89. Centinela.
Shinato ahora se encontraba en su antiguo puesto de trabajo que era la entrada de la aldea. Hiruzen le había mencionado que estaba teniendo problemas con el puesto debido a que se rumoreaba que la Tercera Guerra Mundial Ninja estaba comenzando y que la mayoría de las veces los shinobis que ocupaban el puesto eran diferentes por día, que solo se estaba rotando el turno. La peliazul no tuvo ningún problema en aceptar de nuevo su antiguo puesto por la mañana, así que ahí se encontraba, en realidad no había tanto movimiento, pero no había que bajar la guardia o todo saldría mal. Solo hacia lo de antes.
- Así que ahi estas... -.
La peliazul vio de forma confundida a una anciana que llegaba a la caseta de vigilancia. Llevaba con ella una canasta de galletas y sus ojos cansados se dirigían a ella. Se preguntaba si de verdad le estaba hablando a ella.
La anciana termino de acercarse y con dificultad, debido a su baja altura, puso las galletas en la barra del tipo escritorio que había ahí.
- Lo supuse desde que te vi llegar el otro día - siguió hablándole mientras la menor no quitaba aquel semblante confundido.
- Creo que se esta equivocando de persona - comento por fin.
- No, no es asi, a menos de que no seas Shinato, la aprendiz de Orochimaru-san - le explico la anciana mientras la veía bien.
- Ah, entonces si soy yo - la verdad era que jamás había visto a esa anciana - ¿Se le ofrecía algo? - le pregunto mientras salia de la caseta para mostrarse educada.
- Nada importante, solo venia a dejarte estas galletas en significado de bienvenida otra vez, nos hacías mucha falta como centinela - la anciana le sonrió como pudo.
- No se hubiera molestado, en serio, pero se lo agradezco de corazón, le prometo que protegere la entrada como es debido - le agradeció y sonrió al final un poco sentimental.
- Se que muchos civiles te tienen miedo y nada de confianza, pero déjame decirte que están equivocados, llevo viviendo cerca de aquí por años y te he visto cumplir con tu trabajo, confío ciegamente en ti para que mis nietos estén a salvo -.
Lo que la anciana le decía realmente la ponía muy sentimental. Aun había alguien allí afuera que seguía confiando en ella y eso le agradaba demasiado. Además el simple hecho de que le encargará la seguridad de su descendencia... era algo que no se podía comparar con nada.
- En serio le agradezco sus palabras, este consiente de que mientras yo este aquí, usted y sus nietos estarán seguros. Le agradezco mucho el gesto de las galletas, seguro que están deliciosas -.
Tras decirle aquello, la anciana se despidió y se fue de ese lugar a paso lento, Shinato la vio alejarse hasta que la perdió de vista. Entró de nuevo dentro de la caseta y tomó una galleta del cesto.
<< Están muy ricas, de nuevo gracias oba-san...>> pensaba mientras terminaba de comer la galleta.
Poco después se lo pensó muy bien. << Donde podría estar Orochimaru-sensei ahora..?>> se preguntó. La verdad era que toda la mañana le habían estado recordando a su maestro y ella comenzaba a recordar de nuevo como era cuando el aun estaba en Konoha.
- Shinato's Flashback:
- Primer día de trabajo ¿eh? - Shinato escucho la voz de su maestro preguntarle.
Estaban en la entrada de Konoha, el Hokage por fin le había dado un trabajo y uno realmente importante. Acaban de explicarle como se hacían las cosas en aquel servicio.
- Si - está le contesto.
Orochimaru acababa de llegar de una misión y se la había encontrado ahí.
- ¿Y como va todo por aquí? - le pregunto intentando sacarle más palabras de la boca.
- Aburrido... - está menciono de la misma manera que siempre - No pasa absolutamente nada desde que llegue en la mañana, ya casi es mi hora de salida - le explico y el mayor río tras su confesión.
- No deberías expresarte así del trabajo que te han encomendado... - se recargo en la barra - Cuidar la entrada de Konoha es muy importante, mucho más importante que los otros trabajos, si Sarutobi-sensei te lo ha encargado a ti es porque te tiene mucha confianza. Jamás debes de confiarte demasiado, no sabes lo que podría entra por esa puerta todos los días... -.
- Termina Flashback:
Él le había dicho todo eso su primer día de trabajo, y si lo decía era por algo, así que desde ese día comenzó a tomar en serio su trabajo, quería hacerlo bien, pero todo lo que vio entrar por esa puerta día tras día fueron los equipos de los Shinobis de su generación, todos entrando después de una misión de entrenamiento. Cabe recalcar que el Equipo Minato para ese entonces era desconocido para ella, nunca les puso atención, ni siquiera al rubio, solo lo veía pasar.
- ¿Trabajando arduamente? - la voz de alguien le interrumpió los pensamientos. Estaba distraída.
- No te burles, este trabajo es tan importante como todos - le contesto llevándose otra galleta a la boca.
- Nunca dije que no lo fuera - también tomo una galleta y se la llevó a la boca.
Se habían quedado mirándose como tontos los dos de igual manera. Se volvían locos mutuamente, y ahora que podían mantener su relación sin problemas creo lo hacían notar más.
- Me alegra que todo este volviendo a la normalidad - el rubio comento pasando su vista por todas partes.
- A mi también... - confesó la peliazul - Pero dejemoslo hasta aqui, en realidad no quiero tener que volver a contestar con monosílabos - tras decir aquello se sonrieron mutuamente.
- Y yo no quiero tener que volver a ser tu rival - le dijo y ella río por lo bajo.
Tomaron otra galleta y se la llevaron a la boca al mismo tiempo.
- Están buenas, ¿dónde las compraste? - Minato le pregunto por las galletas.
- En ninguna parte, una anciana vino a regalarmelas está mañana, me dio la bienvenida. En realidad si están muy ricas - le contesto - Por cierto, no te he preguntado que haces aquí - le pregunto.
- Mi equipo y yo quedamos de vernos aquí, tenemos una misión importante, pero yo llegue un poco antes por que quería verte - le confesó.
La peliazul de inmediato bajo la mirada sonrojada, no esperaba aquellas palabras y la tomó por sorpresa. Aun que ya estuviera demás confirmado, ella aun no se podía hacer a la idea de que Minato quería estar con ella. ¿Que hizo para merecer a aquel ángel sin alas?
Escucho como el rubio reía por lo bajo, y al levantar la mirada lo encontró con una sonrisa.
- Me encanta cuando te sonrojas - aquello sonaba tan cliche, pero hacia que la menor se muriera de la vergüenza ahí mismo.
- ¿Cuanto más crees que tarde tu equipo? - pregunto nerviosa cambiando repentinamente el tema.
- No lo se, suponiendo que siempre vamos tarde ya que Obito siempre se retrasa, diría que estaré aquí como unos diez minutos más, por si querías saber a que hora me iba - le dijo divertido y ella negó enseguida.
- No quise decir eso - le contesto de inmediato.
- Lo se, solo estaba jugando - le dijo riendo.
- Eres un tonto... - susurro pero él pudo escucharlo. Río en alto y tomó otra galleta, pero no se la llevó a la boca, si no que estiró la mano y se la ofreció a la peliazul.
Ella abrió los ojos sorprendida, en realidad el quería que ella comiera la galleta de su mano. Aquello sonaba muy raro, pero lo hizo, y justo cuando abrió la boca, el rubio cambio la galleta por sus labios y la beso con dificultad debido a la barra que los separaba.
A la chica no le quedó más que seguirle el beso como él quería, a decir verdad no creo que ella tuviera la fuerza para separarse de él voluntariamente y viceversa...
- ¿¡Minato-sensei!? -...
Pero esta vez si se habían separado de la impresión...
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