88. Al principio.
Esa mañana, había un sol radiante, el clima era perfecto, tanto así para salir a la calle y disfrutar de un rico dulce helado en aquel verano tan caluroso. Algunas personas piensan que el calor es detestable, mientras a otras simplemente les agrada el clima. Shinato era de las primeras.
Lo primero que hizo al despertar aquella mañana, fue darse un buen baño para después poner sobre su cuerpo aquel uniforme de chaleco verde que tanto extrañaba usar. Termino de ponerse el segundo guante y estiró las manos hacia el techo un poco nerviosa.
- Se te ve bastante bien hoy - la rubia le halago en cuanto la vio entrar a la cocina y ella sonrió un poco avergonzada.
- Gracias, me siento bien - agradeció y se dirigió a ella - Se ve muy rico... - le dijo cuando miro el desayuno casi a terminar de cocinar - Pero para mi ya es un poco tarde, tengo que estar en la torre del Hokage-sama pronto, y si me quedo a desayunar se molestará - le explico a la rubia.
- Tranquila, ve, llévate un pan en la mano o algo, cuando vuelvas tendré algo más rico para que comas - contesto amable y ella volvió a agradecerle por lo bajo.
- ¿Por cierto..? - se dirigió a tomar una manzana de la canasta - ¿Dónde está Jiraiya-sensei? - pregunto mientras le daba una mordida a la fruta.
- Mmm... - se volteo hacia la peliazul un tanto pensativa - Creo que dijo que estaría dónde Minato entrenando - termino.
- Bueno, entonces ya me voy, hasta mas tarde - se despidió de la rubia.
- Cuídate, y no te retrases más por el camino, hasta mas tarde - la rubia de igual manera se despidió y pronto se encontraba fuera de casa avanzando firmemente por las calles de Konoha con su fruta en la mano.
Por el camino, iba pensando en su padre y Rogue. Ayer por la noche, abandonaron la aldea sin hacer mucho ruido, solo Minato, Hiruzen y ella los habían despedido.
Shinato no mentía cuando decía que fue duro para ella tener que volver a despedirse de su padre y su clan, porque bueno, había creído que de sobra estaban muertos por doce años. Aun que de igual manera cree firmemente que la decisión que había tomado era por mucho la mejor de todas. Estaba triste, pero también estaba feliz.
Cerca de la salida del centro de la aldea, sus pensamientos fueron interrumpidos por los susurros de los aldeanos que vagaban por la calle. Pudo escucharlo perfectamente. Como de nuevo hablaban a sus espaldas. No le tomó mucha importancia, después de todo si antes había logrado tener su confianza, podría hacerlo dos veces.
- ¿Se puede saber qué estás llevando puesto? -.
<< Oh, vaya, lo que me faltaba...>> pensó con optimismo. Aquel día nada la iba a sacar de sus casillas.
- El uniforme - le contesto indiferente. En realidad nunca podría ignorar a la Uchiha.
- ¿Como por qué? - está le pregunto más calmada.
- Porque pertenezco a la rama jounin de shinobis de Konoha - la peliazul ahora le contesto un tanto obvia.
Mara abrió los ojos sin poder creer lo que escuchaba. << Imposible, si ayer estaba negociando con el Hokage por la paz de su clan...>> pensaba más incrédula que nunca.
- Entonces dejaste el liderazgo de tu clan, volviste a Konoha, y el Sandaime-sama te restituyo tus cargos como shinobi - le en número con los dedos cuando lo estaba diciendo.
- Exacto - le contesto sin mas.
La Uchiha se molesto al ver tanta dezcarez en aquella contestación, pero que más podía contestarle Shinato si aquella era la verdad, creo que Mara se molestaría más si le mintiera.
- Bueno, si no tienes más que decirme, tengo algo pendiente que hacer y ya voy tarde - le explico sin necesidad y comenzó a caminar, paso por un lado de ella y siguió su camino mientras tiraba en un bote de basura el tronco de la manzana.
<< Estúpida...>> la insulto por dentro. Sabía de antemano que aquella educación con la que la peliazul le respondía la dejaba muy mal parada.
La pelinegra también comenzó a avanzar hacia donde se estaba dirigiendo antes, pero ahora pensaba en la peliazul, en cómo demonios haría para mantenerla alejada de su Minato.
Volviendo con Shinato, pronto se encontraba tocando la puerta de la oficina.
- Adelante - escucho la voz de Hiruzen desde dentro. Ya sabia de quien se trataba.
Esta obedeció y paso enseguida sin perder un segundo más.
- Estoy aquí como me ordenó ayer - saludo e hizo la reverencia habitual.
- Un poco tarde, pero lo bueno es que ya estas aquí - le hecho en cara su impuntualidad, pero después le sonrió tenue.
- Disculpe, no volverá a pasar - se disculpo y lo vio un poco contenta. Le agradaba estar en esa posición de nuevo, no haciendo la reverencia, no se equivoquen, sino de nuevo siendo normal.
- Antes de todo, bienvenida a Konoha de nuevo, es todo un placer volver a tenerte protegiendonos - le dijo ahora si mostrando una buena sonrisa de boca cerrada.
- Gracias, el placer es mio, debo de decir que me alegra estar de vuelta en mi hogar - confesó un tanto sentimental.
El Hokage asintió y la observó durante un corto período de tiempo, hasta que por fin comenzó a hablar.
- Pero, antes de que te reintegres al sistema, vamos a dejar unas cuantas cosas claras... - comento llamando por completo la atención de la chica - Primero, comenzaremos con tu transformación, a pesar de que ya no es un peligro para la aldea, aun así Minato seguirá monitoreando cada cosa que sea inusual. Segundo, tu control de chakra. Según mis tipo sensores, vuelves a tener tu perfecto control y eso está bien, ya que podrás volver a realizar misiones sin ningún problema, y según las personas que te rodearon antes, no has sufrido ningún cambio, pero aun asi, como ya antes había mencionado, Minato seguirá a cargo de ti. Tercero. De ahora en adelante seras la intermediaria de Konoha para la comunicación con tu clan, ya que se a establecido de una vez por todas que somos aliados gracias a que te encuentras aquí.
Y por ultimo... - Hiruzen se lo pensó muy bien antes de hablar - Necesito que me digas que relación tienes con el clan Uchiha. Ya antes mencionaste que tu madre era uno de ellos, así que necesito saber que más sabes - termino.
- Mi padre me contó que conoció a mi madre en un bosque cerca de Konoha... - comenzó a hablar - Dijo que era muy extraño que se encontrará totalmente sola y en buen estado, le hablo, y al parecer cuando la observó bien ella tenía activado el Sharingan. Mi madre no sabia nada del clan Uchiha y mi padre se lo oculto, así que ella jamás lo supo - termino un poco desorientada. Hasta ahora comprendía que ya que como su madre era una Uchiha, por ende también lo era ella. Jamás lo vio de esa manera hasta ahora.
- Entonces tu perteneces a los dos clanes, pero por lo que entiendo, no heredaste el Sharingan, o ya nos hubiéramos dado cuenta después de tantos años, y en vez de eso, heredaste el la Inu no Tamashi de tu padre - comento y ella solo asintió.
- Si, eso es seguro, pues ya puedo controlarla como es debido - le informo.
- Eso suena bien, en realidad te felicito por mostrar que de verdad estas interesada en cumplir tu promesa con la aldea, al llevar tus habilidades al máximo estas siendo mejor cada día, aun que me cueste creerlo, Orochimaru te crío de la manera correcta... - ella asintió elogiada - En realidad ya no tengo más palabras para ti, solo por último... puedes volver a tus labores como shinobi de Konohagakure no Sato... -.
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