Sayonara. Minato to Shinato.

- ¿Estas segura que va a estar bien? - un Kakashi adolescente le preguntaba a Mara con el semblante preocupado.

- No te preocupes, va estar bien, Shinato es fuerte - está le contesto segura de sus palabras sin darle la mirada - Es por eso que las mujeres tiene a los bebés y no los hombres - comento un tanto burlona.

La situación actual era: una sala de espera en el hospital con Mara y Kakashi. Dentro de la habitación ya hacían cinco personas, Biwako, la esposa del Sandaime; un enfermero; Kushina; Minato y Shinato, quien ya estaba en labor de parto sobre la cama sufriendo cada segundo desde que Naruto-chan aviso que pronto estaría con ellos, pero, todo aquel dolor valía la pena, porque sabía que pronto iba a poder estrechar entre sus brazos a su hijo.

- Oiga, ¿está todo bien? - el padre le llamo con preocupación a la mujer del Hokage, quien en ese momento se estaba encargando de dar asistencia al parto ya que Tsunade no se encontraba en la aldea y por ende tampoco lo estaba Jiraiya. Lo siento por sus padrinos, pero Naruto no podía esperar un segundo más.

<< Nunca vi sufrir tanto a Shinato... >> pensó el rubio mientras la observaba con ese semblante cambiante a cada segundo, se le notaba que estaba sufriendo, además de que él y Kushina también lo estaban sintiendo, ya que le tenían tomadas las manos y ella las apretaba con fuerza. Ellos querían hacerle sentir que estaban ahí para ella, tanto como su esposo, como su mejor amiga.

- ¡Dios!... - la peliazul de pronto dio un grito ahogado haciendo saber que le dolía aun más. Naruto ya estaba sacando su cabecilla.

Minato se preocupo al instante. Llevo una de sus manos por una pequeña toalla que había ahí y se la paso por la frente para quitarle el sudor.

- Oye - le llamo atrayendo su atención.
Sus ojos cansados se posaron en él - Solo un poco mas, está bien, un poco mas y tendremos a nuestro hijo con nosotros, ¿a que quieres ver a quien se parece, no? - ella asintió. El rubio logro su cometido durante varios segundos, hacer que ella se distrajera un poco del parto - Entonces se fuerte por ahora y te prometo que después yo seré fuerte por los tres - le sonrió y esta vez su mano fue a moverle el cabello que le estorbaba en el rostro.

Aquello que le dijo sin duda la relajo un poco, pero solo un poco, ya que después otra oleada de dolor la invadió. No sabia que tener un bebé era tan cansado.

Por su parte, la pelirroja, quien por el momento miraba con ternura a la pareja, de pronto comenzó a sentirse mal, no quería alarmar a nadie, pero el sello del kyuubi le estaba ardiendo, pero al igual que Shinato, no lo pudo ocultar y termino con una de sus manos en su estómago. Al voltear a ver al rubio, este al parecer ya se había dado cuenta que había algo malo con ella.

- Kushina... - la peliazul le llamo dándose cuenta también. El chakra del Kyuubi podía sentirse en toda la habitación.

Tal vez nadie lo había notado, pero la Uzumaki estaba tan entrada en el parto, tan concentrada en ayudar a su mejor amiga, que sin pensarlo logro desestabilizar el sello de los ocho pentagramas tal como si ella fuera la que estuviera dando a luz. Estaba tan conectada con los sentimientos de Shinato que era inevitable que aquello no pasara.

El Yondaime, de inmediato, con la mano que tenia desocupada, intento estabilizar el sello con el correspondiente jutsu. Estaba muy preocupado, no es que Kushina tuviera la culpa, pero si el sello llegara a romperse, su mujer y su hijo estarían en gran peligro. No quería nada de eso, por nada del mundo.

Entonces, Naruto nació, Shinato descanso por fin y Kushina dejo de sentir el malestar en su estómago, por ende el rubio se relajo de inmediato, pues su hijo había nacido, ya iba a poder verlo.

- Alto ahi, primero tiene que verlo la madre - Biwako le dijo seria al rubio cuando este quiso acercarse a ver a Naruto.

Sin nada que alegar, se dedicó a observar con atención la expresión de Shinato al verlo por primera vez. Cuando le acercaron a Naruto, no pudo evitar sonreír, solo que lo hizo de manera cansada por todo el labor que había hecho, aun así, ella pensó que era lo más bonito que podía haber visto en su vida, incluso más bonito que Minato.

Los dos, por fin veía su aspecto, al parecer, este tenia el cabello rubio y la piel tostada, solo faltaba ver sus bonitos ojos para saber si era una réplica exacta de su padre. No olvidemos las tres marquitas que le adornaban el rostro haciendo verlo tan tierno.

- Tenemos que limpiarlo - Biwako le aviso y de un momento a otro se lo estaban llevando, apartandolo de su mirada.

Posó de nuevo su vista cansada sobre su esposo, este le veía con amor y los ojos cristalinos.

- Minato - le llamo.

- Gracias - este le agradeció acercándose a ella, entonces le tomó la mano y se la llevó a la boca para dejar un pequeño beso en esta.

- Yo... - Shinato comenzó a decir apartándole la mirada para dirigirla al techo de la habitación - Lo siento, pero ya no puedo permanecer consiente, estoy cansada - confesó y él lo entendió de inmediato - Kushina... - está vez le llamo a su amiga - Cuida de Naruto mientras duermo, por favor, no dejes que Minato lo cargue o se le caerá - bromeó por último para después cerrar sus ojos y quedar dormida enseguida.

- Está bien, Naruto estará a salvo conmigo - Kushina le contesto aun estuviera dormida, sin saber que estaba haciendo una promesa de por vida.

El rubio río y le acarició la cabeza, observando cómo descansaba por fin.

- ¿Tienes sentido del humor todavía? - le pregunto tiernamente.

Fue en ese momento cuando el grito de la anciana se escuchó por toda la habitación llamando la atención de los despiertos. Biwako y el enfermero estaban muertos y Naruto en los brazos de aquel hombre de la máscara.

- Yondaime Hokage Minato, aléjate de la jinchūriki o tu hijo morirá en un minuto - el enmascarado amenazó refiriéndose a Kushina.

- ¡Espera, solo calmante! - Minato le contesto entrando en un estado de histeria por ver a su hijo en peligro.

- Tu eres el que debe estar calmado, Minato, yo estoy perfectamente - se burló.

El enmascarado lanzó a Naruto por arriba de su cabeza y amenazó con atacarlo.

- ¡Naruto! - Kushina grito alarmada moviéndose de su lugar también.

Su padre logro alcanzarlo ya que aún sin el Hiraishin era muy rápido, pero era una trampa, la frazada con la que estaba cubierta el pequeño se encontraba llena de sellos explosivos. Minato pensó rápido y en un segundo se encontraba en otra parte, rápidamente le quito la frazada y la lanzó, ellos salieron disparados fuera.

- Gracias a dios, no estas herido - le hablo al pequeño al ver que se encontraba en buen estado, pero el tenia un pedazo de madera en su talón. Lo quito con enojo.

<< Está tras Kushina... me obligó a usar el Hiraishin no Jutsu para separarnos... >> llego inmediatamente a esa conclusión tras recordar sus palabras << Debo apresurarme... >>.

Volvió a utilizar de nuevo su técnica espacio-tiempo y pronto se encontraba en casa.

- Aquí estarás a salvo - le hablo de nuevo a su bello bebé mientras lo arropaba en la cama - Deberás quedarte aquí solo por un momento, Naruto, debo ir a ver como esta tu madre y salvar a Kushina antes de que sea demasiado tarde -.

Por otra parte, el enmascarado tenia pendiente algo más, y era con Shinato. Se llevó a las dos mujeres, a la pelirroja la amarró de una rocas y volvió a donde antes había dejado a la peliazul, sabía que Minato era rápido, pero era imposible que llegara en ese momento justo cuando no estaba con la jinchūriki. Después de todo su plan dependía totalmente de lo que pasará con ella, en cambio Shinato, solo era un capricho.

- Quería verte - le dijo triste aun inconsciente cuando la tomó para acercarla a él. Estaba de rodillas en el suelo abrazando a la que una vez fue su hermana mayor - Te he extrañado, pero ya no mas. Se que también estas triste por todo lo sucedido en el pasado, pero tu tampoco extrañaras más a nadie, porque creare un mundo donde todos estén, un mundo mejor para todos, para ti, para Minato-sensei, Kakashi, Rin, y para mi... te lo prometo nee-chan... - termino acariciando su rostro.

- ¿Obito...? - Shinato despertó un poco antes de que terminara su discurso. Lo escucho claramente - ¿Eres tu? - pregunto sentándose y paso los dedos por su máscara - ¿Eres tu? - volvió a preguntar mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

- Si... - este contesto suavemente. Al parecer también estaba llorando.

- Obito, yo... yo lo siento - se disculpo de inmediato - Yo debí haberte dicho adiós ese día que te fuiste y en vez de eso me quede sin hacer nada pensando tontamente en que volverías como siempre... estuve arrepentida cada día desde que te marchaste - confesó entrando en un estado en el que no podía parar de llorar.

- Shinato nee-chan - este le llamo como siempre, pero era obvio que su voz ya no era la misma - No tienes que pedirme perdón, yo debería hacerlo porque te deje y ahora estás llorando por mi culpa... -.

- Tampoco es necesario entonces - ella le interrumpió - Ya estas aquí... conmigo... una vez más... no vuelvas a irte, por favor - le suplico.

Este la vio con tristeza. Ella no sabía que había hecho anteriormente, sino lo odiaría por poner en peligro al bebé que acaba de dar a luz. Ni tampoco sabía que iba a hacer después. Lo que tenia planeado era malo.

- Lo siento - este se disculpo y enseguida aplico en ella genjutsu para que volviera a dormir. Ni siquiera la dejo reaccionar a su disculpa.

Cuando estaba a punto de tomarla en brazos para llevarla a otro lugar mas seguro, de pronto serpientes blancas comenzaron a subirsele encima. El supo de inmediato de quien se trataba. Se quitó algunas serpientes del cuerpo, pero no pudo evitar que las demás envolvieran por completo a su hermana mayor.

- Es bueno que te hayas disculpado, porque es la ultima vez que lo vas hacer - esa voz, igual que las primeras veces llegaba a salvarla - Como osas ponerle una mano encima a mi preciosa hija - termino despectivo, pero con su ya acostumbrada macabra sonrisa.

Obito se puso de pie enseguida y sin dejarle hacer nada a Orochimaru, desapareció usando el Kamui de su Mangekyo Sharingan.

Después de aquello, Obito volvió con Kushina, logró romper el sello y el Kyuubi apareció. Le dio la orden para atacar a la Uzumaki y justo Minato llego a su rescate a tiempo.

- ¿Dónde está Shinato? - le pregunto a la pelirroja cuando la tuvo en brazos.

- No lo se, la dejo en el bosque y ya no supe más de ella - le contesto de inmediato - ¿Naruto, esta bien? - está le pregunto ahora pues ya era su deber.

- Si, está bien, lo escondí en otro lugar - le contesto calmado para que no se preocupara.

- Minato, deten al Kyuubi, se dirigen a la aldea - fue lo último que le dijo, entonces él, con todo el odio del mundo le dirigió la mirada.

Desapareció de nuevo, llevando a Kushina junto a Naruto para que cuidará de él, ahora habría que detener a aquel hombre y sacarle a la fuerza dónde estaba su mujer. Si, habría que hacerlo, porque la marca del Hiraishin se encontraba inservible en el cuerpo de ella y no entendía por que.

- ¿Por que? - Kushina se preguntó a si misma una vez llegaron a donde se encontraba Naruto.

- No importa por que... - este le contesto llevándola hacia el bebé - Solo quédate con Naruto, Shinato te encargo que cuidarás de él, yo iré a buscarla y la traeré acá con ustedes -.

Miró el rostro cansado de la mujer que había sido víctima del saqueo del Kyuubi, la manera en que abrazaba a su hijo, cuidando bien de él hasta que su madre llegará.

Apretó los puños molesto, si, muy molesto, porque habían tocado a su familia y lo iban a pagar muy caro ese hombre y el mismísimo Kyuubi.

Poniéndose su vestimenta de Hokage y armandose para pelear, pronto abandono el lugar.

Después de que detuviera la Bijuu-dama del Kyuubi sobre el monumento de los Hokages, el enmascarado volvió a aparecer, entonces se vieron enfrentados, tras varios golpes, Obito intento usar el Kamui con su sensei, pero él fue más rápido y fue a otro lugar con su técnica, más que él lo siguió.

Tras todo el jaleo, se vieron enfrentados de nuevo y el Hokage Minato resultó ganador dando con el Rasengan de lleno al enmascarado.

Fue cuando se decidió a preguntar...

- ¿A donde te la llevaste? - por segunda vez en el día preguntaba por su mujer desaparecida.

- ¿A quien? - le dijo cínico riendo bajo.

- Te mataré en este momento si no me lo dices - le amenazó perdiendo la calma.

- A Shinato, ¿dices? - volvió a jugar con él, y cuando Minato estaba decidido a atacarlo, este se levantó del suelo - Ya, ya, tranquilo, te lo diré -.

Sin mas tuvo que detenerse y esperar la respuesta inquieto para ir corriendo. Minato estaba muriendo por dentro sin saber su paradero, quería saber si estaba bien, después de todo acaba de dar a luz y estaba muy débil, tan débil que cuando la dejo estaba inconsciente.

- Shinato está... - se detuvo a pensar sacando de quicio al rubio - Muerta. Me estorbaba así que la mate, no quedo nada de ella así que te recomiendo no buscarla - mintió como si nada, después de todo él sabia la verdad.

Minato se quedo en shock sin poder hacer nada y el enmascarado aprovecho para huir usando el Kamui una vez más.

Cayó sobre sus rodillas y sus mejillas se llenaron de lágrimas.

- Imposible - se dijo así mismo - Shinato no... mi Shinato no -.

El rubio le creyó, pues si el Hiraishin no servía, era por eso. Había dicho que no había quedado nada de ella. Le creyó como un tonto...

Recordó de inmediato que el Kyuubi aun seguia atacando la aldea, así que con todo el dolor del mundo, se levantó y juro mantener la promesa que le hizo, aun que ella ya no estuviera más ahí.

- Te lo prometo, mientras yo sea el Hokage no le pasará nada a Konoha, y mientras siga siendo el padre de Naruto, lo voy a proteger aun que me cueste la vida -.

- ... y cuando me necesites, aquí voy a estar... -.

Minato murió aquella noche del diez de octubre cumpliendo su promesa, protegiendo Konoha y protegiendo a su hijo. La mitad del Kyuubi fue sellado por él con la ayuda de Kushina en el propio Naruto y la otra mitad en él mismo. También sellaron dentro del pequeño una parte de su chakra para cuando lo necesitará.
Kushina se hizo pasar por su madre, diciéndo exactamente las palabras que creyó que diría Shinato y a final de cuentas, Naruto se quedo en Naruto Uzumaki por ordenes directas del Sandaime Hokage, quien a partir de ese momento volvió a hacerse cargo de Konoha.

Aquí comenzaba una nueva historia, de un pequeño niño que perdió a sus a padres sin saber quiénes eran, ese pequeño niño que al igual que su rubio y valiente padre, también quería ser Hokage...

" Hokage ni naru dattebayo" - Uzumaki Naruto.

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