Capítulo 15: Una nueva y peligrosa amiga

Entramos en aquel oscuro bosque que parece la casita del terror solo que convertida en un laberinto. Mis pelos se ponen de punta al escuchar a los arbustos cerrarse detrás de nosotros; se escucha un "click" como el de una caja fuerte al ser cerrada y no puedo más que temer que si quisiéramos salir, porque un animal feroz o malvado quisiera comernos, no podríamos hacerlo. "Todo es por Jazz" me repito una y otra vez dentro de mi cabeza. Ella es demasiado importante para mi y no quiero que nada malo le pase, ojalá les esté yendo bien a ellas. Caminamos con pasos apresurados y torpes por el largo pasillo. El viento sopla con fuerza las hojas y el cielo se oscurece dándole un aspecto mas escalofriante. Taylor se encuentra atrás mio "cuidándome la espalda", pero en realidad todos sabemos que no es cierto y que si tuviera que entregarme al siguiente monstruo que encontremos, lo haría. Ezra está volando de un lado a otro con una mirada atenta, observando todo con muchísima atención. Un rugido se escucha a lo lejos y los tres paramos en seco.

-¿Q-qué... fue eso? -pregunta Taylor con voz temblorosa y los ojos muy abiertos. Una sombra se ve velozmente que atraviesa los arbustos y yo me giro lo mas rápido que puedo. Casi me caigo pero logro estabilizarme nuevamente y me mantengo firme y alerta a cualquier otro movimiento, pero al darme la vuelta no hay nadie. Trato de agudizar mis sentidos para poder escuchar o ver algo que me indique en dónde se encuentra escondido el animal pero sólo el viento llena el silencio que hay en el bosque. Taylor sigue hablando pero yo le pongo la mano en la boca para que deje de hacerlo y le hago una seña con mi otra mano para que cierre la boca. Él protesta pero finalmente obedece. Le indico a Ezra con la mirada y con un inclinamiento de la cabeza que verifique el lugar en busca de algo. Él comienza a volar de una forma en la que ni siquiera se escucha su aleteo y va en dirección a uno de los arbustos. Revisa en cada uno de los arbustos hasta que se topa con un tronco gigante que solo deja ver una pequeña ranura en la que el sol aún daba. Él se adentra en aquel tronco. Al rato no escuchamos absolutamente nada y la preocupación sube por nuestros cuerpos. Algo puntiagudo y de una estructura larga pasa velozmente al lado de mi cabeza y roza el brazo de Taylor, logrando que le sangre un poco. Me giro lo más rápido que puedo y camino con pasos largos y rápidos hasta el árbol en el que se estrelló el objeto. Al llegar, lo tomo en mis manos y lo observo con cuidado. Es una flecha. Se me ponen los pelos de punta al pensar en quién la habrá disparado, pero me tenso completamente cuando escucho una exclamación de sorpresa por parte de Taylor.

-¡Sueltame! ¡S-sueltame elfa! -escucho la voz de Ezra detrás de mi. Al darme la vuelta, veo a Taylor con las manos en alto tapando a una mujer que se encuentra delante de él seguramente apuntándole con algo. Camino con pasos lentos y trato lo menos posible de hacer ruido. Pero obviamente soy tan tonto que me tropiezo con una rama y caigo de boca al piso. ¡Que mejor momento para caerse, Alec!

-Auch... -digo y levanto la vista al sentir una presencia junto a mi. Una chica con ojos verdes, facciones marcadas, una corta melena de color negro que le llega hasta los hombros y un hermoso rostro con orejas puntiagudas se encuentra frente a mi con una espada larga y fina, -y por lo que veo, muy filosa- apuntando hacia mi. Trago en seco con miedo en mis ojos.

-¿Quiénes son ustedes? -dice la "Elfa" como la llamó Ezra hace un rato. Tiene pinta de ser una, en los libros que me leían cuando era más chico solían decir que eran hermosas criaturas con orejas largas y puntiagudas, que aportan una elegancia y suspicacia que un ser humano común no podría tener. No me pregunten porqué leía eso. No me gustaban sólo los superhéroes, también las princesas. Y no, no soy gay por si se preguntan, a un chico le puede gustar las princesitas también.

-M-mi nombre es Taylor, el que estás ahorcando con tu mano es Ezra y el nosabecaminarsilenciosamente de allá abajo, es Alec -pongo mala cara y lo miro con una mirada asesina. La chica mira a Taylor con una ceja alzada y luego entrecierra los ojos con atención, como si lo conociera y tratara de recordarlo...

-¿De dónde vienen? -dice mirando desconfiadamente a Taylor.

-Somos de la tierra -digo yo interviniendo en su juego de miradas. Ella vuelve la vista a mi y baja la espada. Tiene las flechas en su espalda y el arco colgado en su pecho. "Así que ella fue la que lanzó la flecha...". Un rugido se vuelve a escuchar más cerca y fuerte que antes. La chica de orejas puntiagudas se pone en guardia a espera de lo que sea que viene. Yo me levanto y hago lo mismo con mi ballesta, notando que aún la tenía en mi mano; apunto a los arbustos a lo que sea que se aproxima hacia nosotros. El cielo se oscurece completamente hasta que no podemos vernos ni a nosotros mismos. Un ruido de algo o alguien pasando entre los arbustos nos hace darnos la vuelta y mirar preparados hacia el lugar de donde provenía el sonido. Otro ruido vuelve a escucharse desde atrás nuestro y la elfa se pone espalda con espalda conmigo para que los dos podamos vigilar ambos sitios.

-Mira, Altair. Nuevos amigos para la cena... -una voz rasposa y gruesa nos logra sobresaltar. De la oscuridad emerje un monstruo de largos brazos y piernas arqueadas, con una figura encorvada, piel grisácea y verde, un hocico y dientes de perro extraños que causan escalofríos y que debe medir veinte centímetros más que yo. Su simple apariencia me hace estremecer. Agarro bien fuerte la ballesta en mi mano por lo que dijo y apunto hacia él por cualquier movimiento sospechoso que llegue a hacer y tenga que disparar.

-No sé, Bernal. ¿Tu qué dices? ¿Los llevamos con todos los demás o los apartamos solo para nosotros? -sale otra voz casi igual a mis espaldas y giro solo un poco mi cabeza para ver que otra bestia igual a esta y un poco mas alta, se encuentra delante de la elfa.

-Sucios Orcos, ¿Qué es lo que quieren? -dice la chica con repugnancia.

-Queremos comer estúpida elfa. ¿Qué acaso no eres lo suficiente inteligente como para darte cuenta de eso? -ella le gruñe en respuesta y el Orco sonríe satisfecho.

-¿Prefieren intentar pelear y perder? ¿O simplemente aceptar su destino y dejarse comer? -dice el Orco delante de mí. Yo sólo trago en seco ante la idea de ser devorados por estas bestias.

-Yo les diría que sigan la segunda opción... -dice el otro y ríe. Me paro bien erguido y lo miro a los ojos con el mentón en alto.

-Los superamos en número. ¿Porqué les tendríamos miedo? -digo yo desafiándolo con la mirada.

-Porque nosotros los superamos en fuerza -dice el Orco con arrogancia. Yo titubeo hasta darme cuenta de que eso no lo puedo rechistar. Tiene razón. Estos Orcos corpulentos y grandes van a ser difíciles de derrotar. Pero lo lograremos; yo sé que lo haremos. Inclino sólo un poco la cabeza hacia un costado y le susurro bien bajito en la oreja a la elfa para que los Orcos no logren escucharme.

-Elfa. Sé que no nos conocemos y que empezamos con el pie izquierdo, pero te pido por favor si puedes ayudarnos a derrotar a estos Orcos, porque como verás, solo nosotros tres no podremos ganarles.

-Ya lo sé. De todas formas no creo que lograría escaparme sin pelear primero. Así que hagámoslo -dice sin siquiera mirarme y luego alza la voz para que los demás escuchen- ¿Saben usar las armas que tienen en sus manos? -los chicos se miran entre sí un poco temerosos.

-Emm... algo así -dice Taylor y Ezra asiente.

-Entonces peleen por sus vidas -dice duramente antes de lanzarse encima del Orco. Yo, en cambio, empiezo a disparar flechas sin parar hacia el que está en frente mío. Las flechas sólo lo raspan y caen al suelo como si nada. Él gruñe mostrando sus dientes y empieza a tirar golpes hacia mi. Yo retrocedo y esquivo los que puedo, hasta que uno me da en la panza y me deja sin aire. El impacto y el dolor es tan fuerte que me tira al suelo de rodillas. Recién ahí el Orco se acerca con nada más que su puño e intenta pegarme en la cara. Cierro los ojos con miedo y espero el golpe... pero nunca llega. Abro los ojos. Una roca gigante viene volando desde la distancia e impacta en el rostro del Orco, logrando que salga volando lejos de mi y caiga al piso inconsciente. Parpadeo repetidamente tratando de entender quién o qué fue lo que hizo eso. Miro a mi al rededor y no veo a nadie. ¿Quién me ayudó entonces?

-¡Alec! ¿Dónde estás? -grita la voz lejana de Taylor.

-¡A-aquí estoy! -digo entrecortadamente. Un Taylor todo sudado y lastimado se acerca a mi para ayudarme a que me levante. Tomo su mano con desconfianza y me levanta con cuidado- ¿Dónde están los demás?

-Ezra está con la elfa luchando contra el otro Orco y como no te veía vine para ayudarte con este... pero veo que ya lo tenías controlado... -dice confundido. Yo niego repetidamente con la cabeza.

-Y-yo no hice nada... solo una roca gigante salió de la nada y golpeó al Orco... -digo aún más confundido que él.

-Que raro... -dice pensativo- quizás... fue la elfa...

-No creo... ella estaba muy lejos para hacerlo, y no creo que tenga poderes porque sino ya los hubiera usado-Taylor sólo se encoje de hombros y mira hacia otro lado pensativo. Corremos juntos hacia donde se encuentran los demás y encontramos a Ezra y a la elfa frente a un cuerpo sin vida-. ¿Acaso... está muerto? -pregunto con miedo. Ellos asienten y cuando por fin llego donde están, observo con asco y lástima el cuerpo sin cabeza del Orco- ¿Le cortaste la cabeza? -ella baja la mirada observando su espada llena de sangre de aquel Orco. Luego vuelve a mirarme con ojos vidriosos pero enseguida endurece su mirada y desvía la vista hacia otro lado.

-Tuve que hacerlo. Era él o su amigo y yo. Y no quería morir todavía... -dice excusándose.

-¿Alguna vez has matado a alguien? -le pregunta Taylor con dolor.

-No. Pero se debe hacer lo que se debe hacer para sobrevivir por estos lares, así tenga que matar a cualquier persona que se cruce en mi camino.

-¿Quién eres? ¿Qué haces en este bosque? -le pregunto yo antes de que amenace con matarnos.

-Mi nombre es Sylvana Milch. Soy hija de elfos y me crié en el bosque. Estoy aquí porque quiero llegar a la punta del triángulo, plantarme frente al rey, la reina y su príncipe desconocido y obligarlos a que me digan dónde tienen encerrados a mis padres-asiento comprendiendo.

-Nosotros nos dirigimos al mismo lugar... ¿Quieres acompañarnos? -ella me mira con desconfianza pero termina cediendo con una única condición: que pase lo que pase seamos fieles y honestos con ella. Yo acepto su trato y pido lo mismo de su parte. En el camino hasta el final del laberinto le explico cómodamente todo lo que pasó con Jazz y que es lo que planeamos hacer. Luego de caminar por varias horas llegamos al final del laberinto y salimos a otro bosque donde nuevamente está el árbol en el centro.

-Muy bien. Son los primeros en llegar. Su reto final es confesar su más oscuro secreto -me tenso. La verdad que no me esperaba que este fuera el reto pero bueno-. Taylor, ¿Porqué no empiezas tú mejor? -Taylor rezonga pero de toda formas habla.

-F-fue hace mucho tiempo. Me encontraba jugando con mi hermana menor. Jugábamos como niños inocentes a tirarnos por la escalera con una caja. Cuando nos tiramos... la caja se frenó de golpe en uno de los escalones y nos hizo caer rodando por ella. Yo no me hice nada, solo algunos rasguños en mi piel. En cambio, mi hermana... se golpeó la cabeza contra la punta de la pared y bueno... yo bajé lo más rápido que pude, la agarré en mis brazos y la ayudé a levantarse -sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas y empezaron a caer algunas por sus ojos-. Pero cuando toqué su cabeza y miré mi mano, salía mucha sangre, toda mi mano estaba manchada en sangre. En su sangre. Llamé a gritos a mis padres y se la llevaron al hospital. Se abrió la cabeza por el impacto pero el doctor no pudo hacer nada... ella estaba con sus ojitos cerrados, estaba demasiado pálida y fría... y luego... ella jamás despertó...-lágrimas gruesas caían de sus ojos y su voz ya casi era inaudible-M-maté a mi hermana... -dice casi susurrando y temblando. Me acerqué lo más rápido que pude e hice lo que nunca pensé que haría. Lo abracé. Necesitaba hacerlo. No podía verlo culparse de esa forma por un maldito accidente. Él aceptó mi abrazo y lloró en mi hombro. Cuando por fin dejó de sollozar, se separó de mi y se posicionó junto a los demás, mirando solamente el piso y tratando de limpiar sus lágrimas inútilmente con sus manos. El árbol hizo una mueca de lástima y miró a Ezra.

-Tu turno, Ezra -dice el árbol y Ezra asiente dudoso.

-Emm... no tengo un oscuro secreto que yo sepa.

-Si que lo tienes. Es ese mismo en el que estás pensando. Tranquilo, ellos no te juzgarán.

-Está bien... estoy... estoy enamorado de Emma desde hace mucho tiempo -yo lo miro sorprendido y una pregunta se forma en mi mente "¿Porqué no se lo dice? ¿Las hadas y los humanos no pueden estar juntos?".

-No, no pueden. Hay leyes que prohíben que humanos y hadas se enamoren y convivan juntos -contesta el árbol mirándome.

-¿Qué? Eso es completamente estúpido -digo furioso. "¿Quién rayos inventó estas leyes?". Esta vez, el árbol no me responde y guarda silencio. Bradwin me mira nuevamente. "te toca a ti" dice en mi mente. No puedo creer que esté apunto de confesarlo frente a ellos.

Doy un paso al frente y suspiro derrotado.

-Estoy enamorado de Jazzlyn Carter.

Bueno wattpaders hasta aquí el capítulo. Hacía tiempo que no publicábamos un capítulo. ¿Que loco, no? ¡Alec acaba de confesar su amor por Jazz!... ¿Les pareció triste la historia de Taylor? Los leemos en los comentarios.

Pd: este capítulo lo escribió su genial amiga y servidora Jimena jaja. Quería decirles que Dalia y yo tardaremos más en escribir los capítulos por el tema del colegio y demás, así que se me ocurrió dejarles este regalo como recompensa por la tardanza.

Besos, los amamos Dalia y yo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top