• Día 5 •
Atención:
1- Mención de OsaAka y AtsuKita, para variar un poco de ships
* * * *
Atsumu esperó a que el teléfono timbrara cuatro veces. Cuando le respondió el contestador al otro lado, volvió a insistir. Y volvió a ser enviado al buzón. Repitió aquella operación hasta que al primer tono de la sexta llamada fue atendido.
Escuchó un gruñido antes de escuchar la voz apesadumbrada de Osamu Miya, su gemelo. Atsumu reprimió una sonrisa al comprobar, una vez más, que siempre respondía.
—¿Acaso no entiendes lo que es un no, Tsumu? —contestó la cansada voz de su hermano al otro lado—. Creo que por algo no te he respondido.
—Ah, pero lo hiciste ahora, Samu —rio Atsumu mientras se echaba sobre su desordenada cama. La sábana se salió incluso de una esquina—. Mi plan funcionó a la perfección.
—Eres una amenaza —resopló Osamu al otro lado. Escuchó el ruido de frascos siendo acomodados—. Ni siquiera viviendo a dos mil kilómetros de ti puedo librarme de tu apestosa presencia.
—Oye, tu espermatozoide debió pensárselo mejor cuando no pudo superar el hecho de que el mío colonizó el óvulo primero —exclamó con burla—. Solo eres una copia barata.
—¿Quién dice que tú espermatozoide llegó primero?
—¡Es obvio! ¡Yo nací antes! ¡Significa que me terminé de desarrollar mucho más rápido!
—Tsumu, eres idiota —Osamu gruñó—. Saliste primero porque mamá ya no podía soportar tenerte adentro suyo. A mí me aguantó siete minutos más.
Atsumu fingió que ya no le estaba escuchando. No quería oírlo. Tomó un libro lleno de polvo del estante con el que se golpeaba la cabeza todas las mañanas y fingió interesarse en sus páginas.
—Es porque estabas obeso y cabezón —siguió burlándose Atsumu, sus pies enredándose en las sábanas deshechas—. Los doctores seguro recibieron un Nobel de medicina al sacar un bebé tan deforme y pesado.
—Tienes razón —coincidió su hermano con tranquilidad—. Estaba más gordo porque consumí más nutrientes que tú. Y por eso naciste con menos neuronas.
—¡Hey!
Osamu no rio como Atsumu lo hubiera hecho de haber sido suya aquella rostizada, pero estaba seguro que su hermano sonreiría con malicia. Tenía tan grabada a fuego su mueca burlona que, a pesar de los dos mil kilómetros, Atsumu podía recordarla con perfecta claridad.
Dos mil kilómetros. Suspiró al recordarlo.
Que Osamu, su gemelo, se escuchara cerca como siempre a través del teléfono no significaba que realmente lo estuviera —él se encontraba estudiando gastronomía en una de las mejores escuelas al norte del país.
Atsumu, por su parte, cursaba su primer año del profesorado de educación física. No era bueno en matemáticas, ni letras, ni historia, ni mucho menos deseaba atascarse en alguna aburrida y fresca oficina con olor a limón. Aunque ser profesor de un montón de simios tampoco era su sueño —y Atsumu lo sabía; él mismo fue de esos simios el año anterior—, era lo más cercano a sentirse medianamente realizado con su vida.
No tenía idea qué era lo que realmente le apasionaba. Él no podía ser como Osamu, que con gran facilidad encontró una pasión en las artes culinarias.
No quería ser un envidioso, pero algunas noches aquello lo carcomía. Pensaba en su hermano avanzando cada vez más al próximo nivel, porque aquello que hacen algo que aman siempre están destinados a conseguir grandes cosas.
¿Qué tenía Atsumu? ¿Una carrera que no odiaba tanto?
Luego se sentía egoísta y mezquino. Era Samu de quien estaba hablando. No cualquier fulano de por ahí al que Atsumu quisiera superar.
Y aunque llevaran casi dos décadas compitiendo para ver incluso quien orinaba más lejos, una parte en el fondo de sí mismo solo deseaba lo mejor para su gemelo.
Debería estar feliz de que Osamu tuviera al fin la vida que deseaba. Pero, ¿qué hizo Atsumu la noche en que su hermano le contó que se iría a dos mil kilómetros de distancia para seguir su propio sueño?
Le gritó. Y le pegó.
Por supuesto, Osamu se la devolvió —y fue Atsumu el que quedó hecho papilla al final del día. Eso no quitaba que no se avergonzaba de ser el que levantó la mano y la voz primero.
Era el gemelo mayor, maldita sea. A veces esos siete minutos extra en el mundo le pesaban demasiado.
—¿Por qué estás en tanto silencio? —preguntó Osamu—. Tenía tiempo de darme otra ducha en lo que sigues pensando en quién sabe que estupidez.
—¿Acaso no puedo pensar, Samu? —rio.
—No creo que tú pienses, Tsumu.
—Lo que sea —Atsumu rodó los ojos—. ¿Y darte una ducha? Vaya, vaya, ¿por quién decidiste bañarte hoy?
—¿Acaso lo normal no es bañarte sin ningún motivo en particular...?
—¡Oh, vamos! Ya suelta la lengua —molestó Atsumu—. Cuando vivíamos juntos podías pasar hasta tres días sin darte una ducha.
—Lo dices como si no fueras tú el que descubrió apenas con quince años que había que pasarse jabón por la raja del trasero.
Atsumu ahogó un jadeo de indignación. Ahora esto sí era un ataque personal.
Se levantó tan rápido de la cama que se dio un golpe en el centro de la frente con el estúpido estante mal construido del dormitorio que rentaba en Osaka. Se sobó la frente herida mientras se quejaba entre dientes.
—¡Pero si igual le pasa agua! ¿Para qué quiero el jabón...?
—Entonces no tendrás problema con que se lo cuente a Kita —dijo Osamu tras sacar su as bajo la manga—. No le molestará en absoluto saber que su novio no sabía lavarse el culo hasta hace unos años.
—¡No te atreverías...! —escuchó una risilla al otro lado. Atsumu abrió los ojos de forma desorbitada—. ¡Samu!
Su hermano no contuvo la risa durante mucho más tiempo. No parecía importarle que Atsumu le lanzara un sinfín de amenazas sobre confesar que se orinaba encima hasta los siete años, o que su primer beso fue con una foca en un parque acuático para tomarse una de las típicas fotografías con esos animales.
Cabía aclarar, claro, que el primer beso de Atsumu fue también con la misma foca.
Kita Shinsuke era el novio a distancia de Atsumu —y era la única persona a la que extrañaba casi tanto como a su gemelo. Era mucho más difícil mantener el contacto diario con un joven anti tecnología y que trabajaba de sol a sol en su granja.
Pero esa era, también, la vida que Kita escogió para sí mismo. Aunque hubieran peleado en ese momento, Atsumu acabó por aceptar las decisiones de todos a su alrededor.
Debía comenzar a aceptar que todos tenían sus propios caminos de vida.
—Como sea —habló Osamu tras otro silencio; solía haber varios entre los gemelos, pero nunca les importaba—. Me bañé porque tuve que irme rápido de la casa de Keiji. Su compañero de piso estaba próximo a llegar y es muy ruidoso. Se enteraría todo el edificio que estuve follando esta noche.
—¿Estuviste follan-...? —Atsumu hizo una mueca de asco—. Podía vivir sin saber eso, Samu.
—Solo tienes envidia porque seguro no remojas el churro desde que fuimos a Hyogo por las fiestas —se mofó Osamu con su típico tono monótono—. Pero descuida, puedo decirle a Kita que enviar nudes ayuda a la comunicación en la pareja.
Atsumu rodó los ojos mientras se lanzaba otra vez a la cama. Puso el altavoz para apoyar el móvil contra su pecho y así cruzar los brazos con molestia.
—Te odio —masculló Atsumu—. Te encanta mofarte de mi miseria.
—Claro que no —se defendió su hermano—. También me rio de tus humillaciones, habla con propiedad.
—¡Samu...!
—Pero —continuó Osamu—, así como me gusta reírme de ti, lo que más me gusta es sentirme orgulloso de tus logros, Tsumu. Tienes muchos de ellos aunque tengas momentos de inseguridad en los que te cuesta verlos.
Atsumu sintió que los ojos se le cargaban de pequeñas lágrimas. Parpadeó rápidamente para alejarlas. ¿Cómo sabía Osamu que se sentía de esa forma tan insignificante desde días atrás?
—Telepatía de gemelos —contestó Osamu como si nada—. Por si te estás preguntando por qué digo lo que digo.
—Por supuesto que no me lo estaba preguntando —rio Atsumu—. Adivinaste todo mal. Estoy perfectamente bien y exitoso como todos los días.
—Lo que tú digas, Tsumu —coincidió el otro—. Estás perfectamente bien y exitoso. Nada de lágrimas en absoluto.
—¡Te digo que no...! —Atsumu masculló—. ¡Samu, eres un tonto!
—Sigo sin ser yo el que no utilizaba jabón en el...
Atsumu empezó a mascullar palabrotas para hacerlo callar. Al final, Osamu acabó molestándose de igual forma —y no dudaron en insultarse hasta que empezaron a lanzar palabras al azar a las que agregaban connotaciones violentas en aquel contexto.
—Eres una patata frita estúpida —soltó Atsumu—. Y de esas que han sido pasadas por aceite tantas veces que ya están quemadas y duras como piedra.
—Tú eres como uno de esos ladrillos huecos —contraatacó Osamu—. Te crees muy firme y duro, pero tu cabeza está hueca de neuronas.
—¡Ya hiciste ese chiste! ¡Eres poco original!
—Lo dice quien siempre usa los mismos piropos con Kita —Le escuchó suspirar al otro—. Me pregunto cómo es que no te ha dejado.
Otra batalla campal empezó entre los dos. Atsumu y Osamu nunca darían tregua al otro, y tampoco se dejarían vencer mientras pudieran anotar una victoria por encima del otro.
Al final del día, nunca sabían quién ganaba la pelea. No tenía tanta importancia. Porque cuando las luces de sus ciudades se apagaban por completo, y cuando Atsumu bostezaba contra el teléfono y su hermano le mandaba a dormir, sabía que otro gran día terminaba.
Mientras pudiera sentir que su hermano estaba lo suficientemente cerca como para taladrarle la cabeza con bromas e insultos, Atsumu sabía que la vida estaría bien.
—Buenas noches, Samu —Atsumu se enroscó en sus mantas mal puestas, ojos cerrados y una sonrisa en los labios.
—Buenas noches, Tsumu —dijo su gemelo—. Espero tengas pesadillas esta noche.
—¡Hey! ¡Yo iba a decir eso primero...!
Todo estaría bien en su vida mientras siguiera teniendo aquellos pilares que le sostenían cuando Atsumu se sentía más vulnerable.
Mientras el soporte más fuerte y firme de su vida continuara respondiendo a sus llamadas cada noche desde el día en que se separaron; ese era su gemelo menor.
Samu.
Todo estaría bien para Atsumu y Osamu mientras el futuro les deparase más tiempo junto al otro.
* * * *
Quedó cortito, pero desde un inicio tenía claro lo que quería hacer con este día sdjkfsd Samu y Tsumu no pueden evitar pelear con el otro, pero no pueden vivir separados XD
Sí, en este AU no hay voley por así decirlo (? y Atsumu no tiene mucha idea lo que quiere hacer con su vida, así que se siente perdido. Pero por suerte tiene a su hermano (y también a Kita) para recordarle que la vida sigue, que las inseguridades no son el fin del mundo
Ya les dije que amo a los Miya? Ok, amo a los Miya. Y MUCHOOOOOOOO ♥️
Mañana ya es el penúltimo día ;;u;; falta poquito para que acabe, pero ni de chiste dejo de escribir sobre estos dos (y sus respectivas ships, claro) porque además tengo muuuuchas y nuevas ideas. Espero deseen acompañarme en las mismas ^^
El oneshot de hoy nació gracias a una idea con corgi-makaroni fnkdkj ella me tiró este headcanon genial cuando hablabámos de ellos estando lejos del otro ;;; son dos masitas que se aman mucho y se extrañan (pero jamás van a decirlo en voz alta, es más fácil decirle "estúpido" a un hermano, confirmo)
Muchísimas gracias a todos los que vienen leyendo!!! Los oneshots que quedan ya no tienen angst :'D son puras cosas lindas y felicidad. Eso les puedo prometer. Espero les gusten, porque ya me emociona escribirlos uwu ♥️
Nos vemos mañana! Besitos ♥️
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