Vergüenza y conciencia
Aconteció que meses después de la batalla de los ejércitos ocultos, luego de la humillación recibida por ligero error en los cálculos de Lucifer, llegando a ser descubierto sin saberlo por Asmos y echado nuevamente al fuego como sucedió en el principio, hacía ya tantos milenios, arrojado al fuego. Para cualquiera sería impensable sobrevivir dos veces a una caída desde un piso tan alto, y más si hay un gran incendio en medio de la guerra, se creía que moriría o al menos eso pensaron muchos, pero sólo quien no lo conoce subestima de lo que ha sobrevivido, por supuesto que fue herido de muerte, pero se recuperó. Y no sólo por su natural resistencia o factor de regeneración, sino la fuerza de voluntad que a veces sobrepasa los propios límites corporales y es capaz de las más grandes hazañas ¿Cuánto puede el odio mantener vivo a alguien? Eso mismo pasó por la mente de varios desde aquella última gran guerra y el oficial exilio de Lucifer...
Era una hermosa mañana otoñal, donde las hayas sobreabundan el paisaje de los valles montañosos, y no solamente sus hojas tienden a caerse o a tornarse todavía más rojizas, así pues, se hallaba tranquilo Lucifer, mientras, luego de recuperarse completamente de sus dolencias y reabastecerse de suficiente información y provisiones, en especial de las últimas dos cosas, se encaminaba en dirección a los reinos del mediterráneo, porque de valiosos movimientos en especial del paradero de varios de sus enemigos se había enterado, miles de años habían pasado desde aquél día en que se mantuvo oculto y en la clandestinidad, actuando como quien mueve los hilos desde las sombras, reinventando parte de las tácticas aprendidas cuando era un líder militar, nunca dejó de entrenar, sino que en esos tiempos se dedicó al estudio y la meditación, y redactar una muy específica lista de venganzas que tenía tatuada muy en el fondo de su ser, y planificando incluso como derrotar o humillar, sobajar a cada uno de los que lo traicionaron, sobajaron, flagelaron o ultrajaron, encabezándola cuatro personas en especial. Andaba cavilando sobre muchas cosas, y eventos recientes a su vez que se adentraba por la fronda, y el sol iluminaba la belleza en el sosiego de sus facciones, la brisa que viene del norte le descubrió la cabeza y le acariciaba los cabellos que dependiendo de la luz podría ser como el oro, o tomar tintes o matices del rojizos del cobre. Cuando de pronto una conocida presencia se le hizo familiar y, si no se volvió súbitamente al menos la diestra a su delgada espada sin desenvainarla por completo llegó a empuñar. Y de reojo a las altas copas, árboles, senderos avizorar, y los sentidos agudizar....
—¡¡Lifer!! – y el rugido de esa voz, aunque femenina, áspera, desafiante y con ciertos toques guturales reconoció. Fue entonces que súbitamente el rubio desenfundó rápidamente su espada y retrocediendo un poco volteó en su dirección, preparándose para lo peor.
Y he aquí que por la izquierda Asmos, su verdadera forma tomó. Vestida andaba precariamente con capas y sobrepuesto abrigos de pieles rojizas y pardas, portando un revelador vestido de verano, hecho de seda y largas faldas que mostraba la espalda, los brazos y por supuesto los hombros, peinada con largas y elaboradas trenzas, listones y flores aromáticas en ese frondoso cabello. Sobre él arremetió, pero como se ha mencionado antes el otro demonio, aun manteniendo su forma humana de un largo paso retrocedió, estableciendo prudente distancia, pues esta si bien todavía no se conseguía a un buen herrero o artesano que le hiciese una réplica de los abanicos perdidos en aquella última escaramuza, seguía siendo buena con el látigo, tanto de cadena, como de simple cuero, de una o más colas, las espadas y muchas clases de navajas, pese a que no fuesen sus predilectas armas.
Y así era esa ocasión, su primera ofensiva trató de hacerla con dos navajas, pese a la mofa y la altivez de la expresión de su rostro, y la furia, el odio y el rencor que albergaba dentro de su ser, no se encolerizó demasiado, o mostró sorpresa que su objetivo hubiese sido lo suficientemente rápido para evadir su ataque, pues no lo tomaba como un inferior en comparación al resto, sino como lo más parecido a un igual. Lucifer, en cambio, un tanto más neutral, sólo adoptó una postura defensiva al ponerse de costado y cubrirse en defensa alta, y poniendo en posición perpendicular para cubrirle de arriba hacia abajo el filo de su espada, mientras que con la otra mano palma izquierda, tiendo el brazo de esta extendido, era otra forma de establecer distancia o anticipar cualquier movimiento.
De este modo el demonio blanco, notando la postura, una bastante buena, a decir verdad, pues pese a no tener escudo se cubría de casi todos lados... y no daba espacio para casi ningún tipo de entrada, era algo que siempre le atrajo y a la vez le aburrió de él, y era que al menos Lucifer nunca fue de los tipos que les gustaba andarse con rodeos, directo al grano. Siempre directos.
Optó entonces por cambiar de estrategia y cambiar de arma, pero no podía permitirse un segundo de titubeo, así que planeó usar con el elemento de la distracción y una sus dagas en dirección al talón, serían suficientes para al menos desequilibrarlo por el dolor, si conseguía darle justo en el hueso. Mas el reptil a tiempo reaccionó, y la pierna adelantada atrasó y de un movimiento descendente con su espada, al adelantar consigo la atrasada y modificando la postura en el proceso, la trayectoria del ataque desvió. No obstante, hizo una de las cosas que la mujer ya se esperaba, Lucifer, aunque no vio el látigo antes, al sentir el azote, y consigo el desgarre de parte de la mejilla, pues le dio directo en la cara, supuso que intentaría hacer algo como eso o arremeter con otro ataque, puesto que el arrojar un arma no suele ser algo conveniente.
—¿Eso es todo lo que tenéis? – Inquirió, tranquilamente el delgado reptil, al tiempo que esa azulada sangre resbalaba por su rostro, y gradualmente del corte ya empezaba a regenerarse. —No estáis dando todo vuestro potencial... - Mejor que nadie le conocía, si hasta habían crecido juntos y por mucho tiempo más que simples aliados, compañeros, lo más cercano a un amigo o incluso amantes en varios momentos de la vida fueron. Asmos con el simple azotar del látigo podía enroscarle la mano y desgarrarle más que los tejidos dérmicos y musculares de la muñeca o cualquier parte corporal, despojarlo de la principal de sus armas o una vez preso atraerlo para buscar torturarlo, someterlo, pues tenía la suficiente fuerza y habilidad para hacerlo, u obligarlo a tener que usar las manos, armas de corto alcance, tomar su verdadera forma e iniciar una lucha a muerte de verdad. Un simple latigazo con un corte no era absolutamente nada a comparación de lo que entre ambos se podían hacer. —Lo que vayáis a intentar hacedlo ya... - No tenía tiempo para esto. Ninguno de los dos estaba peleando enserio.
—Ah... - Asmos suspiró, a su vez que bajando la guardia con una mano ese largo cabello plateado se acomodó. —Lifer, que aburrido sois. Hace mucho tiempo que no entrenamos juntos, no nos vendría mal un poco de ejercicio.... – Era más que obvio que, al menos ella buscaba jugar con él.
—No me interesa.... – Fue entonces cuando Lucifer, adoptó una postura inicial, y prefirió guardar su espada. —No sé qué hayáis hecho vos todo este tiempo, la verdad, pero yo nunca dejé de entrenar.... – se limpió la sangre que resbalaba del rostro con la manga, se cubrió con esa oscurecida capa y siguió de largo. Y aunque entendía las razones por las que ella optó por traicionarlo esa ocasión, y lo arrojó al vacío en medio del fuego, estando todo débil, herido y lastimado, no significa que no le haya molestado. No obstante, al menos por esa ocasión podría pasarlo por alto y simplemente se marcharía.
No obstante, Asmos insistiría, siendo natural en ella y era algo que el rubio ya de ante mano conocía, no le sorprendió bastante el hecho de que ella quisiera enroscarlo con el látigo, cosa que este consiguió evadir más de una vez, también si esta le arrojase cuchillos o dagas, atrapó dos o tres de las siete que le lanzó, las demás las esquivó. Tampoco se turbó cuando esta por la espalda intentó cogerlo, de un fuerte golpe de campana hacia atrás le consiguió dar a la cara, rompiéndole la nariz en el proceso, o le metió varios codazos, bien dados obligándola a retroceder, lo último que hizo fue darle una patada de mula al estómago, que la obligó a caer postrada de rodillas. He ahí cuando el demonio la miró y ella la vista, escupiendo sangre y bastante lastimada al observar ese semblante frío y estoico, y sin embargo ardiente era el azulado fuego más ardiente que el sol mismo en esos ojos cristalinos atisbos de una ira demencial, una furia de memorias y rencores pasados, ni aún pasados miles de años, ni una eternidad bastaría para que Lucifer de lo que le habían hecho olvidaría, ¿Lo último que pasó desde el exilio? Apelo a vuestra buena memoria, oh, hermanos míos, en la sangrienta batalla de los ejércitos ocultos en la plaza de los cuchilleros en Icenorum.
—A no más de diez pasos, Asmos. – Un ultimátum tajante le dio —Me seguiréis a una distancia de diez pasos, si os acercáis tan sólo por un codo yo los haré retroceder otros cinco más, si deséiais seguirme, lo haréis como yo diga y a la distancia que os ordene.
—Pero, Lifer...- Respondió la dama blanca, todavía adolorida y titubeante, intentando reincorporarse, fue entonces que el apuesto rubio le lanzó una de las mismas dagas que esta le arrojo, justo a la cadera, en la unión entre ambos huesos, obligándola a caer y a arrastrar una pierna.
—De rodillas, sólo os pondréis de pie cuando os lo permita.
—¿No me digáis que tenéis rencor por las ninimedades en Icenorum? - Y un tanto nerviosa, le preguntó, pues temerosa de su ira, conociéndolo, rara vez solía estallar, pero cuando lo hacía podía jurar que hasta la sombra misma de los señores oscuros podría espantar.
—En realidad no, descuidaos Asmos, que eso lo entiendo.... – Y para sorpresa suya, era de las pocas veces que le estaba dando al demonio blanco la razón, agregó pues; —Yo también hubiese hecho algo parecido si me enterase de una traición, así que lo comprendo, fue una reacción casi instintiva y natural. – Con suma tranquilidad le habló. Entonces, la bella mujer intentó acercarse un poco más, yendo a gatas, pues temía a la advertencia que le había dado de erguirse.
—¡Os dije que a diez pasos! – y tan sólo por extender la mano, la otra daga le aventó, Esta un hombro le atravesó, y la turbó. Ella entonces, luego de quitarse la daga con la otra mano y arrojársela justo a la cabeza lo maldijo con toda su furia y corazón, este simplemente esquivando, la ignoró.
—¡Oh, vamos, superadlo, Lifer! ¡Todo eso pasó hace mucho tiempo!
—Que lo haya superado no significa que lo olvide.... – respondió con frialdad, algo que en su momento con una risa socarrona la dama se atrevió burlarse y todavía a desafiar.
—Yo que os creía mucho más maduro, ella durmió con todo el batallón. Y Lo de la apuesta con Vhasil, bueno... Nadie os obligó, como dijisteis; fue cuando vos quisisteis, no cuando yo quise. Son bromitas y ninimedades de juventud, ¿No me digáis que perderás el tiempo torturándome por eso?
—Por supuesto que no, ¿Qué os hace pensar eso?
—Lo huelo, lo siento, lo veo en vuestra mirada, la sed, el placer que tenéis....
—En realidad no, sólo hicisteis que me impacientase y no quiero que me jodas demasiado por el resto del tramo... - le dijo. —Además sabéis que no soy de los que gusten perder el tiempo torturando, si realmente siguiese enfurecido ni siquiera estaría tan tranquilo, hablando con vos.
—¿Y qué me dices de Ënkhi? – inquirió la demonia. Entonces ciertos atisbos de enojo resplandecieron en Lucifer, tanto como para que este detuviese su andar y se diese la vuelta, pero manteniendo una seriedad y desde abajo le pisoteó fuertemente la cabeza a Asmos, hundiéndole la cara en el suelo.
—Lo de Ënkhi es distinto.... – Respondió secamente.
—¿Y esto? – Preguntó ella cuando sintió como de los pelos la jaló, y a verle a los ojos le obligó, para luego ser pisoteada en la mano que tenía todavía sana y ver con cierto temor como este desenfundaba la espada, y pese a que ella opusiera resistencia le enterró la punta en las partes donde previamente había cortado con las dagas, esto para evitarse fácilmente se regenerase. Y los quejidos, así como los bramidos de dolor no se hicieron esperar, puesto que no conforme con eso le cortó el resto de los tendones.
—Os conozco, sé que cuando os regeneréis un poco, buscaréis la forma de intentar joderme de nuevo y no tengo tiempo, quiero paz, quiero calma... - Una risilla seca entonces el apuesto joven soltó —¿Esto?... Esto si es por mero placer – Y con el filo del arma de los largos y amados cabellos la despojó, pues de un solo tajo se los cortó. —No sois el único que le gusta molestar de vez en cuando...
—Hijo de la... - Y antes de que pudiese completar el insulto, el más delgado lo silenció con otra patada. Rompiéndole parte del cráneo, después de ello sólo la dejó yacer adolorida un poco y prosiguió su camino;
—Bueno, es suficiente. – Finalizó el diálogo Lucifer, para este punto había dejado a Asmos incapaz de moverse con normalidad, o de levantarse, tan sólo arrastrarse con las manos, pues sólo tenía una pierna sana y era con lo único que a veces tomaba impulso, lo demás era la simple fuerza de su vientre.
—¿Pero qué es lo que me habéis hecho? ¿Es que tanto me seguís odiando? – Preguntó, pues en medio de su tormento, los recuerdos de sus fechorías y ofensas contra quien fue alguna vez no sólo su compañero de tropas, sino algo más que un aliado, un amigo recordó.
—Bueno, tomadlo como ejercicio. Dijisteis que os hacía falta entrenar. Estaréis bien, sois fuerte, para vos esto no es nada, diría que durante los entrenamientos me dejasteis en condiciones peores. – Hizo una pausa, mientras continuaba dándole la espalda —Creedme a pesar de todo lo que me habéis hecho sois de los que menos he odiado – No todos fueron malos momentos vividos junto al demonio blanco, por mucho tiempo lo consideró casi tan inteligente como lo era él, y también debía admitir que a veces se reía de sus bromas y sus chistes y tuvieron cosas en común, era de los pocos con los que llegaba a entablar conversaciones medianamente profundas en filosofía o arte, en las guerras llegó a ser un excelente aliado táctico, pese a las jugadas impredecibles e inesperadas, debía admitir que era muy buen estratega.
—Lucifer.... – De las pocas ocasiones donde por su nombre completo como si implorase clemencia pronunció.
—Tenéis toda la razón.... – Hizo una pausa y se dio la vuelta, y procedió a despojarla de sus vestiduras, no sólo eso, se tomó el tiempo para hacer unos buenos cortes, los más limpios que puso, porque no deseaba manchar sus ropas, y le arrancó parte del tejido dérmico de la espalda y el vientre, lesionándole la última pierna sana. —¿Así está bien, Asmos? - Y ved como son las cosas, puesto que la imagen de lucifer privado de la mayor parte de los sentidos, tan sólo con el olfato y parte de la audición fue la vez que arrastrándose por el fango, casi desnudo y con los huesos rotos, como una víbora entre los cadáveres, moribundo, pero negándose a morir, así fue como ella aquella última vez lo dejó como un acto de traición, escapando del campo de batalla. Entonces la demonia desbordó en lágrimas de dolor.
—¿Es que seguís enojado por la vez que os dejé morir en Zagros?
—Os dije que ya lo he superado. No, no estoy enojado. – lo que más le asustó, fue la calma, la neutralidad y el sosiego con el que todavía se expresaba y la capacidad de controlarse y mantenerse charlando como si nada en realidad estuviese pasando. Más fue por todo el resto del tramo que cual si fuese una víbora, retorciéndose del dolor y en sus tormentos, quejidos y lamentos Lucifer a arrastrarse la obligó. Lo último que hizo fue quebrarle la quijada porque se cansó de escucharla quejarse, lo hizo argumentando que se impacientó. Continuó así, conducida por el camino de la vergüenza, y ved como es la vida, que esta vez el que pierde las alas es el halcón y no sus miembros el dragón.
Lucifer se adelantó para no despertar sospechas y en forma humana ingresó a la ciudad amurallada, en búsqueda de descanso y envuelto en ese manto, pues no deseaba que nadie notase su rostro o lo identificasen, de todos modos ya era rozando el crepúsculo, Asmos consiguió llegar poco después, horrorizando con su imagen a los vigías que no dudaron en ayudarla y prestarle atención médica, preguntándose quién sería tan cruel como para hacerle eso a tan pobre y bella mujer, incluso al ver el estado pensaron si no sería más misericordioso matarla ahí mismo, pero nadie puso atención cuando un extraño en la choza donde estaba tendida la figura femenina se introdujo y se la llevó.
Asmos a los ojos, con las pupilas contraídas temió, no obstante, su antiguo compañero le dijo algo que la hizo asustarse todavía más;
—Tranquilizaos, que no so dejaré morir hoy... - Le dijo, y se la llevó en la clandestinidad.
Tardaron aproximadamente doce semanas en recuperarse por completo de las heridas y otras doce en crecerle de nuevo sus cabellos, esto a causa de la mala alimentación, pues con la mandíbula rota no pudo ingerir solidos mucho tiempo, y como único alimento al día que Lucifer le proporcionó fue un odre lleno de sangre de toro y uno que otro baño medicinal para que no sufriera por alguna infección o riesgos de gangrena.
NI siquiera le dirigió la mirada, tan sólo le arrojaba el odre por la puerta de la habitación donde la tenía como presa.... No obstante, ocurrió que cuando los dientes y los huesos de la mandíbula se le regeneraron Asmos su nombre volvió perfectamente a pronunciar, seguido de una maldición y blasfemias contra él profirió. Algo que, a Lucifer, muy poco lo que pudiese decirle le importó, tan sólo se asomó y le vio:
—Oh, vaya. Veo que ya sois capaz de ingerir sólidos y os están regenerando los tendones. Maravilloso, eso significa que en poco tiempo podréis luchar.... - Le felicitó, y la puerta de hierro reforzado cerró.
------------------------------------------------------
Notas de autor; Disfrútenlo mientras puedan, esta es una nota que será publicada aquí en edición limitada, como nota para el siguiente libro, la secuela de sangre y acero. Pero me dieron tantas ganas de postearlo, pues no hay placer más grande que ver a estos psicópatas recibir sus castigos.
-Esta escena fue inspirada en Juego de tronos, en el camino de la vergüenza de la reina Cersei Lanister. (Nótese la referencia en como vestí y peiné a Asmos en esta escena particular)
-Quiero hacer una dedicatoria especial a mi querido primo henry, a mi amiga shine (que siempre me dan buenas ideas), a mi amigo Doriam. Y con todo mi amor a mis dos preferidos amantes: Desmond y Charclon.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top