Era un dia frío de febrero, un pequeño de 9 años dormia en su comoda cama, tapado hasta la cabeza para dormir mejor.

Una pequeña de 5 años corría a toda prisa en su camisón, hacia la habitación del niño. Apenas llegó saltó hacia la cama de éste y lo sacudió un poco brusco para despertarlo—Jane! Jane! Despierta! Ya salió el sol! Jane!—Le gritaba la niña emocionada mientras ocultaba un presente para su amigo.

Señorita Kate… déjeme dormir…—Se dio la vuelta pegando su rostro en la almohada.

Vamos! Por favor Jane! Despierta! —Le decía insistente.

Ay! Bueno! —Se levantó molesto sobando sus ojos con sus puños y bostezando—Apenas vio algo que su única amiga tenía detrás de ella se intrigo— Que es eso, señorita? —señala lo que Kate ocultaba.

Ahora no te lo daré por malo—se cruzó mostrando una figura pero cubierta de un papel de regalo muy lindo. Inflaba las mejillas sonriendo con malicia y cerrando los ojos como lo hacían algunas amigas de su madre. Al notar que ya habia mostrado algo del regalo dejó esa postura y se sonrojo entregandole el regalo—Feliz cumpleaños Jane

G-Gracias, señorita…—tomó el regalo entre sus manos y lo abrió con cuidado, el regalo era un caballo de buena madera, de detalles delicados aunque habian algunos que no deberian estar ahí—Es precioso! gracias!—La abrazó muy feliz sintiéndose importante.

La niña correspondió soltando una pequeña risa—Sabia que te gustan los caballos, le pedí a el señor Bruno que me ayudara a hacerlo, por tu cumpleaños

Apenas se dio cuenta que abrazaba a la niña se separó—P-Pues.. muchas gracias, señorita Kate…

Solo dime Kate... Feliz día Jane…