106. Decisive.
Después de la reunión, el rubio llego a su hogar muy nervioso y preocupado a la vez. No sabia como le diría a su mujer que tal vez las cosas volverían a complicarse.
Antes de abandonar la torre del Hokage, Hiruzen le había dicho que preparará a sus hombres para pelear, porque conociendo al Raikage, en vez de llevar el tema con los demás países, intentaría mejor para su conveniencia tratar de tomar a la fuerza lo que quería involucrando una vez más a Konoha en una guerra con Kumo. Tendrían que prepararse lo antes posible y lo mejor era llevarles ventaja.
<< Ahora que salimos de la guerra...>> pensó afectado, pues obviamente había sufrido con la guerra anterior. A pesar de haber sido un shinobi destacado en la Tercera Guerra, no quería tener que volver a pelear, estaba consiente de que además de él más personas sufrían las pérdidas de vidas que él mismo estaba quitando. Era un ser humano claramente y el cargo de conciencia por aquellas vidas seguía ahí aun que tratará de olvidarlo, igual nadie podía culparlo, ya que el peleaba al igual que los demás para proteger lo que más quería... Konoha... sus amigos... su equipo... su sueño... su Shinato.
Entró e inmediatamente la peliazul lo recibió con el semblante inquieto.
- ¿Que decidió el Raikage? - le pregunto de inmediato mientras él se sentaba en el escalón para quitarse sus sandalias.
- Él... - termino y se puso se pie para encararla. Dudo por un momento hasta que se lo dijo - Él quiere que Kumo se quede con tu custodia -.
Al escuchar aquello, la peliazul se llevó una de sus manos a la frente y volteo hacia otro lado. Que fastidio, después de todo lo que tuvieron que pasar ahora venia el Kage a querer llevársela como un simple objeto.
- Pero puedes estar tranquila, ya te he dicho que el Hokage-sama no estaba decidido a negociar - quiso tranquilizarla, pero aquello solamente la ponía más de los nervios.
- Entonces eso quiere decir que no llegaron a ningún acuerdo - le soltó frustrada. El rubio no le dijo nada, solo bajo la mirada - ¿¡Que demonios va a pasar, que es lo que hará!? - pregunto histérica.
Minato la observó. No quería que ella se preocupara más de la cuenta pues estaba en riesgo. Recordemos las últimas veces en que se puso en riesgo su salud emocional y termino en su desbalance de chakra sacándola así de todas sus facultades shinobi. La aparición de Tsukuyomi a quien no podía controlar y terminaba por perder todo recuerdo, y un poco después la aparición de Amaterasu, que esta mas bien no le hacía ningún mal.
- Tranquila - volvió a repetir por segunda vez - Hay una gran posibilidad de que Konoha y Kumo entren en guerra otra vez - le contó por fin.
El rostro de Shinato pareció palidecer aun mas, sus ojos se abrieron como platos y rápidamente dirigió la mirada al suelo.
Minato se preocupo por su reacción.
- Esto... esto es mi culpa - hablo por lo bajo llevándose las manos a la cara para cubrirsela.
- No, no no... - le contesto él - Esto no es tu culpa, ni siquiera sabias que iba a pasar... -.
- Claro que lo es... - le interrumpió más alto y puso su mirada sobre la de él. El rubio solo guardo silencio - Si no estuviera aquí el Raikage jamás hubiera venido a negociar nada. Ahora por mi culpa van a enfrentarse y más vidas van a perderse -.
Minato la escucho hablar tan seria, así que mejor no le contesto nada, ya que prácticamente si era su culpa, no ganaba nada diciéndole lo contrario si ella misma lo estaba aceptando. Aun así él quería hacerle entender que no era una guerra sin significado y que haría de lo que sea por mantenerla a su lado aun si eso significaba arriesgar su vida en el campo de batalla.
- Tengo que irme de inmediato -.
Aquel comentario lo hizo salir de pensamientos.
- ¿Que? No - le dijo enseguida incrédulo.
- Si - ella también contesto enseguida - No me iré por siempre, solo en lo que se estabiliza la situación. Volveré con mi clan para que la aldea este segura - le explico, pero el siguió negándose.
- Imposible - contesto y ella lo miro mal - Es un buen plan, no lo niego... - aceptó - Pero, ¿que pasa si ellos te vuelven a encontrar y ahora junto con tu clan? Se que suena cruel, pero ellos querrán tomarlos a todos y no están preparados para una guerra todavía - comento por último.
Minato tenia razón y ella lo sabia. Nadie aseguraba que no le tenían bien medidos los pasos ahora que sabían de su identidad. Era un poco obvio saber que solo al poner un pie fuera de la aldea ellos la iban a rastrear de inmediato.
- Debe haber otra manera... - dijo apretando los puños a sus costados y mirándolo de forma insistente - La guerra no es la única opción -.
La entendía, a fin de cuentas ella jamás quiso poner en peligro la aldea, por eso la cuidaba y cuando se vio a ella misma amenazandola mejor se marchó.
- Lo siento - él solo menciono ganándose un gruñido molesto por parte de ella.
- ¡Un lo siento no me basta Minato!... - está vez le grito alterada - Estoy poniendo en peligro a toda la maldita aldea con solo vivir, ¿¡Como crees que me siento!? - pregunto por último.
- Oye, yo... - suspiro cansado - Te entiendo, pero no hay nada que puedas hacer ahora mismo... - le hablo calmado - Ni siquiera entregarte por voluntad servirá. El Raikage hablo de negociar, pero solo venia por sus propios fines y es por eso que nosotros veremos por los nuestros, así que no voy a entregarte a nadie, ¿entiendes? Ya te lo he dicho, ni yo, ni el Hokage, ni la aldea te entregará porque me perteneces, perteneces a Konoha - termino.
Shinato bajo la mirada avergonzada. Le conmovía mucho saber que Minato, el Hokage y la aldea ahora la reconocieran de nuevo como uno más de ellos, y era por eso que no quería ponerlos en peligro.
- Entonces esta vez si voy a participar en el frente - aviso por lo bajo.
Konoha no Aoi Akuma no tuvo presencia en la Tercera Guerra Shinobi porque como ya se había dicho antes, el Hokage se lo había impedido, en vez de eso le pidió que cuidará a la aldea mientras estaban faltos de personal. Ella acepto no muy convencida, pero se había conformado ya que en el frente o en la caseta de centinela, ella seguía cuidando de Konoha.
El rubio, tras su comentario, negó rápidamente. No la dejaría ni en mil años mientras llevará su apellido.
- No - menciono duro.
Ella lo observó enseguida sin poder creer lo que había dicho.
- ¿Qué? - menciono confundida.
- Dije que no - repitió.
- ¿¡Porque!? - le pregunto bastante molesta.
- ¿Acaso no entiendes? Esta guerra es para protegerte, es muy ilógico que vayas al frente si eres el objetivo, tendrán lo que quieren sin intentarlo - le explico molesto.
- Si fuera un objetivo débil tal vez tuvieras razón, pero tu mas que nadie está consiente que no les será fácil -.
Oh, vaya, ahí era dónde comenzaban a discutir. Que emocionante, su primera discusión de casados...
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