Capítulo III: La visión
Los chicos llegan al Instituto de Ciencias Forenses a las 2:30 p.m., el tráfico fue terrible, vivir en la Ciudad de México en esta época con o sin carro es una travesía horrorosa. Mientras Ian se hace cargo del papeleo, los chicos esperan en el vestíbulo un poco nerviosos.
- Melanie, ¿qué haces aquí? – dice una voz femenina, con mucha autoridad.
-Ay no- dice la chica tapándose la cara con una mano -no, no, por favor-
La mujer se acerca a ella con una expresión de enojo y curiosidad. Era una mujer parecida a Melanie, era casi una copia exacta de ella; la diferencia es que era un poco más bajita (Melanie media 1.78 y la señora 1.55), tenía el cuerpo más voluminoso, sus ojos aparte de ser de colores diferentes, eran de color café claro, su cabello era más obscuro y la cara era de una mujer muy estricta y sería.
- ¿Quiénes son ellos Melanie? - dice la mujer con cierta "agresividad".
-Madre, chicos, chicos, madre; una de las mejores médicos forenses de la ciudad; madre, ellos son mis amigos de la facultad de criminología, son Alejandro y Cristina, ya te había hablado de ellos -
La mujer los voltea a ver y sonríe.
- ¡Uy!, hola jóvenes perdón, es que, no suelo ver a mi hija con amigos ni conocidos, ni siquiera salir de la casa -
-Madre basta, no empieces-
- Soy Eliza López es un placer – saluda a los chicos, dándoles la mano a cada uno.
-Alejandro-
-Cristina-
- Y díganme, ¿qué hacen estudiantes de criminalística aquí? –
Alejandro quería decir algo, pero Melanie lo interrumpe apenas abriendo la boca.
-Vengo a hacer prácticas madre, y quise invitarlos a ver el campo de trabajo que hay-
Eliza ríe tapándose la boca.
-Si claro, campo de trabajo, en estos tiempos es peligroso andar aquí jóvenes, es mejor que se vayan al extranjero, aunque deja mucho dinero, ponemos a nuestras familias y nuestras vidas en riesgo-
-Sí, sí, sí, después nos cuentas porque madre, ahora sí nos disculpas - Melanie empuja a los chicos casi a la fuerza, mientras su madre se les queda viendo.
-Nos vemos después jóvenes, cuiden a mi hija-
Los chicos se despiden haciendo señas con las manos, mientras Melanie los sigue empujando.
-Tu mamá es muy agradable- dice Alejandro.
-Sí, sí, sí, lo que digas- dice la chica irritada -solo llévenme a donde está el cuerpo y terminemos con esto -
Los chicos se le quedan viendo a Melanie, ella al ver sus miradas se detiene y suspira.
-Lo siento chicos, saben cómo me llevo con mi madre, aunque vivamos juntas, nuestra relación es muy complicada y si tengo que estar ayudándoles en el mismo lugar donde ella está, se me hará muy difícil, no pido que me compadezcan y nada de esa mierda, solo pido que me entiendan-
La pareja se mira y Cristina sonríe, dándole la mano a la chica.
-No te preocupes Mely, no estamos aquí para juzgarte, estamos aquí para que nos ayudes en esto, pero si te sientes incómoda...-
- No, está bien, si solo será una vez, lo puedo hacer - la chica sonríe y siguen hasta donde está el cuerpo del político.
Ian los conduce hasta el interfecto, los chicos antes de entrar se colocan sus uniformes, respiran hondo y entran; en la sala hay tres camillas más con varios cuerpos y en el centro está el del político, cubierto con una manta azul, Melanie es la primera en levantarla un poco.
-Por Dios...- dice mientras aparta un poco la mirada al ver el rostro destrozado e irreconocible del político – ¿En qué carajo se metieron? -
Alejandro se encoge de hombros respondiendo a la pregunta de la chica.
-Esto no lo hizo una persona común - dice Melanie mientras quita toda la manta del cuerpo -Esto lo hizo alguien zafado de la cabeza, y lleno de ira... mucha ira -
Ian se hace para atrás, no está acostumbrado a ver cadáveres y mucho menos a uno que conocía; el chico empieza a tener náuseas y a arquear.
-Señor Martínez- dice Melanie volteándolo a ver con cierta irritación quitándose el cubrebocas -Si está a punto de vomitar, le sugiero que vaya al baño-
-Lo siento- dice topándose la boca -Es que no puedo evitarlo-
-Si- dice interrumpiéndolo -Si puede, lo que no puede es controlar su inútil mente y su inútil cuerpo, así que, si no está acostumbrado, le sugiero que salga de la sala en este instante-
-Pero, dedo cuidarlos...-
-No somos niños, señor Martínez, y no se preocupe, no profanaremos este... dulce y bello cuerpo- dice con una sonrisa de inocencia, pero a la vez de siniestra.
El joven se les queda viendo.
-Yo... los esperaré afuera- se retira y de los chicos solos.
- ¿Me pase de la lanza? - dice la chica mientras se voltea para examinar el cuerpo.
- No, estuvo bien- dice Cristina.
- Esa sonrisa, nunca la había visto- dice Alejandro volteándola a ver.
- Hay cosas que no conoces de mi Alejandro y no quisieras saberlo- dice sin dejar de examinar -Mejor dejémoslo así-
El muchacho vuelve los ojos, Melanie es una mujer bastante peculiar, como dijo su madre, no tiene muchos amigos, y en la escuela era muy reservada y tímida, pero poco a poco descubrieron que solo era una mujer que necesitaba paciencia y darle un poco de tu tiempo, aunque sus ideas retorcidas y extrañas no se llevaban de la mano con su inocencia, era como si Tim Burton y Quentin Tarantino tuvieran una hija.
- Qué interesante... - dice Melanie.
- ¿Qué encontraste? - dice Cristina.
- No veo restos de madera por ninguna parte del cuerpo, y porque lo que dice la autopsia de los forenses anteriores, escribieron que probablemente le hayan pegado con algo de madera, un bat o incluso un palo de escoba-
- Y, al parecer nos mintieron, ¿verdad? – dice Alejandro.
- No tanto, recuerda que somos de suponer mucho con lo que pasó, y solo puedes afirmarlas de dos maneras: o que seas un forense espectacular o... - hace una pausa -Que el mismo asesino te lo diga-
- Descarto totalmente la última, no tenemos mucho tiempo-
- Lo sé, por eso estoy aquí-
Melanie empieza a examinar más exhaustivamente el cuerpo de arriba hacia abajo, describiendo cada cosa.
- En la parte parietal y occipital del cráneo le arrancaron pedazos de cabello, como si fuera un trofeo o una tortura para la víctima-
- ¿Cómo y por qué lo habrá hecho? - dice el Alejandro, mientras Cristina saca su libreta y empieza a anotar preguntas clave.
- El resto del cráneo está destrozado, más en la parte frontal derecha y nasal con algo que como dije, no es de madera, parece que le pegó primero de frente y tal vez le dio con tanta fuerza que lo tumbó y le siguió pegando en el suelo hasta romperlo. Las cuencas de los ojos están arrancadas -
- ¿Antes o después? –
- Después, estoy segura de que posteriormente, aunque, no parece que lo hubiera hecho con cuidado ni con un instrumento-
- ¿Estás diciendo que fue con sus propias manos? - dice Cristina.
- Probablemente; obviamente tanto como la mandíbula como la nariz están rotas, la lengua y los dientes están bien, tal vez por los golpes se le rompió uno que otro, pero no veo señales de tortura en esta parte; el cuello, por otro lado, veo señales de ahorcamiento por los moretones alrededor de él, pero sin llegar a matarlo-
- Lo encontramos colgado- dice Cristina.
- Sí, pero no murió de eso, tal vez quiso exhibirlo y denigrar su cadáver; las costillas están rotas perforando los pulmones y el corazón también por golpes de un objeto, el vientre cortado extrañamente bien para que las entrañas se salieran sin matarlo, pudo ser momentos antes de que lo mataran, ya que la herida es más reciente que las anteriores-
- ¿Todos sus órganos siguen ahí? - dice Alejandro.
-Al parecer sí, al menos que los forenses hayan mentido otra vez-
Melanie agarra un bisturí y hace una incisión del vientre del cuerpo hacia el pecho, abre con cuidado la piel, revelando todas las heridas internas del cuerpo; deja el bisturí de lado y agarra una cámara, toma varias fotos y después de examinar que no falta ningún órgano, cose la piel cortada y sigue examinando.
-Las piernas, por otro lado, están rotas, fémur, rotula, tibia; debo de abrir de nuevo para ver en cuantas partes, los tobillos rotos con marcas de la misma cuerda con la que fue colgado, los dedos de los pies se observan con un color azul-morado; y por último los brazos –
- Debió ser por la leve hipotermia a que se le expuso - dice Cristina.
- Eso y más, las manos están en el mismo estado, con maracas cuerdas, las muñecas rotas, pero los brazos, aunque moreteados están en perfecto estado-
- ¿Alguna razón? – dice Alejandro.
- No lo sé, por eso estas tú, yo solo digo y escribo lo que veo-
- Cristina, ¿hay algo que te haya llamado la atención? –
- Hasta ahora, nada en especial, estoy deduciendo que solo lo torturo por ira o diversión-
- Mierda- dice el chico frotándose los ojos -eso no nos servirá de nada-
- ¿Quieres volver a la escena del crimen? –
Alejandro piensa con las manos en la cintura, mordiéndose el labio y golpeando el suelo con su pie derecho.
- Vamos, no hay que perder tiempo- dice por fin – ¿vienes, Melanie? –
- Si me lo permiten, me quedaré examinando mejor el cuerpo, tal vez nos diga algo interesante, aprovecho que mamá sale tarde, así que nos iremos juntas-
- Bien, suerte, mándanos whatts si pasa algo-
-Sí, sí, ya váyanse - dice la chica sin despegar la vista del cuerpo.
Los chicos avisan a Ian y este acepta acompañarlos, suben al auto y regresan a la escena del crimen.
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