Capítulo IV: El Símbolo

Los chicos llegan nuevamente a la escena del crimen a las 3:40 p.m., hora centro; bajan del vehículo y vuelven a cruzar el portón de esa tenebrosa estructura. Llegan a la habitación y empiezan nuevamente a examinarla.


- ¿Qué buscan exactamente? - dice Ian.

- Buscamos algo que nos dé más pistas del asesino- dice Alejandro examinando con su mirada la habitación- tanto la autopsia como el cuerpo no nos dijeron mucho, así que debe haber algo aquí que al menos nos diga la razón porque lo hizo-

- ¿Nos ayudará, señor Ian? - dice Cristina.

- ¿Yo? Pero no me dedico a esto, además no soy muy valiente, que digamos – dice tragando saliva.

- Cualquier ayuda no nos caería mal, señor Ian, solo pónganse guantes y cubrebocas, por favor-

-Si está bien... -


Aunque no muy convencido, Ian ayuda a buscar pistas del asesinato. Pasan dos horas largas y aburridas, sin resultados; los chicos están irritados y frustrados. ¿Cómo es posible que un asesino no deje, aunque sea, una pista?

Cristina se acerca nuevamente al mensaje de la pared; este maldito mensaje que no la deja en paz, ¿por qué le da tanta intriga? ¿Qué le quería decir el asesino? La sangre y el lápiz labial ya se habían secado, pero la mayoría del mensaje era inelegible. La chica se le queda mirando por varios minutos, pensando todas las posibilidades de porque habría hecho eso.


- Ale– dice tiernamente.

- Dime –

- ¿Te acuerdas de que alguna vez tuvimos un curso de criptografía? –

- Sí, pero era criptografía en ciberseguridad, ¿de qué serviría eso? –

- Tal vez el asesino nos quiere decir algo –

- Sí, ya lo dijiste, como todos los psicópatas narcisistas, tratan de llamar la atención de alguna manera con sus asesinatos grotescos y dar "misterio" con esta bola de mensajes y juegos –


Cristina trata de leer los renglones, sabe que es griego, pero el orden y las letras no tenían ningún sentido, es como si estuvieran revueltas.


-Cristina me tengo que ir- dice Alejandro.

- Sí, está bien- dice sin quitarle la mirada de encima al mensaje -buenas suerte-

- ¿Segura que estarás bien? –

- Pediremos un Uber y nos iremos –

- Ok – se despide dejándole un beso en la mejilla con ternura – Cuídala y que no haga tonterías – le dice a Ian.

- No se preocupe, joven, nos iremos temprano-

- Bien, avísame si ven algo nuevo, tu jefe no quiere esto y rápido-


Alejandro se va casi a la plaza Antara casi causando un accidente automovilístico. Puede ser que ese día cortará con la era su novia, pero no era motivo de llegar tarde.

Llega cinco minutos antes de la seis de la tarde, hora centro, deja su carro en el estacionamiento y sube a la primera planta del centro comercial y no pasan ni dos segundos cuando siente un abrazo fuerte y beso en la mejilla, si era Evelyn.


- Hola amor - dice la chica con una gran sonrisa.

- Hola Evelyn - dice con una sonrisa que apenas casi se veía.

- Vamos por un Starbucks o por un helado –

- Lo que quieras, Evelyn, aun así yo pagaré – dice con una voz fría.

- Entonces vamos por un Starbucks –

- Si, lo que quieras –


Llegan al local y piden sus bebidas, mientras esperan el pedido, la pareja se va a la terraza y Evelyn empieza a platicar cosas sin parar, al que Alejandro asiente y responde con comentarios cortos y secos.


- ¿Amor, estás bien? – dice la chica extrañada.

- ¿Si, por? – dice secamente.

- Es que casi no hablas –

- Estoy bien, Evelyn, es solo que-estaba decidido a decirle lo que pasa, sus manos se ponen sudorosas y su corazón late con fuerza – mira yo... -

- ¡Alejandro! –

- ¡Uy! Ya están las bebidas, iré por ellas-


La chica va a la barra, a lo que Alejandro exhala hondo y se desploma totalmente en la silla ¡Carajo! Estaba a nada de decirle y la inspiración se fue; tratando de volver a tener valor, le llega un mensaje de un número desconocido.


-¿Y esto? –


Al abrir el mensaje, al chico se le pone la piel de gallina, ¡mierda! Sabía que esto iba a pasar, pero no tan pronto. Alejandro traga saliva muy despacio, el mensaje era de una foto de él hace unos segundos antes de que Evelyn fuera por las bebidas; inmediatamente se pone y empieza a mirar a todos lados, ¿Dónde? ¿Dónde estará? ¿Quién fue? Nervioso, no para de voltear a todos lados.


-Listo, amor, ¿qué me querías decir? ¿Ahora qué? – deja las bebidas en la mesa. El chico no contesta y sigue mirando para todos lados - ¿Hola? Me estás poniendo nerviosa, ¿qué tienes...?


¡Crack! ¡Pum! Se escucha como un vidrio truena y luego un objeto muy pesado estrellarse contra el suelo. Los chicos voltean hacia el sonido y Alejandro se queda helado al ver lo que sonó no fue un objeto, sino una persona, y no cualquier persona, era el señor Brad. Evelyn, al ver la escena, se horroriza y empieza a gritar, ¡Dios! Como gritaba, Alejandro corre a ver al político para tratar de ayudarlo.


-Señor Brad- dice con una voz temblorosa.

-Ale... Alejandro- dice el político, con una voz casi apagada. Su cara esta llena de moretones y sangre, su ropa esta bañada de sangre y con rasguños por la caída.

-Señor Brad ¿qué pasó?-

-Ten cuidado...el no nos...quiere con vida-


Dice esto con sus últimas fuerzas antes de dejar este mundo. Su pecho dejó de moverse, sus pupilas se dilataron, así es, él ya estaba muerto, corrección alguien lo mató. El chico, sin salir del shock, le llega otro mensaje en su teléfono: "No te metas en lo que no te importa, querido, o terminarás peor que él; déjame hacer mi purga en paz y te prometo que jamás me volveré a parecer  😊".

Alejandro por primera vez en su vida no sabe qué hacer, esta asustado, impactado, le falta la respiración, no solo teme por su vida, sino la de todos sus seres queridos; mientras las sirenas de la ambulancia y las patrullas se escuchan de fondo, el chico se repite una y otra vez en su cabeza como una canción pegajosa "¿En qué estaba pensando?"

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top