Prólogo
-¿Mamá, como es que ese hombre puede levantar las cosas hechas de metal? -Preguntó curioso un pequeño niño de rubia cabellera y ojos esmeralda-
-Apaga ya él televisor, ese es un asqueroso mutante. -Dijo con tono nauseagundo la madre del chico-
-¿Que es un mutante? -Preguntó curioso él niño, ya había picado su curiosidad-
-Los mutantes son monstruos.
-Exclamó secamente la mujer antes de apagar él televisor a su hijo-
-¿Monstruos? -Cuestionaba él pequeño, había algo que él no creía en la platica de su madre, pero eso era de esperar, un niño de cinco años no piensa en las demás personas como monstruos-
•5 años pasaron y la guerra entre humanos y mutantes se hacia cada vez más intensa, más gente inocente moría y otras capturadas para hacerles experimentos, los padres se preocupaban por sus hijos pero algunos sabían que la guerra no era motivo para dejar crecer a sus hijos como neandertales sin educación•
•Un niño de 10 años de edad conocido como Adrien Agreste se encontraba en él auto de su padre, Gabriel Agreste, él militar de más alto rango en todos los Estados Unidos, este como siempre, llevaba a la escuela a su hijo, pero había algo que no hacia él padre del chico y eso era hablar con su hijo, él tiempo en él auto era un completo silencio, él padre solo se dedicaba a leer él periódico mientras él niño solo miraba por la ventana con una tristeza inmensa dibujada en él rostro, todos los días eran iguales, la misma rutina, ir a la escuela, ser traído a casa, hacer los deberes escolares y caseros, dormir y hacer todo de nuevo•
•A pesar de ser un niño no tenia distracciones, aparte claro, de su media hora de televisión diaria, la cual había conseguido gracias a la bondad de su madre, su padre era muy estricto, Adrien debía ser extremadamente cuidadoso con su carácter, comportamiento, modales y deberes diarios, si él comía indebidamente, talvez por dejar caer un poco de comida, derramar un poco de agua sobre la mesa, o incluso dejar caer uno de los utensilios de la mesa, era un escarmiento asegurado, su padre era muy agresivo y no solo con Adrien, también maltrataba a su esposa, la agredia física y psicológicamente, él pequeño Adrien siempre miraba los golpes y oía las discusiones de sus padres, había ocasiones en las cuales él pobre tapaba sus oídos para dejar de escuchar los gritos y llantos procedentes de la habitación de sus progenitores•
•Adrien siempre se esforzaba por hacer sonreír a su madre, no odiaba a su padre pero tampoco lo quería, él carácter del pequeño cambiaba día a día. Cada vez era más y más frío, inexpresivo, serio y en ocasiones, triste•
•Habia algo que si compartía con su padre a pesar de todo él recor que había creado en él pequeño, y eso en común era él repudio hacia los mutantes, los odiaba, los detestaba, sentía repulsión por aquellas personas que según él eran diferentes a su persona•
•Meses pasaron desde él décimo cumpleaños del rubio, era una navidad tranquila, la madre del pequeño adornaba él pequeño madero que se encontraba en él centro de la sala, un pequeño Adrien ayudaba a su madre alcanzándole los adornos, solo faltaba uno, la estrella que tanto le gustaba al pequeño Agreste, este al ver a su padre en casa, fue hacia él y haló de su bata para luego preguntarle•
-¿Padre, podría usted levantarme para colocar la estrella sobre él árbol? -Preguntó cordialmente él pequeño, aún siendo tan pequeño, su padre le obligaba a ser educado con él-
-Yo no participo en tonterías como esas. -Dijo secamente él hombre para después salir al patio a fumar su pipa-
•El pequeño ya estaba acostumbrado a los constantes rechazos por parte de su padre, pero esa vez en verdad lo hizo sentir mal, lágrimas comenzaron a salir de los verdes ojos del chico, después de todo era solo un niño de diez años, la madre se acercó a su hijo y con un cálido abrazo consoló a su pequeño, ella se sentía culpable por haber contraído matrimonio con aquel déspota, que en sus días fue una vez él chico mas apuesto de la escuela, odiaba haber sido tan ciega y haber elegido a ese tirano por ser de hermoso parecer•
•Mientras tanto en un lugar lejano un hombre de aspecto joven con un casco y capa se encontraba jugando con sus poderes, movía un tenedor de un lado a otro gracias a los poderes que ejercía sobre los metales. Una joven pelinegra vestida con una chaqueta rosa sin mangas y pantalones de cuero negro entró imponentemente a la sala donde se encontraba él hombre de la capa•
-Eric, perdón por interumpirte pero hoy es navidad y los...... -No pudo terminar debido a que él tenedor se encontraba levitando frente a sus ojos-
-Cuantas veces tendré que decirte que mi nombre ya no es Eric, soy Magneto, y no me gusta que me interrumpan mientras pienso.
-Dijo Magneto mientras acariciaba los cabellos de la joven con en tenedor-
-Lo.. Lo sé, pero Dientes de Sable está listo para atacar a Agreste.
-Dijo nerviosa la joven mientras miraba los movimientos del tenedor frente a su cara-
-Bien, dile que lo haga ahora, es la oportunidad que tenemos de matar a ese militar sin que esté protegido por todos esos guardias, ahora vete....... Y Angel (Enyel) no vuelvas a interrumpirme así, o...... -Pausó él hombre antes de lanzar él tenedor a un blanco directo en la cabeza-
-Como digas Magneto. -Dijo nerviosa antes de salir de la habitación-
•La señora y él pequeño Agreste se encontraban comiendo galletas con leche y un rico queso él cuál era la debilidad del pequeño, no había cosa que le gustara más al chico que él queso, los sorbos de leche dejaban bigotes dibujados en las caras de ambos, haciéndolos reír y pasar un buen momento.
Pero esa felicidad seria pasajera, gracias a un ruido proveniente de la puerta principal, él señor Agreste había salido hace poco, así que era imposible que se tratase de él, la madre le ordenó a su hijo guardar silencio mientras esta se acercaba a la puerta, esta se estremacia más y más, indicando que había algo afuera que quería entrar a la fuerza, la señora Agreste cogió un bastón para luego asomarse al visor de su puerta, pero antes de mirar atravez de este, la puerta fue lanzada hacia adentro junto a la señora Agreste•
•Una figura masculina se dejó ver frente a donde antes estaba la puerta, este hombre, olfateaba él aire como fuese un perro, él pequeño Adrien miraba al hombre con un gran temor en su interior, aquel monstruo por así decirlo, era alto, musculoso, peludo, de ojos oscurecidos y mostraba sus colmillos mientras olfateaba él aire, él hombre se acercó a donde estaba la señora Agreste en él suelo y luego de un brusco movimiento haló de ella y la levantó con fiereza, la olfateó y luego exclamó con una voz gruesa y un tanto escalofriante•
-¿Dónde está Agreste? -Preguntó fieramente él hombre fornido-
-E.. E.. Él no está aquí, salió hace poco, sólo me encuentro yo.
-Exclamó con nervios y temor la señora Agreste-
-No te creo. -Dijo él hombre antes de soltarla y comenzar a olfatear rumbo a la cocina, donde se encontraba él pequeño Adrien-
-Te, te lo juro, estoy sola y nadie más se encuentra en casa. -Exclamó la madre mientras se posicionaba frente al hombre-
-Fuera de mi camino. -Dijo él hombre antes de lanzar fuertemente a la mujer contra la pared-
-Mamá!!! -Se oyó gritar desde la cocina, haciendo que él hombre fijara su vista y oídos en dicho lugar-
-Adrien, Corre!!! -Dijo la madre con tono débil, antes que él hombre saliera corriendo rumbo al chico que no pudo correr debido al miedo que lo tenia preso-
-Con que tu eres la pequeña sabandija que lleva él apellido de ese idiota de Agreste. -Dijo haciendo una sonrisa maliciosa él hombre-
-Ma.. Ma... Mamá? -Decía confundido y muerto del miedo, él pequeño Adrien-
-Si él padre no está, no me quedaré aquí a esperarlo, mejor le dejaré un mensaje con la sangre de su hijo muerto y él cadáver como recuerdo.
-Exclamó con una sonrisa sádica él hombre peludo-
•El hombre alzó su mano, en la cual tenía unas gigantescas zarpas, y luego la hizo descender rápidamente hacia él cuerpo del niño, era obvio que él pequeño no sobreviviría al golpe, pero por alguna razón, la sangre que se derramó esa noche no fue la del pequeño Adrien Agreste•
-Te amo mi pequeño gatito come queso. -Decía la madre del chico que se encontraba frente a este, un sonido húmedo se escuchó y las zarpas fueron retiradas de la espalda de la señora Agreste, que en su meta de salvar a su hijo, no había pensado en si misma y usando su cuerpo como escudo, protegió a su pequeño de las zarpas de aquel monstruo.
-Ma.. Mamá? -Preguntó entre lágrimas él pequeño niño, que miraba a su madre con una extraña expresión de felicidad-
-Parte de mi trabajo aquí está hecho. -Dijo sonriente mostrando sus colmillos aquel desalmado antes de irse-
-Sshhh, shhh, no te preocupes por mí, mi querido minino, todo estará bien. -Dijo en voz baja la madre mientras se recostaba delicadamente en él suelo-
-Mamá, por qué estás sangrando? Estarás bien? -Preguntaba llorando él pequeño Agreste-
-Ssshhhh, calla minino lindo, todo irá bien, estoy más que satisfecha con mi elección, he podido salvar a la persona que más amo en este mundo.
-Exclamó la madre mientras lloraba y mostraba una sonrisa a su hijo-
-Mamá, te vas a poner bien, solo debemos esperar a que llegue papá. -Decía con un tono triste él pequeño niño mientras las lágrimas de sus ojos caían sobre él rostro de la madre-
-Lo sé, lo sé, me pondré mejor y volverás a verme muy pronto, eso no lo dudes. -Dijo la madre, aún sabiendo que eso no era verdad, solo era cuestión de tiempo para que su plazo en este mundo acabara, lo que más extrañaría es ver todos los días a su pequeño hijo, le dolía él hecho de no verlo crecer, nunca llegar a conocer a sus nietos, pero lo que en verdad le partía él alma era saber que ahora su hijo no la tendría para alegrar sus días, sabía de una u otra forma que su pequeño crecería aún más infeliz de lo que ya era-
-Ma... Mamá, porque sale sangre de tu boca? Por favor no me dejes. -Decía él niño mientras recostaba su cabeza en él pecho de su madre, la cual respiraba ya con dificultad, debido a la sangre que comenzaba a inundar sus pulmones-
-Sólo..... Prométeme que seguirás adelante y no te darás por vencido, que pase lo que pase mantendrás la frente siempre en alto, que te levantarás cada vez que caigas, por..... Favor.... Prométemelo. -Decía la madre mientras sangre comenzaba a escurrir por su boca-
-Lo.... Lo prometo, lo juro. -Decía él niño mientras lloraba en él pecho de su madre-
-La madre levantó la mirada de su hijo para hacer contacto visual y con su último aliento exclamó lo siguiente- -Te amo mi pequeño Chat Noir. -Y luego su mirada calló al igual que su pulso-
-Noooo!!! Mamá!!!! ¿Por qué?
-Decía él niño mientras hacía temblar él suelo de la casa como si de un cataclismo se tratase-
-Juro, que mataré a quien te hizo esto mamá, lo haré pagar. -Dijo él niño mientras apretaba su puño con tal fuerza que hizo sangrar él mismo, se recostó sobre le cuerpo frío y sin vida de su madre y se quedó así durante unos minutos hasta que se quedó dormido-
•El señor Agreste entró rápidamente al ver las ruinas de lo que solía ser la puerta principal, al ver a su hijo sobre él cuerpo pálido de su esposa trató de retirar al niño de su madre, pero este despertó de golpe y mostró una mirada que Gabriel Agreste nunca había visto en su hijo, los globos oculares del chico eran verdes y sus pupilas eran tan brillantes como dos preciosas esmeraldas, él cabello rubio estaba erizado y su hijo solo se limitó a lanzarle un gruñido de gato, la peor pesadilla de Gabriel se había hecho realidad, su hijo era un mutante•
CONTINUARÁ..........
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Kyaaaaa, hola nuevos lectores, espero OS haya gustado, actualizare la otra semana ya que estoy en exámenes y se supone que debería haber estudiado pero me da flojera estudiar (Para eso esta la chepia papa) y mejor me puse a hacer algo que le había prometido a mi gran amiga que la quiero mucho
Hace ya mucho tiempo, posiblemente los caps que siguen sean más cortos.
Historia totalmente dedicada a ElyVazquez4
PD: Espero te guste la trama de los mutantes Ely. ♥♥♥
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