XXXIV. Mariangula
Lugar: Ecuador
Origen
La leyenda de Mariangula tiene origen en la ciudad de Quito. Detalles más, detalles menos, las distintas versiones de la historia coinciden en una niña cuyo vientre es cercenado por profanar una tumba.
La Leyenda
La historia cuenta sobre una niña, de alrededor de catorce años, llamada Mariangula. Su madre vendía tripa mishqui (comida tradicional que consiste en tripas de res sobre un brasero con carbón caliente para que vayan cociéndose lentamente) en las esquinas de la ciudad colonial de Quito.
En cierta ocasión, la madre de Mariangula la mandó a comprar tripas, pero como esta niña era muy inquieta, ella prefirió ir a jugar con sus amigos e hizo caso omiso al mandato y, para colmo de males, se gastó el dinero. Pasaron las horas y la muchacha se olvidó del encargo. Después del juego, cuando todos volvían a sus casas, recordó lo que le pidió su madre pero ya era muy tarde.
La niña, preocupada por lo sucedido, imaginó que su madre le pegaría, que la castigaría por no llevar las vísceras, por lo que comenzó a sentirse acometida por una gran desesperación.
La preocupación no la dejaba en paz y, mientras caminaba por las afueras del cementerio municipal del Centro Histórico de Quito, se le ocurrió la macabra idea de sacarle las tripas a uno de los muertos que recién acababan de enterrar.
Esperó a que la noche llegara, se dirigió a la tumba y, con mucho temor pero decidida a llevar a cabo su macabra empresa, ejecutó el plan. Una vez en casa, entregó las tripas a su madre y no hubo ningún tipo de reprimenda. Mariangula logró su objetivo, no fue castigada y las tripas del muerto se vendieron muy bien; a todos los que las probaron les encantaron y, en algunos casos, incluso repitieron.
De noche en su cama, Mariangula no dejaba de recordar lo que había hecho. Entonces, comenzó a escuchar ruidos extraños, una suerte de pisadas que se acercaban a su habitación, ruidos que se volvían cada vez más fuertes. A Mariangula aquel suceso le resultó algo extraño, no solo porque pasada la medianoche todos en su casa dormían, sino porque ninguno de los demás integrantes de su familia pareció haber escuchado los golpes.
De repente, la puerta se abrió estrepitosamente. Y acto seguido una voz macabra sonó en la habitación de la chiquilla diciendo: «Mariangula, devuélveme las tripas que robaste de mi santa sepultura».
La voz se fue haciendo cada vez más fuerte. Asustada por aquellos lamentos fantasmales, se metió bajo las cobijas intentando gritar por ayuda, pero no pudo decir ni una palabra.
Sintió que unas manos huesudas y frías la tomaban de las piernas y la arrastraban, gritando: «Mariangula, devuélveme las tripas que robaste de mi santa sepultura».
Atormentada, lo único que se le ocurrió a Mariangula hacer fue sacar unas tijeras que tenía en un cajón cerca de su cama y abrirse el estómago para pagar su deuda.
La mañana siguiente, cuando la madre de Mariangula fue a despertarla, la encontró muerta y con los intestinos regados por toda su cama.
¿Conocían la historia de Mariangula? Y recuerden, si van a profanar una tumba, traten de robarse cabello, es más factible quedarse calvo que destripado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top