━━━06

Sunghoon miraba su celular mientras esperaba al mayor, que había ido a cambiarse ya que quería sentirse cómodo, así que fue a quitarse las elegantes prendas que había conjugado para Park.

—Volví—el menor alzó la mirada y maldijo en su cabeza.

JunMi traía un pijama de camisa y short, el problema era ese maldito short, que dejaba a su vista esas largas y bellas piernas, cuando el rubio se dió la vuelta para sentarse Sunghoon volvió a maldecir demasiadas veces. La parte trasera de ese pequeño short era mejor, tanto que sus manos picaban por poder apretar un cachete del culo del mayor.

—¿Pasa algo, Sunghoon?—preguntó, el mencionado seguía en un trance, mirando directamente las piernas del rubio. JunMi se sonrojó, y en parte sonrió al haber cumplido con lo que quería— ¿Hoon?—volvió a llamarlo, miró hacia su entrepierna, mirando un bulto en los pantalones de Park.

❝No, JunMi, no te calientes, dijimos que nada de sexo❞

Empezó a repetir aquello en su mente, pero lo distraía aquella intensa mirada que seguía recorriendo cada parte de su cuerpo.

—JunMi.

—¿S-Sí?

—¿Acaso me estás poniendo a prueba o algo así?—subió su mirada al rostro contrario, haciendo contacto visual— Deberías saber que mi autocontrol es nulo.

JunMi se mordió el labio inferior, y decidió que haría algo para sanar su dolor, no podía ignorar que tenía a Sunghoon con una erección a su lado. Así que sin decir alguna palabra, se bajo del sofá para acomodarse de rodillas frente al menor.

Sunghoon uvo un pre-infarto al ver a JunMi arrodillado entre sus piernas. JunMi llevó tímidamente sus manos a la cremallera de Park, para poder deshacerse del pantalón.

El pelinegro lo ayudó a bajarse sus propios pantalones, dejándolos por los tobillos, los ojos de JunMi brillaron al ver lo apretado que se veía aquel bóxer.

—Hazlo, todo tuyo, cosita—la voz del menor salió tres tonos más ronca, haciendo que una corriente eléctrica recorriera la espalda de JunMi.

El rubio bajó solo un poco la ropa interior, dejando salir el grueso miembro de Park, se sentía tan excitado que olvidó que era la primera vez que haría algo así.

Sacó su lengua y dio una rápida lamida en la punta, haciendo jadear a Sunghoon Su mano la comenzó a mover de arriba a abajo lentamente.

—Cómelo todo, JunMinnie—dejó caer su cabeza en el respaldo del sofá con los ojos cerrados al sentir como la calidez de la boca de JunMi envolvía su miembro.

Al rubio le había encantado la sensación, así que con más confianza, metía lo que podía a su boca mientras su lengua se encargaba de lamer todo el falo, jugando de más con la punta.

Sunghoon tomó los cabellos rubios con fuerza, y comenzó a bajarlo más, JunMi cerró fuertemente sus ojos, tratando de poder tragar todo.

—Mierda, JunMi—gimió, apartó a JunMi solo para poderse parar del sofá y mirarlo desde arriba—. Relaja esa garganta, porque te la voy a follar, bebé.

JunMi se sintió nervioso, pero no lo iba a demostrar, así que tomó entre sus manos el duro miembro del menor y lo volvió a meter a su boca. Sunghoon jadeó, y sin esperar más, comenzó con un lento vaivén de caderas, volvió a agarrar el cabello rubio para poder manejar toda la situación.

JunMi abría lo más que podía su boca, dejando entrar aquel trozo grueso, se agarró de las caderas de Park cuando sintió que aceleraba sus embestidas.

Sunghoon había cumplido una de sus fantasías, follar la boquita de JunMi.

Miraba hacía bajo, como un poco más de la mitad entraba, era tan excitante ver al rubio de rodillas, con esas coloradas mejillas y su cabello pegándose a su frente por el sudor.

—Cuando me venga, lo haré en tu boca y te lo tragarás, ¿sí, cosita?—el mencionado asintió como pudo, jadeando al sentir que los movimientos de Park se volvían bruscos.

JunMi enterró sus uñas en la carne de las caderas de Sunghoon, sintiendo lágrimas bajar por sus mejillas, y de manera inesperada sintió un caliente líquido por toda su garganta, lo tragó tan rápido lo sintió llenar su boca. Sunghoon se apartó, dejándose caer rendido en el sofá, debía repararse de su reciente orgasmo.

Volteó a ver a JunMi, quien lo miraba con ojos brillosos y gotas de su semen por la comisura de sus labios y barbilla. Kim se cubrió su short y Sunghoon sonrió al notar que se había corrido sin siquiera tocarse.

—Ven aquí, lindo—JunMi hizo caso, volviendo a su lugar en el sofá—. Lo hiciste increíble.

—Me duele horrible la garganta, creo que quedaré sin voz.

—Y eso que lo estaba todo dentro—habló con una sonrisa presumida, el mayor le dió un leve golpe en su hombro, sonriendo también.

—Necesitamos un baño.

—Bañémonos juntos entonces.

Ambos se encontraban acostados en la cama del mayor, ya bañados y cómodos.

A petición de JunMi, cada quien se baño por separado, aún tenía un poco de vergüenza que lo viera desnudo y Sunghoon respeto eso.

Habían continuado el maratón de películas de Disney en la TV de la habitación, JunMi se encontraba acostado en el pecho de Sunghoon, ambos muy cómodos.

Park acariciaba los cabellos húmedos del mayor, sonriendo al ver cómo Kim se emocionaba o le daba spoilers en cada película que se reproducía.

Sentía un calor cálido en su pecho, y le agradaba sentirse así. Ahora estaba decidido que así se quería sentir por mucho tiempo, llevaría las cosas de una manera seria, porque si el había entrado por esa puerta de los Kim aquel día, no iba a salir sólo, ¿quién diría que se encontraría a este hermoso hombre? Se lo llevaría, no le importaba la opinión de sus padres, mucho menos la de la esposa del mayor, él ya sabía el porqué estaba con JunMi, podía fácilmente humillarla frente al rubio.

Y es que a Sunghoon le encantaba ver el mundo arder, para al final restregarle en la cara como él había salido ganador.

Como siempre.

Así era, y no pensaba cambiar sus pensamientos.

Beso la cabeza del rubio, sintiendo como su nariz se hunde en aquellos rizos dorados, eran tan suaves y olían a limpio, el olor a shampoo aún permanecía. JunMi sonrió, se dio la vuelta para quedar cara a cara con el menor.

—Sunghoon, ¿tú estás seguro de esto?

—JunMi, pensé que había quedado claro esto, estoy tan seguro de esto, créeme—Sunghoon pudo ver el brillito de duda en los ojos contrarios, suspiro, acercó su rostro al del mayor, dejando sus frentes juntas—.  ¿No me crees?

—Siento que de alguna forma voy a arruinar tu adolescencia, yo soy mayor que tú, ya no soy un joven, a mí me encantaría tener algo serio y duradero.

—A mí también.

El rubio entró por fin a su casa, jaló su saco para quitárselo levantando lo junto a las llaves de la casa a uno de los sofá, tirándose también él; había sido un día pesado en su trabajo, un montón de papeles que corregir le habían aparecido en su escritorio, y todo por la irresponsabilidad de su secretaria, ya iban tres días que le faltaba sin comunicárselo, comenzaría a buscar su reemplazo.

—Amor, ya llegaste—esa voz, abrió sus párpados, su esposa venía bajando las escaleras, con aquella elegancia que siempre le caracterizó desde su juventud.

—Hola, cariño—juntó sus fuerzas para poder levantarse del sofá y dirigirse hacia la mujer para darle un beso en la frente.

YunYi ante aquel gesto lo miró confundida, pero no dijo nada al respecto, sólo sonrió.

—Te noto tenso, ¿fue un mal día?—JunMi asintió, la femenina hizo un pequeño puchero, llevando sus manos a los hombros contrarios, dando un pequeño masaje—. Iré a decirle a Yiye que prepare tu comida favorita.

—Sí, mi amor.

Mi amor.

JunMi se rió de él mismo, se sentía todo un hipócrita diciéndole así a la que era su esposa, y a la que le había jurado fidelidad en el altar.

YunYi fue el primer amor de JunMi, el primer y el único, cuando la chica aceptó su invitación a salir, y luego aceptó ser su novia para terminar aceptando ser su esposa, pensó que su vida ya estaba completa.

Pero llegó un adolescente de 1.81 metros a interrumpir su "perfecta" vida, experimentando sentimientos nuevos, sintiéndose tan pequeño a su lado.

Y era frustrante, había mordido la manzana prohibida antes de tiempo, y no se sentía mal, pero miraba a su esposa, tan atenta, cariñosa y amable que lograba hacerlo sentir culpable, pero culpable porque recordaba que no estaba arrepentido de lo que había compartido con el menor.

Si tan sólo supiera que su esposa era una máscara más.

—¿Y si le pido el divorcio?—se susurró a él mismo, mirando el pasillo por el cual su esposa había desaparecido minutos atrás.

JunMi no sabía hasta dónde llegaría Sunghoon, el menor le había prometido algo serio e iba a confiar en él, pero de todos modos él ya no se sentía cómodo teniendo una esposa a la cual había descubierto que no amaba y le había sido infiel.

Ya no tenía sentido seguir. Le pediría el divorcio.

—Perdóname, YunYi.

Sunghoon bajó del uber, dando las gracias por último para poder ingresar a su fraccionamiento privado, caminando por su ruta diaria para dar con su casa, no se perdía, no cuando su casa era la más grande del lugar.

Antes de poder pisar el jardín de su casa una voz la detuvo, una que realmente no tenía ganas de escuchar.

—Oppa, te estoy hablando—Park se volteó a verla, con su mejor sonrisa falsa.

—Hola, YungMi, ¿qué ocurre?

—¿Dónde estabas ayer?—el pelinegro alzó una ceja, viéndola, divertido.

—¿Te importa?

—Estabas con ese tipo, ¿verdad? El rubio.

—¿Por qué tantas preguntas? ¿Acaso te mando mi madre? Porque si fue así o no, no tengo porque darte explicaciones de lo que hice ayer.

La chica lo miró enojada, esas respuestas del pelinegro sólo le daban a entender que si había estado con aquel hombre.

—Tu madre me marcó en la noche—la expresión de Sunghoon pasó de estar enojado a estar completamente pálido.

—Mierda, ¿en serio lo hizo?

—Me llamó para preguntarme cómo estaba nuestra salida al cine.

Sunghoon cerró los ojos, había olvidado por completo la pequeña excusa que se había inventado para salir.

—¿Y qué? Me entregaste en bandeja de oro, ¿no? Le dijiste que estaba con JunMi—su nombre era JunMi.

—¿Eso piensas de mí?

—Sí.

—Pues no, le seguí a tu juego, y afortunadamente ella me creyó. Así que un gracias no estaría de más.

—Ehh, pues... gracias, supongo, sí—se encogió de hombros, comenzando a caminar de nuevo—. Ya no te volveré a meter en estas cosas, lo prometo.

—¡Sunghoon!—el nombrado volteó a ver a la chica, esperando a que hablará— ¿De verdad te gusta él?

Park rodó los ojos, cansado de responderle mal, simplemente soltó un suspiro.

—Sí, espero puedas entender que él de verdad me interesa, deberías soltarme y buscar a alguien que te quiera de la misma manera, YungMi.

El pelinegro sin esperar respuesta de la contraria, simplemente avanzó, acercándose cada vez más a la puerta de su casa.

Al entrar corrió escaleras arriba, para poder tumbarse en su cama al fin, como había extrañado tanto su cama. Miró la hora en su reloj, y sonrió cuando supo que JunMi ya se encontraba en casa, moría por marcarle, pero no sabía qué era lo que estaba haciendo en estos momentos el mayor.

Se acomodó en su cama, quedando boca arriba, mirando el blanco techo, la pequeña sonrisa se volvió una grande al recordar su noche con el rubio.

Sólo recordaba que después de su sería platica se la habían pasado dándose suaves besos, unos que otros salvajes. Se durmieron entre caricias, besos, y lindas palabras por parte de ambos.

La mañana fue algo rápida.

—¡Sunghoon! ¡Sunghoon! ¡Despierta!—el menor frunció el ceño, abriendo apenas los ojos.

—Ya, déjame dormir un poco más...

—Me encantaría dejarte todo el día en mi cama, pero en unos minutos me tengo que ir al trabajo, tú a la universidad, y para colmo, YunYi ya viene en camino. ¡Llegará pronto, Sunhoonnie!—Park se podría haber reído de lo preocupado que estaba el mayor o de lo rápido que habló, pero el pánico le entró igual que al rubio y prácticamente saltó de la cama.

—Mierda, mierda, mierda—el menor corrió por toda la habitación, buscando sus zapatos, junto a su camisa, que en alguna parte de la noche había desaparecido de su cuerpo—. ¿Dónde están los putos zapatos?

JunMi apuntó hacia un lado de la cama, y Sunghoon corrió hasta el lugar indicado, abrochando su camisa en el proceso. Cuando estuvieron listos, ambos caminaron al primer piso.

—Ya pedí un uber, Sunghoon, y no te preocupes, yo lo pagaré, nos quedamos dormidos por mi culpa, así que déjame sentirme menos culpable.

Sunghoon negó sonriendo, se acercó al cuerpo contrario para pegarlo al suyo, besando aquella linda nariz que se ponía roja cada que hacía el mínimo contacto con algo.

—Fue culpa de los dos, así que dejaré que pagues el uber, pero entonces también me dejaras hacer algo a mí, ¿verdad, cosita?

JunMi tembló, cuando usaba ese apodo significaba una sola cosa.

—Te dejaré hacer todo lo que quieras.

—Trato—dicho aquello, tomó con más fuerza aquella estrecha cintura y junto sus labios con los del mayor, haciéndolo soltar un fuerte jadeo por la sorpresa del beso.

El rubio rápidamente se acercó más al menor, llevando sus manos a la nuca del pelinegro para hacer más presión. Y el mayor hubiera jurado que Sunghoon no se detendría de no ser por el sonido de un motor fuera de la casa, ambos se miraron.

—¿Y si es YunYi?

—Tal vez sea el uber—JunMi se acercó a la ventana, viendo por una esquina el exterior del jardín, soltando un suspiro aliviado— Es el uber.

—Bueno mi pequeño muñequito, hasta aquí llegó nuestra velada, pero la continuamos mañana—dio un último beso casto y salió rápidamente por la puerta. Dejando a un JunMi confundido.

—¿Mañana?

Lo que te esperaba Kim JunMi. Pensó Sunghoon, mientras cerraba los ojos, dormiría un poco antes de que llegaran sus padres.

Maratón 3/3

¿Qué les parecieron
los capítulos
de esta mini-maratón?

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