no podemos meternos —dice y Taylor le explica.

—Hay una sirena allá abajo y tiene su cola atascada debajo de una roca —Yasmina asiento y mira a Ezra. Éste último vuela hacia nosotros y nos dice que debemos hacer.

—Tendrán que levantar la roca con sumo cuidado de no lastimar su cola y sacarla de ahí lo mas pronto posible. No creo que solo haya gritado por eso, creo que hay algo más allá abajo con ustedes... estén atentos si llega a aparecer ese algo o alguien —dice Ezra con temor y determinación al mismo tiempo. Todos asentimos un poco asustados también pero de todas formas volvemos a sumergirnos e intentamos acercarnos a ella con cuidado para no asustarla. Ella nos mira y señala su cola.

—Ayúdenme por favor... —dice con un hilo de voz y otra vez volvemos a sorprendernos. ¡Está hablando bajo el agua! ¿Que puede ser más genial que eso? "No es hora de maravillarse Jazz, ayuda a la niña" dice mi voz interior y asiento hacia los demás indicándoles con un movimiento de mano que nos acerquemos. Alec se posiciona de un lado de la roca y Taylor del otro, mientras que nosotras dos agarramos sus pequeñas manos para tirar de ella en cuanto la levanten. Taylor cuenta hasta tres con sus dedos y junto con Alec levantan con todas sus fuerzas la piedra gigante. Nosotras tiramos de la pequeña sirena y su cola sale de debajo de aquella roca sin problema alguno. El único problema que se interpone y nos pone la piel de gallina, es aquella risa tenebrosa que acabamos de escuchar detrás de nosotros. Al darnos la vuelta, una mujer verde y media azulada, con los dedos de las manos y pies ligeramente palmeados, los ojos de un color extraño, las orejas puntiagudas y los cabellos muy largos y azules, nos mira desde la distancia— Oh no... ¡Tápense los oídos! ¡Ahora! —grita la pequeña sirena aturdiendonos en el proceso. Todos lo hacemos por instinto pero hay uno de nosotros que reacciona tarde y no lo hace. Alec mira hechizado y completamente asombrado a aquella extraña criatura. Lentamente comienza a acercarse a ella y a su atrayente risa. La mujer sonríe con suficiencia mientras sigue riendo y llamándolo por su nombre. Todos nos alteramos y no sabemos qué hacer hasta que nos damos cuenta que el aire comienza a hacernos una falta total y subimos espantados a tomar aire. Cuando ya estamos afuera respiramos agitadamente.

—¡Ayúdennos! —grito yo desesperada— ¡Hay algo allá abajo que está hechizando a Alec! —Sylvana se acerca a toda prisa sin meter un pie en el agua.

 —¿Cómo es? —pregunta con seriedad.

—N-no sé, es una mujer toda verde y azul que se ríe sin parar —le explico de manera apresurada.

—Okey, esto es grave. Muy Grave —dice ella luego maldiciendo. Camina de un lado a otro pensando y con total inquietud—. Yo sé qué hacer pero no sé si hacerlo... —dice dudosa.

—¡Pues hazlo! —grito yo eufórica sin poder creerlo. 

—Es que yo...

—¡No me importa que sea lo que te detenga, tienes que hacerlo! —le respondo de forma brusca, luego suavizo mi expresión y la cambio por una de súplica— Por favor... ayudalo, lo necesitamos... yo lo necesito —ella comienza a negar varias veces hasta que se detiene y mira hacia otro lado. Luego suspira derrotada y me mira.

—Está bien, pero tienen que jurar que no dirán nada... —frunzo el ceño sin comprenderle.

—¿De qué? —sin responder mi pregunta, ella mete con temor su pie en el agua. Lentamente en medio de los dedos de sus pies y manos comienza a formarse una membrana interdigital, junto con su piel que cambia de color a un verde-azulado. Luego su pelo se vuelve más largo hasta llegarle hasta la cintura y cambia de un color rojo vivo. La observo completamente asombrada y sin entender porqué el la transformación o como diría Alec: "El cambio de look". Desciende segura de sí misma hasta adentrarse completamente en las profundidades del lago.

—De esto Jazz. No soy cualquier estilo de Elfa, soy única en mi clase. Nací de un padre que era un elfo acuático, donde las limitaciones que tenía eran un par de horas poder salir a la superficie, mientras que mi madre, una Elfa terrestre, se enamoró perdidamente de él aunque su amor fuera imposible y estuviera estrictamente prohibido mezclar las especies y crear una nueva. Luego de eso, vine yo a este mundo, fui una unión entre distintas especies y nunca se llegó a saber mi nombre o mi historia. ¿Porqué crees que quiero buscar a mis padres y sacarlos de esa maldita celda? Pues porque ellos fueron encarcelados por mi culpa, por el simple hecho de yo haber nacido... —dice con tristeza y hasta juraría que una lágrima—a pesar de estar bajo el agua— rodó por su mejilla mostrando su sufrimiento y desespero ante esta situación. Asentí comprendiéndola. Ella asintió una vez más y miró hacia el frente; donde se encontraba aquella criatura bella e imponente que trataba de hacerle daño a Alec. Ella observó a la mujer con repugnancia y elevó sus manos. Cerró sus ojos con concentración y apuntó hacia ella— Disfruta de tragar agua, bruja —dice con enojo y abre los ojos. El agua comienza a moverse empujando a la mujer hacia atrás mientras que unas algas marinas la enredan en los pies y la empujan hacia abajo. La tierra se abre bajo ella y las algas la guían dentro de aquel poso. Su grito de terror me hiela la sangre. El pozo se cierra sobre ella y no volvemos a saber mas nada de aquella terrorífica bestia. Alec deja de estar en su poder y se hunde en el agua con los ojos cerrados. Nado con todas mis fuerzas y lo atrapo en mis brazos llevándolo a la superficie. Cuando salgo, lo apoyo sobre el suelo boca arriba y le hago respiración boca a boca para que despierte. Mis labios tocan los suyos y pongo dentro de sí todo el aire que pueda para que reaccione. Al rato, él comienza a tocer y escupe agua al costado. Luego abre los ojos con sorpresa y terror y me mira fijamente.

—Eso no contó como nuestro primer beso —es lo primero que sale de su boca y yo no puedo evitar reír junto con los demás—. Jazz, no es broma —dice serio y empiezo a carcajearme. Luego de un rato ríe con nosotros. Cuando observo a Sylvana, ella ya ha vuelto a su forma habitual. Después vuelve a parar y mira confundido alrededor— ¿Qué pasó? ¿En qué momento llegué aquí? 

—La mujer que reía antes te hechizó y planeaba ahogarte — le explico yo para que entienda y él responde con un "Ah" simplemente. 

—¿Y cómo hicieron para derrotarla? 

—Cómo hizo querrás decir... —dice Emma mirando a la Elfa.

—Emm yo...

—¿Tu lo hiciste? —pregunta él.

—Si —dice orgullosa y feliz de haber tomado la decisión correcta.

—Gracias, te lo agradezco mucho Sylvana —dice realmente agradecido con ella. Luego una pregunta vuelve a surgir en mi.

—Oye Sylvana, ¿Qué era aquella criatura?

—Se les llama Ondinas. Son criaturas muy alegres y traviesas, y se dice de su risa que es capaz de hechizar a los viajeros y marineros que se encuentran con ellas, hasta el punto de perder la voluntad. Pueden respirar tanto en el agua como en el aire. Como yo —me explica ella a lo que yo asiento.

—¿Y solo tu tienes poderes o otros como tu también los tienen? 

—Todos los Elfos terrestres tenemos poderes. Nosotros podemos manejar los cuatro elementos, podemos hablar con los animales al igual que las hadas, y tenemos poderes psíquicos. En este caso, yo tengo telequinesis. Pero otros pueden llegar a tener telepatía, como mi madre.

—Ahh, ¿Y por eso has podido mover las algas, no?

—Exacto —dice y asiente a la vez. Con mi ayuda, levanto a Alec del suelo y lo reviso para saber si está bien. Unos aplausos se escuchan detrás nuestro y nosotros volteamos confundidos. La señora mayor que nos ayudó a venir hasta aquí nos mira impactante.

—Han hecho un excelente trabajo y han pasado la prueba. Los felicito, chicos —"¿Prueba? ¿Qué prueba?" Pensé yo aturdida y desorientada.

—¿De que está hablando? —pregunta Emma igual de confundida que yo. 

—De que las sirenas y yo hicimos un trato. Si ustedes salvaban a la pequeña y derrotaban a Shanon, aquella Ondina malvada, las sirenas los ayudarían con su búsqueda con la primera pista y los guiarían a ella debajo de las profundidades del mar.

—¿Y si no lo hacíamos? —replica Taylor.

—Se los comerían —dice ella con simpleza. Trago duro con temor y alivio a la vez.

—¿Y tu quién o qué eres? —pregunta Alec esta vez. Ella sonríe complacida por la pregunta antes de responder.

—Mis amigas las sirenas me llaman Adyra, pero mi verdadero nombre es Adeline. Soy una Ondina como aquella mujer que hicieron desaparecer. Un placer conocerlos —contesta ella con amabilidad. La Elfa por puro instinto levanta su espada. "Me pregunto porqué la llevará encima si es que tiene poderes..."  Pienso sin comprender.

—¿Qué busca de nosotros? ¿Acaso quiere pelear? —pregunta Sylvana con el ceño fruncido.

—No, claro que no. Solo busco ayudarlos... —dice ella para luego señalar detrás nuestro. Nos volteamos lentamente hasta encontrarnos con muchas sirenas y sirenos en el agua— Y ellos también quieren hacerlo —miramos desconfiadamente a las sirenas. No tenemos otra opción mas que seguirlas ya que si fuera por nosotros viviríamos dando vueltas en círculos sin parar. Asiento hacia los demás para darles a entender mi punto y comprenden lo que les digo al segundo. Lentamente nos adentramos al agua y ellos nos dan burbujas gigantes para usar debajo de esta. Cuando nos encontramos ya con las bolas gigantes que nos rodean la cabeza bajo el agua, nos permitimos hablar, sorprendiéndonos de poder respirar con facilidad y hablar como si nada.Guardamos lo poco que llevamos dentro de otras burbujas y descendemos por el gran lago siguiendo a las sirenas, que luego de un par de minutos de nado, nos indican que nos subamos sobre unos enormes caballos. La parte inferior de estos es la de un gran pez, con una cola que puede alcanzar hasta los 4 metros de largo aproximadamente. Su cuerpo está cubierto de escamas excepto la parte que es de caballo, que tiene pelo corto. Sus colores entre los distintos caballos varían entre el verde y el azul. "Se llaman Hipocampos" me dijo una de las sirenas con una sonrisa de adoración hacia estas hermosas criaturas. Nos subimos sin dificultad encima de estos y emprendemos la marcha. Será un largo viaje...

Membrana interdigital: Se les denomina membranas interdigitales al tejido existente entre los dedos de las extremidades ciertos animales. Este tejido es flexible y resistente, variando su extensión entre las especies, pero con una función en común, mejorar el desplazamiento en medios acuáticos.

Pd: La que se encuentra en la foto de allá arriba (en multimedia) es Sylvana en su transformación como Elfa acuática.

Sipi, aquí les venimos nuevamente con otra maratón. Es la mínima recompensa que les debemos por la larga espera. Espero que les guste el capitulo. Sé que tanto yo como Sola estamos muy emocionadas por esta maratón como seguramente lo deben estar ustedes. Hace tiempo que no escribimos y seguimos esta historia y ahora volvimos con todas las ganas :)

Los próximos capítulos de esta maratón los subiremos en un par de días, no se preocupen :P

Los amamos, Jime y Dalia :)

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