29. Perfecto control de chakra.

Cuando Shinato abrió los ojos, se encontró con un panorama distinto al de siempre.

— ¿Qué hago aquí? — se preguntó a sí misma viendo la habitación de hospital en la que se encontraba.

<< Ni siquiera recuerdo haberme quedado dormida... >> pensó e intentó recordar con un resultado negativo que había pasado para que ella de pronto despertará y se encontrara en un hospital.

Se levantó de la cama y a pequeños pasos logró llegar a la puerta, la abrió y salio dándose cuenta que en el pasillo no se encontraba nadie, de pronto, escucho unas voces que se estaban acercando, así que sin saber por qué, entró de nuevo en la habitación y cerró la puerta quedándose ahí.

— ¿Has pensado en lo que te dije acerca de contraer matrimonio? — al parecer dos personas se habían detenido detrás de la puerta.

Se quedaron un momento en silencio.

— Si, pero ahora no es el momento para hablar sobre ello — aquella inconfundible voz era la de Minato, quien al parecer estaba hablando con Hiruzen.

— Se que es una molesta salida, pero es la mejor, piénsalo y luego me informas acerca de tu decisión.

— No se preocupe Hokage-sama, le mantendré informado acerca de todo.

La peliazul, muy confundida, comenzó a avanzar hacia atrás, puesto que no quería seguir escuchando la conversación privada del rubio y el Hokage.

En ese momento, se abrió la puerta y detrás de ella estaban los antes dueños del diálogo que acababa de escuchar sin permiso alguno.

— Estas despierta — un Minato con el semblante preocupado dijo y se abalanzó sobre ella para darle un cálido abrazo.

— ¿Qué pasa? — sorprendida miró al Hokage observarlos atentamente — ¿Se te olvida acaso que el Sandaime-sama viene contigo? — tras preguntarle aquello, el rubio se separó y la vió con los ojos aliviados.

— Lo siento Shinato, pero... — se quedó callado y miró hacia otro lado al darse cuenta de lo que le iba a decir.

— ¿Pero qué? — está exigió una respuesta.

Minato se lo pensó muy bien. Pero tarde o temprano lo iba a saber.

— Shinato, tú... no despertabas desde hace cuatro días...

<< ¿Como..? Desde hace cuatro días...>> pensó incrédula. ¿Cómo era posible?

— Imposible — habló después de un rato.

— Por eso la repentina felicidad — el rubio le confesó un tanto apenado.

— ¿Cómo te sientes? — está vez el Hokage preguntó y el rubio se hizo aun lado para que pudiera responderle.

— Bien — está le contesto sin más. La verdad era que se sentía muy bien.

— Te noto, distinta.

— ¿Distinta en qué sentido? — contestó rápidamente a las insinuaciones del Hokage.

— Olvídalo... — le dijo sin más — Tengo que irme, tengo asuntos que atender, solo pasaba para ver como estabas. Espero que puedas ir pronto a casa.

Sin más que decir, Hiruzen abandonó la habitación dejando solos a los jóvenes que se encontraban un poco confundidos por el comportamiento del Hokage.

La peliazul miro sus manos atentamente y volvió a su cama sentándose en ella. Minato la vió preocupado, ¿ahora que le pasaba?

— Kagebunshin no Jutsu — de repente se escuchó en la sala por parte de la peliazul, para después quedar muy sorprendidos al ver a una copia de la chica acompañándolos.

— ¿Tú? ¿Cómo puede ser posible? — Minato le preguntó observando a la copia.

— Puedo... puedo hacerlo — Shinato se dijo así misma muy emocionada — Tengo mi perfecto control de chakra otra vez conmigo.

A Minato iba a explotarle la cabeza por no saber que estaba pasando. Es decir, estuvo más de un mes entrenandola y no consiguió absolutamente ningún avance, y ahora se desmaya por cuatro días y de pronto vuelve a tener su perfecto control de chakra.

¿¡Qué demonios pasaba!?

Dos días después:

Tras dos días siendo vigilada por Tsunade y Minato, por fin pudo ir a la torre del Hokage a pedirle que le restituyera lo que por derecho le pertenecía. Todos sus cargos como shinobi de Konohagakure no Sato.

— De modo que has recuperado tu ninjustu y genjutsu al recuperar tu control de chakra.

— Si.

— Bien, entonces a partir de mañana, vuelves a tu puesto como centinela de la puerta principal.

— Entendido — le dijo, para abandonar la oficina, aún no estaba tan contenta con él.

El Hokage tomo su pipa y comenzó a pensar si estaba haciendo lo correcto a restituirle sus cargos, no sin antes saber porque el repentino desbalance de chakra que había tenido. Era algo que no se podía ignorar, tampoco lo que había sucedido en la misión de los bandidos de Kirigakure, pero se quedaba tranquilo, ya que Minato aún estaba a cargo de ella.

(... )

Al llegar a casa de Orochimaru, a la primera persona que encontró en ella fue a Minato, quien al parecer, la estaba esperando con el semblante serio, de hecho, estaba ahí recargado en una pared con los ojos cerrados y los brazos cruzados en el pecho, algo, de lo que ella ni se dió cuenta debido a lo emocionada que estaba por haber recuperado su cargo.

— A partir de mañana regresare a mi cargo como centinela — le comentó sentadose en su cama y extendiendo los brazos hacia arriba, bostezo.

— Perfecto — el rubio no parecía muy contento.

— ¿Qué te pasa? — le preguntó con un poco de miedo, nunca lo había visto tan indiferente más que en el examen chunin hacía cinco años.

— Se que estas muy contenta y todo eso, pero... te recuerdo que durante dos días has estado evitando hablar acerca de lo que paso el día que te desmayaste, creo que ya es hora — el rubio había ido directo al punto.

Un poco incomoda, se removió en la cama y contestó.

— Lo siento Minato, pero ahora es cuando tengo menos tiempo de involucrarme sentimentalmente contigo.

¿Qué demonios le estaba diciendo? Minato no podía creerlo. No quería además.

— ¿Ya te vuelve el chakra junto a tu indiferencia?

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