107. Sensō ga hajimaru.
Oh, vaya, ahí era dónde comenzaban a discutir. Que emocionante, su primera discusión de casados. Sarcasmo.
- Lo estoy... - contesto - Estoy consiente, pero seas igual o más fuerte que yo, aun así no iras al frente - contesto. Definitivamente no le haría cambiar de parecer.
Poco a poco sus voces iban subiendo de tono, hasta llegar al punto de estarse gritando.
- ¡Estas siendo muy injusto! - le grito como su fuera su padre.
- ¿¡Injusto!? - pregunto cínico - ¡Injusto es que aun llevando mi apellido sigas viviendo una peligrosa vida de shinobi! - la señaló.
Lo vio sin poder creerlo. Creía que estaban de acuerdo con que siguiera con su trabajo, pero ya veía que no y él solo lo estaba tolerando.
- ¡No me case contigo para que me controlarás! - le soltó más que molesta. Enfurecida diría yo.
- Y yo no me case con una niña que no entiende de razones y solo piensa en ella misma - le hablo literalmente, como a una niña que no entiende.
- ¿Dices que yo no entiendo y que solo pienso en mi? Si lo que quiero hacer exactamente es proteger a todos, pero no me dejas, ustedes... - se refirió a Hiruzen y a él - Desde que ese monstruo apareció no me han dejado hacer mi deber, me tratan como a una niña que fuese a romperse y me ocultan cosas que debería saber, ¿que se supone que debo hacer para que comiencen a tratarme como antes?, porque antes de que todo esto empezará yo vivía una vida tranquila ocupandome solamente de mis deberes, sin preocuparme de que alguien dijera algo a mis espaldas, entrenando día con día para ser mejor que todos, sin tratar de encontrar mi felicidad en niños que al final me dejaron sola, sin complicaciones con el amor... - se rasco la cabeza desesperada sin saber que más decir - ¡Detesto todo esto!... - escupió - ¡Quisiera que esto jamás hubiera pasado! - termino apretando sus ojos debido a que estaba gritándole aquello a la cara.
Minato la observó lastimado. Era su primera pelea y ella ya le decía que lo detestaba indirectamente, claro que estaba lastimado. Incluso se estaba aguantando las ganas de llorar.
Ella abrió los ojos lentamente para verlo y este le volteo la cara.
<<Me pase...>> pensó rápidamente dando en el clavo. Si, se había pasado, pero lo dicho, dicho estaba y no había vuelta atrás.
Abrió la boca para intentar disculparse de inmediato, pero Minato le ganó...
- Esto es lo ultimo que voy a decirte... - menciono casi audible - Cuando la guerra comience, te quedaras en Konoha fuera de servicio, ya que es posible que también quieran llevarse a Kushina por el Kyūbi. Kakashi las cuidará ya que tampoco irá al frente... - suspiro más que cansado sin poder él mismo creer lo que iba a decir - Todo esto sin rechistar, porque es una orden de tu marido y como tal tienes que obedecerla - termino.
No espero otro segundo para comenzar a caminar. Le paso por un lado y abandono por fin el recibidor de la casa.
Ella se quedó con la boca abierta. De verdad se había pasado con sus palabras. Podía sentirlo, Minato se sentía muy lastimado, cualquiera podría saberlo con verle la cara con la que abandonó el lugar. Arrepentida, se sentó en el escalón y comenzó a pensar.
<<Lo que dije, ¿de verdad estoy arrepentida de haber vivido todo esto...? >> se preguntó a sí misma. La verdad es que había hablado por hablar sin medir sus palabras, pero por algo lo había dicho y eso es lo que la tenía pensando.
Mientras, el rubio en su habitación ya se había acomodado en la cama para dormirse, no era tan tarde y no había cenado, pero no se sentía con ánimos de nada.
<<Yo... yo solo no quiero perderte a ti también... me volvería loco si me haces falta...>> pensó mientras una lágrima traviesa resbalaba por su mejilla y se desvanecía en las sábanas de la cama, entonces más cansado que nunca, pego su rostro en la almohada sintiéndose nada y siguió con el plan de quedarse dormido.
Más tarde, cuando ahora si era hora de dormir, la peliazul entro su habitación un tanto cohibida. Se preparó para dormir y ocupo su lugar en la cama. Termino con la espalda pegada al colchón y mirando el techo. Volteo a observar a Minato, este estaba dándole la espalda con la cara pegada a la almohada. Por un momento quiso darle un gran abrazo como siempre y pedirle disculpas, pero se sentía tan avergonzada que no se atrevió y termino por cerrar los ojos.
Lo que no sabia era que el rubio seguía despierto y el también se moría por abrazarla fuerte, pero también se arrepintió recordando sus palabras. Aun que le costase, comprendía que si ella no lo quería él no debía insistir, no necesitaba verla más presionada.
Los dos estaban tan equivocados en sus pensamientos.
(...)
Fue durante esa semana que se hizo eterna para los dos ya que ninguno se dirigía la palabra, hacían todo por separado cuando antes no podían estar ni un segundo lejos y aprovechaban todo para hacer juntos. Ni la mirada se dirigían.
Entonces la guerra entre Konoha y Kumo comenzó como había predicho el Hokage. Durante la tarde, se les dio el aviso de que shinobis sin permiso estaban entrando al territorio del Pais del Fuego. Minato, quien estaba a cargo de todas las unidades, los envió enseguida ya habiéndose preparado antes. El también partió, por cierto, dejando a Shinato y a Kushina en casa con Kakashi como misión cuidar de ellas. Sin decirle ninguna palabra a su mujer cuando no sabia que podía pasarle en el frente, era una guerra, todo era impredecible hasta para él. Tal vez ni siquiera volvía...
Shinato tampoco puso de su parte, obedeció y se quedó en su casa tal como le había dicho, sin rechistar, sin ocasionarle ningún problema... sin decirle un "cuídate"...
Los dos estaban tan arrepentidos, pero ya era tarde, ya estaban separados.
Pero bueno, él rubio no debía distraerse por nada del mundo, ni siquiera por Shinato que era por lo que estaba en el campo de batalla, solo tenia que tener algo en mente y eso era protegerla aun a costa de vida.
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