Evashipping [III]

"Y ahora esta nevando. Brillante."

[...]

Está envuelto entre cobijas, sentado en la esquina del sillón mientras el calentador hace todo su esfuerzo por cumplir su función y asegurarle una mejor estadía en el lugar.

Paul odiaba el frío, era demasiado sensible a las bajas temperaturas, algo no muy conveniente cuando vivía en una región cuyo clima principalmente era frío y muy de vez en cuando se ponía agradable, razón por la cual su ropa consiste siempre, en traer puesta una chaqueta, no importaba lo directo que le diera el sol, eso siempre sería mejor a tener que temblar en público.

Entonces, si se supone que tanto odiaba el frío, ¿Qué estaba haciendo en una casa donde claramente

—Que agradable de tu parte visitarme, hermanito.

Respiro profundo, soplando el aire para sí mismo intentando contener la calidez, observando como su hermano mayor, Reggie, se paseaba sin problema alguno por la habitación, asegurándose de que el calentador estuviera en su lugar y los Pokémon bebés, a los que el frío no les hacia nada, estuvieran a la distancia adecuada de todo.

—Si, muy agradable... —murmuró entre dientes, rechinando los dientes en el proceso—. De no ser porque ese tipo dijo que iba a venir, yo no lo hubiera hecho.

Reggie ríe desde su lugar, es normal para él pasar esas fechas solo, con solo sus conocidos del lugar pero no con la familia, sobre todo sabiendo la vida ajetreada que uno tenía y el problema con las bajas temperaturas del otro.

—Vamos Paul, no puede ser tan mala tu estadía aquí, mañana de seguro saldrá el sol...

Ambos dirigieron su mirada hacia la ventana, observando las nubes grises que estaban por todo el cielo y que daban un aspecto más oscuro al lugar, antes de que, la voz de profeta del hermano mayor, hiciera que lentamente pequeños copos de nieve comenzaran a caer.

—Genial... Y ahora, está nevando. Brillante.

Reggie vuelve a reír desde su lugar a mitad de la sala, le mueve a la calefacción intentando hacer que fuera un poco más cálido sin que fuera molesto para nadie, antes de caminar con dirección a la cocina, asegurándose de pasar justo al lado de su hermano para revolver el cabello, sabiendo que no tenía manera alguna de detenerlo.

—Tendremos un paisaje blanco mañana, entonces —comenta Reggie, manteniendo el buen ánimo, a pesar de el no tan buen humor de su hermano menor—. ¿Quieres tomar un poco de chocolate caliente?

Se esconde aún más entre las cobijas en las que se mantiene envuelto, refunfuñando palabras que su hermano mayor ya no alcanza a escuchar y que no tiene pensador decir tampoco en voz alta, una vena se le hincha en la frente ante aquella pregunta, ¿chocolate? ¡El ya era suficientemente mayor como para tomar café!

—¡Tengo bombones!

—¡Esta bien, si quiero!

Hace la cobija a un lado, enojado, con el rostro más rojo de la vergüenza por la bebida que está dispuesto a aceptar en lugar de pedir algo más, tiembla del frío a pesar de las dos capas de ropa que trae encima, parándose en el marco que divide la sala con la cocina, y desde donde observa como su hermano mayor entibia la leche antes de agregar el chocolate.

Se mantiene ahí un momento, antes de que su hermano note su presencia y extiende un brazo en su dirección, invitación que acepta sin quejarse más, disfrutando de lo cálido que se vuelve su hermano con el calor que recibe de la estufa.

Bueno, tal vez no odiara tanto el frío...

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