3. Malicia ha sido liberada
—Pero... pero ¿Quién eres tú? —preguntó el ladrón temeroso al ver a la mujer de tez pálida.
La mujer volteo a ver al ladrón. Ella se acercó a él rápidamente.
Las personas que estaban expectantes a la escena no dejaban de mirar de pies a cabeza a la mujer de rostro y piel pálida.
—¿Qué quién soy yo? —preguntó ella algo molesta con la pregunta que le había hecho el ladrón.
—¿Acaso no sabes quién soy yo? —preguntó una vez más ella mirando fijamente a los ojos temerosos del ladrón que cada vez empezaba a sentir más y más temor.
El hombre no dijo nada y más bien se quedó callado.
Todos nos quedamos callados y un poco asustados ya que sabíamos que ella no era simplemente una mujer cualquiera y después de todo que salga de un retrato era muestra de aquello.
—Haber... —empezó ella— Primero me liberan y no saben quién soy yo— dijo con clara decepción ella.
—¿Acaso alguien aquí sabe quién soy yo? —preguntó esta vez volviendo a mirarnos a todos nosotros.
Ella se acercó a Francis después de terminar de preguntarnos.
—¿Muchacho sabes quién soy yo? —preguntó cuándo ya estaba muy cerca de Francis. Ella lo miraba esperando una respuesta afirmativa.
Francis no dijo nada, después de todo no sabía que decir simplemente tragaba saliva y varias gotas de sudor empezaban a caer de su frente.
—Responde —exclamó molesta la mujer alzando su voz.
—No lo sé... —contestó con voz temerosa Francis.
—Más alto que no te escucho, respóndeme cómo hombre —exclamó ella alzando su tono de voz una vez más.
—No lo sé —contestó Francis esta vez finalmente ella pudo escucharlo perfectamente.
—Eso así se habla —comentó ella.
—Pero tampoco me conoces... —dijo con decepción.
Después de alejarse de Francis me observó de pies a cabezas y rápidamente se acercó a mí.
—¿Y tú muchacho guapo, sabes quién soy yo? —me preguntó cuándo se acercó a mí. Ella me miraba, y acercaba más y más su rostro hacía el mío.
—Tienes algo diferente —me susurró al oído mientras que rozo levemente mi mejilla derecha.
—¿Algo cómo qué? —pregunté yo desentendido totalmente.
—No lo sé, pero es algo simplemente extraño —me contestó y nuevamente empezó a observarme de pies a cabeza.
—Respóndeme ¿Sabes o no quién soy yo? —preguntó nuevamente ella mirando esta vez a mis ojos. Su mirada era levemente fría, mirando a sus ojos comprendí que ella no era algo buena o quizás no tanto.
—No, no sé quién eres mujer extraña —contesté con sinceridad.
En su rostro pálido se evidenció que esa respuesta no se esperaba y nuevamente se decepcionó y se molestó, pero por alguna extraña razón decidió calmarse.
—Lo supuse —comentó suspirando levemente.
—Esto no me está gustando nada —dijo mirando al ladrón, luego miró a Francis hasta que finalmente me miró a mí.
Ella de un solo salto se elevó en el aire y ahí permaneció ante la vista de todos, todos estaban asustados y asombrados, aunque en el mundo los magos ya no se escondían en la ciudad era un poco raro verlos, al ser una ciudad tan pequeña cómo lo es Ángel Hill, era raro ver gente usar magia, ya todos sabían que los únicos con la capacidad de hacer magia eran el maestro Napietns, la dueña del orfanato Bloons la señora Gania Bloons el Alcalde junto con dos de sus guardias y una médico muy reconocida, el resto no realizaba magia en Ángel Hill o al menos eso es lo que creíamos todos.
—Esta vez mi pregunta va para todos ustedes —dijo en voz alta mirando muy molesta a todos los presentes.
—¿Alguien sabe quién soy yo? —preguntó gritando muy fuerte. Lo que yo aún no entendía era el motivo de porque no paraba de preguntar eso.
Todos estaban en silencio mirándola desde el suelo. El silencio era total al menos nadie quería decir quién era o quizás solo quizás nadie quería hacerlo.
—Les pregunto una vez más ¿Quién soy yo?
Ella estaba enojada por el simple hecho de que nadie la reconociera, pero finalmente alguien habló.
—Yo... yo lo sé —dijo un anciano entre la multitud.
—¿Quién habló? —preguntó ella mirando a todos lados.
El anciano alzó su mano derecha. Todos los que estaban cerca de él lo quedaron mirando.
Ella se acercó a él rápidamente.
Cuándo ella se acercó todos los que estaban cerca del anciano se apartaron.
—Y bien anciano dígame ¿Quién soy yo? —preguntó ella esperando una pronta respuesta.
—Tú eres Malicia —contestó el anciano algo asustado.
Ella se alegró al ver que finalmente su nombre había sido mencionado por alguien, pero su risa se vio opacada por la risa de una comerciante.
Al ver cómo se reía la comerciante, Malicia se acercó a ella e inmediatamente la agarró del cuello.
—¿Por qué te ríes estúpida Inmaga? —preguntó ella muy furiosa. Cuándo todos la escuchamos decir "Inmaga" en ese momento entendimos que no se trataba de una simple persona y que más se trataba de una seguidora del temible mago oscuro Von Black, después de todo él fue quién inventó ese apodo o sobrenombre para las personas incapaces de poseer o utilizar la magia y solo él y sus subordinados o sus seguidores la utilizaban.
Los susurros se escuchaban por todas partes, cada vez los espectadores sentían más miedo hacia ella.
—¿Así que ya saben quién soy yo? —preguntó ella mirando nuevamente a todos los que a su alrededor se encontraban sin dejar de apretar el cuello de la inocente mujer.
—Sí tu eres Malicia te recuerdo claramente —dijo el anciano tomando otra vez la atención de los presentes. Su tono de miedo se había esfumado levemente.
—Recuerdo que cuando era apenas un niño tú junto a Von Black y su séquito formaron el caos en el mundo con su magia oscura, fueron tiempos difíciles... —terminó de hablar el anciano alejándose lentamente de Malicia.
—Sí exactamente así fue y gracias a ustedes he regresado a formar el caos nuevamente y no me pienso detener —exclamó Malicia con mucha maldad expresada en su rostro y en su forma de hablar.
—¿De qué te reíste Inmaga? —preguntó una vez más apretando con más fuerza el cuello de la inocente mujer.
La mujer no podía hablar, solamente emitía sonidos extraños y fue ahí cuando decidí hablar.
—No te responderá —dije con cierto temor.
—¿Qué dijiste? —preguntó Malicia mirando inmediatamente— Habla más fuerte.
—Dije que ella no te responderá porque estás apretando su cuello y así obviamente que no pueda hablar —contesté alzando mi voz para que ella y los demás escucharan.
—Tienes razón muchacho extraño —dijo ella para luego dejar de apretar el cuello de la mujer. Cuándo finalmente soltó su cuello la mujer empezó a toser muy fuerte mientras se encontraba arrodillada y una vez que terminó de toser se alejó levemente.
—Responde ya estúpida Inmaga —gritó Malicia enojada.
—La razón por la que me reí fue al escuchar tu nombre —contestó ella y fue en ese momento en que sin pensarlo dos veces Malicia mató a la mujer usando su magia oscura. Malicia movió sus manos con rapidez antes de recitar unas cuantas palabras las cuáles fueron "latrom anipse". Una vez recitadas esas palabras una raíz gruesa y a la vez larga con una punta filosa en su extremo emergió del suelo para atravesar el pecho de la mujer matándola al instante. Todos quedamos asombrados y a la vez asustados al ver la escena, las mujeres se tapaban la boca porque no creían lo que veían, en ese momento todos empezaron a huir y Francis y yo hicimos lo mismo, pero no sin antes coger las joyas, el oro y las espadas.
Mientras escapábamos más y más raíces puntiagudas emergían de la tierra para matar a las demás personas, muchos hombres y mujeres morían inmediatamente cuándo las raíces atravesaban sus pechos, sus ojos, entre otros órganos.
En cambio otros morían ahorcados por raíces más pequeñas, pero aquellas raíces tenían muchas espinas, todo eso se convirtió en una masacre total.
Mientras corríamos nos dimos cuenta que al ladrón que le habíamos robado nos perseguía.
—¿A dónde van par de ladrones? —exclamó muy molesto lanzándonos rocas que se iba encontrando en el camino, el seguía insistiendo en atraparnos, pero el finalmente dejó de hacerlo cuándo una raíz lo decapito, su cabeza rodó hasta llegar muy cerca de nuestros pies, Francis se asustó, pero aun así él y yo no dejamos de seguir corriendo para poder salvarnos.
—Ustedes también morirán. No se salvarán —exclamó Malicia haciendo emerger más y más raíces del suelo con muchas espinas a su alrededor.
Francis al mirar para atrás para ver a las raíces se asustó al verlas tan cerca de nosotros que no se fijó que en su camino había una gran roca y por lo tanto tropezó con ella, las grandes raíces estaban cada vez más cerca de él y fue en ese instante en que no dudé en salvar a mí a mejor amigo así que saqué una de las espadas que el ladrón tenía en su saco. Cuándo la raíz ya estaba muy cerca de la cara de Francis yo la corté con la espada inmediatamente.
Los pedazos de la raíz cayeron al suelo e inmediatamente empezaron a pudrirse con rapidez, después de eso estire mi mano para que Francis se levantara, el me miró y sonrió su rostro ya no expresaba tanto miedo.
—¿Creen que una espada los salvará? —preguntó Malicia acercándose a nosotros. Ella iba sobre una raíz de forma ovalada que la transportada hacía nosotros con rapidez debido a que en el medio de la raíz había otra de forma vertical que emergía del suelo pero no se separaba de el.
—Pues están muy equivocados sí eso es lo que creen —anunció ella antes de lanzarnos una avalancha completa de enormes raíces con innumerables espinas por todas partes.
—¿Qué haremos James? —preguntó Francis esperando que le dé una respuesta pronto.
—No temas amigo sí tenemos estás espadas pelearemos —contesté mientras agarraba con fuerza mi espada.
Las raíces cada vez estaban más cerca de nosotros.
—¿Estás listo Francis? —le pregunté pero él no se notaba tan decidido a pelear cómo yo y eso se evidenciaba en la forma en que cogía su espada debido a que le temblaban sus manos al hacerlo pero después no solo eran sus manos sino todo su cuerpo.
—No temas —exclamé antes de blandir mi espada e ir hacía las raíces para cortarlas con mi espada, y así andaba cortando las raíces pero cada vez aparecían más y más y lo peor que no solo tenía que cuidarme de ellas sino que también tenía que proteger al temeroso de Francis. En un momento una raíz logró atrapar mi tobillo haciéndome caer al instante y al mismo tiempo solté mi espada, así que decidí ir por ella pero al levantarme y estirar mi mano una raíz se movió haciéndome caer un poco de polvo en mis ojos así que cerré mis ojos y tanteando pude coger mi espada y con los ojos cerrados blandía la espada de un lado a otro para defenderme.
—Cuidado James ahí vienen más —gritó Francis el cual aún no podía defenderse por el miedo que el sentía en ese momento— Al frente tuyo.
Al escuchar lo último me concentre y me dediqué a usar mí sentido del oído y una vez que escuchaba el sonido que hacían las raíces en el suelo con fuerza blandí mi espada en el aire aún sin saber sí podía dañar las raíces o no, pero con mis ojos cerrados podía sentir algo extraño emerger de la espada.
—¿Qué pasó? —pregunté mientras que con una mano me limpiaba mis ojos y con la otra aún tenía la espada.
—¿Cómo hiciste eso? —preguntó Malicia desde el otro lado al parecer estaba asombrada con lo que sea que haya hecho yo debido al tono de su voz supuse eso.
—James —comentó Francis.
—¿Qué pasó amigo?
—Lo que hiciste fue asombroso —contestó él con clara emoción.
Después de limpiar mis ojos levemente me ardían y una vez que los abrí no lograba ver bien debido a que parpadeaba muchas veces, pero cuándo finalmente ya lograba ver algo mejor me di cuenta de cómo estaban las raíces.
—¿Yo hice eso? —pregunté asombrado también viendo como varias de las raíces estaban destrozadas.
—Sí bueno de hecho lo hizo tu espada —respondió Francis poniéndose serio por una extraña razón.
—Basta de charlas todos ustedes morirán —dijo Malicia interrumpiendo nuestra conversación y una vez hizo que las raíces emergieran del suelo para atacarnos recitando unas palabras algo difíciles de entender "Secíar Neuqata".
Nuevamente decidí usar mi espada para cortar las raíces pero no dejaban de aparecer más y más hasta que decidí blandir una vez más mi espada y el resultado fue fabuloso, un rayo de color morado emergió al blandir mi espada destrozando muchas raíces en un santiamén yo estaba tan asombrado y emocionado con lo que había hecho que no me di cuenta que una raíz iba hacía mí cabeza y fue en ese momento en que la valentía de Francis surgió ya que usó su espada para salvarme esta vez él pero eso no fue lo sorprendente del hecho lo mejor fue ver que al momento en que cortó la raíz su espada se encendió toda de fuego.
—¿Otro haz bajo la manga? —preguntó Malicia irritada con lo que veía. Ella movió sus manos en el aire y muchas raíces nuevamente emergieron del suelo para atacarnos definitivamente quería acabar con nosotros.
Yo miré a Francis y con un leve movimiento de cabeza le indiqué que debíamos pelear y el me respondió con una gran sonrisa.
Ambos cogimos nuestras espadas con fuerza, la mía se cubrió por rayos morados mientras que la de Francis se encendió en llamas y así destrozábamos las raíces de manera excelente, unidos poco a poco acabábamos con las innumerables raíces de Malicia.
—No —gritó ella al ver cómo íbamos ganando.
—Ya verán —anunció moviendo sus manos de un lado a otro antes de recitar otras palabras— "Narg Ortsnuom Egreme".
Las raíces dejaron de atacarnos y se unieron en un solo punto para crear algo, pero una voz familiar para nosotros se escuchó a lo lejos.
—No tan rápido —exclamó el maestro Napietns quién acababa de llegar y ahí nos dimos cuenta que esa era la voz familiar para nosotros.
Él llegó volando lanzándole un rayo de color blanco a Malicia el cuál ella no pudo esquivar a tiempo y por lo tanto fue golpeada por el haciéndola caer al instante.
—Detente —dijo antes de lanzar un hechizo a lo que se estaba formando por las raíces que en realidad parecía ser un monstruo por sus garras en sus patas que después de todo era lo único que se llegó a formar del monstruo.
—¿Qué hace aquí maestro Napietns? —preguntó Francis mirándolo de pies a cabeza.
—Salvándote —contestó seriamente mientras no detenía su caminar. Él se dirigía hacía Malicia quién se encontraba en el suelo.
Cuándo se acercó ella se levantó y rápidamente trató de atacarlo con sus raíces, pero él las extinguió con un chasquido de sus dedos.
—Me las pagarán —exclamó antes de unir sus manos en forma previa a una oración para crear unas alas verdes que salieron de su espalda y así huir.
El maestro Napietns le lanzó varios rayos pero ella los esquivaba en el aire.
—No escaparas —anunció el maestro Napietns antes de empezar a levitar pero Malicia al ver que la perseguía lanzó dos círculos pequeños y redondos de color verde al suelo.
—Verán sí salvan de eso —dijo Malicia antes de partir mientras se reía muy fuerte.
El maestro Napietns no la persiguió cuándo vio que de las pequeñas esferas salía mucho humo de color verdoso debido a que parecían más peligrosas de lo que aparentaban mientras miraba a Malicia como se marchaba no me di cuenta de que Francis se desmayó.
—Francis —repetía una y otra vez su nombre— ¿Qué te pasa Francis? Despierta ya.
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