25. Team Minato.
Minato abrió los ojos justo cuando se estaba haciendo de noche. Lo primero que notó fue su mano siendo aprisionada por otra, que no era más que la peliazul en un profundo sueño.
Sonrió al instante.
Se acomodó verticalmente, de manera que su cuerpo, rostro y mano, quedarán en la dirección hacia la de Shinato.
— ¿Te has quedado dormida cuidandome? — le preguntó en bajo sin querer despertarla — Vas por ahí siendo indiferente con todo mundo, pero aun así eres tan empática cuando alguien lo necesita.
A Minato no le importaba si estaba hablando solo. Aquellas cosas que le estaba diciendo eran las que dudaba si algún iba a decirle cuando estuviera consciente.
— Me gustas tanto... estoy perdidamente enamorado de ti... — le confesó cerrando sus ojos — pero alguien que te tiene constantemente en peligro no te merece. No te merezco — aquello había sonado tan triste. Así es como se sentía el rubio.
Se las ingenio para atraerla con cuidado y subirla a la cama junto a él. Ahora estaban de frente y tan cerca. Había un gran detalle en todo esto, jamás se habían soltado la mano que anteriormente Shinato había juntado.
Acarició su lindo cabello y parte de su rostro, y por último la atrajo de nuevo hacia él y la abrazó. Era todo perfecto. El rostro de Shinato había quedado escondido en el cuello del rubio y este tenia su cabeza por arriba de la suya con su nariz pegada a su cabello. Sus manos ya no estaban juntas pero ahora se abrazaban mutuamente.
Pasaron aquella noche tan juntos. Así era como debía de ser.
(...)
Por la madrugada, Shinato se levantó totalmente descansada y por algunos ruidos que había escuchado en su habitación.
Se sentó en la cama de inmediato al ver al rubio ponerse su chaleco verde.
— ¿Pero qué crees que haces? — le preguntó, y él, que se encontraba dándole la espalda volteó a verla. De nuevo había sonreído sin siquiera darse cuenta.
<< ¿Por qué eres tan bonita en toda ocasión...? >> se preguntó para él mismo viendo la manera en cómo se veía cuando se despertaba.
— Tengo que trabajar — solamente le dijo y la vió tallarse los ojos.
— No lo tienes permitido, aun necesitas descansar — ella también se levantó de la cama y se acercó a él. No estaban tan cerca de como habían pasado la noche.
— No importa, ya me siento bien
... — quiso convencerla sonriendo, pero ella no caería — además, es mi responsabilidad...
— Estas mal — le interrumpió — No puedes ir a trabajar en ese estado, aun tienes fiebre. Justo ahora iré a hablar con el Hokage-sama y tu equipo para decirles que por hoy no estas en condiciones.
— Pero... — el rubio quiso hablar, pero de nuevo fue interrumpido por la peliazul, quien ahora se había situado detrás de él y le daba empujóncitos en la espalda para que se echará de nuevo en la cama a descansar — Está bien, esta bien — aceptó sin más y se sentó en la cama — Pero tengo una condición.
— ¿Cuál es? — le preguntó poniendo las manos en su cadera de forma autoritaria.
Ni siquiera le dio tiempo de hacerse para atrás cuando Minato ya la había tomado de sus mejillas y había estampado sus labios contra los de ella. La peliazul no pudo resistirse y de nuevo se estaba dejando besar por aquel hombre tan apuesto. Tras un gran y bonito beso, el rubio la dejó libre y esta, sonrojada, cerró los ojos fingiendo estar molesta cuando lo único que quería era que la besara de nuevo.
— Esa — le dijo Minato sin más de nuevo sentado. Había comenzado a quitarse el chaleco. Estaba muy orgulloso de él.
A la peliazul no le quedó más que dirigirse a por sus cosas y entrar al baño para ducharse.
(...)
Se encontraba caminando entre las calles de Konoha hacia el punto de reunión del equipo Minato. Ya antes había hablado con el Sandaime y este le había dado el permiso a Minato para que descansará ese día. Menos mal que accedió, porque si no Shinato era capaz de matarlo ahí mismo, hablando por encima, claro.
Al llegar al punto de reunión que era un puente casi a lo último de la aldea, se encontró con tres chiquillos con protectores de Konoha.
Uno de ellos llevaba un traje azul con poco anaranjado y con el emblema de los Uchiha atrás, también llevaba unas gafas bastante raras, pero se le veían muy bien.
El otro chico tenia el cabello gris, un traje azul y lo que más le llamaba la atención, era la máscara que cubría su rostro. A ese si lo conocía, ya que era el hijo de Hatake Sakumo, un veterano que había muerto hacia un tiempo por razones que ella no podía aceptar.
Por último, estaba la chica de pelo castaño corto con un bonito atuendo de blusa y falda la mayoría en tonos cafés. Le llamaba mucho la atención las marcas púrpuras que llevaba en el rostro.
— Ese Minato-sensei, porque nos cita tan temprano si va a llegar tarde — al parecer, aquella voz era la del Uchiha.
— Buenos días — les llamó cuando estaba frente a ellos. Los niños solamente la vieron raro — Vengo en nombre de Minato para decirles que no podrá venir al entrenamiento el día de hoy, ya que se encuentra enfermo.
— ¿Qué le pasa? — la pequeña rápidamente le preguntó preocupada.
— Nada grave, solo tiene un poco de fiebre — le contestó rápido para quitar su preocupación.
— ¿Y quién eres tú? — aquella voz era del peligris. Aquella pregunta había sonado muy hostil.
— Mi nombre es Shinato Tártaros, soy compañera de Minato — le contestó de manera indiferente. ¿Si el lo hacía porque no ella?
— ¡Ah, es la novia de Minato-sensei, hasta que te conocemos! — el Uchiha dijo y entre él y la pequeña se acercaron demasiado con emoción reflejada en el rostro.
— No, yo no... — la peliazul sonaba muy sospechosa.
............
Una pregunta, ¿quien es su favorito del Equipo Minato? Yo amo a Obito con mi vida por si querían saber😆
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