sixteen.

La noche había caído y ellos se sentían tan cómodos bajo el mismo techo, Hyunjin se sentía tan feliz que no dudó de que había sido la mejor decisión de su vida.

Ambos en algunos meses vivirían juntos, y si la sensación en el pecho consistía en eso, estaban impacientes por sentirlo a diario.

— ¿Qué hora es, Hyunjinnie? —preguntó el rubio, quien estaba secando y acomodando su cabello en el peinador.

Ambos habían tomado una relajante ducha en la gran tina que había en la habitación.

— Faltan cinco minutos para las once, bebé. —contestó, Hyunjin se encontraba acostado, observando cada movimiento de su amado.

— Ya es tarde, debemos irnos, tus padres se van a enojar conmigo.

— Para nada.

— Acabe, ahora ven y cárgame, que me duele demasiado el trasero. —le extendió los brazos, Hwang río con ternura y terminó acatando la orden del mayor.

Hyunjin con mucho cuidado se dirigió a la primera planta con un Jeongin cargado estilo princesa.

— Fue una increíble tarde, ¿no crees, cosita? —el mayor de sonrojó un poco, asintiendo a sus palabras.

— Eres un brusco.

— Pero te encanta. —le guiñó el ojo. Jeongin rio, no pudiendo negar aquello.

Lo subió con cuidado al asiento del copiloto, siempre que se veían Jeongin hacía pequeños berrinches para no ser él quien manejara, y Hyunjin no se negaba al conducir para el rubio.

— Tal vez en unos dos meses la casa quede lista para poder irnos, Hyunjinnie. —mencionó el rubio, quien iba mirando la tranquila noche desde la ventana.

— No puedo esperar a dormir contigo todas las noches. —sonrió de lado, sin dejar de mirar al frente. Jeongin se sonrojó, volteando hacia el lado contrario.

— Dios, una de esas noches voy a quedar en coma.

La risa de Hyunjin fue lo único que sé escucho, y Jeongin realmente amo aquel sonido, tan puro y lleno de sinceridad. El rubio lo volteó a ver embobado.

— No lo decía en ese sentido, pero si quieres que te haga mío todas las noches no tengo problema, cosita. —volteó a verlo solo para guiñarle.

— Ah, basta. —gruñó, tapándose de nuevo el rostro por la vergüenza. —Mejor dame tu celular para poner una de tus playlist.

Hyunjin asintió aún con una sonrisa, sacó su celular del bolsillo del pantalón y se lo entregó ya desbloqueado. Jeongin también sonrió como el niño consentido que era y empezó a buscar una canción para el momento.

Jeongin encontró una canción con la cual se había sentido identificado desde que las cosas mejoraron con Hyunjin.

Dandelions - Ruth B.

— Hace tiempo que no escuchaba esa canción. —habló Hyunjin, tenía un montón de listas de reproducción musical que a veces se olvidaba de algunas canciones.

— ¿Sí? Esta canción es una de mis favoritas en este momento. —sonrió, escuchando las primeras letras de la melodía. —Me recuerda a ti.

Hyunjin lo miró sorprendido, sonriendo en grande segundos después, aquello había sido tan tierno.

And I've heard of a love that comes once in a lifetime. —cantó en alto, volteando a ver al pelinegro que seguía sonriendo. —And I'm pretty sure that you are that love of mine.

Cause I'm in a field of dandelions, wishing on every one that you'll be mine, mine. —Hyunjin continuó la letra, mirando unos segundos al rubio.

El semáforo marcó rojo, entonces Hyunjin pudo prestar su total atención al rubio que le estaba cantando una linda canción.

And I see forever in your eyes, I feel okay when I see you smile, smile. —ambos se rieron bobamente, el menor se acercó a Jeongin, dándole un tierno beso en los labios.

Y se hubiera convertido en una sesión de besos de no ser por los impacientes autos tocando el claxon apenas se puso en verde el semáforo.

— Ahora cada que escuche esa canción también pensaré en ti, bebé, y en lo lindo que la cantas.

— Tú también cantaste muy bien.

Los dos con un leve sonrojo siguieron su camino, sintiendo sus corazones latir con fuerza.

Hyunjin entró a su casa, casi flotando en los aires y arrojando corazones. Los señores Hwang se voltearon a ver confundidos.

— ¿Hyunjin? ¿Hijo?

— Dime, madre.

— ¿Tú, estás bien? —el menor asintió, quitando sus zapatos para ir a sentarse al sofá.

— A ti se te está haciendo costumbre llegar tan tarde a la casa, mejor ya quedaré a vivir con Jeongin. —se burló el señor Hwang.

— Sobre eso, sí me iré con él.

— ¡¿Qué dices?! —gritaron ambos padres, sorprendidos por la confesión de su hijo.

— Ay, tranquilos, aún no me voy.

— ¿Por qué no me habías comentado sobre esto, Hyun? —preguntó su padre.

— Porque aún no era oficial, pero, Jeongin ya compró una casa, así que en unos meses me les voy. —sonrió presumido.

— ¿Jeongin compró una casa? ¿Y qué con los gastos? Ustedes prácticamente se estarían juntando, ¿vas a dejarle todo a él?

— Por supuesto que no, es por eso que... —volteó a ver a su padre a los ojos, colocando sus mejores ojitos de cachorro.

— Necesito que me dejes trabajar ya en alguna de tus empresas, padre, por favor.

— ¿Ser un trabajador? Pero si dentro de unos años tú serás el dueño, hijo.

Yo sé, padre, pero, me gustaría primero ser parte de los trabajadores para ver cómo estará el movimiento, así en unos años ya sabré manejar todo bien. explicó. — Y también porque necesito dinero para no dejarle todo a Taehyung.

Jihyo rodó los ojos, burlándose de su hijo, tal vez llevar a su hijo a aquella casa no había sido tan mala idea, ya no era un flojo.

— Lo pensaré.

— Gracias, padre.

Hyunjin suspiró de alivio al ver en su celular que ya eran las 10 de la mañana, era hora de su descanso, al fin se había acabado la tortura. En esta clase no se encontraban sus amigos, así que se reunían en la cafetería.

Hoy no se reuniría con Jeongin, este le avisó que estaría en una junta con los socios de su empresa principal, así que no tendría tiempo.

Se dispuso a salir de su salón, pero una pequeña mano en su brazo lo detuvo, volteó, encontrándose con una chica castaña.

— ¿Sucede algo, Yuqi? —preguntó confundido, no es como si él se llevará con la muchacha, solo algunas veces que la saludaba por las mañanas.

— S-sí, yo quería saber si podías hablar, quiero decirte algo, Hyunjin.

Hyunjin quiso hacer una queja, él solo quería llegar a la cafetería, tenía mucha hambre.

— Claro, ¿qué quieres decirme? —la chica vio hacia los lados, negando.

— ¿Puede ser en el patio trasero? Ahí hay menos gente. —murmuró sonrojada.

"Se amable, Hyunjin, se amable"

— Como sea, te sigo entonces. —la chica sonrió, ambos caminaron hasta salir al dichoso patio.

Yuqi tomó del brazo a Hyunjin, guiándolo hasta una banca que se encontraba un poco alejada de todo. Hwang se soltó del agarre, apretando la mandíbula al sentirla tan confianzuda.

— ¿Y bien?

— Bueno, yo quería agradecerte por ser un buen compañero, es decir, estamos a qué acabe la carrera y tú siempre te mostraste tan amable conmigo. —habló, Hyunjin alzó una ceja, no entendiendo la situación.

— Ajá, ¿y luego?

— Y-yo... —la femenina dejó de hablar y en cambio acercó su cuerpo al de Hwang, llevó una de sus manos a la mejilla, acariciando la zona lentamente.

Hyunjin alejó su rostro, mirando enojada a la chica.

— ¿Qué crees qué haces?

— P-Perdon, tenías una pestaña y solo la quité. —sonrió con inocencia.

— Ve al punto que debo hacer unas cosas antes de entrar a clases. —se cruzó de brazos.

— Hyunjin, tú m-me gustas.

"Oh, bueno"

— ¿Te gusto? Ni siquiera me conoces, Yuqi.

— Podemos conocernos, tú en serio me gustas y el conocerte me enamoraría por completo. —sus mejillas estaban totalmente rojas, la mirada de Hyunjin era tan dura.

— Escucha, Yuqi, tengo pareja y la adoro, así que no sucederá nada entre nosotros. —Hyunjin se quiso levantar, pero la muchacha lo detuvo.

— N-No, Hyunjin.

— Vamos, no es tan difícil de entender que tengo pareja, y créeme que si la conocieras entenderías el porqué solo tengo ojos para él.

La chica suspiró. —Está bien, una disculpa, Hyunjin.

Yuqi se levantó de la banca y cuando Hyunjin creyó estar libre la chica, esta tropezó con uno de sus pies, el pelinegro actuó rápido, la agarró de la cintura para evitar que cayera.

Situación que la femenina aprovechó para acortar la distancia entre sus rostros, dándole un beso en sus labios.

Hwang se levantó también de la banca, aventando el cuerpo de su compañera, se limpió bruscamente los labios y habló.

— Jamás en tu vida vuelvas a tocarme.

Hyunjin abandonó el patio trasero echando humo por sus orejas, y soltó un fuerte grito al ver que su descanso se había acabado.

Jeongin entró a su oficina, echándose en uno de sus sofá, la junta había durado 6 horas, estuvo en una maldita sala de 7 de la mañana hasta la 1 de la tarde, se sentía cansado.

Tuvo unos minutos de paz, pero su puerta fue abierta.

Jeongin se levantó enojado, nunca debían entrar a su oficina si él no lo autorizaba, menos azotando la puerta como en este momento.

Su expresión de enojo cambió a una de desprecio al ver de quien se trataba.

— ¿Qué mierda haces aquí, Dahyun?

— Vine a traerte información qué tal vez te interese, amor.

Espero que les haya gustado, besos!!

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