118. Una manera.
- Esto es... sumamente importante ¿por que estaba en este montón de papeles si tenia que revisarlo cuanto antes? - el Hokage preguntaba mientras revisaba el contenido del escrito.
- Debió ser algún error al acomodar las tareas - el sandaime le contesto sentado en el lugar de siempre. Si, el era su consejero.
Minato asintió, y en vez de seguir diciendo más sobre aquel informe, mejor se dedicó a leerlo todo y a pensar en una solución.
Más tarde, cuando ya estaba anocheciendo, él seguía en su mundo ocupándose de las ya acostumbradas tareas que se le eran encomendadas al líder de la aldea.
- Ya es hora de ir a casa - Hiruzen le llamo mientras se ponía de pie, se dirigía a él y le ayudaba a acomodar algunas cosas.
- Lo se - este le contesto - Si lo prefiere puede marcharse, yo me quedare un poco mas con este informe - hizo referencia a la carpeta que llevaba en la mano.
- Está bien, después todo Biwako me esta esperando para cenar - el anterior Hokage le dijo aquello intentando sacarlo de su burbuja, pero él no comprendió - Minato, deberías de ir a casa también, seguro que Shinato te está esperando, vas a preocuparla si sigues trabajando así de duro - termino caminando hacia la salida.
- Ella lo comprende -.
Fue lo que Hiruzen alcanzo a escuchar antes de abandonar la oficina.
El rubio se quedo allí mientras la noche caía sobre Konoha. Claro que había comprendido - un poco después - las palabras de Hiruzen, pero tenía demasiado trabajo, especialmente por aquellas fechas, y ni sabía por que.
Ya de antemano le había explicado a su mujer cuando esa tarde se presentó en su oficina para llevarle el almuerzo, mencionó que tal vez no llegaría a cenar, ella había comprendido y le había dicho que se cuidará, que de cualquier manera ella lo iba a esperar despierta.
Entendía que era un poco tedioso para ella el tener un esposo como él, quien trabajaba todo el día y la había descuidado la mayoría del tiempo. Pero si por algo era el Yondaime, era para cuidarla y claro, cuidar de toda la aldea. No soportaría tener que verla en peligro una vez más. Así que le agradecía en extremo que ella comprendiera que su trabajo no era fácil, le agradecía tener su apoyo.
Mientras revisaba la carpeta del informe, que al parecer era de su discípulo, Hatake Kakashi, se dio cuenta que este estaba relacionado con el anterior que había leído. Dejo la carpeta en su escritorio y fue a uno de los cajones para sacar de nuevo el ya ordenado informe anterior, fue cuando levanto la mirada y encontró a alguien sentado por un lado de él en aquel escritorio.
- ¡Dios! - exclamó asustado. No había sentido para nada su presencia - No puedes aparecer de la nada sin avisar - pronunció hacia ella mientras dejaba la carpeta que acababa de sacar del cajón frente a él.
- Mil disculpas, Minato ni-sama - escucho como la albina se disculpaba con él por el susto que la peliazul le había causado.
- No te preocupes - el menciono hacia ella cuando la vio de pie frente a el escritorio.
Era difícil saber cuando vendrían a pesar de que Tsukuyomi era un ser de chakra pues ellas solo aparecían y ya, no había otra explicación.
- ¿Necesitaban algo? - les pregunto - ¿O vienen a quejarse de nuevo porque Shinato volvió a regañarlas por comer tantos dulces? - se burló mientras ponía atención de nuevo a su trabajo.
Anteriormente aquellas entidades habían sido reprendidas por su hermana mayor al ser descubiertas en estado total de azúcar por comer dulces en demasía, entonces ellas habían ido con su hermano mayor a decirle que las defendiera, ya que después de todo él les había patrocinado las golosinas.
- Nada de eso - la peliazul le hablo amarga, entonces él se dio cuenta que no llevaba un buen semblante. Era algo sombrío. A presagiaba malas noticias.
- En realidad, tenemos que hablar algo importante con usted - Amaterasu también le dijo de manera apagada.
Entonces les tomo atención dejando de lado aquellos informes.
- Bien, las escucho entonces - les dio la palabra.
Tsukuyomi se lo pensó muy bien antes de abrir la boca, ya que, aún que Minato todavía no le cayese muy bien después de todo lo que habían vivido juntos en dos años, aun así no quería tener que decirle aquello. No quería preocuparlo con prácticamente problemas que eran de ella.
Suspiro cansada.
- Se nota que has olvidado completamente el tema de la maldición - dijo observando su reacción.
Al rubio se le congeló la sangre de solo pensarlo. No es que se le haya olvidado completamente, sino que como ya no había dado problemas y estaba demasiado ocupado... debía aceptar que en parte si la olvido.
- Tu fea cara me dice que la olvidaste - afirmó la ojiazul y él se encogió en hombros escuchando aquel distinguido tono de burla que ella hacía.
- No lo olvidé - se defendió apenado - ¿Pasa algo con esto? - le pregunto sin querer saberlo.
- Desgraciadamente, si - la albina contesto por su hermana.
- Escucha rubio... - le hablo con asco sin poder creer lo que iba a salir de su boca - Por mis vagos recuerdos, me he dado cuenta que Shinato es la sucesora de la maldición que ha vivido más, es decir, nadie antes había llegado a este punto, nunca antes nadie había podio ver a Majū y salir ileso, ni siquiera pensaría que alguien la hubiera controlado que no fuera yo, pero inevitablemente esto tenia que pasar - guardo silencio y le volteo el rostro al verlo tan preocupado.
Minato no se estaba comiendo las uñas porque había olvidado que las tenia, incluso las manos, el cuerpo, había quedado estático. Fue cuando le dijo...
- Amaterasu asegura, que a Shinato no le quedan más de seis meses de vida -.
En ese momento, sintió como el mundo entero se le venía encima. Sus manos cayeron a los costados de su silla y su mirada se perdió en la nada de aquella oficina. << Imposible... mi Shinato-chan... no puede ser...>> pensaba aterrado de solo llegar a la conclusión de que lo abandonaría.
- ¿¡Aseguras!? - pregunto histérico hacia la albina mientras se ponía de pie y golpeaba el escritorio con sus manos.
Inu se asustó, tanto que tuvo que retroceder unos pasos hacia atrás al ver su reacción, en cambio Usagi se quedo en su lugar sintiéndose culpable de que él se pusiera de esa manera.
- Y-yo s-si - ella tartamudeo, pero luego se armo de valor para hablar - Shinato nee-sama va a morir. Desde que desperté puedo sentir su energía vital tal como si fuera la mía y de momento está se encuentra decayendo fácilmente con el tiempo. Ella puede encontrarse en buen estado, pero esta en peligro - termino sin poder ver a los ojos a su hermano mayor.
Minato agachó la vista hacia sus sandalias shinobi para después cerrar los ojos fuertemente mientras sus dientes se apretaban.
- Habían dicho que existía una manera - hablo casi audible a las entidades.
- Si - Amaterasu contesto enseguida y después fue interrumpida por su hermana.
- Imposible - está vez menciono ella con cierta molestia - Habíamos quedado en que encontraríamos otra manera - se puso de pie frente a él rubio y este la observó afligido.
- Perdón - pronunció - No hice bien mi trabajo ayudándo, creí que ya no era un problema - se disculpo.
- Estúpido - la peliazul le insulto, se dio la media vuelta y se alejo de él.
Amaterasu y Minato la vieron entrar en pánico mientras se ponía las manos en el rostro y mencionaba alguna palabras que no podían ser entendidas.
- No quiero que Shinato muera... - entendieron apenas aquella frase.
- Entonces tienes que decirme que hay que hacer para salvarla, no importa el método, yo lo haré - Minato menciono decidido, pero aun así ella no le dio la cara.
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