40. Verdad.
- Tres días después:
Shinato abrió los ojos tres días después de aquel incidente con los de Kumo. Aquella sensación de despertar en él hospital después de haber dormido tanto la invadía completamente.
Cuando su mirada dejó de ver todo borroso, se dio cuenta que algo le sujetaba la mano, y al voltear hacia ella, Minato estaba ahí recargando su cabeza en la camilla totalmente dormido. Aun así jamás había soltado su mano.
En ese momento agradeció que se encontrara ahí sin recordar absolutamente nada de lo que Kushina le había contado. Se sentía feliz de tenerlo con ella después del eterno tiempo que pasó.
Con cuidado, se sentó en la cama y trató de soltar su mano de la del rubio sin hacer mucho alboroto, pero al instante en que quiso soltarla, el rubio la apretó más y levanto la cabeza para verle adormilado.
— Despertaste — habló más dormido que despierto — Me tenias muy preocupado — sus preciosos ojos se aguaron advirtiendo que iba a llorar.
— Creo que ya se me hizo costumbre dormir por varios días — comentó de manera graciosa, pero el rubio no río como ella — Minato, ¿qué te sucede? — le preguntó cuando vió como una lágrima salia de su ojo derecho, por lo que la quito al instante.
— Nada, yo... — se quedó callado — Es que, ¿no recuerdas lo que pasó? — está vez le pregunto a ella, quien negó al instante.
— ¿Me paso algo? Solo nos recuerdo peleando contra los de Kumo y ver... a tu equipo en el campo... — recordó ese momento — ¿¡Rin, cómo está Rin!? — había recordado que casi la asesinan frente a ella.
— Rin está bien... — Minato tragó saliva duro — Tú la salvaste.
— Imposible... — le interrumpió — No alcanzaba a llegar.
Se quedaron callados por un segundo, Minato se encontraba indeciso, no sabia si contarle que dentro de ella habitaba un monstruo. Al final optó por lo mejor.
— ¿Recuerdas la primera misión que hicimos juntos? — le preguntó y Shinato solo asintió confundida — Algo sucedió en esa misión que no te conté... — continúo — Creí que habías muerto cuando el shinobi de Kiri te atacó de lleno con su jutsu, pero no lo hiciste y me salvaste de ser asesinado, pero... tu te convertiste en algo que jamás había visto, eras un monstruo — no le vió a la cara para no ver su reacción y cuando iba a contarle sobre el incidente anterior, esta vez si la observó. Shinato tenía la mirada perdida en la ventana.
En ese momento la peliazul recordó las palabras de Kushina haciéndola sentir mal, pues lo que no creía, ahora se lo estaba contando Minato. Volvía a sentirse lastimada.
— Entonces era verdad — habló por lo bajo y el rubio la vió sin entender — Tú me mentiste — le refirió y soltó su mano. Minato estaba muy confundido.
— ¿De qué hablas? ¿Alguien más te había hablado de esto? — le preguntó asustado por su reacción.
— Me ocultaste lo que paso en la misión y te acercaste a mi por ordenes del Hokage — le dijo sin siquiera verlo. Se escuchaba muy lastimada.
— No, las cosas no pasaron así — el rubio le dijo poniéndose de pie. Ya entendía a que quería llegar.
— ¡Tu me viste la cara de estúpida diciendo que me amabas, pero solo era una simple misión que tenias que cumplir! — está vez ella le dijo alterada. Minato quiso calmarla, puesto que tenia cables en el cuerpo y no quería que se lastimara y menos que la herida en su estomago se volviera a abrir.
— Te lo puedo explicar... — quiso tomarla por los hombros, pero ella se resistió y sin importarle nada, se levantó de la cama mientras los cables se iban despegando de su cuerpo.
— Te entregué todo de mí en tan poco tiempo, y tú solo te burlaste la noche en que me tomaste, robaste mi inocencia a cambio de una compensación — lo último lo dijo por lo bajo y comenzó a llorar.
— No es así Shinato, te hice mía solo por amor, jamás pensé en una compensación por parte de nadie, ni siquiera estaba pensando en que tenia una misión, porque en realidad estoy muy enamorado de ti — le confesó, pero ella no le creería nada más a aquel rubio de ensueño.
— Si era así, ¿entonces por qué no me hablaste con la verdad?
Aquella pregunta le cayó a Minato como un cubetazo de agua fría. Era cierto que podía haber hablado desde un principio y que tal vez todo fuera mejor, pero de alguna manera no quería decirle la verdad, quería protegerla con todo lo que tenia.
— Porque quería protegerte de tú pasado — le habló con la verdad — El Sandaime-sama me contó tu historia, me dijo que eras una princesa y que tenias un potencial enorme, pero también que tu clan desapareció debido a la gran cantidad de maldad que habitaba en cada uno de ellos, no quería que descubrieses esa maldad dentro de ti — la miró a los ojos, pero esta ya no le sostenía la mirada.
— Aún asi, en realidad todavía no se si dices la verdad. Me traicionaste al ocultarme algo tan importante que me convenía a sobremanera, y a eso, yo no le llamo amor.
Shinato se encontraba aún llorando debido a que ahora no podía sentir la tristeza del rubio como si fuera la suya, y eso le decía que nada de lo que Minato le contaba era verdad.
— Te odio — le dijo por lo bajo, pero el alcanzó a escuchar.
— Y yo te amo — este también habló por lo bajo y ella alcanzo a escuchar.
— Vete, por favor — le suplico, y el rubio obedeció a los cuantos segundos, había abandonado la habitación de hospital dejándola sola. Como al principio.
Se sentó en la cama y comenzó a llorar libremente apretando los puños. << Era tan bonito para ser cierto...>> pensó triste y recordó aquel día en el parque cuando eran pequeños.
Por que todo le salía mal.
En ese momento, la puerta fue abierta y el Hokage entró a la habitación, pero algo andaba mal, los guardias estaban detrás de él...
— Shinato, no te resistas y todo irá bien para todos.
Después de todo, el Hokage había cumplido su palabra con Minato y había ido por ella una vez que estuvo despierta.
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