43. Pelirroja.
Dos días después:
Con Minato, las cosas no estaban en su máximo potencial como la mayoría de las veces. Tras los últimos tres días había estado muy deprimido, no había vuelto a tomar porque le parecía innecesario, pero si había extrañado a la peliazul como nunca. Era un tanto extraño, ya que los últimos días en los que estuvo en la aldea, antes del ataque de los de Kumo, a pesar de haber estado separados, él de alguna manera sabia que ella lo estaba esperando en alguna parte, pero ahora, sabía perfectamente que ella no se encontraba ahí para él y eso lo estaba matando por dentro.
Resignado salio de su hogar y se dirigió a la torre del Hokage para hablar con él respecto al cautiverio de su chica. Tendría que convencerlo si o si de que ella tenía que volver.
Aunque en realidad no quería verle la cara a Hiruzen, ya que últimamente había estado muy bajo en rendimiento durante las misiones que le encomendaban, no había podido realizar ninguna en esos tres días, todas terminaban en errores debido a su falta de atención y eso estaba muy mal debido a que Kakashi, Obito y Rin podían salir lastimados en cualquier momento.
— ¡Minato! — escuchó como le llamaban cuando pasó cerca del centro de la aldea. Dió la media vuelta para encontrar a una pelirroja corriendo hacia él. Había conocido su voz en cuanto la escuchó.
— ¿Qué pasa, por qué tanto alboroto? — el rubio le preguntó de manera neutral cuando ella llegó hacia donde estaba.
— ¿Cómo estas? — la pelirroja inquirió amable y puso sus manos entrelazadas en su estómago. Se veía nerviosa.
— Bien... — contestó un tanto extrañado y volteó hacia otro lado. Había mentido y ella sabía cuando lo hacía.
— Se que se llevaron a Shinato a la prisión de Konoha — está vez le dijo de manera preocupada — Apenas comenzaban a tener una relación, así que quería saber como te encontrabas.
El rubio bajó la cabeza. Se encontraba en un estado de estrés que ni él mismo sabia que tenia, es decir, los rumores habían corrido muy rápido como lo había esperado. Además, detestó que Kushina le recordará que ella estaba en cautiverio.
— Mira Kushina, tanto como tú, como Shinato y yo, sabemos que en realidad no te importa mucho la relación que teníamos. Además, pensé que estabas molesta por, ya sabes...
— Minato — la pelirroja lo interrumpió haciéndolo callar de inmediato — Conocí a un hombre, mucho antes de que lo nuestro terminará — le confesó.
El no podía creer lo que estaba diciendo. Kushina había conocido a otro hombre antes de separarse, ósea en medio de su relación. Y él creyéndose la peor persona del mundo por besar a Shinato cuando aún estaba con ella.
— Fue todo muy rápido, al principio no le di mucha importacia debido a lo nuestro, pero cuando me dejaste por Shinato, lo entendí, yo no te amaba, lo que tenia era una obsesión contigo, no se porque, tal vez por qué todas las mujeres querían una oportunidad y el yo tenerla era lo mejor, aun que fuese por un trato entre mi padre y tú — le sonrió triste.
— ¿Entonces por qué...?
— ¿Por que no me di cuenta antes e hice el teatro frente a ustedes? — le interrumpió de nuevo quitandole las palabras de la boca — Ni yo lo se, incluso no me di cuenta hasta hace unos días atrás.
En realidad quería confesarle lo que había hecho, el hecho de contarle a Shinato su secreto, quería de verdad arreglar las cosas por lo menos con él que se encontraba en Konoha.
— Lo siento, pero yo fui la que le relevo tu secreto a Shinato — retrocedió unos pasos avergonzada y con la cabeza baja.
Minato al escuchar su confesión, se dio cuenta de inmediato a que se refería, no quería echarle la culpa, pero ella había sido la responsable de su pelea y las lágrimas que ambos derramaron aquel día la ultima vez que se vieron.
— Kushina, ¿cómo pudiste? No lo entiendo, dices que te enamoraste de otro hombre hace tiempo, pero aun así hace días que hablaste para separarnos... por esto Shinato ahora me odia — le dijo tratando de calmarse, ya que su confesión le había molestado.
— Ella no te odia, ella te ama — quiso calmarlo de igual manera. Pocas veces, contadas con los dedos de la mano, lo había visto molestarse, y no era nada bonito cuando lo hacía.
— No lo entiendes, lo que le contaste la lastimó y ahora ya no quiere saber nada de mi — dijo, para después ponerse las manos en el rostro — Ella cree que yo estaba mientiendo cuando le dije que la amaba — ya se había puesto a llorar de nuevo.
Kushina se sentía muy mal por el rubio, así que rápidamente lo abrazó fuerte para que llorará en su hombro.
— Tranquilo, ya verás como todo se resuelve cuando vuelva, hablare con ella y le diré toda la verdad, aun así, ya no le mientas, por que si le hubieras hablado con la verdad desde el principio, nada de esto estuviera pasando-'ttebane.
El rubio ya lo había pensado, es por eso que se negaba a darle todo el crédito de la culpa a la pelirroja, porque era verdad, si él no le hubiera mentido... pero, ¿qué pasaba si desde un principio le decía que la estaba vigilando por ordenes del Hokage? Todo lo que vivieron, ¿de verdad hubiera pasado? Eso es algo que ni Shinato, ni Kushina, ni el sabría.
Se separo de la pelirroja y limpió sus lágrimas. Ella lo miraba preocupada.
— Tienes razón — le dijo — Cuando ella vuelva, no volveré a mentirle por nada.
En realidad Minato no sabia lo que decía, porque para proteger a Shinato, hacían falta un montón de mentiras. Esa chica seria la caja de sorpresas más grande del mundo que el Hokage haya podido conseguir.
Fuera de la aldea:
— Ese Sarutobi-sensei, ¿qué cree que hace con mi niña? Mandarla a la prisión de Konoha fue un error, ella no pertenece ahí.
Orochimaru recorría su guarida una y otra vez pensando en que demonios estaba haciendo Hiruzen. Le molestaba el hecho de que haya tomado una decisión tan drástica en contra de Shinato. Se había enterado justo cuando se la habían llevado, así que no le dió opción de ir a por ella a Konoha.
— Desgraciadamente por ahora no puedo hacer nada, pero cuando pueda, lo va a lamentar...
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