Día 12 - Feelings [Gordent]
La desesperación que ahora presentaba Harvey Dent era una que juraba nunca haber experimentado. Sabía que su cuerpo deseaba que descansara, pero su mente le pedía a gritos seguir revisando el caso de Jim Gordon. Observaba esas pistas una y otra vez, buscaba el error de éstas, pero no lograba encontrarlo. Gordon había sido encriminado y, aunque pareciera que la mayoría de la GCPD lo viera como un asesino, él estaba seguro que no era eso.
—Piensa, Harvey, necesitas revisar la carpeta de evidencias de nuevo. ¡No! Debes... Debes...-.
Harvey tenía la costumbre de hablar solo. Era como si él pudiera ver desde lejos las acciones de el mismo y diera indicaciones como si se tratara de una persona ajena. Sentía que así pensaba mejor al momento de armar sus casos.
—Jim estuvo allí, pero fue por una llamada. Alguien llamó, alguien que lo odia y... ¡El arma! Sí, tiene sus huellas, Dent, ¿No ves? Esto no... ¡No! Sólo... Necesito...-.
El sonido de su celular lo hizo salir de esa extraña presión que se acumulaba en él y, la ver qué se trataba de la GCPD, se sintió un tanto aliviado.
—¿Hay algo nuevo?
—No, pero Bullock me ha pedido que le diga que el caso está cerrado. Dice que ya no queda mucho por hacer.
—¿Perdón?
—Lo que escuchó. Dijo también que tiene prohibidas sus visitas a Blackgate para Jim Gordon.
El abogado no pudo evitar apretar su mandíbula y quedarse en silencio unos segundos. Era como si tratara de comprender esas palabras, esas indicaciones que...
—Nygma, ¿Verdad?
—Sí, soy él, ¿Desea que le diga algo a Bullock?
—Dígale que se me hace una cobardía el pedirme esto. Abandona a quien dice ser su amigo por algo que estoy seguro que no cometió.
—¿Está seguro? ¿Ha logrado encontrar algo para sacar a Jim de ese lugar? Porque si es así, me encantaría ayudar...
—Yo... No, aún no, pero creo en Jim, creo en que él no...
—¿En que él no es un asesino? -. Completó Ed al otro lado de la línea haciendo que un suspiro de Dent estuviera.
—Sólo dígale que respetaré sus indicaciones y cuando tenga algo, iré hacia a él y le demostraré que él fue el maldito que dejó a Gordon a su suerte y no yo...
—Veo que le importa mucho el detective Gordon, me alegra que tenga más amigos, no podemos dejarlo solo en esto, si tiene algo, seré muy feliz en ayudarlo. También creo en que él no hizo todo eso, tiene un temperamento, pero eso no pudo hacerlo él. No hay razones para que hiciera tal atrocidad. Así que cualquier cosa, puede llamarme...-.
La voz tan amable de Nygma hizo a Dent tranqulizarse y darse cuenta que aún existían personas como Nygma o él que creían en la inocencia de Gordon. Eso lo hizo mirar nuevamente su escritorio y soltar un suspiro.
—Así será, gracias por la llamada. Si tengo algo, me comunicaré con usted. Edward Nygma, en el departamento forense, ¿Verdad?
—¡Así es! O también puedo decirle mi número privado para que así pue...
—Luego me comunico, gracias.
Harvey colgó tal llamada para, un poco más animado, acercarse a su escritorio. Había que regresar al inicio de los hechos para que pudiera encontrar más pistas, quería ahora saber lo que hizo Gordon en todo el día, en toda la semana si era posible.
—Mi celular, sí, allí debe haber algo...-.
Rápidamente Dent localizó las llamadas que tuvo con Jim en esa semana, pero ninguna fue respondida. Eso abrió paso a buscar en su bandeja de mensaje de textos, lugar que había decidido no revisar porque...
Porque...
—Hola, Jim, pasaba por la plaza principal de Gotham y recuerdo que me contaste algo sobre que siempre deseabas el poder alimentar a las palomas y no pensar sobre los problemas, ¿Deseas hacer eso pronto? Llámame. -.
Leer uno de aquellos viejos mensajes que él escribió lo hizo sentir un hueco en el estómago. Extrañaba poder hacer eso, el sólo tomar su celular y saber que Gordon estaba del otro lado. Decidió seguir observando esos mensajes y leer uno que otro en voz alta.
—Harv, no creí que recordarías algo tan banal. Deseo hacer eso pronto. Tengo mucho trabajo por el momento, pero podemos vernos al menos para almorzar en los próximos días. -.
Los desayunos y almuerzos con Jim Gordon no tenían un horario fijo, pero era algo que anhelaba tanto Dent en sus días. Siempre eran algo espontáneos como si Jim lo buscara cuando estuviera pasando por una crisis, como si en él encontrara la calma. Al pensar eso, el abogado no pudo evitar sentir un nudo en su garganta. ¿Cómo se sentiría ahora Jim?, ¿estaría en calma?, ¿pensaría en él?
—Ay no... ¿Qué dijimos sobre eso, Dent? Esto no se trata de ti, se trata de Jim y él NO está interesado en ti de esa manera, él tiene a... Lee y...-.
¿Pensaba entonces Jim en Lee en esos momentos de condena?, ¿el recuerdo de ella le traía calma? Dent comenzó a sentirse sofocado con todos esos pensamientos al entender que, por más que decía que había dejado de lado lo que creyó que fue un sentimiento pasajero, parecía incrementar con toda esa situación.
Se sentía preocupado, desanimado, triste, molesto y ansioso. Quería hacer más, quería lograr probar la inocencia de Jim, quería... Decirle lo que sucedía con él, sin embargo, sabía que eso no sería posible.
—Lancemos la moneda y así sabremos qué hacer...-.
Buscó en la bolsa de su pantalón aquella moneda y miró al frente como si de verdad existiera alguien más en ese lugar que ahora lo retaba a algo.
—Cara, haces frente a decirle la verdad a Gordon sin esperar algo a cambio; cruz, lo callas hasta que desaparezca. -.
Así, la moneda fue lanzada al aire para, después de unas vueltas, ser atrapada en su mano. Un pequeño temblor estuvo en ésta delatando el nerviosismo que ahora estaba en el pelinegro. Después de unos segundos fue cuando decidió hacer frente al resultado.
Cara. La moneda había decidido sus siguientes acciones y no pudo evitar sentir más presión en él.
—Un paso a la vez. -.
Dijo bajo para tratar que su atención de nuevo estuviera enfocada en todo el material que tenía del caso de Gordon. ¿De qué serviría correr a Blackgate para darle una visita al castaño y hablar de sentimientos? Jim quería salir de ese lugar, buscar a Lee, saber de ella, no de él y sus retorcidos pensamientos sobre...
—Harv, a veces veo imposible limpiar en su totalidad esta ciudad. -. Leyó Dent en voz alta de nuevo uno de los últimos mensajes de Gordon. -Pero recuerdo que no estoy solo, que muchos luchamos porque el crimen cese. Por ejemplo, estás tú. Quiero seguir luchando por lo mucho que te he hablado de una ciudad segura. ¿Puedo pasar más tarde a tu departamento? No he dormido en días y quisiera sólo descansar los ojos en un lugar seguro.
Harvey sintió como sus mejillas se calentaban al leer eso, justo como la primera vez que recibió ese mensaje. Tenía que hablarlo y, aunque no fuera correspondido, esperaba que el peso de ese asunto se fuera.
—Un par de horas. Dormiré un par de horas y continuaré con esto. -.
Dent apagó la luz de esa oficina y decidió olvidar por un breve momento todo el asunto anterior. Tal vez al siguiente día encontraría respuestas de verdad sobre Jim Gordon.
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