Episodio 3
Hola! La concepción de esta historia salió de un comentario en una página que sigo en FB, como siempre nació la idea y de ahí creció hasta ser el relato que les traigo, no es muy largo (Como todo lo que escribo, jajajaj) pero espero que les guste.
*************************
Apenas dejó el coche en el estacionamiento subterráneo del edificio y subió al elevador, no pudo evitar el pensamiento de lo rápido que se había acostumbrado a la presencia de Ben en su vida. Debía de admitir que le gustaba esa dinámica de "matrimonio" que ahora llevaban, aun cuando antes de que llegara el moreno en su vida él mantenía todo en orden, tener alguien en casa que le esperara, alguien con quien pasar los fines de semana o hacer las compras en el supermercado, era algo que disfrutaba de una forma que no podía explicar.
Sabía que cuando tenía tiempo a Ben le gustaba cocinar para cuando él llegara, por lo que cuando percibió el olor a comida no se le hizo extraño, lo que si le pareció inusual, fue descubrir el comedor decorado de manera festiva, las velas y copas de cristal sobre la mesa.
¿Era su cumpleaños? ¿Algún aniversario? Trato de hacer memoria, entonces sin esperarlo, el pelinegro apareció con un bol lleno de ensalada de arándanos.
- Llegaste justo a tiempo, estaba por llamarte – dijo el menor con una ligera sonrisa.
- Veo que hiciste algo especial – comentó él, esperando le dijera la razón de dicha comida.
- Me faltó hacer un par de cosas más, pero lo principal está en el horno – respondió él acomodando las cosas en la mesa.
- ¿Lo principal? – preguntó el pelirrojo sacando una sonrisa más amplia de labios del moreno.
- Estás muy cansado, ¿cierto?
- Si, un poco pero...
- Es día de acción gracias, Armitage – El mayor continuó mirándole, esperando que Ben continuara – ¿La cena de acción de gracias?
- No entiendo, ¿la vamos a hacer?
- Pues sí, hay que celebrar.
- ¿Porqué?
- ¿Estás hablando en serio? – preguntó comenzando a sonar irritado el menor.
No dijo nada de momento, porque notaba que las cosas no andaban bien.
- Bueno entonces, ¿cenamos? – preguntó para tratar de aligerar las cosas.
- Haz lo que quieras, después de todo, ¿cuál es el sentido de cenar, cierto? – el moreno se fue dejando todo ahí.
No le siguió, porque no le vio sentido, se quedó mirando las guarniciones en la mesa, tratando de recordar cuando había sido la última vez que había celebrado una fecha como esa, o alguna. Se recordaba comiendo en silencio con el sonido del tictc del reloj como fondo, con aquel que sabía era su padre, aun cuando no lo sentía como tal. Con su madre muerta y siendo un bastardo que sus abuelos obligaron a su padre a tomar bajo su tutela, imagino que para su padre no era muy grato tenerle cerca. Por su parte, él pasó la mayor parte de su infancia y juventud en tratar de hacer sentir orgulloso aquel que ni siquiera quiso tenerle, más que en anhelar festejar cualquier tipo de cosa.
Había olvidado por completo los años de su infancia en que la esperanza o los deseos habían muerto poco a poco y se había convertido en el hombre racional que era ahora. ¿Debía disculparse? ¿De qué exactamente? Si bien como había pensado previamente la presencia de Ben en su vida había llegado a cambiar gran parte de las cosas de manera positiva, había momentos como estos en que no lo comprendía en lo absoluto, que no lograba entender las reacciones emotivas del menor.
Aunque tampoco podía quejarse, la intensidad con que el moreno expresaba sus emociones era algo que le había atraído en un primer momento, como para quejarse ahora de ello. Dejó que pasaran un par de minutos más antes de armarse de valor e ir a buscarle para tratar de hablar con él, cuando repentinamente Ben abrió la puerta y tras suspirar, se acercó a él.
- Lo siento – dijo sorprendiéndole con sus palabras – Me molesté por tu negativa, aunque realmente en un inicio ni siquiera te pregunté si estabas de acuerdo.
- Esta bien, no tienes que disculparte – Y era cierto, él era un hombre muy rutinario, las sorpresas que el menor solía tener eran agradables, realmente eso no era un problema para él.
- Estaba emocionado con pasar la noche en una cena tradicional, nunca tuve algo así en casa, así que ... pensé que era una buena idea – dijo y algo en su voz sonó distinto, entonces negó con la cabeza y esa sonrisa cínica se poso en sus labios, esa que llegó a odiar antes de conocerle más profundamente – Bueno, tal vez lo sea para un par de ancianos, nosotros no estamos para eso, podemos mejor coger.
- Para – le dijo para que no hiciera ese patético esfuerzo de fingir que no le importaba cuando en sus ojos se veían las lágrimas ocultas, tomó una de sus manos, y con la otra que tenía libre, acarició su rostro con suavidad, Ben era ya un hombre, pero su alma infantil que había sido lastimada seguía ahí, traicionándolo sin que pudiera evitarlo.
Contrario a lo que hubiera creído, el moreno no continuó su discurso, se quedó quieto mientras el continuaba con las caricias, definiendo con sus dedos cada línea de su rostro, al igual que sus labios que tanto disfrutaba besar y en ocasiones morder.
Como el hielo, Ben poco a poco se derritió bajo su toqué, y en determinado momento, simplemente se abrazó a él con fuerza.
- Nunca me importaron los lujos, siempre anhelé tener una familia normal – confesó a su oído, y por el ritmo de su respiración, supo que estaba haciendo un esfuerzo considerable por no llorar.
- Sé de eso – le dijo y agregó, queriendo corresponder a la confesión del menor – Yo tampoco tuve un festejo como esos cuando era niño, mi padre solamente hacía que sirvieran una cena elegante para los 2, pero nunca mostró interés por la fecha o por mí. Y yo... bueno, estaba más preocupado en buscar que aprobara mi existencia.
La mirada de Ben cambio, ahora que lo conocía, para Armitage era fácil ver el conflicto dentro de él.
- Lo siento, nunca pensé que...
- No, como siempre solo pensaste en ti – le dijo, no como un reclamo, si no como una realidad que había aceptado ya hacía varios meses.
- Te amo – soltó de repente esa frase que solo se permitía en la intimidad de la habitación – Gracias por...
- Todavía no estamos en el momento de dar gracias, no te adelantes – dijo para aligerar el ambiente, no quería que Ben se sintiera vulnerable cuando no era necesario.
Ben robó un beso de sus labios y sin problema el pelirrojo permitió el atraco, ese era su moreno y así exactamente era como él le amaba.
Aun cuando el beso continuó varios minutos, el aroma a comida sobrecocida se hizo presente.
- Si no voy a sacar eso del horno, no habrá momento de dar gracias, Zanahoria – le llamó como solía decirle cuando quería molestarlo.
- Entonces ve, porque muero de hambre. – le soltó y entonces agregó con una cálida sonrisa, de esas que solo el menor había conseguido de él – Te estaré esperando.
El moreno también le sonrió, le sonrió de esa forma que le hace sentir que no solo es el dueño del corazón de Ben, sino el dueño de la galaxia entera y gracias a ello recuerda, porque está a su lado.
*********************
Cortito pero con mucho amor, la intención es como les dije, que de pequeños relatos podamos conocer como es que esta pareja sobrelleva situaciones de la vida cotidiana.
Gracias por leer. Se agradecen sus comentarios.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top