Una amiga inesperada


Dispuesto a saber que ocurrió con Sarada, Mitsuki, se dispuso a seguirla puesto que, según el, era de buenos amigos preocuparse por otro y más cuando se podía ver claramente como está sufría.

Veía como la chica se adentraba en un callejón pero luego de eso la perdió por completo, miró en todas direcciones buscando indicios de la dirección en la que se había ido, aunque, un chirriante sonido se podía oír, y este impregnó el lugar dándole un toque misterioso.

Alarmado, Mitsuki empuñó una Kunai, listo para recibir lo que sea que fuese aquello que se escondía entre los botes de basura, lento y sigiloso se acercó a investigar, grande fue su sorpresa cuando un pequeño bulto negro se abalanzó sobre su rostro, sintió como éste diminuto ser le clavó las garras intentando defenderse pero en en un hábil movimiento lo lanzó lejos, al verlo más claramente, se trataba de un pequeño felino de pelaje azabache que lo miraba enseñándole sus dientes y garras de manera amenazante en un intento por dejarle bien claro al desconcertado oji ámbar que no debía acercarse o de lo contrario se defendería una vez más y del mismo modo, mensaje que fue inmediatamente interpretado por el peli azul que guardó su Kunai mirando al pequeño felino sin emoción alguna.

De pronto, con la yema de sus dedos se tocó la mejilla derecha, de donde se escurrian tres gotitas de sangre, consecuencia de la afilada y peligrosa defensa del felino que aún no bajaba la guardia.

Mitsuki: Pero que animal más agresivo....

Sonrió intentando acercarse, más el felino retrocedía el doble de lo que Mitsuki lograba avanzar.

Mitsuki: Tranquilo, no te haré daño-

Y se detuvo al mismo momento en que vió que en una de las patas traseras del gato había dos cortadas que sangraban visiblemente.

Ahí está la razón de porque no confiaba, lo había lastimado y a raíz de esto perdió su confianza.

Mitsuki: Lo lamento, déjame ayudarte-

- ¿Mitsuki...?

Habló alguien detrás del peli celeste que volteó encontrándose con la azabache de gafas, también pudo percatarse que bajo el marco de sus lentes sus ojos estaban rojos, había estado llorando.

Sarada: ¿Que estás haciendo?

Preguntó sonriendo levemente puesto que pensaba que el oji ámbar estaba hablando solo.

Mitsuki: Vine a buscar algo y eso me atacó, lo lastimé sin querer.

Resumió  rápidamente, mientras que la azabache se disponía a ver lo que Mitsuki estaba apuntando.

Sarada: ¿Es un, gato?

Preguntó poniéndose en cunclillas tratando de acercarse de manera sutil.

Mitsuki: Si, pero no quiere ceder-

Sarada: Shhhhhhhhh

Lo calló en un susurro haciendo una señal para que el peli celeste imitará su posición.

Sarada: Ven, ven pequeño...

Lo llamó con una voz dulce y una sonrisa amable que hizo que el felino dejará de mostrar los dientes.

Sarada: Ven aquí, quiero ayudarte.

Susurró dando otro paso y con esto intentó poner la mano derecha sobre la espalda del gatito que en un abrir y cerrar de ojos le plantó un zarpazo dejando tres líneas marcadas en la nivea piel de la kunoichi que se limitó a hacer una mueca de dolor.

Sarada: Sé que duele, por eso quiero ayudarte a curar esa herida que te está sangrando, confía en mí, no te voy a hacer daño, te lo prometo, ven.

Pidió estirando su mano nuevamente mientras que Mitsuki observaba espectante la desconocida faceta de su compañera, el la veía peleando, entrenando y tomando las cosas con su típico carácter altanero, frío y en otras ocasiones hasta de manera agresiva, pero ahora, con un tono dulce y tranquilo , preocupada a 100% de ese pequeño felino que  a penas había conocido.

Mitsuki: Lo lamento pequeño, no volveré a lastimarte, ven.

Estiró su mano junto a la de Sarada, que veía como su compañero intentaba reparar las cosas.

Sarada: ¿Ves?, el lo lamenta, no hay de que temer-

Y fue entonces que el felino se abalanzó sobre Mitsuki pero esta vez no para atacarlo si no que para acurrucarse entre sus brazos.

Sarada: Parece que es una hembra, Mitsuki, tienes una nueva amiga...

Sonrió levantándose lista para irse.

Mitsuki: Sarada, vi a tu padre con Boruto, y no tienes porque estar triste.

La chica se detuvo para verlo a la cara con una expresión nada amigable casi tan amenazante como la de ese felino hace unos minutos.

Sarada: No te metas donde no te llaman...

Advirtió activando inconcientemente su Sharingan para luego alejarse en silencio perdiéndose en la distancia.

Mitsuki: Pero que agresiva...

Concluyó sonriendo de una manera que solo el podía hacer, miró al felino que se limitó a maullar.

Mitsuki: ¿Que te parece si vamos a comprar algunas cosas?

Le preguntó al pequeño animal levantandolo y acercándolo a su rostro mientras que el se limitó a maullar.

Mitsuki: Vamos entonces...

Tomándolo en sus brazos se alejó del lugar no sin antes aplicar el jutsu médico sobre la herida del felino que se durmió en sus brazos y comenzó a ronronear.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top