119. Watashinojinsei no ai.
Una semana entera había pasado desde aquella reunión de las entidades con Minato, y era eso mismo que había escuchado, que lo mantenía pensando todo el tiempo.
Cuando observaba a su Shinato, no le parecía que hubiera algo mal con ella como le había dicho Amaterasu, había incluso noches en los que se quedaba en vela para observarla y cuidarla, claro, luego esas noches se la cobraban caro cuando estaba trabajando, aun así no le importaba. No tenía cabeza para pensar en otra cosa que no fueran aquella palabras que Tsukuyomi le había dicho.
- No se si es la única manera, pero es la que tenemos por ahora... -.
Si, la peliazul resignada le había contado el "método", pues también quería con todas sus fuerzas que Shinato siguiera viviendo.
- Me entere gracias a una de las sucesoras, la más intuitiva e inteligente de todas. Ella a diferencia de Shinato, supo instantáneamente que le estaba pasando, así que investigo y no se rindió hasta que encontró la manera, pero más tarde murió antes de poder deshacerse de la maldición... -.
El Yondaime Hokage se encontraba justo ahora en una cantina, solo, bebiendo como si no hubiera un mañana. Era ya demasiado tarde, casi pasadas de la media noche.
- No puedo hacerlo... - se hablo así mismo mientras recargaba su frente en la barra que tenia por delante.
- Es el amor de tu vida, ¿no? Y se mas que nadie que para ella eres el amor de su vida. Ambos se consideran mutuamente lo que más aman... -.
Claro que Shinato era el amor de su vida, ahora estaba molesto por que la peliazul había dudado tal cosa.
- Que falta de respeto... - volvió a balbucear solo pensando en la peliazul.
- Ella, una de las primeras, descubrió que el método para deshacerse de la maldición es... -.
Volviendo a su posición original con la botella de sake en la mano, se negó a recordarlo. Ya entendía porque al principio Tsukuyomi había dicho que no era digno de alguien hacer tal cosa y menos al amor de tu vida.
- Tienes que romperle el corazón, hacer que te odie, que no cambie de parecer y no dude. La mejor manera para hacerlo es faltandole al respeto, algo que ustedes llaman abusar. ¿Recuerdas lo que dije en un principio? Que tomarla traería grandes consecuencias para ti y para ella. Bueno, pues esta vez sólo tienes que pensar en ti, en tus necesidades como hombre... -.
Vaya estupidez. Tanto trabajo el que habían hecho durante todo ese tiempo para que al final Shinato este en peligro de muerte solo por aquella estúpida maldición, pero si lo pensabas mejor, había sido tanto trabajo para que al final la dejará morir, y no, definitivamente no la dejaría morir, primero se moría él.
Después de pagar por lo que había consumido, abandonó el lugar de mala gana con las miradas de todos puestas encima y tomó camino a su casa. Se armaria de valor y lo haría de una buena vez antes de que algo más peligroso se le fuera informado por aquellas dos.
Había algo muy gracioso en todo esto, a pesar de que se estaba "decidido", no utilizo en Hiraishin para ahorrar tiempo y hacerlo de una buena vez.
Una vez entro a la casa, se quitó las sandalias una vez más de mala gana, y avanzó por el corredor pisando fuertemente las tablas de madera, así que fue imposible que Shinato no lo escuchara. Esta, que ya estaba conciliando el sueño lentamente, se despertó enseguida y salio de la habitación para encontrarlo subiendo las escaleras.
- Me tenias preocupada - fue lo primero que le dijo la albina al verlo.
Suspiro y la preocupación que había tenido durante esa noche se esfumó, pero luego regreso al ver el estado en el que su marido se encontraba.
- ¿Minato? - le llamo acercándose - ¿Estuviste bebiendo? -.
- ¿Y que si lo estuve? - le contesto tajante mientras le volteaba el rostro.
- Como que, que si lo estuve - está vez sus mejillas se llenaron de rojo por la molestia que le había causado su respuesta - No deberías hacerlo, no mientras tengas tanto trabajo, es malo para tu salud, apenas si comes adecuadamente - le regaño como su madre.
- Deja de molestar - le gruño en la cara - ¿Tiene algo de malo que vaya a tomar después del trabajo para quitarme el estrés? - su tono molesto se hizo presente.
Ella no podía creer que le estuviera contestando así, es decir, Minato no era de esos hombres, seguro que algo le tenía que estar molestandole. Con trabajo aveces se tomaba una copa que no podía rechazar de Jiraiya.
- No tiene nada de malo si solo bebés lo necesario, no poniéndote hasta la coronilla de sake, es malo excederse, mañana tendrás una fuerte resaca - le explico mientras el seguía en su posición de no hacerle el más mínimo caso para hacerla molestar, y lo estaba logrando.
- Bueno, ¿cual es tu maldito problema? - él le pregunto de repente haciéndola retroceder - Soy el maldito Hokage de esta aldea, lo menos que puedo hacer es ir a tomar como me de la gana y no ser reprendido por mi mujer, que en vez de eso debería estar en la cama dispuesta a darme placer pues es también lo menos que merezco después de todo lo que he hecho por ti - termino sumamente enojado.
En realidad aquello era efecto de estar hasta las chanclas tomado, Minato no estaba pensando en sus palabras, solo hablaba y hablaba, para este punto ya se le había olvidado lo que Usagi le dijo que tenía que hacer.
- ¿To-todo lo que has hecho por m-mi? - está le pregunto por lo bajo lastimada.
- Me vas a decir que no te gusta la vida que el Hokage puede darte, que no te gusta que te llamen la mujer del Yondaime, todos los privilegios que tienes solo por ser mía - le restrego en la cara.
La había lastimado. Nunca hubiera pensado que pensara eso de ella, que solo estaba con el porque era el líder de la aldea, pero estaba equivocado, Shinato estaba con él solo por el simple hecho de ser Namikaze Minato, incluso solo por el Minato, aquel rubio de bella sonrisa del que se había enamorado en su niñez sin saberlo.
- ¿Te vas a quedar parada ahí sin hacer nada?, ¿que es lo que esperas para ir a la habitación y quitarte esa estúpida bata de dormir? -.
Aquel comentario la hizo retroceder más aún...
......
Les dejo esa épica foto de Minato y Tobirama... 😉
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