18. Una amenaza.
En el camino de regreso a Konoha las cosas fueron demasiado silenciosas.
Minato solo con verla sabia que estaba muy molesta. Ni siquiera lo mostraba, es decir, tenia el mismo semblante de siempre, pero él lo sabia.
— Te pido disculpas...
— No las acepto — la peliazul le contestó interrumpiendolo.
Tomó aire y suspiró cansado.
— Te negabas a descansar, por eso lo hice — le comentó sin recibir respuesta.
Era claro que se iba a molestar si le decía que ayer se había quedado dormida gracias a la hierba para dormir que había metido en su cena. ¿Quién en su sano juicio revelaría su crimen? Pues nada mas y nada menos que Minato Namikaze.
— Entonces si me niego a lanzarme por un precipicio tu me vas a empujar, ¿ah? — el rubio veía muy exagerado su comparación.
— Lo necesitabas — solamente le dijo y continuaron su camino hacia Konoha.
(...)
— Se tardaron un poco más de lo que había calculado — el Sandaime les dijo cuando estaban en su oficina.
Ya le habían informado los detalles de su misión.
— Le pido disculpas Hokage-sama, fue mi culpa debido al mal estado en el que me encontraba — Shinato confesó.
— No, esta bien, cumplieron con la misión que se les fue dada — les dijo — Entonces pueden retirarse, ocupen este día para hacer sus pendientes.
La peliazul dio las gracias y sin voltear a ver a su compañero salio de la oficina. Aun seguía molesta.
— ¿Tienes algo de que hablar conmigo? — Hiruzen le preguntó al rubio cuando lo observó sin moverse.
— Es sobre Shinato-san — se escuchaba preocupado.
— Entonces dímelo, muchacho — le animó.
Minato tendría que contarle si o si lo que realmente había pasado durante la misión. Era algo que no se podía callar.
— Durante la misión, Shinato-san fue secuestrada por los bandidos — Hiruzen abrió los ojos sorprendido, quería decir había perdido una batalla - Para salvarla tuve que rendirme... - continúo - Realmente fui muy ingenuo al creer en sus palabras. La hirieron gravemente, incluso creí que había muerto, pero, cuando estaban a punto de matarme, ella se levantó y los asesino a todos.
El Sandaime estaba perplejo con lo que Minato le había contado. Si él lo había hecho era mas que obvio que no le estaba mintiendo. Pero aún faltaba lo peor.
— Sandaime-sama — llamo su atención de nuevo — Lo que ví esa noche no era humano, su rostro no era el de Shinato-san.
Aún mas sorprendido, Hiruzen comenzó a recordar su pelea con el hijo del Rey de los Hanyo. Era cierto que tenían la capacidad para transformarse en un gran perro, pero no figuraba a nada de lo que Minato decía.
— Ya que me cuentas esto, tendré que poner precauciones para el bienestar de la aldea — Minato lo miro confundido — Lo siento, Minato, pero tendré que poner en custodia a Shinato en la correccional de Konoha.
Minato al escuchar tal disparate adoptó una forma negativa hacia el Hokage.
— No puede hacer eso, no tiene suficientes motivos para considerarla una amenaza para la aldea.
— Las tengo — le interrumpió — Tú eres el que no tiene suficiente conocimiento de su descendencia para considerar que no es una amenaza.
— En ese caso, creo que esta tomando medidas desesperadas, Sandaime-sama.
No entendía por que le decía aquello. Minato sabia que Shinato era la primera persona en poner su vida por salvar a Konohagakure no Sato. Seria la primera que diera su vida con tal fin.
— Sabia que este día llegaría al aceptarla en Konoha. Para serte sincero... — tomó su pipa y volteo hacia otra parte - creía que Shinato podía llegar a ser diferente a los de su clan. ¿Conoces el clan de los Hanyo, Minato? — preguntó.
El rubio negó con la cabeza. Al menos ahora tendría una pista de la desendencia de Shinato.
— Era un clan que fue bendecido en fuerza e inteligencia. Nunca participaron en guerras ya que nunca les interesaron, pero eran capaces de ganar cualquiera de ellas. Muchas veces se les fue pedida su ayuda, los otros países deseaban contar con tal fuerza militar, el País del Fuego nunca la solicitó, porque de igual manera se negaría como con los otros. Hace dieciocho años, se llevó a cabo una lucha interna por temas desconocidos, hasta la fecha aún no se sabe porqué se llevó a cabo la guerrilla entre ellos. A consecuencia el clan desapareció, pero dejó a un solo sobreviviente. Shinato proviene de un clan que figura una amenaza para todo el mundo shinobi ¿Qué crees que los demás países harían si supieran que tenemos al único sobreviviente?
— La reclamarian como si fuera un objeto — fue lo primero que vino a su mente.
— Escucha, si quieres que Shinato siga teniendo la vida tranquila que ha llevado hasta hoy, tenemos que asegurarnos de que no pueda controlar sus habilidades como princesa de los Hanyo. Aun criada en Konoha, se pueden apreciar las diferencias entre tú y ella.
Minato pensó en lo egoísta que seria el privarle saber el potencial que tenia. Pero el Hokage tenia razón. No soportaría el hecho de que la tratasen como un objeto, que la alejarán de Konoha cuando era lo que Shinato más amaba. Que la alejarán de él.
— Tengo una petición para usted — Hiruzen se quitó la pipa de la boca y le tomó atención — Seria muy injusto para ella tenerla cautiva sin razón en la correccional de Konoha, además, seria muy evidente que le estamos escondiendo algo. Así que por favor, déjeme hacerme cargo de ella — le pidió.
— ¿Estas seguro? — le preguntó vacilante — Con todo el trabajo que tienes ya, ¿podrás hacerte cargo? Recuerda que se te ha encomendado un equipo de genins, además, debido a tus grandes habilidades no bajara la carga de misiones que se te encomiendan ¿Podrás vigilarla todo el tiempo? — sonaba realmente pesado, pero aun así el rubio le contestó.
— Estoy seguro que no será fácil y que tal vez no pueda estar con ella todo el tiempo, pero le prometo que la protegere de su pasado, aun que me cueste la vida.
A Hiruzen no le quedó más que aceptar. Minato se veía muy confiado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top