26. ¿To-chan?
— Estas equivocado, Óbito... — el peligris volvió a hablar en aquel tono tan hostil — Uzumaki Kushina, es el nombre de la novia de Minato-sensei.
— Es una lastima — la pequeña habló — Porque usted es muy bonita.
La peliazul abrió los ojos sorprendida.
— ¿Ah, yo? — dijo y la pequeña solo asintió muchas veces.
— Mi nombre es Uchiha Obito y ya que no es la novia de Minato-sensei, podría ser la mía — la peliazul lo miró de manera graciosa mientras se señalaba a sí mismo.
— Me halagas Obito, pero por ahora no estoy interesada en tener pareja — le sonrió de manera amable y el pequeño hizo un puchero.
— ¿Al menos podrías ser mi nee-chan? — este le preguntó y la de cabellos azules solo asintió sonriendo.
— Yo soy Nohara Rin, un gusto Shinato-san — la pequeña Rin se presentó — Y él de allí es Hatake Kakashi — dijo cuando vió que no se iba a presentar.
<< De alguna manera me recuerda a mi cuando era pequeña... >> pensó al ver al peligris tan indiferente.
— Me da gusto haber conocido por fin al equipo de Minato y ver que son todos muy lindos.
Era algo bastante raro. Shinato se estaba portando de una manera extrañamente amable con los pequeños, cosa que no se había visto antes, ya que era con los primeros niños que hablaba desde que estaba en la academia.
— Tu también eres muy linda nee-chan — y allí estaba Óbito, con su peculiar forma de caerle bien a las personas.
— Bueno, tengo que irme, ahora estoy cuidando de Minato-san así que no puedo retrasarme más — les avisó.
—¿Podemos acompañarte? — Rin le preguntó de manera amable. En realidad estaba preocupada por Minato.
— Claro, pueden venir si quieren — contestó. En realidad no le importaba si la acompañaban, aunque si era muy raro para ella tener que ser seguida por niños cuando nunca antes lo había hecho, prácticamente nadie mas que Minato le había seguido el paso.
— Yo tengo cosas que hacer, nos vemos — se despidió el peligris y luego abandonó la escena. Por alguna razón creía que no le había caído muy bien a Kakashi.
(...)
— No debian haberse molestado — Minato le dijo a los dos niños que habían ido a visitarlo.
— Queríamos saber como se encontraba — Rin le respondió y le entregó el chocolate que habían comprado para él.
— Me hace muy feliz que vinieran a verme — les contestó complacido.
En ese momento, Shinato decidido abandonar la habitación para ir a hacer algo de comer para Minato, puesto que se había ido muy temprano y no le había dejado nada para de nada. Seguro que se estaba muriendo de hambre.
Se le hacía muy raro que Tsunade no se encontrara en casa, se había ido desde ayer y no había vuelto. Esperaba que estuviera bien, aunque pensaba ya era mucho eso de estar saliendo sin avisar y volver cuando le diera la gana, pero la rubia era una mujer mayor, ella sabía lo que hacía.
Sin pensar más, fue a la cocina y tomó algunos ingredientes para hacer el desayuno, haría algo fácil. Tendría que salir bueno o Minato jamás volvería a comer algo preparado por ella. Iba a ser un gran reto ya que también había heredado eso de Orochimaru. Lo de ni saber cocinar.
Mientras cocinaba, recordó la escena anterior de Minato, Obito y Rin. Se notaba a veintiséis cuadras cuanto querían a su maestro los niños. Sin querer, pronto se imaginaba a Minato con sus propios hijos.
<< ¿Como se comportaría Minato como padre...? >> se preguntó. << Seguro que lo adorarían a montones... >> se contestó así misma y asintió varias veces como una niña afirmando lo que había pensado.
(..)
Después de comer todos juntos, Óbito y Rin estaban en la puerta de la casa a punto de irse.
— ¿Están seguros de que estarán bien? — la peliazul preguntó preocupada — No me cuesta nada acompañarlos a sus casas.
— Si, no podemos dejar que se vayan así como así, aún que todavia este el sol puesto — Minato completó para su equipo.
— Ya les dijimos que estaremos bien, además, si algo llegará a pasar protegería a Rin con todas mis fuerzas — Obito dijo mientras se cruzaba de brazos y hacia una pose de superioridad. Los mayores rieron a consciencia.
— ¡Adiós! — la pequeña dijo tras sonreírles y tomó a Obito de la mano para después arrastrarlo con ella. Pronto los pequeños estaban corriendo por la calle para ir directo a sus casas.
— Me preocupan aun así — Shinato comentó en voz alta.
— Tranquila, Obito ya dijo que la protegera — el rubio le sonrió tras decirle eso y se metieron dentro de la casa de nuevo.
— Bueno, puedes ir a recostarte de nuevo mientras Tsunade-sensei llega... - la peliazul caminó por toda la sala de estar hablando sin callarse un solo momento del reposo.
<< ¿Aun quiere que siga descansando? Pero si ya estoy cansado de descansar... >> pensó Minato de forma graciosa e hizo un puchero.
Sin hacerle el más mínimo caso, se acercó a ella lentamente hasta quedar detrás y la tomó por la cintura apegandola a su cuerpo.
— ¡Minato! — la peliazul gritó asustada cuando se le sorprendió.
— Tranquila — le dijo sonriendo.
<< Imposible...>> pensó tras su comentario. Era imposible ya que el bien trabajado cuerpo del rubio se encontraba pegado a su espalda. ¡Claro que era imposible!
— ¿Qu-qué haces? — le preguntó en bajo cuando el rubio hizo aun lado su cabello para comenzar a dar pequeños besos en el cuello de esta.
No la dejaba pensar muy bien con sus manos aferradas a su cintura que poco a poco una de ellas se iba escapando hasta situarse en su abdomen.
De pronto, comenzó a sentirse muy nerviosa debido a que el pensamiento de aquella posibilidad, ¡SI! aquella posibilidad, pudiera hacerse posible.
<< ¿El no querrá... ? >> su mente divagaba. Rápido, quitó aquellas conclusiones en su cabeza.
— Minato, no... — al instante en el que dijo aquello, el rubio la soltó y dio tres pasos atrás sonrojado.
— Perdón — se disculpo y la peliazul le dio la cara.
— Dejemos claro esto — comenzó a decirle - Tienes que dejar de besarme cada que te de tu gana...
— ¿Por qué? — el rubio le interrumpió un poco alzado de voz — Me gusta besarte y a tí te gusta que te bese, no puedes negarlo, así que no entiendo cual es el problema.
El problema era que el debía besar a otra chica...
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