Epilogo: Kazoku.
La peliazul salio de casa más rápido que el mismísimo Konoha no Kiiroi Senko y mientras saltaba por los techos de aquellas casas sostenía en su mano izquierda una caja de almuerzo.
- Mitsuki, Mitsuki... ¿dónde te metiste? - preguntaba observando con atención los alrededores en busca del chico del cabello azul cielo.
Nos situamos en Konohagakure no Sato dieciséis, o casi diecisiete años después de todo lo ocurrido anteriormente. La aldea había florecido tras la ganar la guerra con las fuerzas aliadas quedando todos los Kages en un total acuerdo de paz. El mundo de ahora ya no estaba siempre en guerra y eso era bueno para todos, excepto algunos resagados por ahí que no entendían aun y seguían causando conflictos.
Namikaze Shinato aun seguía con vida y a pesar de ser mayor, seguía conservando su aspecto de una joven de tan solo veintidós años. Habia una explicación para esto, y no, no era el mismo jutsu que utilizaba Tsunade.
Después del fatídico incidente con el Kyuubi, Orochimaru había vuelto por ella con el fin de llevársela, lo que sucedió. Fue ahí en Otogakure no Sato, que Orochimaru le brindo las respuestas que estaba buscando.
Un libro... un diario fue suficiente para que ella se enterara de todo verdaderamente tarde. Un solo libro que contenía el nombre de tres personas... Uchiha Rissbell, Uchiha Shintaro y Uchiha Areu. Ellas eran sus propietarias.
Nuestra peliazul pudo enterarse con detalle acerca de la maldición que llevaba gracias a su madre, que al parecer fue la que descubrió y aportó más al escribirlo.
Descubrió la forma en que Shintaro había quedado maldecida gracias a la explicación de su tatarabuela.
Puso mucha atención al leer la manera en que su madre se había dado cuenta que tenía algo malo, le pareció totalmente observadora pues relata, que había una chica en su villa que había muerto después de convertirse en un monstruo y que poco después ella se sentía de alguna manera extraña, fue cuando partió de la villa para mantener a salvo a sus seres queridos.
Entonces inevitablemente pudo ver la letra de su progenitora escribir en claro la manera de deshacerse de Majū... era lo que Minato había hecho. Ya sospechaba un poco acerca de sus acciones y las consecuencias de estas, pero en definitiva algo que tuvo que escribir revelado por ella misma, fue la manera en que dejas de envejecer. Si, Shinato mantenía su estado actual gracias a que Tsukuyomi se había marchado, no había otra manera de explicarlo, o ¿la habría?
Antes de que su maestro le entregará el libro le explico que pertenecía a sus antepasados más cercanos y claro que también le sorprendió ser bisnieta de Uchiha Madara, aun que bueno, en realidad aquello no era nada que la dejará pensando, después de todo no tenia nada del azabache, ni en aspecto ni habilidades similares.
- ¿Shinato nee-san? - escucho como alguien la llamaba cuando paso por encima de aquel puente casi en el centro de la aldea.
No había sido fácil volver a Konoha, de hecho ella jamás pensó en volver después de enterarse que su esposo había muerto en la desgracia del Kyuubi. La peliazul había quedado devastada al saber que tanto como Minato, Kushina y Mara habían muerto ese diez de octubre. Los dos antes mencionados por motivos que de sobra se sabían por la gente, pero Mara, ella había sido asesinada por el Kitsune gigante, pues al ser jounin y querer proteger a su hijo, Sai, arriesgo todo en batalla dando terribles resultados.
Fue después de la Cuarta Guerra Shinobi, ella salio de su escondite por diferentes motivos.
Orochimaru estaba "muerto" por aquellas fechas, pero ya antes le había aconsejado que por su bien se mantuviera oculta, así que sin su padre a la vista, no dudo en salir a seguir aquel chakra tan atrayente que sin duda le había llamado.
- Cuarta Guerra Shinobi:
Shinato, en modo Inu, corría entre los árboles siguiendo aquellos chakras que sin duda atrayeron su atención desde el primer momento en que los noto, había dudado, pero pronto se encontraba a toda prisa debido a uno que no debía dejar escapar.
El primer lugar al que fue a dar fue al campo estelar de batalla, dónde dos de esos chakras se encontraban.
De lejos, pudo observar de quienes se trataban. Uzumaki Naruto y Uchiha Madara. Su familia.
Observo por un rato la pelea entre los dos sin entender mucho de lo que pasaba dándose cuenta que eran demasiado fuertes. No pudo quitarle la vista a su hijo de ya quince años, era la primera vez que lo veía y ya controlando perfectamente el chakra del Kyuubi, tampoco podía evitar no pensar en que se parecía muchísimo a Minato. Estaba orgullosa de lo que se había convertido, pero a la vez preocupada por su contrincante, quien lejanamente era su abuelo.
Logró quitarles la mirada al darse cuenta que estaba olvidando algo, así que sin perder un segundo más, se puso en marcha deseándole buena suerte a su pequeño, era todo lo que podía hacer, porque después de todo no podía interferir aun que quisiera, simplemente no podría mostrarse en una situación así y nunca, se sentía culpable después de todo lo que tuvo que pasar Naruto solo.
Aquel familiar olor la llevo a su antigua aldea, Konoha, hasta los monumentos de los Hokages, en la cuarta cabeza.
- Así que después de todo era mentira lo que Obito me dijo - escucho aquel comentario cansado justo cuando subió a la cabeza del Yondaime.
Ella volvió a su forma humana.
- Minato... - menciono su nombre en susurro y aquel hombre no hizo nada para levantarse del suelo.
- De alguna manera estoy feliz de que te encuentres bien, pero... - guardo silencio unos segundos mientras ella esperaba - Me avergüenza que me mires en este estado - acabo.
En que estado, bueno, pues el Yondaime Hokage había sido revivido con aquel jutsu llamado Edo-tensei con los otros tres por capricho del mas pequeño de los Uchiha.
En realidad el rubio no quería que ella lo viera así, ese no era su cuerpo, su rostro estaba cuarteado y que decir de sus ojos negros.
- Sin duda Orochimaru-sensei volvió a la vida y trajo a más con él - comento.
No había necesidad de llorar en ese momento, definitivamente estaba feliz por volver a verlo, pero ella más que nadie sabía que el volvería a irse, así que entre menos preocupado mejor.
Él de pronto de puso de pie y avanzó hacia ella con los ojos cerrados, la tomó de los brazos y entonces los abrió poniendo una mueca en su rostro de estar esperando algún empujón o algo así, pero ella jamás dejo de mirarle, ni siquiera parpadeo.
- Tus ojos siguen siendo tan infinitamente azules como siempre. Siempre los ame - halago con nostalgia.
El rubio se relajo y parpadeo lento para después atraerla a sus brazos y darle un fuerte apretón.
- Lo siento - él se disculpo - Yo... te deje sola cuando más lo necesitabas y es mi culpa que Kushina y Mara ya no estén aquí, pues yo era el Hokage y aun así muchas personas murieron... -.
- Estas equivocado... - le interrumpió - Hiciste lo que tenias que hacer y gracias a ti la aldea sigue en pie, es la mayor muestra de que eras él adecuado para el trabajo; lo de Kushina y Mara no estaba en tus manos - le acarició la espalda y él, a pesar de no sentir nada con ese cuerpo, juro que pudo sentirla tal como antes, como si estuviera vivo aun.
- ¿Ya lo has visto, verdad? A nuestro hijo - le pregunto.
Esta vez fue ella quien lo apretó y el comprendió por que lo hacía.
- Naruto debería saber que tu eres su verdadera madre, ¿por que le niegas el derecho de conocerte? Después de todo eres lo único que tiene en este mundo - le hablo suave, sin querer asustarla o cualquier cosa. El rubio quería su respuesta.
En realidad ella no quería decirle los motivos por los que no cuido de él cuando era pequeño, pero siendo su esposo él que preguntaba, tendría que explicarle.
- ¿Sabes? Hace un momento lo vi, fue la segunda vez que pude y me sorprendió lo guapo que es, después de todo cuando nació ni siquiera pude tenerlo entre mis brazos - cada palabra se sentía tan bien, necesitaba desahogarse - Cuando desperté ya no estaba en Konoha y Orochimaru-sensei me contó lo que había sucedido, así que como una gran tonta, pensé que si tú y las chicas habían muerto, Naruto también lo estaría. Estaba destrozada, yo también quería morir. Me tomo cerca de seis años enterarme que Naruto seguía con vida, al parecer Orochimaru-sensei me lo había ocultado, aun así ya era tarde, mi pequeño había estado seis años solo, ¿como podría aparecer de un día a otro y contarle que soy su madre? - pregunto riendo suavemente en su oído - Fui una cobarde, no tuve el valor para aparecer, pero él... Naruto con el tiempo se llenó de buenas personas a su lado, consiguió compañeros en los que confiar... amigos. Entonces decidí que jamás lo buscaría, quería que siguiera siendo así de fuerte como siempre - termino sonriendo.
- Es igual de terco que tú - el rubio comento por lo bajo y la separo de su cuerpo.
- También es igual de valiente y fuerte como tú - le contesto enseguida.
Los dos sonrieron. Minato la tomó de las mejillas y la acercó a su rostro, pegaron las frentes y se quedaron observándose con atención unos cuantos segundos sin decir nada.
- Estas igual o más bonita de lo que recordaba - está vez él halago haciéndola sonrojar como quinceañera.
- Minato... - su rostro se puso un poco serio cuando le llamo - Gracias - el se quedo mirando sin saber por qué le estaba agradeciendo - Ya sabes, por deshacerte de la maldición de Tsukuyomi - le dijo por fin.
- Era mi deber, siempre estaba diciendo que iba a protegerte, así que es lo menos que podía hacer por ti - sonrió de lado - Pero no quiero hablar sobre eso, estoy seguro que ya sabes todo lo que tenias que saber -.
- Está bien - ella atendió a su propuesta.
Fue en ese momento cuando las ramas del Shinju comenzaron a brotar en Konoha. Madara había activado el Mugen Tsukuyomi.
- Necesito ir a ayudar a nuestro hijo - le dijo con pesar - Así que tengo que dejarte - termino cerrando sus ojos una vez más.
- Está bien - ella volvió a repetir - Ve y ayúdale por mi también - le acarició uno de los mechones de cabello que adornaba su rostro.
- Shinato, por favor, vive - comenzó a despedirse - Vive por ti y vive por mi, te prometo que un día nos volveremos a encontrar. Mientras así lo quieras, nuestro vínculo será eterno... - al rubio le brotó una lágrima.
- Es una promesa entonces - afirmó contenta - La próxima vez que nos veamos te contare algunas cosas de Naruto, lo prometo -.
El entendió rápidamente que se proponía hacer, así que sonrió y le beso la frente lento. Se separaron lentamente y Minato se marchó de nuevo de su vida quedando ella expuesta al Shinju, no duró más de un segundo cuando el árbol ya la había atrapado... entonces vivió en sueños lo que más anhelaba.
Fin de la Cuarta Guerra Shinobi.
- Que sorpresa verla en la aldea - le dijo el individuo cuando ella bajo a ponerse de pie en el puente como todas las personas a su alrededor.
- Ah, solo estoy de pasada, volveré a irme en unos días - confesó rascando su cabeza nerviosa.
- Que pena, entonces disfrute sus días libres - le deseo sonriendo sinceramente.
- Gracias - contesto - Pero, dime... - su voz notablemente irradio alegría - ¿Como esta Ino-san e Inojin nii-chan? - pregunto por fin.
Sai volvió a sonreír de que se hubiera acordado que tenia un hijo. Además le gustaba la idea de que lo llamara hermano menor.
- Ellos se encuentran en perfecto estado, Ino sigue atendiendo su florería e Inojin va a la academia desde hace tiempo - le explico alegre por su familia.
- ¡Lo olvidé! - ella exclamó de pronto poniendo la caja de almuerzo frente a los dos - ¡Mistsuki-chan olvido su almuerzo y tengo que entregarlo antes de que entre a clases, lo siento Sai nii-san, pero tengo que correr!... - no termino de decir para cuando ya estaba corriendo de nuevo por los techos.
- ¡No te olvides de pasarte por la casa para comer un día de estos! - Sai le grito haciendo que volteara a verlo sin parar su corrida.
- ¡Comprendido! - le grito de vuelta y levanto el pulgar hacia él.
Uchiha Sai siguió su camino como todas la mañanas pensando en Shinato. Se habían hecho muy buenos amigos antes, él se sentía seguro cuando ella estaba presente, podía soreirle con normalidad incluso cuando no la conocía del todo bien.
Volviendo con la chica salta-tejados, logró por fin llegar a la academia y corrió a la entrada.
- ¡Boruto nii-chan! - le grito al pequeño rubio que se encontraba por entrar del todo a la propiedad de la academia.
- ¿Shinato nee-chan? - se preguntó volteando la vista hacia ella.
Ella termino de acercarse y se puso las manos en sus rodillas para respirar, se había cansado por tanto correr.
- ¿Que haces aquí-ttebasa? - Boruto pregunto mientras ella comenzaba a respirar con dificultad.
- Mit-Mitsu...ki... el... ol-olvido... -.
- ¿Que olvide? - de repente, el mencionado apareció de la nada.
- Olvidaste el almuerzo que hice para ti está mañana - le dijo totalmente recuperada.
- No lo quiero -.
- ¿¡Ah!? - mencionaron de igual manera la peliazul y el rubio.
- No lo quiero - volvió a repetir.
- ¿Por que Mitsuki...? - le pregunto el rubio, de pronto miro a la mayor deprimida dirigiéndose a casa sin mas que hacer - ¿¡Oye Mitsuki, vas a despreciar el almuerzo que tu hermana mayor hizo especialmente para ti!? - está vez le hablo entrando en histeria mientras el azulado seguía igual de sereno que siempre.
- Solamente no me gustan las verduras y Shinato nee-san le pone mucha - confesó llamando la atención de la peliazul quien de inmediato tomo un semblante de no poder creer lo que decía.
- Oye Mitsuki-teme... - de pronto ya estaba junto a él pasándole una mano por el cuello acercandolo a su rostro de manera amenazante - ¿Que te ha dicho to-chan acerca de las verduras? Tienes que comerlas para crecer fuerte sano, ¿no me digas que mientras trabajaba comías pura comida chatarra? - pregunto y esta vez el azulado si tuvo una reacción de miedo disimulada.
Boruto también se asustó y volteo hacia otro lado, pues era el responsable de llevar a Mitsuki la mayoría del tiempo al Kaminari Burger. Este al verla enojada, recordó algo que su amigo le había dicho una vez.
- Nee-chan, Mitsuki me contó que cuando te molestabas mucho te convertías en un monstruo, ¿es cierto-ttebasa? - de pronto el rubio preguntó.
Ella lo vio con cierta duda. Después de todo aquello no era un secreto para los de su generación y la de Naruto, pero este no la había visto en acción ni una vez.
- Imposible - le dijo sonrojandose - Si Mitsuki nii-chan te dijo que daba miedo no le creas - admitió.
- Shinato nee-san, ¿cuando volviste de tu misión? - una pequeña azabache llego a donde ellos acomodándose los lentes.
- Sarada nee-san - está le saludo - Ayer por la noche - le explicó.
Era bueno verla, después de todo tenia algo que pedirle a los tres juntos por ordenes de su senpai.
- Que bueno que estés aquí de nuevo - ella admitió - ¿Estaban diciendo algo de un monstruo? - pregunto curiosa.
- ¡Ah! Boruto y Mitsuki preguntaban por Majū - le comento. Sarada ya lo sabía.
- Sarada ya lo sabe, ¿entonces soy el único a quien no les has contado? ¿por qué-ttebasa? - Boruto exigió una respuesta agarrando entre sus manos la manga blanca de la peliazul.
- No te apresures, lo verás a tu tiempo y querrás no haberlo visto nunca - en su rostro se formó una sonrisa siniestra y Boruto retrocedió.
- Entonces esta bien... - dijo mientras una gota se sudor caía por su frente.
Se quedaron en silencio por segundos, entonces el timbre de la academia sonó avisando que ya iban tarde.
- ¡Demonios! - Boruto fue el primero en correr.
- Hasta luego nee-san, te quiero - Mitsuki se despidió de su hermana.
- Pasa por la casa, mamá de seguro querrá verte, hasta luego - Sarada se despido de igual manera.
Ella solo levanto la mano y los despidió observando como iban a la carrera preocupados por llegar tarde, eso era maravilloso y era correcto que siendo apenas unos niños solo se preocupen por ir a la escuela y hacer amigos.
- ¡Niños!... - les grito recordando algo - ¡Vendré por ustedes cuando salgan, quiero llevarlos a comer, inviten a más de sus amigos, yo invito! - les grito ganándose una sonrisa por parte de los tres.
- ¡Si! - gritaron al unísono.
Y sin mas que hacer ahí, comenzó a hacer camino a casa.
- Shinato-sensei, ¿que hace por acá tan temprano? - preguntaron cuando llego a unas calles un poco solitarias.
Aquella voz podía reconocerla dónde fuera. No había error.
- Ya te he dicho que no soy Shinato-sensei en público, Rokudaime-sama - le advirtió siguiendo su camino.
- ¿Y cuantas veces te he dicho yo que pares de llamarme asi? - el peliplata le contesto siguiéndole el paso.
- Es diferente - ella también contesto enseguida - Eres un viejo de cuarenta y tantos años y yo soy una joven de veintidós, incluso me veo más joven, ¿que crees que pensara la gente cuando escuchen que me llamas sensei? - le pregunto un tanto obvia y él sonrió bajo su máscara.
Justo cuando Kakashi iba a volver a hablar, alguien se atravesó en el camino.
- Mil disculpas - Shinato se disculpo cuando chocó con el anciano.
- Está bien, esta bien - el menciono riendo - Espera, ¿Shinato-sama? - le llamo cuando levanto el rostro y pudo verla a la cara - Imposible, no eres Shinato-sama - se contradijo así mismo cuando la observo bien.
Shinato y Kakashi se quedaron sin habla. Nunca antes nadie la había reconocido dentro de la aldea muy a pesar de haber sido la mujer del Yondaime Hokage Minato.
- Pero no puedes ocultarmelo - el anciano volvió a tomar la palabra volviendo a estar de pie solo - Eres la hija de ella y Minato-sama, son idénticas -.
- ¡Ah! - exclamaron al unísono los menores.
- Solo una vez pude ver de cerca a tu madre, era una buena persona, cuidaba la entrada como también de mi abuela y de mi, era una gran shinobi, corrían muchos rumores sobre ella, pero mi abuela jamás se dejó influenciar y me hizo confíar mi vida a ella también. Claro, todo esto hasta que murieron, que en paz descansen - parecía que el anciano se había puesto triste al recordar aquello.
A la peliazul se le llenaron los ojos de lágrimas, pues ya recordaba quien era aquel anciano.
- Mi madre era una buena persona - se le salio de los labios, pero mintió para que no se diera cuenta que era ella.
El anciano le sonrió y ella quito algunas lágrimas que le salían contra su voluntad.
- Mi nombre es Edward, soy solo un simple viejo, así que puedes estar segura de que no le diré a nadie sobre tu secreto, menos a tu hermano - le dijo cómplice.
Kakashi y Shinato asintieron creyendo en él.
- Abuelo - alguien le llamo a sus espaldas - ¿Por qué hablas con estas personas? - había un pequeño infante detrás de él.
Rieron al unísono.
- Ah, no te preocupes, Al, no son malas personas - le contesto - Es una vieja amiga y el Rokudaime-sama - le explico, entonces el niño salio de su escondite.
Ellos lo saludaron.
- Rokudaime-sama - le saludo como era debido y el peliplata se sonrojo e hizo señas con su mano para que parará. Cuando el niño levanto la cabeza, miro de forma inquietante a la peliazul - Chibi - menciono de repente y agachó la cabeza de igual manera.
- ¡Que! ¡A quien demonios le dices pequeña enano!... - Kakashi la detuvo antes de que le hiciera algo al pobre niño y este retrocedio asustado por su reacción.
Ella se calmo cuando escucho reír al anciano.
- Definitivamente no eres ella - afirmó - Nos vemos otro día, ya vamos tarde, hasta luego - se despidió de la nada y avanzó con su nieto hasta desaparecer por las calles.
El peliplata y la peliazul se quedaron pensando en sus palabras.
- Definitivamente no soy yo - está de pronto comento sonriendo y siguió su camino con Kakashi aun detras.
Caminaron en silencio hasta llegar a una zona más habitada. Siempre solían hacer eso.
Después de la guerra, cuando Shinato volvió a Konoha, Kakashi había sido nombrado Hokage, fue él quien le dio la oportunidad de reintegrarse de nuevo.
Todo estaba tranquilo hasta que...
- Shinato no nee-chan, ¿cuando volviste-ttebayo? - aquella muletilla cualquiera podía reconocerla. Se escuchaba tan feliz de verla.
- Nanadaime-sa... - no termino de decir cuando recibió un golpe en su cabeza - ¡Na-Naruto nii-chan! - se corrigió así misma haciendo sonreír al Hokage.
- No tienes remedio, ¿cuantas veces tengo que decirte que no tienes que llamarme con respeto? - tras su pregunta, le despeino el cabello con su mano buena y cerró los ojos sonriendo con ganas.
Shinato lo observó con atención. Allí estaba otra vez Naruto tratándolo como una niña, aquello le gustaba en demasía.
Nara Shikamaru observo aquella escena receloso sin decir nada.
- Kakashi-sensei - saludo al mayor y este lo hizo de vuelta como siempre solía hacer - Entonces, ¿por que no me avisaste cuando volviste? - se dirigió de nuevo a la peliazul.
Ella puso un dedo en sus labios y pensó lo que iba a decirle.
- Me dirigía hacia allá, pero me he encontrado con cada persona está mañana que se me hizo tarde, además a Mitsuki nii-chan se le olvidó el almuerzo y tuve que llevárselo - confesó.
- ¿Y por que volviste? ¿Encontraron algo de las ruinas de Kaguya? - está vez pregunto más serio y ella negó.
- No es por eso - le dijo rápidamente - Ese Sasuke me mando a la aldea diciendo que le estorbaba en la misión y que mejor volviera para otra misión. El dijo... - adoptó la postura del Uchiha - Vete a casa, me estorbas, deberías de ir a cuidar de tu hermanito y del mocoso de Naruto, de paso a Sarada también, entonces yo le dije que con quien creía que estaba hablado que si con una niñera o algo parecido, que no me faltara el respeto porque tenia mil años mas que él, y él muy arrogante solo respondió "acabo de darte una misión" abrió un portal con el rinnegan y me lanzo hacia el... - .
- Oye, Shinato... - Kakashi le llamo sacándolo de su estado de habla.
- ¿Que quieres Bakakashi? Estoy hablando con Naruto nii-chan - le reprendió.
Naruto solo estaba rascando su nuca confundido al escucharla hablar así de rápido sin ningún tipo de pausa. El peliplata y el Nara tenían la misma cara.
- Ya, ya entendí-ttebayo - el rubio se metió entre los dos.
- Perfecto entonces - le respondió la peliazul con los ojos cerrados y el semblante ganador.
- ¡Ah! Demonios... - se escuchó al peliplata en medio de aquel silencio - Tengo que irme, nos vemos más tarde - explico así y sin más se fue de inmediato.
- ¿Que pasa? ¿Por que se fue así de repente? - se preguntó Shinato observando la dirección hacia donde había salido corriendo - En fin... - levanto los hombros sin tomarle más importancia y puso de nuevo su atención en el rubio.
Después de todo, Kakashi y Shinato se verían más tarde...
- Así que, ¿tomarás la misión que Sasuke te dio? - pregunto Naruto y ella asintió rápidamente.
- Si, hace mucho que no salgo con esos tres, además siempre me gustó la compañía de niños, son divertidos - menciono recordando al equipo Minato.
Entonces sonrió. No importaba lo que hubiera pasado antes, eso ya era pasado, Obito, Rin y Kakashi siempre le traerían una sonrisa por los momentos inolvidables que habían compartido.
- Entonces te los encargo mucho, más a Boruto que ya sabes que es un desastre - un pequeña gotita de sudor cayo de su frente y rasco su nuca apenado.
- Bueno, entonces me voy, casi nunca paso tiempo en casa y Mitsuki nii-chan es muy apagado para decorar, le dejare unos recuerdos para cuando no esté - sonrió contenta.
- No te olvides de pasar por la casa, estoy seguro que a Hinata e Himawari les encantará verte, y no te olvides de avisarme cuando vayas a ir de nuevo con Sasuke - le advirtió.
- Claro, claro... - se dio la media vuelta y comenzó a caminar - Lo que usted diga, Nanadaime-sama - tras decir aquello volteo a verle, le guiño el ojo y después salio corriendo a toda prisa.
- ¡Teme! - Naruto le grito dispuesto a seguirla ya que se estaba burlando de él - La próxima vez que te vea... - se quedo callado. El Hokage si seria capaz de alcanzarle, pero mejor le dejo ir.
<< Nunca vas a cambiar, Shinato nee-chan... >> pensó y río para el mismo negando con la cabeza.
- Oye, Naruto... - Shikamaru, quien estaba fuera de su conversación, le llamo.
- Volvamos a trabajar - solamente le contesto pensando a que se refería a ello.
- No es de eso de lo que quiero hablarte - tras decirle aquello, Naruto le dio una mirada confundida - Es Shinato, ella... no me da buena espina - le dijo por fin lo que se guardaba desde la primera vez que la vio.
- ¿Shinato no nee-chan? - le pregunto verdaderamente confundido.
- Llego de la nada... - comenzó a decirle - Se que puedes ser distraído la mayoría de tiempo, pero se que también te has dado cuenta que han pasado más de 15 años y ella sigue siendo tan joven como la primera vez que apareció en Konoha. Es imposible que Orochimaru sea su padre -.
Naruto agachó la mirada y el Nara le miró inquieto sabiendo que no quería tocar el tema porque seguro que si se había dado cuenta de todo, pero quería ignorarlo a voluntad.
- Además, ¿Namikaze? Namikaze Shinato, ¿no se suponía que tú y el Yondaime-sama eran los únicos? - extendió los brazos hacia los lados cuando el Hokage no le dio respuesta - Estoy comenzando a impacientarme sobre su presencia, ella es extremadamente fuerte e inteligente, maneja la mayoría de ninjustsu, el genjutsu se le da mejor que un mismo Uchiha y el Taijutsu incluso podría ser mejor que el tuyo... además de esa cosa llamada Majū. Me atrevería a decir que es la misma reencarnación de Uchiha Madara, ¿que nos va a pasar si un día se revela contra Konoha? Naruto, ni siquiera tú podrías detenerla - termino.
El Nanadaime no le dio la cara, solo camino hacia una parte de aquel lugar donde se podía ver una gran parte del nuevo Konoha.
- Shikamaru... - le llamo - Lo acepto, tal vez Shinato nee-chan sea todo un misterio aún y no se que pasa por su mente la mayoría del tiempo, siempre se ve despreocupada y confía en todos de inmediato. Yo le debo mucho, porque gracias a ella pude convertirme en Hokage, cuando Kakashi y tú estaban ocupados y nadie se quedaba conmigo a estudiar, yo necesitaba ayuda, siempre fui muy lento, pero aun así ella me ayudó, estuvo para explicarme cada cosa con paciencia y aveces con un par de golpes... - río para el - Nos ayudó demasiado con la reconstrucción de la aldea después de la guerra. ¿Has escuchado como llama a todos? Hinata nee-san, Boruto nii-chan, Hima nee-chan, Sakura nee-chan, Sarada nee-chan, Sasuke nii-san, Sai nii-san, Kakashi nii-chan... ella nos adora a todos como su familia... nos reconoce cómo su familia... - volteo a verle - Entonces te pregunto yo a ti, Shikamaru, ¿después de todo lo que ha hecho por su hogar, crees que seria capaz de destruirlo? - pregunto.
El Nara abrió los ojos entendiendo a que quería llegar su amigo. Negó divertido cediendo totalmente a sus palabras. No le contesto, solo sonrió.
- No me importa si Shinato nee-chan es un monstruo en fuerza e inteligencia, si tiene algo en su interior más fuerte que el mismo Kurama, si es hermana de mi padre, mi hermana, la misma reencarnación de Uchiha Madara o la misma Otsusuki Kaguya. Yo soy el Hokage y juré proteger siempre a mi familia, así que lo haré y también la protegere, por que Shinato también es mi familia-ttebayo - termino dándole una de sus grandes sonrisas a su consejero.
Supongo que aquí acaba y comienza todo una vez más vez, dejemos a Shinato seguir su vida sin que pueda voltear siquiera una vez al pasado, que siga adelante protegiendo lo que más ama, lo que siempre quiso desde el principio. Nadie es eterno y quien quite algún día aquellas dos almas que se amaron con intensidad vuelvan a encontrarse una vez más en otra vida o en el mismo cielo...
¡Muchas gracias por leer! - yellowlukeh 😆☺😊
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top