nine.

La pelirroja se empezó a reír, dejó los cubiertos en la mesa y se levantó de la mesa, sin dejar de carcajear fuertemente, Jeongin la miró confundido.

No sabía la razón de su risa, y es que hasta ella misma no lo sabía, su risa era de impacto y nervios. Tenía que ser una broma.

- ¿De que te ríes? -le preguntó, levantándose también de la mesa para ponerse frente a ella.

- De lo que acabas de decir, digo, es mentira ¿verdad?

- ¿Crees que jugaría con algo como esto, Dahyun? -ella deja de limpiarse las pocas lágrimas que se le habían salido de la risa para voltear a verlo.

- No hay de otra, ¿crees que en serio me creería lo del divorcio? Por favor, Jeongin.

- Pues lo estoy diciendo de verdad, quiero el divorcio.

Jeongin lo decía de una manera tan neutra que entonces los nervios de la femenina comenzaron a aumentar de nuevo.

- ¿Por qué lo sigues diciendo? Ven, vayamos a cenar.

- Ya estoy cansado, ya contacté a uno de mis abogados para que viera lo del proceso, solo faltaba comentártelo...

- ¡No! Tú y yo no nos vamos a separar, ¿me escuchaste? ¡No me puedes dejar, maldita sea! -el repentino grito asustó un poco al rubio, pero no dejó su faceta seria.

- No me puedes obligar a estar en un matrimonio en el que no quiero, ¿entiendes? Solo hagamos esto sencillo y acéptalo.

- ¡¿Eres idiota?! ¡Yo no voy a firmar ninguna maldita hoja! ¡¿Por qué me haces esto?!

- Porque ya no te amo.

- ¿Qué...? -la chica lo vio incrédula, eso no tenía sentido, no después de que ella viera año tras año cómo Jeongin le rogaba por una cita.

- Lo siento, de verdad, este matrimonio ya no va a funcionar.

Ella no podía dejarlo ir, con él tenía todos los lujos que siempre quiso.

- Ya sé, tienes a una zorra escondida por ahí, ¿verdad?

- Dahyun, no hagas esto tan difícil, sé que también ya no sientes lo mismo, ya ni caso me hacías.

- Mientes, yo te sigo amando demasiado, te amo demasiado, por eso no puedes dejarme, no me dejes, no me dejes, mi amor. -ella estaba suplicando, y Jeongin empezaba a sentir compasión por ella.

- Dahyun...

- Por favor, no te vayas de mi lado, mi amor, podemos arreglarlo, solo necesitamos pasar más tiempo juntos.

Ambos se miraron a los ojos, Jeongin podía notar lo desesperada que estaba.

- Está bien, hagamos esto, ve al cuarto, descansa, asimila las cosas, y hablamos más tarde, ¿sí?

Él salió de la casa, sin esperar una respuesta de su parte, no podía con el ambiente dentro de la casa.

Jeongin no sabía en qué momento había llegado a la casa de Hyunjin, él solo condujo un par de horas, hasta finalmente dar en la casa del menor después de dar un par de laberintos en la calles de la ciudad.

Miró la entrada principal de la residencia Hwang, sabía que sus padres no estaban en casa, y probablemente Hyunjin seguía en la universidad. Cerró los ojos y se recostó en el asiento.

Así duró un par de minutos o tal vez horas, no lo sabía y tampoco le interesaba saber. Alguien tocó el vidrio de su ventana, Jeongin abrió sus ojos y estos brillaron al ver a cierto pelinegro mirándolo divertido.

- ¿Qué haces por estas zonas, cosita? -preguntó una vez que el mayor bajó su ventana. -¿Estás perdido?

- Ni yo sé cómo es que terminé frente a tu casa.

- Me extrañabas, y eso que nos vimos esta mañana. -el pelinegro alzó las cejas, haciendo que el mayor se sonrojara.

- Sube, vamos a dar una vuelta.

Hyunjin no esperó ni un segundo más, abrió la puerta del copiloto y subió, dejando su mochila en los asientos traseros. Después de que estuviera cómodo, Jeongin puso el coche en marcha.

Solo manejaba sin rumbo, queriendo pasar un tiempo con la persona que lo hacía sentir en paz.

- Le dije a Dahyun...

- Supongo que reaccionó mal, ¿verdad?

- Sí, un poco, de hecho, mucho, no quiere el divorcio. -Hyunjin lo volteó a ver.

- Era algo predecible, pero que pena por ella, el divorcio se hará sí o sí, ¿no es cierto?

- Sí, la dejé sola porque realmente se alteró y no estoy listo para verla así, porque comenzaré a llorar porque hice mal las cosas en el matrimonio.

Si yo te contará, cosita...

No es de tu incumbencia, Hyunjin.

Hyunjin frunció el ceño, ni sus pensamientos se ponían de acuerdo.

- Lindo, ven aquí. -el mayor volteo hacia Hyunjin, quien lo estaba invitando a subirse a su regazo.

Jeongin obedientemente aparcó el auto en una de las paradas libres de la calle y se cruzó al asiento copiloto, quedando sentado en las piernas del menor.

- Hyunjin, llegando a la ca...

- No hables y bésame, olvida todo besándome.

Jeongin sonrió un poco, acercando sus labios a los contrarios, uniéndose en un beso que dominaba el pelinegro, haciéndolo rudo. El rubio se sorprendió un poco por el rudo comienzo de este, pero se dejó llevar, justo como había permitido adentrarse a su vida al pelinegro.

- A ver, repíteme de nuevo lo que acabas de decir, es que, no lo puedo creer, ¿de verdad se quiere separar de ti?

- ¡Sí! El idiota me lo dijo en la cena, ¿qué mierda le pasa? -hablo con desespero, sé sentó en la cama, colocando el celular en la mesita de noche, no sin antes ponerlo en 'alta voz', necesitaba desahogarse.

- Eso fue inesperado, Jeongin desde la secundaria había estado perdidamente enamorado de ti, juré que iban a morir juntos.

- Eso creí también, después de que dejé a todos mis pretendientes guapos para fijarme en ese imbécil, ahora se quiere ir como si nada.

- Pues mira que puede que antes Jeongin no se viera bien, pero, amiga, justo ahora está como para chuparse los dedos.

- Sé que cambio, por algo dejo de darme pena salir con él, o presentarlo a mis conocidos, pero eso me viene importando una mierda, lo que sí me importa es su dinero, no voy a firmar ese divorcio, me voy a quedar sin todos estos lujos que tengo ahora.

Dahyun se dejó caer en la cama, pensando en cómo convencer al rubio de olvidarse de aquel divorcio, porque ella no pensaba hacer algo para separarse.

- Dahyun, ¿no crees que es por eso que quiere el divorcio? Tal vez ya se dio cuenta que no lo amas y que solo estás con él por el dinero. -la nombrada comenzó a carcajearse, tomando el celular para ponerlo más cerca de ella.

- Por favor, Jihyo, ¿tú crees que ese idiota se va a dar cuenta de eso?

- Pues déjame decirte que sí, Kim Dahyun. -la pelinegra saltó en su lugar, colgando de inmediato la llamada.

Se volteó hacia la puerta de la habitación, encontrando a su esposo, este estaba parado en medio de la entrada, con ambas manos en sus bolsillos del pantalón. Jeongin la miraba con el ceño fruncido, toda aquella culpa que sentía horas atrás se había desvanecido.

- Je-Jeongin, volviste...

- ¿Qué? ¿Ahora vas a actuar como si no hubiera escuchado nada de esa llamada? -Jeongin se recargó en el marco de la puerta, mirando seriamente a su futura ex esposa.

- ¿Cuánto... escuchaste?

- Digamos que escuché lo suficiente como para dejar en claro porque te casaste conmigo. -Jeongin sonrió de una manera tan cínica que asustó a la femenina, esta se acercó a él, queriendo agarrar sus manos, pero el rubio no la dejó.

- Eso fue al principio, juro que justo ahora te amo, te amo mucho, cielo.

- Déjame decirte que ya no soy ese idiota con el que te casaste, Kim Dahyun, ya no me dejo manipular por ti, y mucho menos te voy a creer cuando en la llamada dijiste todo lo contrario.

- Jeongin-

- Pero sabes, así solo hiciste las cosas más fáciles, tú nunca me amaste y yo ahora estoy enamorado de alguien más, el divorcio se hará con más facilidad, ¿no lo crees, mi amor? -los ojos de la mujer se abrieron sorprendidos, comenzando a derramar lágrimas.

- ¿Amas a alguien más? Por eso me pediste el divorcio, porque me fuiste infiel, maldito bastardo. -Dahyun hizo puño sus manos, y las alzó decidida a pegarle en el pecho al rubio, pero este las sostuvo, apretando las delicadas muñecas de la pelinegra.

- Dahyun, no seas hipócrita, ni te hagas la indignada, cuando lo que tú hiciste no es mejor a lo que te hice, y sí, ¿para qué mentir? Conocí a una persona que sí me valora por lo que soy, no por lo que tengo.

- ¡Eso piensas tú, seguro ella también quiere estar contigo solo por tu estúpido dinero!

- No toda la gente tiene la cabeza tan podrida como tú, loca, además, él viene de familia con dinero, así que igual te equivocas.

- ¡¿Él?! ¡¿Un maldito hombre?! ¡Yang Jeongin! ¡¿Cómo pudiste?! ¡Que puto asco! -Jeongin rodó los ojos al ver su reacción, acomodó su traje para darse la vuelta hacia la salida.

- Mañana te llegarán los papeles con mi abogado, y espero que cuando yo regrese tengas todas tus cosas empacadas porque te vas a largar de mi casa, ¿entendiste? -aviso mientras salía de la habitación, seguramente su yo de unos meses estaría llorando por la traición de la mujer, pero ahora se sentía tan libre, con otra oportunidad de empezar de nuevo.

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