MAFIA STYLE : ONLY

PARTE UNICA
pov's jeon jungkook

Honestamente, nunca había entendido del todo a qué es lo que mi padre se dedicaba. Fue cuando tenía cerca de diez años, que comprendí. Jeon JhyunWa, es un líder mafioso capaz de exterminar al mismísimo presidente electo de la nación si es que se lo propone, y es por esa misma razón que mi madre huyó. Unas horas antes, en el día de su fuga, la última vez que observé su rostro con vida ella me pidió ser diferente, no ser un monstruo en el monopolio, conseguir algo de humanidad en mi cruel existencia. Sin embargo, aquellos rastros de sentimientos morales se desvanecieron con el tiempo, y no pude cumplir la promesa que le hice.

Le daré toda la culpa a mi padre, él fue quien la trajo a nuestra casa. Estaba triste, solo, ni siquiera quería comer los deliciosos platillos hechos por los mejores chefs del país. Lo único que deseaba era ver nuevamente a mi madre, poder recibir un abrazo, besarla en la mejilla y pedirle perdón por no ser el hijo que esperaba. Pero era imposible, pues cuando mi padre la encontró dos días después de marcharse, la mató. Como prueba a su vil acto, me entregó un cofre con el dedo anular de su mano.

'Es lo que sucede cuando no respetas a tu marido.' se jactó con diversión. Siempre supe que la engañaba con otras mujeres, y que tenía mil amantes en uno de sus burdeles ubicados en la ciudad, donde disfrutaba de los placeres más candentes del acto sexual. Sin embargo, nunca esperé ver a una niña a su lado. Llegó una noche de niebla, sin nadie más que un guardaespaldas que hablaba en susurros a su oído, la niña de catorce años temblaba con, al parecer, miedo. Papá nunca me dijo de dónde la trajo, si es que él era algo de ella, o si se había vuelto completamente loco, llegando al punto de meterse con una persona menor de edad. Lo que supe desde un principio, es que ella y yo no compartimos sangre.

Se posó frente a mí en la sala, con su vestido sucio de manchas con sangre, y ojos redondos con miedo. Yo, con mi pijama y una taza de leche caliente, no podía entender qué hacía una fulana en la elegante sala de mi hogar. Pero era linda, delicada, y susceptible. Despertó dentro mío un sentido oculto, el de simpatía. 'Ella cuidará de tí, hijo.' dijo el hombre de traje y guantes negros, los usaba cuando iba al trabajo.

Desde aquel día, Sum Han nunca se despegó de mí. Éramos dos contra el mundo.

Nunca dormíamos en cama separadas, ella me ayudaba a prepararme para la escuela, me peinaba, me explicaba las tareas, y celebraba junto a mi cada cumpleaños. Me amó, tanto que yo también la amé, incluso más de lo que nadie jamás amará a otra persona. Su llegada fue acorde a mis necesidades, era un niño en busca de atención, de alguien que suplantara el lugar que mi madre dejó libre.

Pero hoy, hoy no entiendo lo que con tanta alegría dice.

Han pasado diez años desde entonces, muchos eventos sucedieron y no puedo olvidarlos. Tal como esa primera vez a mis dieciséis años que me mansturbe viendo los videos que en secreto grabé, donde Sum se baña y toca en la ducha. O como cuando la basé estando dormida, y nunca supo quién dejó una marca de agarre en la parte trasera de su cuerpo. Estoy enamorado de ella, hice muchas cosas para mantenerla a mi lado, son infinidad de actos locos por amor. Le di un chófer propio, una tarjeta de débito ilimitada y un departamento en la parte más costosa de Seúl donde puede llevar la vida de una niña rica.

Mi padre dijo que podía llenarla de lujos, pero que no me excediera, porque en realidad, él la trajo para complacerme.

Complacerme. Sum Han me ha complacido con el derecho a sentir la calidez de otra persona, y yo la he complacido con libertad, y dinero. Entonces, ¿Por qué pretende dejarme?

Mis puños se ciernen alrededor de la pluma, terminé de escribir sin en verdad haber terminado. Subí la vista a la persona sentada en frente de mi escritorio y no creí lo que ella decía con tanta alegría.

Le di todo, ¿Y así me paga? ¿Metiéndose en la cama de otro? Sum me comenta sobre su decisión de casarse con un hombre del cual nunca supe, dice que han salido durante dos años, y que al fin se siente capaz de contármelo, pues desea que yo me convierta en el padrino de la boda.

Yo.

-Noona, ¿hablas en serio? ¿de verdad vas a casarte? -las tareas asignadas por mi padre, para encasillar los fines del dinero para los casinos y burdeles pasó a segundo plano, lo más importante es Sum Han.

Mi noona asintió, y subió su delicada mano con la cual aún tengo fantasías en medio de la noche. Me mostró un anillo de oro, sin diamante, era liso. Un pobre diablo sin dinero, ese es el tipo de hombre por el cual mi mujer se enamoró perdidamente, llegando a un punto donde pide independencia económica de mis garras. Procuré protegerla estos años así como ella hizo conmigo hasta la mayoría de edad, el día de su mudanza le prometí visitarla, no pude hacerlo seguido por los negocios. Pero la llamé, le envié cartas, mensajes, correos de voz, tantas cosas para no sentirme apartado de su vida.

Y eso... ya no importa porque es otro quien pudo poseerla.

-Se llama Kim SeokJin, es el hermano de una amiga. Te encantará conocerlo, sirve en la marina y maneja bien todo tipo de armas.

-No me interesa conocerlo, o saber de él. -respondí eufórico- ¡No puedes casarte! -mis palmas impactaron contra la mesa, sorprendida dio un salto en la silla acolchonada- Sum Han, ¿Por qué me haces ésto? Se supone que... seremos nosotros dos contra el mundo, no entiendo en qué momento ese idiota lavo tu mente, pero no puedes irte y casarte con otro. Eres mía, solo mía.

En la mafia coreana, los hombres son quienes lideran todo, y si no puedes manejar tu propia familia, es porque eres débil. Mi familia se trata de Sum Han, ella debería ser la futura madre de mis hijos, y no permitiré que se vaya. Pausadamente emitió respiraciones nerviosas, me conoce enojado, sabe que no hay fuerza en el mundo capaz de detenerme cuando hay algo que me molesta. En éste caso, ella me ha hecho poner furioso.

Me levanté del escritorio. La oficina de papá en casa es usada por mi todas las veces que me da tareas, me instruye para el momento en que vaya a heredar su imperio. Mi imperio, nuestro imperio. Podría ser de ambos si tan sólo...

-JungKook -un suspiro tembloroso escapó de entre esos gruesos labios, rojos como el vino de la copa puesta sobre la madera negra-. Lo siento, no quería que fuera así. Yo me enamoré, quiero hacer una vida con Jin alejada de este mundo.

-Pertenezco a 'este mundo', como le llamas. Y si te alejas de él, te alejas de mí, lo sabes más que bien.

La mafia es cruel, pertenecer a ella te asegura estar en la mira de personas que no conoces, con un arma en tu cabeza constantemente. Sum Han no le teme a éste mundo de crimen, ella creció en el cruel ambiente de las mujeres prostitutas, hombres asesinos, y dinero sucio. Haberla dejado conocer un mundo diferente, donde hay personas buenas fue mi más grande error, nunca me lo perdonaré.

Me deslicé hasta estar detrás suyo, con mis dedos anillados toque su cuello blanco.

La última noche que me visitó, hace dos semanas, supe que algo andaba mal. Sus ojos se veían lejanos, dudaba al hablar, y apenas se me acercó para darme un típico beso en mi frente. Mi miedo es perderla.

-Pues sí debe ser así... -tomé su cuello con tanta fuerza que no lo pensé bien hasta que los jadeos entrecortados me volvieron a la realidad, vi hacía abajo y deslumbre sus ojos desorbitados.

Sum Han había insinuado que, de ser necesario, ella se alejaría de mí para adentrarse a una vida pacífica junto al pobre hombre con quien quiere casarse, un militar de la marina, seguramente con un sueldo bajo, estatura promedio y cuerpo corpulento, con la necesidad de tocar su trasero cada vez que la ve cocinando. Sí, ese debería ser yo. Fui criado bajo sus alas, me alimentó con comida que ella mismo hizo, y me hizo sentir protegido del mundo de la mafia, entre tantas personas crueles, ella era buena.

-¿Entonces, quieres irte? -pregunté despechado- ¿Quieres irte con ese hombre? ¿Me vas a dejar? -sus manos tomaron la mía en el intento de sacarme, la estaba ahogando- ¡El día que te vayas será en una tumba!

-J-Jung... -gimió- P-Por fav...

-Pero no será hoy. -y la solté.

Temblando tocó la marca de su cuello, rosada. Busca oxígeno con el que pueda respirar acorde, aún detrás suyo me permito ver su ahora corto cabello, y rizado en las puntas. Usa marcas de lujo gracias a mi, va a los mejores restaurantes con mi tarjeta de débito, y seguro comparte la cama que le otorgue, para follárselo. De acuerdo, aprendí la lección que la vida me da. Ser blanco con las mujeres no es bueno, hay que tener una mano dura, preferiblemente en sus cuellos.

Me arreglé las mangas y volví a mi asiento. Sum Han me ve impactada, no le llega a la cabeza como yo, su niño, ha sido quien intentó quitarle la vida.

No vi sus siguientes movimientos, no llegué a predecirlos. Se quitó el bolso, y lo abrió, vacío su contenido arriba de la mesa, había tarjetas y billetes, también algunos anillos con diamantes que le obsequié en el paso de los años. Teniendo una respiración acelerada me miraba, iba a llorar.

-También vine a entregarte todo. Incluso la llave del apartamento, las tarjetas y las joyas, las demás se encuentran en mi habitación. Te daré todo lo que me obsequiaste a cambio de mi libertad.

-Eres libre, no te obligué a nada. -no era del todo cierto, en cierta parte, debido a mi posición económica es que puedo mantenerla atada a la mansión y a mi vida- Aceptaste la ayuda económica porque sabías que te sería imposible conseguir un trabajo a tu edad y sin estudios, sin mí estás perdida. ¿No buscaste a ese hombre con el propósito de alejarte de aquí y recibir su dinero?

-Yo amo a Jin. -ofendida dijo- Sé que no lo entiendes porque jamás has amado a alguien de verdad y...

-No tienes idea de nada. -interrumpí sus nada ciertas palabras, y me llené de un sentimiento nuevo- Sum Han noona, eres quien cuidó de mí todo lo que me restó de vida, durante más de ocho años. ¿Acaso no notas mis sentimientos?

Sus comisuras se abren, anonadada se torna de pie en la habitación y da un paso hacía atrás. Parece ver al peor monstruo de sus más oscuras pesadillas, ese soy yo.

-Lo siento, JungKook. E-En verdad, lo siento pero no puedo. No te veo de esa manera.

A paso veloz, con sus tacones de punta resonando, quiso huir por la puerta. No obstante, mi cuerpo aprisionandola contra la madera helada por el aire acondicionado hizo que dejara escapar un débil suspiro tembloroso.

-Lo mataré.

-Sí lo haces, ya nunca sabrás de mí.

-¿Es una amenaza?

-Tómalo como una advertencia.

Sum Han sabe que lo más importante en mi vida es ella, y que si se atreve a irse, me provocará el dolor más grande que un hombre pueda sentir. Ese día permití que se fuera, pero él asunto no quedó entre las cuatro paredes de la gélida oficina de mi padre. Hice lo que tendría que haber hecho hace meses; envié a personas de la organización para que investigarán un poco sobre la vida del bastardo con quién quiere casarse. Pasadas unas dos semanas el informe fue puesto en el escritorio, archivado se hallaba una foto de él.

Cabello negro, ojos rasgados, labios gruesos y un cabello levemente rapado, supongo que por su servicio militar. La fuerza armada es el mayor enemigo de la familia Jeon, no nos agradamos mutuamente, aunque hay uno que otro muchacho infiltrado para mantener las aguas tranquilas. El imbécil estudia para ser comandante algún día, quiere subir de puesto porque su familia está en quiebra, busca ser un orgullo para ellos y sacarlos del mundo en que crecieron. ¿Cómo Sum Han se fijó en alguien así? Teniendo millones de donde sacar, se enamoró de un joven en quiebra que no le quedó más opción que unirse a la marina para cobrar el sueldo del estado y sus beneficios. La sangre me hirvió pensando en que tal vez ella usaba mi dinero para pagarles sus citas.

La noche siguiente no dormí por pensar. Y en la mañana, envié un mensaje al señor Jhonson -la mano derecha de papá- pidiéndole encargarse del problema. Por supuesto, entendió perfectamente que es lo que quería decir, y dos noches después volví a tenerla en mi hogar. Fundida en un rostro rojo de furia, escuché el ruido de sus tacones siendo pisoteados para llegar en frente mío, en el pasillo de la mansión. Mi rostro impactó contra un costado cuando su mano fue alzada. Sum Han me había abofeteado por primera vez, ella nunca me habló mal, o si quiera pensó en implementar un castigo de fuerza. Levanté la vista a su rostro consternado, y tomé su muñeca cuando quiso reintentarlo.

-¡Te odio! -exclamó exaltada- El día que tu padre me arrebató de los brazos de mi madre, supe que el resto de mi vida sería infeliz. ¡Te odio! ¡Te odio!

La explicación de su llegada fue hecha. Até los hilos, y los uní para apuntar a una respuesta coherente del porqué una adolescente de tan sólo catorce años fue puesta a mi lado. La madre de Sum Han debió ser prostituta en uno de los burdeles, y como es ley en la familia, cualquier trabajador es propiedad nuestra, así que, si la situación lo ameritaba... esa niña debía ser tomada.

-Te di todo. -mi pecho duele, no quiero que sufra por ese patán, quiero que se sienta feliz conmigo- ¿Por qué sigo sin ser suficiente?

Kim SeokJin murió dos noches atrás de un asalto a mano armada, saliendo de casa un ladrón le disparó para robarle sus pertenencias. Esa fue la escena que arme a beneficio propio, y con la cual la policía se quedará. Noona no se tragó el cuento, mucho menos cuando me conoce, aparece aquí tan molesta después de haberle arrebatado a su 'alma gemela' utilizando la sortija de matrimonio y un atuendo blanco crema, simbolizando el marido que perdió.

Metió la mano dentro de su blazer, sacando con total lentitud una navaja Suiza, obsequio dado hace tres años atrás.

-Nací siendo hija de una cualquiera, quien hasta el día de hoy, en su tumba, tiene una enorme deuda con tu padre. -sacó la afilada arma blanca- ¿Sabes? Aprendí algo durante este tiempo, y es que nadie escapa de la mafia, por ende, soñar con irse es casi como una fantasía estúpida. No hay futuro afuera para alguien como yo, estoy perdida. -sollozo, y me vio- Quiero morir, JungKook.

Morir... suena de cobardes. Si mueres por una navaja Suiza, eres escoria, y yo no seré quien le dé su particular gusto a suicidarse enfrente de mis ojos. Le arrebate la navaja, y la oculté detrás de mi espalda.

-No te dejaré.

-Entonces hazlo tú. ¡Matame como el señor Jeon mató a tu madre! ¡Déjame irme! -mi mano libre tocó sus mejillas húmedas, fue como acariciar a la verdadera Sum Han, no a la buena e inocente que se empeñó a fingir ser.

-No puedo hacerlo, no hoy. -la navaja cayó al suelo, pero ninguno pestañeo con el ruidoso metal sonando.

Nos observamos fijo durante lo que pareció una eternidad, y sentimos odio el uno por el otro.


- ¡Hola, aquí el primer pedido para Hyunjin344! Lamento si no es lo que esperabas jsjs suelo hacer historias con finales inciertos, para dejar que cada quien crea que es lo mejor que pudo haber sucedido. Gracias por hacer un pedido. ♡

-Estaré subiendo de a poco los demás. ¡Atentas estos días!

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