19. Apuesta todo.

Habían pasado dos días desde la misión en la Tierra del Té. Shinato no había sabido nada mas de Minato cuando lo dejó con el Hokage. Pero así estaba bien para ella, las cosas se estaban acomodando desde que Orochimaru se había ido de la aldea, no serían iguales, pero lo único que quería era paz.

Se encontraba en los pasillos del mercado de Konoha, estaba comprando lo necesario para la cena de la noche, ya que Jiraiya había vuelto por la mañana, entonces Tsunade quería hacerle una gran cena de bienvenida. No sabia por que se hacía en la casa de Orochimaru si ellos tenían su casa, pero no le quedaba de otra, además, se sentía cómoda con ellos.

— Pero mira a quien tenemos aqui — aquello había sonado a burla. ¿Quién mas era? Solamente Uzumaki Kushina.

Shinato trató de ignorarla y seguir su camino, pero a la pelirroja no le pareció, y ya que estaba de compras también se tomaría el tiempo de molestarla.

— ¿Comprando cosas para la cena? — eso sonó extrañamente amable.

— Si — está le contestó un poco extrañada.

— ¿Sabes cocinar? — inquirió.

— No — Kushina estaba un poco harta de sus monosílabos.

— ¿Entonces? — la vió con sus grandes ojos grises-violetas.

— Tsunade-sensei lo hará — está le respondió mientras miraba un poco de verdura que venía en la lista que la mayor le había dado.

— Ay... — suspiró — La verdad es que yo estoy impaciente por que llegue la otra semana — le dijo un poco emocionada.

A la peliazul no es que le importase mucho para que ella quería que llegara la próxima semana, así que no le pregunto para nada el por qué.

— Veras... — la pelirroja siguió hablando — Tendré una gran cena con mis padres, Minato puso fecha para pedir mi mano.

La peliazul se había quedado hasta ahí.

Así que eso era lo que quería la pelirroja, restregarle en la cara que Minato iba a pedir su mano y por consecuente se iban a casar y a tener muchos hijos... un poco exagerado.

— Felicidades — Shinato le dijo sin verla. La verdad es que si se había entristecido un poco, es por eso que no quería aceptar sus sentimientos por el rubio.

— Gracias — está le dijo victoriosa — Bueno, nos vemos, no te metas en problemas Shinato-chan — sin más, la Uzumaki se fue tarareando una canción feliz.

(...)

Cuando la cena estaba a punto de estar lista, tocaron la puerta. Shinato corrió a esta y la abrió encontrándose con Jiraiya y su discípulo. ¿Es qué no podía hacer nada sin Minato?

— ¿Cómo has estado, hermosa joven? — Jiraiya la sorprendió con un gran abrazo.

— Muy bien, Jiraiya-sensei, ¿y usted? — le devolvió el abrazo con gusto.

Era cierto que no hacía ni dos meses desde que se había ido a un viaje, pero lo había extrañado tanto. Jiraiya era tan importante como Orochimaru y Tsunade para ella.

— Adelante — les invito a pasar — La cena estará servida pronto.

Tras decir aquello, los hombres pasaron a la casa no sin antes quitarse las típicas sandalias en la puerta. Fueron directamente al comedor dónde se acomodaron en sus lugares.

Shinato volvió con Tsunade y al ver que la cena ya estaba, comenzaron a servir y pronto se encontraban las dos en el comedor.

— Provecho — dijeron todos a la vez y comenzaron a comer.

— ¿Cómo te fue está vez en tu corto viaje? — Tsunade le preguntó al de cabellos blancos.

— Me fue bastante bien, conseguí mucho material para mi novela. ¡El trabajo de investigación fue un éxito! — sonrió de una manera pervertida y las mujeres casi se golpean la frente. El muchacho solo río. Ya sabían a lo que se refería.

Comenzó una platica entre los adultos y los jóvenes solo observaban. Shinato y Minato estaba sentados juntos y del otro lado los restantes. Todos típicamente en el suelo con una mesita por delante.

— Estaba deliciosa la comida — Jiraiya comentó y todos quedaron en lo mismo. Tsunade se había lúcido esa noche.

— Jiraiya — en el momento en que la rubia lo llamo tan seriamente pudo sentirse un poco de presión en el comedor — Acompáñame, tengo algo de que hablar contigo — el mencionado trago duro y se levantó para acompañar a la mujer fuera de la habitación.

Ahora que los mayores ya no estaban, el ambiente se había puesto incomodo. La razón era por que Shinato aún seguía molesta por lo de las hierba para dormir e incomoda por lo que Kushina le había dicho. El rubio por su parte, solo podía pensar en la platica que había tenido con el Hokage.

— Podría apostar a que esos dos se traen algo — Minato interrumpió el silencio llamando la atención de la peliazul. Le miró sin entender — Quiero decir que se les nota que se gustan.

Shinato al escuchar aquello se sorprendió a sobremanera. Los recordaba cuando era pequeña, siempre peleando los tres, además Jiraiya le había contado que ella y él siempre peleaban cuando eran pequeños. Era imposible que el mismo Jiraiya y la misma Tsunade que conocía se gustarán.

— No lo creo — está le contesto.

— ¿Quieres apostar? — el rubio rápidamente le desafío.

— ¿Qué apostaríamos? — sonrieron al mismo tiempo, de alguna manera sabían que ellos tenían la razón, así que por lógica, alguien se estaba equivocando.

— Una comida hecha en casa — dijo tras pensarlo poco tiempo — Es algo nada complicado — terminó.

— Entonces esta bien — Shinato aceptó y el rubio extendió la mano para cerrar aquella apuesta. No muy convencida de darle la mano también la estiró.

Así fue como se hizo oficial, quien perdiera tenia que cocinar para el otro. Minato sonrió abiertamente y Shinato recordó de nuevo las palabras de Kushina, entonces le soltó la mano y se achicó en su lugar. El rubio la miró extrañado.

Al verla ahí, tan bonita, no aguantó más y se acercó a ella de manera peligrosa. Shinato seguía sin darle la cara así que el la tomó del mentón y le dio la vuelta a su rostro para que se miraran de frente. Entonces la besó.

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