Capítulo 11. [Maratón 3/5].

El ambiente se volvió cursi de pronto.

La peli-negra, estaba abrazando a Dipper, el cual, seguía tratando de liberar sus brazos de las cadenas.

Daryl no hacia nada, no quería lastimar a su madre, así que dejo de lanzar fuego.

Por otro lado, yo me encontraba más que confundido.

Bill: _____, aléjate de él.

_____: ¡No!

Bill: ¡_____! –Exclamé–.

Daryl: ¿Qué ocurre, papi?

Bill: No ocurre nada, Daryl. –Suspiré–. ¿Quieres ir con tío Will?

Daryl: ¡Si! –Exclamó emocionado–.

Chasquee los dedos, haciendo aparecer un portal.

Bill: Te portas bien.

Daryl: Si, papi.

Bill: No vayas a golpear a alguien.

Daryl: No lo haré.

Bill: Le haces casó a tu tío Dipper y a tu tía Mabel.

Daryl: ¿Y a Will?

Bill: No, a él no.

Daryl: E-Esta bien...

Mire como mi hijo cruzó el portal. Sabía que estaba a salvo, así que lo cerré.

Me volví a ver a los humanos. Dipper sólo le sonreía a la peli-negra, tratando de demostrarle que se estaba bien.

Reí, ante su estúpido intento.

Bill: Ni siquiera lo intentes, Pino. –Me acerqué a ellos–. Sabes muy bien, que estás en pésimas condiciones.

Dipper: ¡Cállate, Bill!

Bill: ¿Porqué? ¿Porqué debería?

Dipper: ¡Porque yo te lo digo!

Jalé a la humana hacia mi. La tomé fuertemente del mentón, para después, golpear a Dipper en el estómago.

_____: ¡Dipper!

Bill: ¡¿Qué hay entre ustedes dos?!

_____: ¡Nada!

Chasquee los dedos, provocando que el castaño cayera al suelo, presionando su estómago. Pise su cabeza.

_____: ¡No, Bill!

Bill: ¡¿Qué hay entre ustedes dos?!

_____: ¡Nada! –Exclamó–.

Lo patee en el rostro, provocando que ambos chicos gritarán. Uno por dolor y otra por desesperación.

Bill: ¡¿Qué hay entre ustedes?!

_____: E-Es... –Dirigió una mirada a Pino, el cual, se veía terriblemente mal–. Mi ex-novio...

Dipper: ¡¿E-Ex novio?! –Se quejó, cuando pisotee su cabeza, de nuevo–.

_____: S-Si...

Sonreí.

Me incliné un poco, sólo para tomar al chico del cabello, obligándolo a levantar la mirada.

Bill: La perdiste, Pino.

Dipper: Cá-Cállate...

Bill: ¡Pero vamos! –Los solté–. Seamos realistas.

Mire como la peli-negra, auxiliaba al castaño.

Bill: ¿Quién quiere a Pino? ¡¿Eh?! ¡¿Quién lo quiere?! –Reí a carcajadas–. ¡Nadie!

Me aproxime a ellos, provocando que ambos se aferrarán al cuerpo del otro.

Bill: Tu destino es estar sólo, Dipper. –Me senté, quedando a su altura–. SO-LO.

No sé, porque estoy haciendo esto.

Quiero decir, siempre he molestado al niño malcriado, pero, de alguna forma, siento que es diferente esta vez.

Dipper: Ya verás que no es así... –Me miro burlón. Lanzó una risa–. Te venceremos, Bill.

Bill: ¿Vencerme? ¡¿Cómo?! Conseguí forma física, tengo más poder del que imaginas y puedo hacerte desaparecer, en un chasqueo de dedos, ¿Cómo un estúpido niño como tu, podría vencerme?

Dipper: ¡Encontrare la forma!

Reí por lo bajo.

Bill: ¿Aún no sabes en que situación te encuentras? –Le jalé el cabello–. Estas perdido.

_____: Basta, Bill. –Me apartó–. Déjalo.

Fruncí el ceño.

Bill: ¿Por qué lo defiendes? Es débil.

Dipper: Al menos... No soy como tu... –Murmuró–.

Bill: Wow, ¿Sigues hablando? –Lo tomé del cuello de la camiseta, pero _____, lo volvió a jalar hacia ella–.

_____: ¡Déjalo ya! –Exclamó, al borde de las lágrimas–. ¡El que seas el rey, de este ESTÚPIDO mundo, no te da derecho de dañar a Dipper!

Lo esta defendiendo.

Bill: ¡Tú no me dices que hacer!

_____: P-Por favor, Bill... –Se me acercó–. No quieres que Daryl vea como eres en realidad...

Mi corazón se achicó al escucharla.

Todo este tiempo, trataba de ser un buen padre, para Daryl. Evité deshacerme de millones de personas, sólo para que mi hijo no viera el verdadero monstruo que podría llegar a hacer.

»–¿Le tienes miedo?

–Sólo cuando estamos en Raromagedon«.

Desvié la mirada, ante el recuerdo.

Daryl me tenía miedo...

Todo eso se esfumó, cuando un puño se estrelló contra mi mejilla.

Dipper: ¡Déjala! –Tomó a _____, de los hombros–.

Fue entonces, cuando me di cuenta, que la estaba tomando bruscamente del brazo.

Fruncí el ceño y mire a aquel idiota.

Bill: ¡Te voy a matar!

_____: ¡Basta!

Una idea cruzó por mi mente. Sonreí.

Tomé a la chica del cabello y la jale a mi, provocando que se quejara del dolor.

Dipper: ¡Basta! ¡No le hagas daño, Bill! ¡Déjala! ¡Mátame a mi!

Bill: Oh no, Pino. –Sonreí con malicia–. Haré algo mejor.

Acerqué a aquella peli-negra a mi rostro.

La besé.

Dipper: ¡BILL! –Gritó–.

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