75. Discusión.
- No lo seré hasta que me case... - confesó un tanto cohibida.
Al rubio parecio inundarle una gran satisfacción por todo el cuerpo. Se sintió realmente feliz en mucho tiempo y sonrió internamente, pero no le duro mucho, de inmediato pensó que aquello no tenia solución, que si una vez más intentaba recuperar lo de antes, simplemente no funcionaria. Así que volteo el rostro y decidió quedarse en su lugar.
- ¿Entonces porque tu padre no asistió a esta reunión? - volvieron a la conversación con la pregunta del Hokage.
- A pesar de estar en buenas condiciones a mi padre no le gusta viajar a otras aldeas - le explico y él solo asintió.
- Bueno, entonces no puedo hablar de esto contigo... - le hablo claro. La peliazul lo miro sin entender - Lo siento, aun que seas la princesa del clan para mi sigues siendo una kunoichi mas de Konoha, necesito hablar con Sesshomaru-dono personalmente para cerciorarme de que hay paz entre las dos aldeas - le dijo mientras se llevaba su pipa a la boca.
- Entendido - no le quedó más que resignarse - Hablare con mi padre... -.
- No te preocupes... - Hiruzen la interrumpió - Mandare un ave mensajera hasta tu aldea, te quedaras aquí hasta que el venga, solo le tomará un día y medio, puedes ir a tu casa y pasar tiempo con Kushina, Mara, Tsunade y Jiraiya, recuerda que estas en tu hogar -.
Tras decirle aquello, a la peliazul se le aguaron los ojos. Aquello que le había dicho le había removido cada sentimiento en su interior que no lo pudo soportar.
- Bien, entonces si ya no me necesita, me marchó - le aviso conteniendo sus ganas de llorar.
Se puso de pie y él rubio le siguió con la mirada hasta que salio de la oficina.
- ¿No se suponía que iba a decirle sobre Amaterasu? - el rubio le pregunto ya que se encontraban solos.
- No es necesario, me contó todo acerca de Shinato y su hermana, dijo que tenía que irse, deje todo en sus manos y al parecer en tus manos también, quiero que sepas que estoy un poco molesto por que no me informaste sobre esto, pero supongo que tuviste una buena razón para no hacerlo -...
(...)
La peliazul salio limpiándose las lágrimas de la torre del Hokage y avanzó a paso rápido al lugar donde Kushina y el resto de su equipo la esperaban.
En el camino, veía todo con atención recordando que ni hace más de dos meses aun se encontraba ahí, pero ahora la situación era muy diferente, pues a pesar de las palabras del Hokage, ella ya no era una Kunoichi de Konoha, si no la princesa de su clan. Observaba también la mirada de las personas sobre ella, pero no le importó y siguió su camino.
Inevitablemente tuvo que pasar frente a la academia shinobi, ahí fue cuando miles de recuerdos la atacaron. Minato, Kushina, Orochimaru, Jiraiya, Tsunade. Todo se le revolvió en la mente y ya harta de no poder pensar en nada más se rindió.
<< Quisiera que esto jamás hubiera pasado, ya no lo soporto...>> estaba realmente deprimida. Lo único que quería era una vida fácil, sin monstruo, sin rivales, sin guerras, quería ser aceptada por todos, estar con el hombre al que amaba. << ¿Por que todo tiene que ser tan difícil...? >> se preguntó.
Más adelante, observó a una pareja de casados con su hijo en el mismo parque dónde le había sonreído al rubio por primera vez. Ellos eran felices, ya eran una familia. Los vio con envidia, no entendía porque a ella le había tocado vivir de esa manera, por que a ella si cuando observaba con atención podía ver a las demás personas llevando una vida normal. No comprendía porque tenía que ser tan infeliz...
Cuando llegó a la posada dónde la estaban esperando, ya estaba más calmada, el dependiente detrás del mostrador la llevo directamente a donde estaba su equipo.
- ¿Que-que fue lo que dijeron Shinato-sama? - Hisui fue la primera en preguntar.
Todos tenían su propia habitación, pero ahora todos estaban juntos en la de Nikola. Kushina ya se había ido.
- No pude arreglar nada, el Hokage quiere que el líder del clan se presente ante él - les informo.
Todos se sorprendieron.
- Pero, Sesshomaru-sama odia viajar a otras aldeas - Katsuki le dijo rápidamente. Ella no supo que contestarle.
- Ya le mando un aviso y mientras, nosotros nos quedaremos en Konoha, pueden hacer lo que gusten, siempre y cuando con respeto, no quiero peleas ni destrozos en ningún lugar - aviso dura y ellos asintieron sin rechistar - También les advierto que no somos muy bien bienvenidos aquí por los aldeanos, así que no vayan a tomarlo muy personal - termino de explicarles.
- Bien, entonces iré a ver que ropa hay aquí - Nikola fue la primera en levantarse seguida por Hisui.
- Nosotros iremos por algo de comida, si no le molesta, princesa - Katsuki le aviso y ella solo asintió.
- Esperen... - los detuvo antes de que salieran de la habitación - Aquí en Konoha, no me llamen princesa, ¿entendido? - de nuevo todos asintieron sin rechistar.
La verdad era que Shinato odiaba que la llamarán princesa, pero no podía hacer nada, puesto que su padre había acostumbrado a todos así, y si alguien le desobedecia se llevaba una duro castigo. No quería que nadie sufriera por su culpa.
Pronto sintió las manos de Rogue tomarle la cintura para a pegarla a él, y cuando levanto la mirada, la estaba observando preocupado.
- ¿Te encuentras bien? - le pregunto con su acostumbrado tono calmado.
- Si - ella asintió mientras le respondía.
Era obvio que era una vil mentira, el pelinegro podía verlo, y lo odiaba, realmente odiaba estar en aquella situación. No soportaba que ella no confiara en él.
Tratando de tranquilizarse la soltó y le dio la espalda.
- Detesto que me mientas - le dijo un poco duro, tanto que a la peliazul le sorprendió esa manera de hablar que nunca le había escuchado.
- ¿Que es lo que te pasa? - evadió totalmente el tema.
- Me pasa, que ese estúpido rubio lo arruina todo solo con aparecer... - comenzó a decirle sin cambiar el tono de voz anterior - Estábamos tan bien antes de venir a Konoha, dijiste que tratarías amarme, y tan solo tus ojos se posan en él y... parece que lo olvidas todo - se volteo de nuevo a darle la cara. Rogue estaba molesto.
- Eso no es verdad - lo interrumpió - Minato ya no significa nada para mi, deberías saberlo - le mintió de nuevo.
- Sabes tan bien como yo que eso es mentira... - la reto y la peliazul retrocedió - y yo estoy como un tonto aquí amándote sin recibir nada a cambio, estoy cansado de esto - confesó.
La peliazul frunció el ceño notablemente.
- ¡Nadie te dijo que me amarás! - le grito sin poder contenerse más - Créeme... - está vez le hablo más bajo - Estoy intentándolo, ya te lo he dicho antes, ¿no? pero tú, no lo entiendes, es tan difícil para mi olvidar a alguien que marcó mi vida, alguien de quien estoy perdidamente enamorada desde que tengo memoria... al primer hombre que me hizo mujer... -.
A Rogue le dolió en el fondo del alma escuchar aquellas palabras de la boca de su prometida. Fue cuando se dio cuenta que no era competencia para el ninja mas temido por naciones enteras, Minato Namikaze, Konoha no Kiiroi Senkō.
Lastimado, le paso por un lado y abandono la habitación sin decirle nada mas.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top