Ahora estamos situados en Konoha, donde en la casa del rubio se encuentran dos personas teniendo un encuentro íntimo en la cocina. Uno de ellos era como ya habrían de esperar, Minato Namikaze, y la otra persona era Mara Uchiha...

El rubio tomó a la Uchiha por las piernas y la sentó en la mesa mientras la besaba como un animal. El lugar comenzaba a calentarse mientras él le quitaba la ropa que llevaba encima solo dejándola en ropa interior, y cuando estaba a punto de deshacerse de su camisa la puerta de la entrada fue tocada arruinando el momento.

— Deja que se vayan — le rogó la Uchiha, pues nunca había llegado tan lejos con el rubio, esta era la primera vez que él se había descontrolado y la había besado.

— Debe de ser importante — respondió separándose de ella rápidamente.

Literalmente huyó de la cocina mientras regularizaba su respiración y se acomodaba la ropa.

— ¿Rin? — preguntó extrañado de que su alumna estuviera en su casa.

<< Gracias... >> le dijo internamente. Realmente él no quería hacer nada más con la Uchiha, no supo que paso un momento atrás que de pronto ya la estaba besando.

— ¿Qué pasa? — volvió a preguntarle ya que no le dijo nada.

— Ah, verá... — se le notaba nerviosa, iba a decirle algo más, pero de pronto escuchó algo que llamó su atención del todo.

— No es por ahí nee-chan... — la voz de Obito sonaba como si estuviera intentando conservar la calma.

— Creí que si era por allá... — aquella voz, podía reconocerla en donde sea.

— ¡Shinato! — el rubio salió de la casa de inmediato topandose con una escena bastante rara.

Obito estaba tomando a Amaterasu del codo para hacer que fuera en su dirección, pero la albina estaba segura que era por allá e insistía en querer avanzar. Lo que le llamó más la atención era su forma de actuar, pues parecía estar borracha. Fue hasta que posó su mirada en él y avanzó a paso rápido. No lo vió venir y de pronto ya tenía su mano en la mejilla, le había dado un buen golpe.

— ¿Amaterasu? ¿Qué te sucede? — tras la pregunta la albina se dejó caer en sus brazos y comenzó a llorar.

— Eres de lo peor — comenzó a decirle — Shinato no nee-chan está muy triste y es por tu culpa... — después dijo algo más pero no se le entendió muy bien.

— ¿Dónde la encontraron? — les preguntó a los niños mientras Inu aún según balbuceando cosas contra su pecho.

— Estaba en el campo de entrenamiento prohibido con una botella de sake en la mano — Obito le explicó.

— Pensamos que era Shinato nee-san, pero al acercarnos nos dimos cuenta que no era así, solo mencionaba Minato-sama, Minato-sama, así que la trajimos hasta acá — terminó de decirle la pequeña castaña.

— Minato, ¿vas a volver? — escuchó como Mara le llamaba desde dentro. Los niños no alcanzaron a escuchar de milagro.

— Bien esto es lo que vamos a hacer... — les habló mientras aun sostenía a la álbina entre sus brazos — Vayan a mi habitación con ella y quédense ahí hasta que vaya, corran — terminó y les encargo a la álbina con un poco de dificultad, ya que ella no quería soltarlo.

Una vez sus alumnos desaparecieron de su vista, fue hasta la cocina, Mara aun seguía en ropa interior arriba de la mesa.

— ¿Por que tardas...?

— Tienes que irte — la interrumpió — Tengo algo importante que hacer.

— ¿Qué? ¿Algo más importante que lo que estábamos haciendo? — inquirió rápidamente.

<<Demonios, sabía que no debía meterme con ella... >> pensaba molesto. Como ya se había dicho antes, era la primera vez que la Uchiha conseguía algo del Namikaze, y era porque esa mañana había recordado a su adorada Shinato como todos los días, y lo hizo, comenzó a besarla pensando que era Shinato la que estaba en su lugar, claramente había sido un tonto ya que nada de ella se comparaba con su peliazul. Se había dado cuenta en un instante que no era ella, pues él amaba con su vida la forma de actuar tan inocente que ella tenía.

— Esto fue un error, no iba en serio — confesó tratando de mantenerse calmado, moría por ir a preguntarle a Amaterasu que estaba pasando, pero tampoco iba a ser demasiado grosero.

— ¿Un error? — le preguntó de manera molesta.

— Si, yo solamente...

— Seguro que es por ella — lo interrumpió mientras gruñia por lo bajo.

— Vete, ahora — le ordenó. El rubio de repente se había comportado molesto por aquel comentario.

— Han pasado dos meses desde que la dejaste, ¿cuándo vas a olvidarla? — le preguntó mientras se bajaba de la mesa y comenzaba a ponerse la ropa en su lugar.

Mara estaba furiosa por la actitud que había tomado el rubio cuando indirectamente mencionó a la peliazul, aquello le decía que aún seguía enamorado de ella.

— No voy a discutir eso contigo — le dijo frío y él mismo abandonó la cocina para dirigirse a su habitación.

La Uchiha se quedó sola, literalmente con la boca abierta porque el rubio la había abandonado.

<< Después de que estuve ahí todo el tiempo para ti, ¿me pagas con esto? Eres un maldito mal agradecido... >> pensaba molesta mientras abandonaba la casa. Por fin había podido conseguir que el rubio la notara de otra manera y eso pasaba. Pero no podían culpar al rubio, aunque estuvo mal que la besara y casi llegaran a algo más, no tenia el derecho de llamarlo mal agradecido simplemente por el hecho de que nadie le pidió nada, si ella estaba ahí para él era por puro voluntariado.

Algo muy interesante de la Uchiha era que había cambiado su manera de ser casi completamente. Ya no era aquella joven que buscaba amor y se enamoraba de cualquier chico lindo. Ahora sólo le importaba conseguir al rubio costara lo que costara, solo por el simple hecho de competir con la peliazul y querer ganarle.

El rubio entró a su habitación encontrándose con los niños de pie y la albina metida en su cama tapada con mantas.

— Dijo que tenía frío — el Uchiha se excusó diciéndole. La verdad que la situación era un tanto cómica.

— Amaterasu— le llamó pensando que estaba dormida.

— Necesito hablar seriamente contigo — de pronto pronunció con los ojos cerrados aún y totalmente sobria.

—¿Le pasó algo a Shinato? — le preguntó.

— No — está vez le contesto levantándose de la cama — Pero Tsukuyomi desapareció...