Día 3: Error
¡Hola! Ya estamos en el tercer día de la Week, espero que les vaya gustando.
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#Mitakeweek2024
🍁 Prompt: Primera vez
🍂 Palabras: 1,593
🍁 Resumen:
Mikey disfruta la adrenalina de manejar a altas horas de la madrugada.
Días después, entiende que cometió un error y finalmente lo acepta cuando busca a Takemichi.
⚠️ Advertencias ⚠️
Canon Divergence, POV Manjiro Sano, Accidente de motocicleta, recuperación de heridas, primera pelea, ligero angst.
Sano Manjiro es una persona solitaria la mayoría del tiempo.
Le gusta tener su espacio para pasear en su motocicleta y reflexionar sobre su vida cada que puede.
Está acostumbrado a ello, y después regresar a la sociedad de su familia, la Tokyo Manji y sus amigos cercanos.
Unos días han transcurrido desde que agregó a Hanagaki Takemichi a la ecuación de interacciones sociales de importancia, teniendo un rol destacado para ellos dos, solos.
Pero ante la primera discusión, la soledad se siente tan diferente e hiriente, de alguna forma, le duele.
Desayunó con su abuelo y Emma, manejó junto a Draken y Mitsuya al medio día, tuvo una reunión con la ToMan al atardecer, la hora de ver a Takemichi estaba cerca... y no podía buscarlo.
—«¿Trataste de hablar con él, o solo huiste cobardemente, Mikey?»
Fue lo que Draken le dijo ante su duda de si irse cuanto antes del templo o permanecer un rato. Días atrás, salía corriendo para alcanzar a Takemichi, otros días se quedaba y lo obligaba a quedarse mientras todos se retiraban.
Pero, hoy, Takemichi ni siquiera volteó a verlo —pese a ser el líder —y se retiro en cuanto se lanzó el aviso. Montó la motocicleta de Matsuno por detrás y se retiraron sin un contacto visual, realmente a Manjiro le dolió.
—«Analiza quien tuvo el error, Mikey, Takemitchy no actúa así porque sí, y menos contigo»
Draken se rió cuando lo dijo, y aunque Mikey frunció el ceño molesto, sus palabras no han dejado de resonar en todo el rato que llevaba manejando la moto por las grandes avenidas. Sus manos vendadas aprietan el manubrio y aumenta la velocidad, casi derrapa en las curvas y se desliza sobre los charcos de lluvia estancada.
Cuando espera el semáforo frente al túnel de luces amarillentas y anaranjadas, tuerce la boca y desvía la vista del cruce peatonal circundante y también de la entrada del túnel; la luz verde anuncia su avance pero se detiene y le permite el paso al camión de pasajeros de tránsito lento.
«¿Quién tuvo el error, Mikey?»
Rechista ofuscado, vira el manubrio a la derecha y escapa del túnel, no se atreve a atravesarlo.
Las avenidas aun están tapizadas de ligero rocío de llovizna, no es mucho, pero las luces de automóviles y revisiones policiacas indagan medidas de prevención a posibles accidentes. Mikey vuelve a chistar y enfoca su vista al nuevo objetivo a llegar.
Cuando llega al área semi residencial de departamentos, nada lujosos, se retira el casco y estaciona su moto.
Ubica el piso al que debe subir, las ventanas reflejan la luz nocturna aun encendida. Detiene sus pasos antes de tomar el coraje de llamar a la puerta, recarga su cuerpo sobre los barandales externos y divisa —a través del cristal —la presencia del rubio recostado sobre el sofá mirando algo en la televisión.
La imagen parece inofensiva, de no ser porque el pie izquierdo —que sobresale de los cojines —tiene vendajes desde la rodilla hacia abajo, también ambas manos que descansan sobre el sofá están vendadas. No puede verlo, pero su rostro también está adornado de gazas con algodón y banditas que protegen sus heridas y raspones.
En la mesita de centro están colocadas las medicinas que mitigan el dolor muscular y el dolor de cabeza.
«¿Quién tuvo el error, Mikey?»
Cuando piensa en eso, aparta la vista del cristal y ahora se mira a sí mismo, solo su mano derecha tiene vendajes en la muñeca, y en sus pies y rostro porta unas cuentas banditas, solamente eso.
«—¡Vete, Mikey, no quiero verte por ahora! —»
Fueron las palabras que salieron de la boca de Takemichi cuando lo trajo a casa ese día, sus ojos estaban cristalizados y sus manos temblaban, probablemente por el dolor y el enojo, luego le cerró la puerta con fuerza en la cara.
Han pasado 3 días, Mikey lo ha visto de la misma forma, herido y recostado sobre el sillón, mientras él tiene su vida normal.
«¿Quién tuvo el error, Mikey?»
¡Maldita sea, él, él tuvo error y terminó involucrando a Takemichi en eso!
Hace 3 días, la luna estaba sobre sus cabezas cuando se dirigían a la casa del ojiazul en la BABU de Mikey. Takemichi se aferraba con fuerza al cuerpo de Manjiro, quien disfrutaba del viento nocturno en su rostro. Ninguno portaba casco esa noche, la improvisación de una reunión de ToMan los tomó desprevenidos, pero a esas horas, no habría problema.
—«Toma el camino largo, así evitarás a los policías y es más seguro, Mikey-kun»
Fue la sugerencia del ojiazul que temblaba de frío detrás de su espalda. "Jugar" un rato entre ellos, en lo alto del templo, no había sido lo más sensato —ni saludable— de su parte, moverse a esa hora tampoco era del todo seguro, mucho menos sin la protección adecuada.
Mikey aceptó la sugerencia y corrió por las calles y callejones de la ciudad, algunos iluminados, otros ya no tanto. Las ruedas rechinaban por culpa de la alta velocidad que empleaba, varias veces inclinando el vehículo al ras del suelo que hacía gritar al ojiazul mientras él reía.
—«¡Mikey-kun, esto no son carreras, ten cuidado!»
Asentía y volvía a rugir el motor de su motocicleta cuando aceleraba y derrapaba en las curvas vacías y libres de vehículos. A veces salpicaba los charcos estancados, otras veces solo emitía un eco ensordecedor de las llantas en los túneles.
La intransitada ciudad de noche era una sensación de adrenalina para él y su motocicleta.
Aceleró con la luz de advertencia del semáforo, se acercó al último túnel y, cuando apretó el acelerador, un camión de carga cruzó su camino.
El choque fue en la parte trasera de la motocicleta, la cual giró al impacto e hizo caer a sus tripulantes mientras el gigante vehículo se estampaba contra una barra de concreto.
Mikey aprieta los ojos y los abre tras recordar el suceso, él arrastrándose para recoger el cuerpo de Takemichi mal herido y sangrando.
No hubo represalias, pues el camionero también aceleró antes de tiempo, igual que Mikey.
No se había dado cuenta en qué momento ya está frente a la puerta, donde golpecitos con sus dedos, no tiene coraje de ver los ojos amenazantes pero si la necesidad de verlo.
La puerta se abre, Mikey lo mira pero él no, le permite el paso con indiferencia mientras se aleja y vuelve a recostarse sobre el sillón, cuidando sus heridas.
—Takemitchy, yo-
—¿Qué se te ofrece, Manjiro? —le cuestiona en respuesta, no lo mira, pero su voz es seria, profunda.
El mencionado se posiciona cerca de Takemichi, busca tener una visión clara y de frente del chico recostado.
Sus ojos azules enfocan el contenido luminoso de la televisión, sus manos descansan sobre un cojín para no esforzarse mientras que su pie izquierdo descansa sobre el posa brazos del sofá de forma recta. Su rostro tiene gazas en sus mejillas y otra sobre el párpado izquierdo, su imagen es notablemente magullada.
Él no ha volteado a mirarlo, tampoco sus ojos —o lo poco que puede con el izquierdo —muestran interés en lo que se plasma en la habitación; no tienen brillo, tampoco parpadea mucho. Mikey suspira y se inclina cerca de él.
—Lo siento, yo... realmente, lo siento, Takemitchy —emite en disculpa, acerca su mano a las de él pero Hanagaki las aleja.
—¿Enserio? ¿No vienes de manejar de nuevo? —refuta indiferente.
—Solo fue un poco, para ve-
—Entonces no, no has aprendido.
Cierra la conversación cuando lo mira un par de segundos, mirada amenazante en ojos azules que reflejan como espejos, luego parpadea y le da la espalda, recostando su cuerpo con cuidado en la otra dirección. La televisión a sido apagada sin que se diera cuenta, la sala de estar ahora están en silencio y en las penumbras.
—Takemitchy...
—Debo dormir para recuperarme.
Manjiro no piensa darse por vencido, entiende ahora que cometió el error de no escucharlo y no tener cuidado al manejar.
Ese accidente y todas las heridas eran su causa, Takemichi estaba en lo correcto de culparlo y evitarlo.
Se acerca, el sillón es amplio para dos personas recostadas. Pasa sus manos por sobre la cintura y vientre del chico, lo apega a él en cuanto está recostado y entrelaza sus piernas a la pierna derecha del ojiazul, su nariz revolotea sobre la cabellera rubia y baja hasta su cuello y lo olfatea.
—¿Qué haces? —pregunta, pero su voz es neutra y no hace el amago de alejarlo. Una buena señal.
—Realmente, lo siento, se que las consecuencias pudieron ser... diferentes —emite, el otro suspira —. Puedo dejar la motocicleta si quieres, pero no puedo estar sin ti...
Aferra más el agarre de sus manos con miedo a soltarlo, como si fuera la almohada de su cama.
Takemichi se retuerce, no se aleja, simplemente se acomoda mejor sobre su cuerpo y el sofá antes de emitir otro largo suspiro.
—Un mes sin motocicleta para el líder de la Tokyo Manji —sentencia, y suena divertido para ambos.
—¡De acuerdo, capitán de la primera división!
Takemichi responde dándole un ligero codazo que los hace reír a ambos.
Manjiro sabía que Takemichi le permitiría regresar y abrazarlo porque, ante sus ojos sin brillo, había marcas de lágrimas que iban más allá del dolor.
Mikey está acostumbrado a la soledad, Takemichi también, pero de repente se necesitan más que nunca.
Draken se lo dijo, cuando él descifrara que la culpa fue de él, Takemichi le permitiría regresar, y así fue.
Prometería manejar adecuadamente, con protección y cautelosamente.
No quería estar alejado de Takemichi de nuevo.
Y con ello arreglaron, de una u otra forma, su primera discusión.
¿Algunas vez han pensado que los pandilleros también se lastiman? 😅Jajaja, bueno, es que la ToMan son de motocicletas y creo que era una especie de headcanon que pensaba 😂.
Nuevamente me disculpo si los personajes fueron ligeramente occ 🥺, me gustó la temática pero de repente me pega el bloqueo, disculpen.
En fin, también quería demostrar que quien manda en la relación es Takemichi jaja 🫡, y que Mikey le tiene miedo cuando se enoja 😌.
¡Espero que les haya gustado, nos vemos mañana!
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