Quince
Misión para dos (3)
Minato deseaba ir y matarlos a todos, pero eso significaría poner la vida de Shinato en riesgo. No se atrevería a hacerlo por más diestro que fuese en su especialidad, pues un solo descuido y entonces perdería.
—De acuerdo.
Shinato lo observó de forma incrédula y se removió del agarre de quien la estaba soteniendo. No creía que en realidad aceptaría aquel trato por ella, que por más que se estuvo jactando de su trabajo como kunoichi, había resultado ser un estorbo para él.
—¿¡Pero qué haces!? —exclamó con coraje ella.
El rubio solo cerró los ojos ante la pregunta de la pelíazul y en ese momento sintió como dos hombres lo tomaban de los ante brazos, y golpeándole las rodillas por detrás hicieron que se pusiera de rodillas. Que humillación. Abrió los ojos para ver a Shinato una vez más, quien le devolvió el anhelo con los ojos bien abiertos, y es que quien creería que por primera vez en su vida el Destello Amarillo de Konoha se había rendido.
No se le había ocurrido absolutamente nada para salir de aquel aprieto. Se había rendido de verdad con la condición de que dejaran vivir a su compañera.
—Suiton: Mizudeppō no Jutsu...
Todo se quedo en silencio después de aquellas palabras. El había visto como aquel usuario de suiton había creado una bala para luego lanzarla hacia su objetivo.
—¿¡Shinato!? —gritó el rubio al ver como la pelíazul estaba en shock después de recibir el impacto que atravesó su pecho.
—Minato... — está sollozó por lo bajo para después escupir sangre.
—¿¡Pensé que teníamos un acuerdo!? — les gritó e intentó sacarse del agarre de los tipos, pero ya era tarde, un tipo de jutsu de cadenas lo estaba reteniendo.
—¿Acaso creías que decíamos la verdad? — Los hombres rieron a carcajadas.
—Eres demasiado ingenuo... —otro hombre le dijo.
Minato volvió la vista a la peliazul mientras ella perdía totalmente la consciencia y caía al suelo de frente. Aquella bala le había atravesado el corazón, era una muerte segura.
—¡Oye! ¡No te atrevas a morir aqui! —el rubio volvió a gritarle mientras la desesperación se lo comía vivo.
Los hombres seguían riendo a carcajadas mientras Minato no le quitaba la atención a la pelíazul e intentaba sacarse del agarre. Por el momento eran los ganadores de tan recompensa, aunque toda su vida habían sido cobardes.
—Bueno, creo que ya es hora de que tu también mueras. —El hombre que al parecer era el lider, lo tomó de los cabellos y puso un kunai en su cuello—. Esto fue demasiado fácil... deshacernos del Destello Amarillo de Konoha fue como quitarle un dulce a un niño —se burló mientras reía de nuevo.
Para Minato ahora todo iba en cámara lenta, había visto como asesinaban a su compañera y ahora él iba a morir. Se lamentaba lo deficiente que había sido, no había pensado en una solución, pero también había pecado de ingenuo.
El kunai se aferró a su cuello, estaba a punto de rasgarle la piel, cuando de pronto...
—Quita tus sucias manos de él... O te mataré
Todos se sorprendieron al ver que la chica estaba hablando cuando se suponía que tenia que estar de sobra muerta por la herida en su pecho, pero no parecía ser aquel el caso.
En ese momento, todo paso muy rápido. El hombre que amenazaba con matar a Minato había sido cortado profundamente por algo que parecía ser una sombra, pues no le podía seguir el paso con la mirada, era muy rápida; a pesar de eso, pudo distinguir un rostro que no era humano. Después los otros hombres que habían retrocedido fueron eliminados de la misma manera.
¿Que demonios está pasando? Se preguntó intranquilo el hombre, que seguía sin entender la situación.
Al final, todo había terminado, los shinobis estaban muertos y se había formado un silencio inquieto. De pronto, sintió a alguien detrás de él respirando con dificultad. Le entró un miedo como nunca antes sentir aquella presencia tan macabra. Al ver hacia el frente quedo muy sorprendió, Shinato ya no estaba en su lugar, era ella quien se encontraba detrás de él.
La escucho gruñir en alto como si algo le estuviera causando un terrible dolor, pero se negaba a voltear, se negaba a querer verla, Minato sabia que algo no andaba bien.
—¿Shinato? —le llamó en voz baja, pero esta no le contestó, pronto escuchó el típico sonido de alguien caer contra el suelo.
Se armó de valor y dio la media vuelta aún de rodillas, ya no estaba atado porque el usuario del jutsu de cadenas ya no se encotraba con vida. Después se encontró con Shinato a unos pasos con la cara en el suelo y el cabello por todas partes.
Aquella presencia ya no se sentía en el aire.
Rápido llegó a donde ella y la acomodó en su regazo, quito el cabello de su cara y la observó bien, no había nada de aquel rostro inhumano que había visto antes. Se encontraba inconsciente y la herida que había recibido antes había desaparecido.
—¿Qué fue lo que hiciste? —le pregunto aun que no lo escuchara.
Miró una vez más a los bandidos sin vida, estos habían sido literalmente cortados por algo desconocido. Esas no eran marcas de un kunai.
Luego de ello, quitó el cabello restante de su rostro y dejó en beso con cariño en la frente de esta. Por un momento había creído que la perdía, pero al parecer, los milagros existían en aquel pueblo.
—¡Minato! —La pelíazul se levantó de golpe del futón en el que estaba y lo primero que gritó fue el nombre del rubio.
—Ya despertaste. —Él le sonrió.
La dama se puso roja no pasados los segundos, tal como un tomate, puesto que estaban compartiendo el mismo futón, solo que él no estaba acostado, sino sentado con las piernas arriba; se encontraba leyendo un libro.
—Lo siento —se disculpo cuando la vio teñirse de roja—. Después de lo que pasó con los bandidos te quédaste inconsciente y no despertabas, así que me quedé a tu lado por si te pasaba algo —le explicó y esta asintió tal como un robot.
—Gracias —le dijo por lo bajo, aunque no recordaba mucho de lo que había pasado ayer—. También te pido disculpas.
Se disculpaba por haber subestimado sus reglas siendo él, el capitán de la misión. Además por ser un evidente estorbo incluso en ese momento.
—Ya no te preocupes por eso. —El muchacho sabia a lo que se refería. Se levantó y se estiró—. Y bueno, antes de ir a Konoha descansaremos en este lugar, es perfecto ya que tiene aguas termales —avisó y sonrió de lado a lado.
—Pero... —Shinato iba a hablar, pero él la interrumpió.
—Creo que me iré a dar un baño —dijo, para después abandonar la habitación.
La razón de la imagen que no tiene nada que ver en la historia, es porque Shinato está inspirada de Cavendish-Hakuba de One Piece...
Claramente Shinato es mujer y no es nada parecida a Cavendish. A lo que me refiero es a su contraparte Hakuba...
Que al mismo tiempo esta inspirado en las caras estas de la comedia y drama, no se si me explico bien...
En fin, ese será el rostro de nuestra protagonista cuando se convierta en Hakuba, que en realidad le daré otro nombre, así que si se llegan a topar fotos de Cavendish otra vez ya saben por qué, no será literal el momento en el que vayan la imágenes, pero las pondré para que se den una idea.
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