4.
- ...Kuina.
¿Escuché bien?
Trata de usar su brazo derecho para secar su mentón.
Dios, esto no puede estar pasando.
Siente que lo están viendo.
Levanta la mirada con cautela y lo primero que busca es un par de ojos color océano.
¿Cómo lo sabe?
- Zoro-san, ¿está bien? .- Pregunta el esqueleto con cuidado.
Le suda las palmas de sus manos y su cara se torna un poco más oscura de lo habitual por el ligero sonrojo que aparece a causa de su vergüenza.
Solo asiente con la cabeza la pregunta de su nakama.
No sabe describir lo que siente ahora, apenas y puede sentir algo de ira, pero es opacado por tristeza y miedo. Un sentimiento que duele y se siente bien a la vez.
¿Por qué esa calidez?
Trata de volver a su estado desinteresado, a pesar de que internamente pedía respuestas.
Todo ese pequeño show que el peliverde hizo fue visto por todos.
¿Cómo no verlo por semejante reacción?
Él mismo se declaraba como inquebrantable, indomable e intimidante.
Que tuviera una reacción a un nombre de una de las hijas de Sanji, quiere decir que está involucrado.
La pelinegra cubre su boca con la mano para no sacar un jadeo de sorpresa.
Oh, vaya... Que interesante.
Tal vez seas suposiciones suyas, pero uno nunca sabe.
- Entonces... - Con cuidado, Nami quería saber mucho más, gustos, colores, decoraciones... Y ganar un par de apuestas con Usopp. - ¿Podrías describirnos como son ellas?
Si, apostaron características y cualidades de las hijas de Sanji.
- Creo... Que físicamente no puedo hacerlo, ya saben. - Dice un poco nervioso el chico.
- Tienes razón, eso es algo que el futuro padre lo descubrirá. - Dice algo divertido Usopp palmeando la espalda de Sanji, mientras el otro estaba avergonzado y muy feliz. Parecía en su mundo.
- Si, lo entiendo perfectamente. ¿Color favorito? - Empieza la navegante algo desesperada.
- Bueno, a mí me gusta el rojo. A Kuina el verde y a Sora el azul. - Dice algo animado, cada que habla de sus hermanas se siente feliz, las ama.
Un resoplido de ambos apostadores se escuchó. Nami apostó blanco y Usopp rosa.
Luffy, solo se río a carcajadas y de tan aburrido que estaba también quiso participar.
Poco a poco los demás estaban intentando adivinar los gustos y preferencias de ambas niñas y del joven.
Solo dos no dijeron nada: las alas del Rey.
Sanji con cada nueva información se imaginaba un escenario de lo más adorable, que nadando con sus dos pequeñas hijas, que si cocinando con una de ellas, que contándoles cuentos, tocando guitarra para ellas... Sin duda daría todo de él para hacer que sus tres hijos se sientan amados.
¿Cómo no encariñarse por la futura familia que tanto anhelaba?
Y la bendición de los dioses que le regaló dos hijas.
Definitivamente amaba a dos niñas sin haberlas visto y orgulloso de su hijo por la manera tan cariñosa y agradable de narrar a sus hermanas.
En cambio Zoro, estaba nervioso...
Muy, pero muy nervioso.
A Kuina le gusta los retos, el onigiri, adora a las espadas, su fruta favorita es la sandía, su color favorito es el verde, ella no juega con muñecas, si no que juega con dos espadas de madera que le regalaron en su cumpleaños número nueve, no le gusta los vestidos, no le gusta los caramelos o las cosas demasiado empalagosas, no le gusta perder y definitivamente todo parece indicar que en un futuro será una espadachín.
¿Qué clase de broma rancia es esta?
Por un momento, pensó que podría ser una reencarnación o algo por el estilo, en serio que extrañaba a su amiga de la infancia.
La chica que entrenaba por horas y nunca perdió una pelea. La que constantemente tomaba la sopa de miso, la que en batalla más que pelear, bailaba y parecía arte, uno de doble filo.
Uno de los gustos que más destacaba y que se notaba un contraste entre sus personalidades, es que a ella le encantaba los dulces, su favorito son los Mochis... Pero a la otra no.
Solo escuchar un par de gustos de la hija del cocinero, sintió un escalofrío.
No sé parecían en nada.
Lo único en común es el nombre, en lo demás ni un carajo.
¡Se parecía incluso a él!
La niña parecía ser más hija suya que la del cocinero, ¿es que el otro no se daba cuenta?
¿Es conveniente decírcelo al pervertido?
Primero muerto.
No irá a decirle al cocinero que esa niña seguramente era su hija por el terrible parecido en personalidades que tienen.
Solo esperará y confiará en el maldito destino (incluso si no lo cree), en qué se sea físicamente una copia de Sanji y su futura mujer.
Tucun Tucun
Aunque eso hiciera que su corazón se apretara y se lanzara de algún lugar alto, demasiado alto.
•••
Fue divertido ese pequeño momento.
Sanju se sentía nuevamente en casa, con la diferencia de que estaba en un barco pirata y que son del pasado.
Detalles.
Hace tiempo que no reía tanto.
En ese momento está lavando los platos, de una u otra forma debía de pagar la estadía. Se le daba bien las labores domésticas, así que pagará con trabajo.
No ha sido difícil encajar, el ambiente es sociable, cálido y extraño.
La tripulación en general es de lo más extraño que hay, aún así es como haber estado siempre con ellos.
No había manera de no sentirse como en una familia.
Solo él me evita...
Y jura por su amor a las estufas y sartenes que no sabe porque putas mierdas, Zoro lo está evitando si lo único que hizo fue ser jodidamente amable.
El suspiro escapa de sus labios y con eso también secando el último plato y guardándolo con algo de pereza en el repostero.
- ¿Estoy interrumpiendo algo? ... ¿Hijo? - Bueno, se oía raro, no malo. Es muy inusual para Sanji decirle 'hijo' a un joven de buena edad que podría ser más su hermano que un primogénito.
- ¡Oh! - Raro, su papá no le decía de esa manera a no ser algo serio, o muy sentimental. Para que no se vuelva incómodo lo llama como acostumbra hacerlo en el Barati. - No, nada. ¿Qué sucede, viejo?
Dejó de recargarse de la puerta y poner sus manos a los bolsillos murmurando molesto.
- Maldito niño con cabeza de calabaza. - Sin ocultar su fastidio, rechinando los dientes y con su ceja en forma diagonal. - Uno viene aquí para conversar tranquilamente y ahí va el idiota diciendo estupideces y media con un apodo totalmente poco original.
Sanji se sentía comparado con su viejo. Qué ironía coloca la vida en su camino.
No sé dejó esperar por una carcajada con fuerza de parte de su 'hijo', que poco a poco perdía fuerzas por la falta de aire a sus pulmones.
Si, ese es mi papá.
- Es broma anciano. - Un gruñido por parte de la 'compañia de la visita inesperada' - ¿Qué ocurre?.
- Bueno... - Se siente incluso algo tímido para preguntar. - Quería saber si... La mujer con la que me casaré es alguien que conocemos. - Baja la mirada con una sonrisa tímida y el color rojo aparece en sus mejillas blancas.
Oh-oh.
Solo puede reír incómodamente por lo que puede suceder, tratando de relajarse por lo que vendrá.
¿Cómo decirle que no es una mujer su cónyuge?
- Yo... - Traga saliva, solo espera no ser pateado hasta que se canse.
Ya había visto a su padre golpear a otros hombres, hubo algunas cuantas razones. La primera de ellas era dejar la comida a medias (odia con su vida que no terminen el plato de comida, pero más odia a aquel que la desprecia), la segunda por no obedecerlo (generalmente él recibía esas patadas por no seguir las instrucciones de alguna receta o como ser un buen mesero a la hora de ordenar), la tercera por coquetear con él (desgraciadamente la mayoría con dos pedazos de huevos para coquetearle son del sexo masculino)
Literalmente con huevos.
Su padre no es precisamente un fan de los okamas, mucho menos de los homosexuales. O bueno, a los hombres en general, detestaba más a hombres que a mujeres. A ellas las dejaba en un pedestal, como unas diosas a cual adorar.
Sus hermanas son un ejemplo muy claro, ya que les permite muchas cosas, no todas, pero sí que tienen más facilidad en sus entrenamientos que a él.
Una brecha muy grande entre hombres y mujeres.
¿Cómo habrá sucedido tal romance?
- Papá... - Llama el cocinero más joven a su superior que parece volver a la tierra después de tanto estar en las nubes. - Yo...
Sanji al notar su nerviosismo coloca una de sus manos en su cabeza, acariciándola y arrullando casi silenciosamente.
La tensión se apoderó de la habitación, llenándolos de duda a ambos. Uno esperando una respuesta que posiblemente no le gustará, preparándose mentalmente para lo peor, el otro buscando las palabras adecuadas para no entrar en un conflicto tanto con su padre como con el destino.
Maldito destino.
- Soy adoptado. - su mirada se vuelve triste, sus ojitos brillan y un puchero hace aparición.
Su rostro muestra una sorpresa, no exagerada, mas dejándolo en blanco por tal noticia. No existió una esposa, no hubo amores.
No me casé...
Bueno, era demasiado bueno para ser verdad. No se casaría ni tendría hijos de sangre en su cuento de hadas ideal. Nunca hizo el amor con una mujer ni verá crecer a sus hijos desde neonatos. Jamás hará papillas o cambiará pañales. No sé desvelará por algún llanto ni enseñará a hablar a un infante.
¿Eso cuándo me detuvo?
Él también era adoptado. Él consiguió una figura paterna de dónde nunca se esperaría. Encontró amor incondicional en dónde en su antiguo hogar no existía.
Definitivamente es como volver a repetir la historia...
Espera-
- ¿Tus hermanas también son adoptadas? - Aún con la pregunta su mano siguió acariciando su cabeza cariñosamente, de vez en cuando bajaba a sus mejillas para limpiar un par de lágrimas traicioneras.
- Si... - aunque triste, alza su mirada y con una voz casi quebradiza decide preguntar. - ¿Seguimos siendo tus hijos?, ¿verdad?
Su corazón crujió, se sintió muy doloroso. Se veía reflejado, de alguna forma.
Esa desesperación de encontrar algo con que aferrarte a la vida, ese miedo en perder una parte de ti, la manera en la que sus manos se hacían puño por encima de sus rodillas.
No dudó en tomarlas, mostrando su cara más serena e indiferente que tenía, necesitaba mostrarse tranquilo, habló.
- Cuida tus herramientas de trabajo, cuida a tus hermanas y no te resfríes... Si eres mi hijo, seguirás esas indicaciones al pie de la letra. - Para desgracia de Sanji, una sonrisa nostalgica y cariñosa salió a la luz.
Mierda... Quiero llorar.
Ese fue el pensamiento de ambos chicos, demasiado sentimentales para su propio gusto.
A la mierda.
El menor no resistió darle un abrazo a su padre de solo unos cinco años de diferencia. Lo apretó y su cabeza se posicionó bajo su cuello y encima de su pecho algo incómodo, sin embargo, con esa sensación de calidez embriagandolo como el mejor vino blanco.
El rubio no evitó haberse quedado petrificado como la vez que miró a la emperatriz Boa, solo no existe albur, y su corazón latía de manera desenfrenada y está vez su imaginación le mandó un mensaje donde existía una foto mental donde estaba sus tres niños y él.
Se siente tan correcto.
Una familia uniparental no se ve mal. De hecho, Zeff también hizo lo mismo. Creo que subió de nivel al tener tres hijos y no uno.
- Por cierto... ¿Puedo dormir contigo? - Aún en el abrazo incómodo, pregunta con mucha vergüenza. Sus orejas y mejillas un rojo oscuro, casi morado delatando su emoción.
Una risa entre dientes burlona se escucha mientras siente sacudir de manera brusca su cabeza.
Le estaba sacudiendo su cabello, genial.
- ¡Oye!, ¡me despeinas!, ¡viejo sin sentido de la moda! - se suelta rápido sin llegar a lo brusco tratando de acomodar su cabello. - Es un peinado con demasiado estilo para que tú lo entiendas.
- Por si no te das cuenta mocoso, tenemos el mismo peinado. - pisándole al contrario el pie más cercano a él.
Se aguantó el grito de dolor y gritó - ¡No es cierto! El mío tiene volumen y es esponjoso, el tuyo es más como si te pasaras a diario alguna plancha para que quede liso. - Bufa molesto sobándose el pie detrás del gemelo de la pierna contraria.
•••
En el cuarto de las damas la peli naranja estaba releyendo los libros de la geografía, por mero ocio lo utiliza para no 'olvidar' que debe hacer.
Estaba tan concentrada que no se percató de su compañera. La mujer de ojos verde-celestes tenía sus brazos cruzados y los ojos cerrados.
Cuando acabó su libro de manera rápida suspira y se resigna a guardarlo. El libro fue interesante en su momento, ahora que se lo sabía del derecho y al revés es algo aburrido.
- Robin, iré al estudio. Tengo que pasar a limpio los mapas de los que hice bocetos ayer, si necesitas ayuda, avísame. - Al mirarla detenidamente fue una escena extraña.
Robin, estaba contenta. Su sonrisa y un sonrojo muy pequeño lo hacen notar. Parecía perderse en ella misma y volver a encontrarse, como si la luz y la oscuridad jugarán en el espacio.
Tal vez mis suposiciones sea ciertas, que emocionante.
Nami la dejó estar, su trabajo era importante tanto para su tripulación como para su sueño.
Nunca te aburres en este barco.
☬
[7:15 am. Miercoles 25 de dic. 2024]
Feliz Navidad.
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