114. Yondaime Hokage-sama.

Se dio cuenta de inmediato de que se trataba.

Minato se alejo lentamente de ella y termino de pie junto a la cama limpiando las molestas lágrimas que tenia rodando en sus mejillas.

- Lo siento... - se disculpo - Debo tener más cuidado contigo - explico refiriéndose a que estaba débil por haber dormido tanto y él podia lastimarla, pero no había sido así, para nada, a la ahora albina, le gusto mucho que la abrazara.

- Tranquilo... - ella volvió a repetir, pero ahora observandolo atentamente de pies a cabeza sin disimular.

El se dio cuenta cuando su mirada estaba en sus sandalias, entonces se dio cuenta que ella se había dado cuenta... algo así.

- Felicidades - le felicito por fin - Lamento no haber estado presente, me hubiera gustado mucho - se disculpo y él negó con la cabeza.

- No importa, yo... yo no soy el Yondaime oficial - confesó.

Ella levanto la mirada y lo observó confundido. Necesitaba muchas explicaciones de todo aquello que había pasado en tan sólo un mes.

- Los dejaremos solos - Amaterasu aviso y segundos después desaparecieron las dos.

El rubio tomo asiento por un lado de ella subiendo su pierna a la cama para verle de frente. Shinato no pudo evitar notar que se veía muy atractivo con esa capa, aun con esas ojeras debajo de sus ojos. Muy atractivo diría yo.

- Debes saber algunas cosas ahora que has despertado - comento, pero ella agachó la mirada.

- No se si quiero saberlas... - contesto apagada contradiciendo sus pensamientos anteriores - Después de todo dices que no eres el Yondaime-sama oficial - al escuchar aquello él rubio río de manera suave y ella lo observó sin saber por qué lo hacía.

- Solamente estoy cuidando un puesto que quedo vacío tras el retiro del Sandaime-sama, ya que después de las dos guerras casi seguidas decidió ceder el puesto para disculparse por todas las bajas que tuvo la aldea, no quiso quedarse un segundo más al mando - explico con su mirada puesta en la otra cama vacía.

- Entonces, ¿quien es el Hokage ahora? -le pregunto enseguida.

La verdad se sentía muy desilusionada por Minato, ya que era su sueño ser Hokage y ahora resultaba que había alguien más capacitado para hacer el trabajo. Ella realmente no creía que hubiera otro candidato mejor que su esposo, o por lo menos no lo conocía. Quien quiera que fuera le haría entender que no merecía el puesto.

- El Yondaime oficial, eres tú - le dijo por fin dirigiendo su mirada a ella, quien por el momento se había quedado sin hacer nada con la vista pegada a las sábanas.

- ¡Imposible!... - su reacción fue tardada, pero histérica. Se sentó de rodillas en la cama acercándose a él -No juegues conmigo, Minato - termino calmada tomadole por los hombros.

- No es un juego... - le miró fijamente a los ojos - No jugaría con algo así - parecía estar diciendo la verdad.

- No estoy calificada para el puesto, además no es mi meta, jamás quise ser Hokage y lo sabes bastante bien - contesto abrumada.

- Yo no lo decidi. En la última guerra hiciste demasiado por todos, así que ellos lo hicieron, incluso el Daimyō te aprobó como la primera mujer Hokage de Konoha - le explico, pero ella siguió negando.

- ¿Y deciden cosas sin tenerme presente? - le pregunto cínica.

El suspiro cansado. Ya se venía venir aquello cuando se enterara. Además todavía había cosas que debía saber y ya estaba alterada. Shinato tenia que calmarse.

- Todo paso muy rápido... - comenzó a explicarle - Yo estaba muy ocupado cuidando de ti cuando el Sandaime-sama vino, me dijo que iba a dejar el puesto y me lo ofreció diciendo que podía hacer el trabajo, pero no tenía cabeza para pensar con claridad, necesitaba estar a tu lado a cada segundo por si algo te llegase a pasar mientras dormías, entonces lo rechace... - ella lo observó con pena. Por todo lo que había tenido que pasar el rubio mientras ella dormía ignorantemente - Buscó a otras personas, pero no encontró a nadie, fue cuando se le ocurrió la idea de darte el puesto a ti, sabía lo que habías hecho durante la guerra y también que las personas estaban agradecidas. Volvió y me lo propuso, pero también me negué, estabas inconciente aun, no se como se le había ocurrido esa idea. Al final logro convencerme por la situación en la que estábamos y me convertí temporalmente en el Yondaime esperando así a que despertarás para cederte el puesto - término.

Ella volvió a recargarse de nuevo en la cabecera de la cama, cerró sus ojos y suspiro con cansancio.

- De cualquier manera, no voy a aceptar el puesto - le dijo mientras abría sus ojos y observaba a otra parte que no fuera él - Perdí de nuevo mis facultades shinobi y esta vez no será temporal, además, ni aunque hubiera estado en condiciones lo hubiera aceptado - confesó.

- Lo se... - le contesto - Pero no es problema, puedes ser aun Hokage con las habilidades que te quedan, sigues siendo fuerte -.

Ella negó de nuevo comenzando a molestarse. Ya no quería hablar del tema porque no iba a aceptar nada. El merecía conservar ese puesto más que nadie.

- El Hokage tiene que ser la persona mas fuerte de la aldea y yo no lo soy, con esta fuerza no puedo ni siquiera llegarte a la talones... ¿entiendes lo que te digo? No puedo defender la aldea como es debido, en cambio tú, eres la persona ideal, además de que siempre fue tú sueño, ¿no seguiste adelante solo por esto?, ¿por conseguirlo? - le pregunto por último y esta vez fue el rubio fue quien le evito la mirada.

- No puedo aceptarlo más tiempo... - confesó ganándose una mirada inquieta por parte de su esposa - Si no pude cuidar bien de ti todo este tiempo, ¿como voy a poder proteger la aldea? No lo merezco -.

No le contesto nada, en cambio se levantó como pudo de la cama, ya para cuando el rubio se dio cuenta no pudo detenerla. Podría hacerse daño, pero ella aguanto estar sobre sus pies aun así.

- Dejaras de ser baka-Minato - la escucho decirle y sonrió de lado - Estoy aquí, ¿no es asi...? - el rubio no entendió a que se refería - Y si lo estoy, es porque has hecho bien cuidandome dependiendo o no de los problemas que causó la mayoría del tiempo. Definitivamente yo no estaría aquí si no fuera por ti, así que deja de decir que no mereces ser Hokage, porque yo te he visto de cerca todo el tiempo y te apruebo Minato, la candidata para ser el Yondaime-sama te aprueba para que tu seas quien ocupe su lugar. Créeme, lo harás mejor que nadie -.

El rubio sonrió tenue al escuchar sus palabras, sin duda le habían hecho mucho bien, su mente comenzaba a despejarse y comenzaba a creer en lo que le decía. Pronto sintió como se acercó a él, lo hizo levantar la mirada cuando sus manos fueron a parar al cordón que sujetaba la capa en su pecho, lo separo con cuidado, después se sentó en sus piernas y cubrió su cuerpo con la capa de lado a lado. El la abrazo de inmediato y los dos cerraron los ojos.

- Yo estaré justo aquí cuando me necesites -.

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