41. Temporalmente.

— ¡¿Que se supone que hace, Sarutobi-sensei!? — una Tsunade muy molesta iba hacía él con ganas de golpearlo, ya que que llevaban a su Shinato como si fuera un criminal.

— No te metas en esto Tsunade, son temas de la aldea — le respondió.

— ¡¿Llevar a Shinato sin rehabilitacion como una criminal son temas de la aldea!? — exclamó aún más enojada.

— Tsunade-sensei, por favor... — todos voltearon a ver sorprendidos a la peliazul cuando mencionó aquello — Ya basta.

— Es que es injusto, no hiciste nada malo para que te lleven a la prisión de Konoha, ¿creí que ya habíamos quedado en algo? — se dirigió al Hokage.

— Vamonos — Hiruzen dijo sin tomarle más atención a la rubia, puesto que ya se estaba haciendo un escándalo en el hospital.

Tsunade no pudo hacer nada más para que no se la llevarán, así que sólo los siguió hacia la torre del Hokage.

— No tenias por qué venir — el Hokage le dijo, pero Tsunade no le contestó debido a la molestia que tenia.

Iba con ellos porque tendría que ver en que condiciones Shinato iba a estar y en que condiciones iban a quedar con ella en prisión. Si sabía porque se la estaban llevando, pero no quería que ella se fuera, no la dejaría.

Una vez en la torre del Hokage, los guardias dejaron solos a los tres. Y ahi, comenzaron a hablar:

— Shinato, no es que hayas hecho algo malo, en cambio, te agradezco que nos hayas salvado de los shinobi de Kumogakure no Sato, aún así, creo que eres una amenaza para la aldea y por eso, voy a confinarte en la prisión máxima de Konoha hasta nuevo aviso.

La mencionada solo tenia la mirada baja mientras escuchaba lo que le decían. Pensaba que se lo había ganado a pulso, pero no era asi.

— ¿¡Hasta nuevo aviso!? — la rubia reclamo — Es una tontería, podrías tenerla toda la vida en cautiverio por algo de lo que ella no tiene ni idea — Shinato la escuchó — Además, ¿donde esta Minato cuando se le necesita?

— Haga lo que tenga que hacer, pero rápido — la peliazul mencionó de nuevo por lo bajo, algo que sorprendió mucho a Tsunade.

— Tranquila Tsunade, tampoco es como si fueran a darle un mal trato, solo estará confinada durante un tiempo. Me encargaré de que no le toquen un solo pelo. Solo será hasta que encontremos la solución más conveniente para todos.

Tras decir aquello, el Hokage asintió y se puso de pie, llamó a los guardias y pronto ya se encontraba llevándola de nuevo. La rubia solo vió aquel semblante triste de la peliazul y no interfirio en nada más, sólo vio como se la llevaban.

(...)

Tardaron un poco de tiempo en llegar a la prisión de Konoha, esta se encontraba en un mar de lava y las instalaciones parecían un triángulo gigante, tenia muy mala pinta, pero era una prisión, nadie esperaría algo más.

Entraron en ella, Shinato no perdió vista de nada, todo lo iba observando atentamente.

— Hokage-sama, es un gusto verlo por aquí — habían llegado con una chica con su respectivo uniforme de centinela, su cabello corto era extremadamente negro y su tez era muy blanca.

— Mara, por favor, muestranos su celda — le pidió amablemente. Ella asintió y miró a Shinato de mala manera para después avanzar hacia un lugar.

— Aquí es — mencionó una vez llegaron.

Abrió la puerta de la celda y vaya sorpresa que se llevó, no era para nada igual a las demás, a esta podría llamarsele habitación debido al gran espacio que había y las cosas que tenia.

— No te lo dije, no dejaré que te toquen un pelo — Hiruzen volvió a repetir y avanzó dentro de la "celda", los guardias hicieron lo mismo y ella entró con ellos — Te quedaras aquí por un tiempo indefinido, así que ve acostumbradote, por supuesto, podrás tener visitas como Tsunade, Jiraiya y Mina...

— No le permita venir a visitarme — le interrumpió cuando iba a decir el último nombre — No quiero volver a ver a ese hombre en todo lo que me resta de vida — le confesó llevándose una mueca de disgusto del Hokage.

— Lo que gustes — aceptó — Entonces, me retiro, ten por seguro que estarás bien aqui, jamás volverás a convertirte en eso. Hasta luego.

Sin mas, cerraron la gran puerta que a diferencia de las otras era una puerta grande de metal sin varillas que dejarán ver, la dejaron ahí dentro sola.

(...)

— Se la llevaron — un rubio muy desconsolado se encontraba bebiendo sake con su maestro.

— No te preocupes muchacho, estará bien — Jiraiya trató de consolarlo.

— Pero yo la quería aquí conmigo — bebió más sake de la botella — Le fallé, juré que la protegería a costa de mi propia vida y fallé, dejé que se la llevarán.

Jiraiya nunca había visto de aquella manera a su discípulo, tomado y llorando por una mujer, incluso pensaba que no le gustaba el sake.

— Yo la amo mas que a mi vida — el rubio se echó a llorar en la barra del lugar llamando la atención de todos los presentes.

— Supongo que ya es mucho por hoy, te llevare a tu casa.

Jiraiya se lo echó al hombro y el rubio sin rechistar se dejó guiar por la calles de Konoha sin dejar de pensar en su amada.

— Va a ser muy difícil que Hiruzen se retracte de su decisión, pero vamos a hacer algo, te lo prometo Minato — Jiraiya le prometió y el asintió.

— No voy a descansar hasta tenerla de nuevo en mis brazos y hacer ver al Hokage y a toda la aldea que no es una amenaza, Shinato es la mejor shinobi que puede existir en Konoha, también lo prometo — tras sus palabras, Jiraiya río.

Sabía que su discípulo y su discípula tenían algo más que rivalidad en medio, había algo más y de alguna manera el peliblanco siempre pensó que seria así.

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