Extra

El sol brillaba con fuerza en Barcelona, después de un año lleno de risas, noches en vela y competencias de quién cambiaba más pañales (Charles iba perdiendo, claramente), había llegado el día del bautizo del pequeñín.

El bebé había pasado el último año en Mónaco, rodeado de su papá Alfa, su papi Omega y un montón de tíos que competían por su atención cada vez que lo veían, pero ahora era el turno de la familia y los amigos de Gavi.

La ceremonia sería sencilla, en una pequeña iglesia de Barcelona.

Los padrinos serían Carlos, quién obviamente tuvo que sudar, llorar y sangrar por eso... Fue la niñera por todo un año y también por ser
el mejor amigo de Charles, y Robert, el hombre que para Gavi era como un padre.

Desde que llegaron, Robert había secuestrado al pequeño, quien iba vestido con un trajecito blanco con un moño que le hacía parecer un mini caballero.

Lo acunaba con una ternura que derretía a los demás, mientras Carlos intentaba sin éxito quitárselo.

—¡Déjamelo un rato! Soy el padrino también, ¿Sabes? —Gruñó Carlos, estirando los brazos hacia el bebé.

—Y no lo cargues así, no le gusta.

—No seas envidioso, Carlos, tú lo tuviste todo un año, además, ¿Ves cómo me mira? Sabe que soy su favorito.—Robert sonrió mientras el pequeñín balbuceaba y tiraba de su corbata.

—¿Favorito? Ni siquiera te conoce bien.—Carlos bufó, pero antes de que pudiera decir algo más, el bebé soltó una risita que parecía darle la razón a Robert.

Gavi, que los observaba desde un banco, en la espera de que el padre de inicio al bautizo, solo suspiró, rogaba para que todo salga bien... Aunque teniendo a Carlos de padrino y a los otros dos locos sentados atrás... Lo duda.

—Un día normal en mi vida… Solo un día.

Pedri y Ferran ya estaban llorando, es que ¿Quién no va a llorar al ver ese trajecito todo bonito en el bebé?

—Es que es tan bonito, amigo … —Sollozó Pedri, limpiándose las lágrimas con la manga.

—Y no lo habíamos conocido todavía, que mala persona eres, Gavi, llevártelo tan lejos. —Ferran le dio un codazo a su amigo, sorbiendo por la nariz, pero las lágrimas seguían cayendo.

Hansi, que se estaba muriendo del calor, los miró con un deje de odio y sufrimiento, ¿Esos eran sus jugadores estrella? ¿Dos inadaptados y dramáticos? No le pagan lo suficiente para esto.

—Dejen de comportarse como idiotas, es un bautizo, no un funeral, y limpiense esas lágrimas, que el niño se va a asustar.—Dijo para tomarlos de las orejas.

Pedri y Ferran asintieron rápidamente, mientras Gavi reía por lo bajo.

—Déjalos Míster, sabes que si no son dramáticos no son felices.

—No te preocupes... Mañana en el entrenamiento me ocuparé de ellos... Tu pequeñín es muy bonito... Felicidades, para serte sincero, creí que serias el último en sentar cabeza y formar una familia.

Gavi rió, pero le dio la razón al Alfa mayor, si alguien le hubiera dicho que en un futuro iba a tomar un descanso del fútbol, casarse y tener un pequeño bebé y otro grande... Le hubiera mordido en la pierna a ese loco que seguramente se había escapado de un manicomio.

—Yo tampoco lo creía, pero... Charles llego, a veces me dan ganas de tirarlo desde el segundo piso, pero lo amo con todo mi corazón, es el Alfa más persistente, tierno y dulce que he conocido.

—Y con mucha paciencia.—Dijo Hansi riendo, aún recordaba todas las veces que tuvo que correr al Alfa monegasco de sus entrenamientos porque iba a "hostigar " a su jugador.

—Sí... Me tuvo mucha paciencia, al principio pensaba que era como el resto de Alfas, además de que se juntaba con Carlos.

—¡Achuu! ¿Quién está hablando mal de mí?—Dijo Carlos desde el altar.

—Pero le diste una oportunidad, y mira, ahora están por bautizar a su pequeño.

—Sí... Una de las mejores decisiones que he tomado.



Llegó el momento de la ceremonia, Carlos y Robert se colocaron al frente, listos para alzar al pequeñín mientras el cura se preparaba para derramar el agua bendita.

Todo iba bien… ¿Sí mencioné que Carlos estaba ahí no? Pues...

—Cuidado, Carlos, no hagas tonterías… —Advirtió Gavi desde su asiento.

—Tranquilo dulzura, todo bajo control.—Respondió Carlos con una sonrisa confiada.

Un segundo después, su pie resbaló con el borde de la alfombra y, en un movimiento estúpidamente elegante, perdió el equilibrio y cayó directo dentro de la fuente de agua bendita, llevándose con él un montón de risas y la mirada incrédula de Pablo.

—¡Carlos! ¡Por Dios! —Gritó Gavi mientras se levantaba de su asiento, cubriéndose la cara con las manos.

Charles, que no podía parar de reírse del desastre de su amigo, se acercó para ayudarlo, y en su distracción, también perdió el equilibrio.

Un segundo después, el monegasco estaba en el agua junto a Carlos, mientras Robert sostenía al bebé con expresión incrédula.

—¿Están cómodos o quieren que los deje más tiempo ahí? —Preguntó Robert, levantando una ceja mientras el bebé los miraba curioso.

—¡Leclerc, sal de ahí antes de que te mate!—Gritó Gavi, acercándose rápidamente para rescatar lo que quedaba de dignidad en ese bautizo.

Max y Checo, que estaban en la última fila observando todo como si fuera un show, no podían parar de reírse.

—¿Ves? Te dije que esto sería un espectáculo. —Max le dio un codazo a Checo.

—Definitivamente, pobre Gavi, tiene que lidiar con un niño y tres adultos que actúan como si también fueran bebés.

—¿Y tú y yo para cuándo, guapo?—Preguntó Max, alzando y bajando sus cejas.

—Cuando Carlos deje de ser un mujeriego y siente cabeza.

—Ahhgg... Moriré virgen.

—¡Achuu! ¡¿En serio, quién mierda esta difamandome?!—Gritó Carlos saliendo del agua... Gavi le dio un golpe en el estomago por dramático.




Después de varios minutos de caos, gritos, y un Gavi golpeando a Charles con una libreta del programa de la ceremonia, lograron retomar el control, Carlos y Charles estaban empapados, pero seguían con cara de culpa mientras el cura, muy paciente, se preparaba para bautizar al niño.

—¿Listos ahora? ¿O alguien más quiere darse un baño? —Preguntó el cura con una sonrisa, sonrisa que desapareció al ver la mirada de Gavi.

—E-Eh.. Sigamos.

Robert alzó al pequeño, quien parecía encantado con toda la atención, mientras Carlos murmuraba por lo bajo.

—Por favor, que nadie más se mueva. —Dijo Gavi con cansancio antes de tomar la mano de Charles, quien estaba pálido pero emocionado.

Finalmente, el cura derramó el agua sobre la cabecita del bebé, mientras todos en la iglesia sonreían emocionados.

—Y bien.—Dijo el cura al final.

—¿Qué nombre llevará el pequeño?

Charles y Gavi se miraron con una sonrisa cómplice, y Gavi respondió.

—Su nombre es…







JAJAJJAJA, fin.

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