Capítulo II: Migas de pan

Melanie estaba paseando a sus gatos por las calles de Sócrates. Era el mediodía, él solo estaba a todo dar, aunque con un poco de aire fresco que hacía que su cabello castaño ondulara y se moviera de manera atractiva. Le gustaba eso, le gustaba ser hermosa. Al llegar a su departamento algo le pareció diferente, un carro de color plateado estaba estacionado enfrente del portón, tenía las intermitentes prendidas y se veía que apenas acababan de llegar, el carro se le hacía conocido, pero intentó no hacerle caso a la situación; al tratar de abrir su puerta una voz familiar la detuvo.


-Pensé que ya te habías ido de aquí- dice Alejandro sonriendo.

La chica sonríe y por fin lo voltea a ver, sus lentes sol de color negro tapaban sus ojos de color verde y azul.

-Vaya, vaya, pero miren quién apareció, el inigualable Alejandro-

-Hola Melanie-

La chica se acerca y le da un beso en el chaquete dejando un poco de labia rosa en su mejilla.

- ¿Y tal la escuela? ¿Ya por fin te graduaste? –

-Estoy en eso- dice poniéndose una mano en la parte de atrás de la cabeza.

Cristina sale del auto por fin haciendo que Melanie sonriera más.

- ¡Tina! – dice Melanie alegre.

-Hola Mely-

Ambas chicas se abrazan y se dan un beso en la mejilla.

-Mírate, qué hermosa te has vuelto, Tina-

-Tu no quedas atrás-

- ¡Oh por favor!, me sonrojas-

El momento de recuento dura poco cuando Ian sale del auto y se acerca a ellos.

-Veo que traen compañía- dice la chica sonriendo de manera depredadora.

-Hola, mucho gusto son Ian Martínez- le da la mano.

-Melanie, Melanie Lara- le responde el saludo.

-Ah, sí, eso...- Alejandro no sabe cómo comenzar la conversación.

-Porque no pasan a mi casa, mamá aún no llega, así que con mucho gusto los recibiré-

-Bueno, si no te molestamos-

Melanie sonríe y entran al departamento, deja a sus gatos comiendo en la cocina; el departamento no era la gran cosa, era grande y muy ancho, las paredes eran blancas hueso y ocre, pero de ahí nada destacaba.

- ¿Agua, café, té? – la chica pregunta a los chicos.

-No gracias a mí no, ¿Cristina tu? –

- ¡Oh no! Gracias, linda-

-Como quieran-

La chica se sirve un té de frutos rojos y lo saborea, se sienta en el sofá, el silencio gobierna un buen rato hasta que Alejandro habla.

-Melanie...- el chico toma aire -te necesitamos-

- ¿Así? - dice la chica alzando una ceja - ¿Para qué? –

- Necesitamos que nos ayudes a resolver un crimen-

Melanie ríe, casi ahogándose con su bebida.

-Adivinaré, el profesor Abelardo los metió en esto-

-No lo pudiste haber dicho mejor- dice Cristina suspirando.

-Ya lo suponía, maestros como ellos, son así-

-Disculpe que interrumpa, pero- dice Ian - ¿Usted es criminalista o algo así? –

Melanie sonríe ante la pregunta, no responde, solo sonríe.

-No- contesta Alejandro -Melanie, estuvo estudiando el primer semestre con nosotros-

-Pero después deserté y luego me fui a Ciencias Forenses en la UIN- dice la chica sonriendo -Solo me falta año y medio y a chambear se ha dicho-

-Entiendo- dice Ian -Discúlpeme-

-Tranquilo, lo de criminalista me gusto, pero prefiero lo que hace mi madre, medicó forense, como ve, deja mucho dinero y buena vida-

-Como te decíamos Mely- dice Cristina -Queremos que nos ayudes-

-Por lo que veo, y la insistencia que veo, es un caso muy serio-

Alejandro se acerca a ella, saca su celular y le enseña las imágenes del crimen.

-Júzgalo por ti misma-

Melanie agarra el celular, y la primera imagen hace que la chica desvíe la mirada por un momento, suspira y ve cada una de las imágenes.

- ¿Y? – dice Cristina.

-No les podría decir mucho si solo lo veo así, necesito tener presente al interfecto-

Ambos chicos voltean a ver a Ian, quien se sobresalta y dice tartamudeando.

-Claro, veré si les pueden dar permiso a los tres- se levanta y saca su celular y empieza a llamar.

Melanie alza una ceja, le parecía un hombre bastante asustadizo pero extraño. Ya solos los tres, la chica cambia su tono.

-No deberían estar haciendo esto-

- ¿A qué te refieres? – dice Alejandro.

- ¿Crees que soy tonta? Aunque su cara está desfigurada, se ve inmediatamente que es el político apellidado Bran, ¿o no? -

- ¿Cómo lo sabes? –

-Por favor, su cara está adornado todas las calles, al igual que la de su hermano-

- El hermano es amigo del profesor Abelardo, nos ofreció un trabajo seguro y liberarnos el servicio por fin-

-Increíble- dice la chica levantándose, tomándose el resto de su té.

-No teníamos opción Melanie-

-Claro que sí, decir que no, ¿sabes en qué pedo se metieron? Y ese hombre no los soltará tan fácil, lo siento chicos esta vez paso, no quiero problemas-

-Vamos Mely, eres una de las mejores en el área forense- dice Cristina.

- ¿Y qué voy a recibir a cambio? A ustedes le darán algo, pero ¿y a mí? No arriesgaré mi vida ni la de mi familia para nada-

-Eso lo arreglaremos después Melanie- dice Alejandro ya un poco molestó -Solo esta vez ayúdanos, y después te dejaremos en paz-

Los chicos se quedan en silencio, Melanie era una chica que no le gustaba meterse en problemas, sabía que su carrera sería peligrosa, pero mientras no trabajara ella quería disfrutar la vida a lo máximo. El momento incómodo es interrumpido por Ian.

-El señor Brand ya mandó la ubicación, dice que tienen permiso de revisar el cuerpo-

-Por favor, Melanie- susurra Alejandro -Solo esta vez-

La chica se queda callada por unos segundos hasta que voltea a ver a Ian.

-Dile a tu jefe que también quiero puesto asegurado en el área forense o no quiero nada-

- ¿Qué? –

-Significa que nos ayudará- dice Alejandro sonriendo.

-Solo esta vez y después me dejarán en paz, ¿de acuerdo? –

-Que así sea-

-Pero primero, déjame prepararme- la chica se retira a su cuarto y, después de unos minutos, 

está lista para irse con ellos.

Todos suben al carro y van a la ubicación que mandó el político.

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